Primer evento : Prologo de una guerra

- Muchas gracias, entonces allí iré.- Mortis no entendía nada de nada de lo que estaba pasando, era una guerra que no tenía nada que ver con él. Solamente se fiaba poco de aquellos soldados y quería escabullirse. Lo que era seguro es que Sir Logan estaba en ese castillo y tenía que llegar a él. Además esos tipos parecían tipos que podían cambiar de opinión en cualquier momento, y eso era peligroso. El ángel tendría que cuidar mucho lo que dice si no quiere terminar de adorada a muerta de un momento a otro.

- Muy bien, aquí nos separamos... Mucha suerte, preciosa- Dijo con buen ánimo, un poco riéndose de la desgracia de esa mujer y festejando su propia buena suerte, aunque no con malas intenciones. Ahora ella iba por cuenta propia, Mortis ya había encontrado lo que estaba buscando y no tenía que viajar hasta Puño de Hierro. Era imposible que hubiese oído mal o entendido mal. Solo había un solo amo y señor en todo Puño de Hierro, los demás solo eran comandantes.

El No-Muerto caminó tranquilamente hacia la casa llena de enredaderas que indicó el guardia, pero su verdadero objetivo era otro. Cuando todos estén distraídos y caiga la oscuridad, se escabulliría hasta el castillo. Si, eso haría.... Un momento.... ¿Quien coño es el príncipe Lans? Estaban en Asbru así que debía ser un príncipe de de Asbru... Pero es cierto, lo había olvidado... Al parecer el Puño de Hierro y Asbru se han aliado en la guerra, por eso los dos líderes están en ese lugar. ¿Pero contra quien es la guerra? El pobre manojo de huesos tenía poca información, pero tampoco buscaba mucha información, solo tenía un objetivo en mente...

Mortis llegó a la casa de las enredaderas y se quedó parado en la puerta de madera sin saber bien que hacer... ¿Debía entrar? ¿Tocar la puerta? ¿O simplemente esconderse afuera y esperar el anochecer?

Todo se tornaba extraño, ni una sola señal, nada, solo las palabras del esqueleto y el guardia. Mire a aquel esqueleto y sin previo aviso se despidio. Por alguna razon lejos de mi entendimiento queria alejarse de mi. ¿quien no? . Pero me habia dado suerte en este tiempo...o eso parecia. Pero estaba claro que tenia que apañarmelas sola.

Entonces me puse a andar buscando a alguien de confianza. Alguien que estuviese dispuesto a dar alojamiento a alguien sin dinero. Asi que avance sin rumbo por el medio de las casas esperando encontrar a alguien que me ayudase. Solo esperaba tener algo de suerte esta vez.

Al parecer mi táctica de esconderme tras un muro había funcionado, porque ya me encontraba enfundada en mi piel humana y no había ningún tipo de arma amenazándome. Sacudí los ropajes azules que llevaba: un vestido corto, unas botas por encima de la rodilla y una capa; todo ello con detalles en dorado. Sin embargo esas ropas eran útiles en tierras que no estuvieran nevadas, por lo que ahora estaba pasando frío. La capa eliminaba parte de la sensación, pero no toda, y si soplaba el viento con suficiente intensidad sería inevitable la pérdida de temperatura. Por lo que tenía que encontrar un refugio ya.

Me estiré para desentumecer los músculos de mi espalda, que hasta hacía un momento estaban diseñados para andar a cuatro patas y ahora tenían que cambiar a una posición bípeda. Me aclaré la garganta también, puesto que sino la voz me saldría demasiado gutural al principio.

Caminé intentando evitar las calles más grandes del pequeño pueblo, puesto que siempre hay más riesgo de encontrarse con más gente y por tanto que más personas se percataran de que no era alguien del pueblo. Aunque sería inevitable que en algún momento me hicieran preguntas.
Iba siguiendo el delicioso aroma a la comida recién hecha. Y mi estómago cada vez rugía con más fuerza. Quizás era el momento de buscar la posada del pueblo. Pero lo más seguro es que estuviera en la calle principal, no había muchas más opciones… Me dirigí hacia allí, quedando semi- escondida tras una esquina. Para ver si podía localizar la posada y dirigirme allí rápidamente, antes de atraer demasiado la atención sobre mi persona.

El no-muerto decide separarse del ángel y emprender su propio camino, ya que el tiene un punto de vista muy diferente a ella en todo esto, incluso sus razas y objetivos son diferentes. Rigor demuestra mucha inteligencia y sentido común, los soldados solo servirán a su reino y nadie mas, lo que digan al resto puede cambiar en cualquier momento, por razon propia o por ordenes de sus superiores. Muy feliz por su fortuna se separa y va camino hasta el hogar de la curandera, el cual como era de esperar es bastante identificable incluso desde la distancia.

Spoiler:

La casa de la curandera es inmensa, y es de piedra, con varios pisos, completamente rodeada por enredaderas, tanto así que por momentos no se puede ver la piedra. No se ve una puerta a simple vista, solo escaleras, mas arriba si levanta la mirada podrá notar ventanas, pero para llegar dentro tendrá que subir por las escaleras y pasar por una especia de prueba o laberinto para llegar hasta quien sabe donde.

Spoiler:

Los caminos parecen difíciles, pero, si se pone listo entonces podrá encontrar mas que mas un camino para poder continuar. El lugar esta rodeado de vegetación, lo cual es extraño, ya que allí no hay mucha vegetación, no tan así, es como si estuviera en un bosque común y corriente, incluso hay mas sol del que debería haber, algo completamente irreal.

De mientras, mientras el no-muerto parece estar en otro país la ángel vive su dura realidad, la realidad de un mundo que apenas conoce y el que hasta el momento se ha mostrado bastante agresivo con ella. En el lugar hay toda clase de personas, desde niños a acianos, jóvenes y hombres y mujeres adultos. Hay plazas, posadas, tabernas, armerías, incluso una iglesia, una única iglesia que tiene el signo del sol, el signo del Master, deidad del Puño de hierro.

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La iglesia es una iglesia pequeña y humilde, hecha completamente de ladrillo. Esta cubierta por la nieve, pero las puertas de madera están abiertas y si bien la campana no esta sonando se escuchan las suplicas y ruegos de aquellos pocos creyentes que se congregan en ese lugar sagrado. Dos postes con antorchas apagadas aguardan en la entrada, y en las propias paredes de la iglesia se ve varios lugares donde poner antorchas, de esa forma se puede calentar a los necesitados tanto dentro como fuera del recinto celestial. Si alguien mostrara piedad por un ángel, esa ha de ser la iglesia.

La garou por su parte logro la primer parte de su cometido, ya que pudo acercarse hasta los muros del castillo sin ser vista, por lo que ya en su forma humana pudo ir hacia el pueblo, aunque fue una jugada muy arriesgada al no haber arboles ni nada que pudiese esconderla de los ojos del castillo tomo el riesgo y allí el resultado. Ahora su problema es el pasar sin ser vista estando ya dentro del pueblo, el cual esta en pleno movimiento. Por suerte para ella, ya que ha tenido la sabiduría de esperar con paciencia llega el mediodía, ya pasado, serán algo mas de las una de la tarde, por lo que la mayoría de las personas están dentro de sus casa y posadas almorzando, lo cual deja a las calles algo vacías. Esto es bueno y también malo para ella, puede que nadie se cruce en su camino, pero si es la única por allí caminando puede ser vista, y seria la única a la que mirarían. Esta cerca de una plaza, la plaza central de esa villa, donde detrás de una especie de fuente sin agua puede ver lo que parece ser una iglesia a unos cien metros o mas de donde ella se encuentra. A su derecha tiene un camino y casas, así como lo que parece ser una especie de forja. A su izquierda sin embargo, frente a la forja y a la izquierda de la iglesia tiene lo que parece ser una posada, ya que es un edificio grande de dos pisos, donde hay caballos atados afuera del edificio. Allí es donde hay mayor ruido, y también el lugar donde el aroma de la comida recién hecha se siente mas fuerte.

Spoiler:

Dentro del castillo no hay frió, tampoco hambre, pero, ciertamente hay mas miedo que fuera del mismo. Aquellos que viven fuera del castillo son peones, los cuales servirán al nuevo rey si llegaran a ser conquistados. Los de dentro del castillo solo tienen dos opciones, vivir o morir, nada mas, no serán tomados como peones, serán muertos si pierden, todos y cada uno de ellos. Ademas, están impulsados por sus juramentos a luchar hasta su muerte, por lo que tienen menos probabilidades de obtener un buen futuro que los pobres campesinos de esa región. Es la pro y la contra del poder, se disfruta el tenerlo, pero las consecuencias del mismo son inmensamente peores que los de la clase baja o media.

-Entonces, espero que seas una buena madre, porque realmente Shurelya te necesitara a tu tanto o mas de lo que te imaginas.- Eso dice el rey, pero es seguro que Risty ya sepa eso que dijo hace apenas un momento. Se abraza con su nieta y le besa en la cabeza, la abraza con fuerza, sintiendo ese cuerpito de su nieta encogerse debido a la fuerza que ejerce sobre ella. Luego la dejo libre para que vaya a desayunar junto a su tutora, para así hablar un poco mas con Lyn.

-Sabia que podía contar con usted Lady Lynsah. Perry, el sera su jefe, y se lo presentare mañana por la mañana. Hay algo mas que puede hacer por nosotros Lady Lynsha, podría escribir nuestras cartas y recibirlas, necesito gente que sepa leer y escribir a la perfección y de esa gente no abunda en el castillo, ya que cada quien tendrá mucho trabajo que hacer. Pero, no necesita matarse aquí, si es mucho pedir no dude en decirme que no-Una noble puede ser muy útil, ya que una guerra no se gana solo a capa y espada, hay cientos de decenas de factores que llevan la balanza de un lado y para el otro sin cesar en los conflictos bélicos.

De nuevo sola, no me gustaba la soledad. Incluso el hecho de cuidar a alguien inútil me resultaba mas complaciente. Sola...solo me venían recuerdos a la cabeza. Enanos, angeles, demonios...Cosas que...no sabia si quería olvidar o no. Daria lo que fuese por olvidar el infierno, pero quizas las pesadillas atacasen sin cesar. No queria olvidar el cielo, pero cada vez que lo recordaba...me sentía fatal. Destrozada. Mi hogar...al que al parecer jamas podria volver. avancé viendo a la gente hacer su vida, lo sniños, los adultos, todos parecian estar tranquilos, quizas ni sabiendo que podrian acabar estando en guerra.
Entonces algo me llamó, o eso noté, me giré y vi un edificio lleno de nieve, pero extraño, diferente a los demas. Tenia curiosidad por ver que habia en el interior. Me acerqué y mire las antorchas, cuanto habria deseado tener fuego para llevarme una. Para calentarme en cualquier lugar, solo esperaba que no quemasen tanto como en el infierno. Al escuchar voces dentro y ver la puerta abierta decidí entrar. Observando a l agente, escuchando sus suplicas. O aquellas de los que las pedian casi a gritos. Al parecer...nadie hacia caso a los habitantes de este mundo. Ni mis hermanos a mi, ni a toda aquella gente y quien sabe cuanta mas. Note una paz fuera de lo normal, agradable y buena. Y sintiendo un poco de esa paz en mi corazon herido me senté en una silla para contemplar aquel lugar y descansar las piernas despues de un duro viaje.

Para mí sorpresa no había nadie en las calles, quizás porque fuera la hora de la comida. Lo cual me permitía avanzar sin ser vista por los demás... Al menos un rato, hasta que captara la atención de la gente dentro de las casas. Cosa que no sería raro que pasara porque sobre todo los niños disfrutaban del exterior, pero los padres no les dejarían salir. Y menos ahora, si es verdad que había una guerra.

Miré con atención al pueblo, me encontraba muy cerca de una especie de plaza amplia con una iglesia al fondo, detrás de una fuente. Había gente que entraba al lugar, pero no eran demasiados, como he dicho las calles estaban casi vacías. Salí de mi escondite al encontrar otro edificio que llamaba más mi atención que la iglesia. Quizás no fuera demasiado espectacular, pero el olor que salia por la puerta cuando se abría, las juntas de las ventanas, la chimenea y demás zonas que no fueran herméticas era delicioso. Comida caliente.
La boca se me hizo agua y caminé automáticamente hacia allí. Que más daba que se dieran cuenta de que no era de ahí, por ahora me interesaba más llenar el estómago, ya luego me pondría a buscar la manera de explicar por qué estaba en el pueblo. Aunque quizás, con eso de que hubieran llegado más personas que no eran del pueblo, no preguntaban nada y daban por hecho de que yo era uno de los dos.

Me acerqué a paso rápido hasta la puerta para abrirla.

Pasa el tiempo y para algunos eso no importa, para muchos es como si el tiempo fuera indistinto, algo sin importancia, puesto que suceda lo suceda la vida para ellos no cambiara, no habrá sucesos de renombre o dignos de ser recordados. Para otros sin embargo, el tiempo corre de prisa y no les da tiempo a nada, todo sucede tan rápido que es difícil que la mente de esas personas logren trabajar bien y así recordar cada una de las cosas que viven día a día.

Muchos de esos que no creen en sus cambios residen en una pequeña iglesia, rezando a su dios por paz, y porque sus vidas continúen así como están, sin que nada mas suceda que altere sus vidas, porque así como están, están perfectos. Otros estando en el mismo lugar piden totalmente lo contrario, quieren cambiar, quieren ser otras personas, con otras vidas y sucesos al por mayor, sea cuales sean para ellos serán muy bien recibidos los cambios a sus vidas. Entre esos fieles al ángel caído encuentra paz a su atormentada existencia, paz y nostalgia, puesto que esas criaturas le están rezando al cielo, a sus dioses, a sus santos, a sus ángeles, y ella alguna vez estuvo entre esos seres adorados por ellos. Puede escuchar ella las plegarias a la perfección, incluso aquellas que no se dicen con la voz, sino que se reza en el corazón, porque las plegarias aun la encuentran, aunque no todas ellas, algunas no se dirigen hacia ella por su lado corrupto, pero algunas, las mas fuertes las puede escuchar, incluso sentir lo que siente esa criatura mientras reza y pone su fe en algo superior a su propio ser.


Lo hija de Gaea guiada por su instinto, por la necesidad de alimento se ha movido de forma algo imprudente, aunque claro que ha pensado en posibles consecuencias, así como en posibles respuestas en caso de ser encontrada sospechosa por los habitantes o soldados de la ciudad lindante al castillo del oeste. Se mueve rápido la garou hasta llegar a la puerta de aquel edificio, la cual abre y ve una gran cantidad de gente, bien abrigada y alimentándose. Las personas allí parecen ser personas comunes, la clase humilde y trabajadora que todo reino debe tener para poder subsistir. Hay muchas mesas y sillas ocupadas, pero todavía queda al menos unos pocos lugares para los que van llegando. Hay bastante ruido allí, aunque mas que nada son algún que otro grito o discusión. No se oyen canciones ni tampoco muchas bromas en el lugar, esta bastante tensa la situación entre las personas de clase media del oeste de Asbru.
A pesar de todo parece ese lugar estar a la perfección y muy bien ordenado, aunque no puede saber como esta el piso superior y la parte trasera de dicha posada por lo que ve en un comienzo esta bastante bien cuidada.

Dentro del castillo del oeste pareciera que las cosas no se van a calmar en todo lo que queda del día, corridas, idas y venidas, aunque, siempre fueron vistas y recibidas la princesa y su tutora con una sonrisa, no importa a donde vayan. A la primera le sonríen claramente por su sangre, por la lealtad a los Tartare, mientras que a la segunda es mas que obvio que lo que quieren es meterse en su cama una de esas noches, ser los siguientes afortunados elegidos por ella.

Como no, nada más abrir la puerta una oleada de calor, sonido y de distintos olores me golpeó. Pasé dentro rápidamente a pesar de que no todo lo que olfateaba era de mi agrado, demasiados cuerpos humanos juntos en un espacio reducido. Aunque la comida aún era más atrayente que desagradable esto último. Aunque las voces que daban también eran prescindibles, sobre todo porque no emitían nada bueno. Solo tensión y más tensión, como correspondía a tiempos de guerra.

Suspiré y avancé con cuidado de no chocar con nadie. Esperando ser de esa manera más invisible que antes. No me apetecía tener que soportar un interrogatorio antes de tener algo de comida en mi estómago. Digamos que antes de alimentarme tiendo a estar de mal humor y ser muy impaciente. Y eso no es bueno si tienes que pasar desapercibido. Aunque con tantos gritos en el local, qué más daba que hubiera unos cuantos más.

La cuestión ahora era, ¿qué lugar era el mejor para que me atendieran cuanto antes? Una mesa apartada podía estar bien para no llamar la atención sobre mi persona, pero claro esta, eso también haría que no me atendieran rápidamente. O ir a una de las mesas más cercanas, donde seguramente todos pudieran verme con facilidad, y por ende que empezaran a hacer preguntas. Aunque quieta como estaba en ese momento hubiera dado igual, puesto que estar quieto durante mucho tiempo sería un comportamiento anómalo ahí dentro.
Por ahora, me quitaría la capucha antes de elegir que lugar escoger.

Aquel lugar era extraño, bonito y extraño. Me sentía demasiado bien allí, pero por otra parte... quería salir huyendo. Poco a poco, según avanzaba comencé a escuchar plegarias y rezos, incluso escuche alguno que no venia de la voz de un humano, sino del corazón. Pero aun asi..oia y no entendia del todo. Pero segun avanzaba hacía el extremo en el que todos se centraban, escuchaba mejor todo aquello. Por lo que me acerqué y subí una de esas escaleras pequeñas, y en aquella parte mas alta de la iglesía, me apoyé en la pared y cerré los ojos para escuchar. Escuchar aquellas plegarias mas fuertes, las mas poderosas, y con ello, descubrir quien pedía aquello, si estaba en mi mano... ayudaría a esa persona como fuese.

El sol esta en lo alto sobre los cielos de Asbru, pero no por mucho, el mediodía ya esta pasando sin mucha gloria en todo ese territorio, llegando en breve a la media tarde. Para muchos esas horas son las mejores del día, en especial para las mujeres que pueden tender la ropa y secarla al sol. Para otros hombres es un buen momento para trabajar la tierra, ya que la nieve suele derretirse mas a esas horas y el frió cesa un poco pudiendo trabajar mejor. Esa es la razón por la que muchos al terminar de almorzar dejaron de inmediato la posada, para poder aprovechar las mejores horas del día. De igual manera muchos fieles volvieron a sus casa a atender así los problemas domésticos de cada uno de sus hogares.

La ángel sentada sobre la parte mas alta de la iglesia puede escuchar los rezos de los fieles. Un verano largo, un invierno corto, buena cosecha y buena salud, lo normal en personas humildes, nada fuera de lo común. A esos rezos se une el pedido del "fin de la guerra" que ni siquiera ha comenzado, pero la guerra es una bestia enorme que destruye los sueños de la gente, razón por la cual la temen y los hombres y mujeres mortales desde ya, antes de que comience piden por su pronto final. Después de todo ¿Esta mal lo que piden? No claro que no, si no se necesita nada mas para ser feliz, entonces ¿Para que pedir mas? Para muchos de ellos pedir mas es algo ya avaro. Los cielos y los infiernos se debatirán allí a quien pertenecen las almas de esos mortales, cada quien querrá llevar agua para su molino, querrán llevar las ovejas para su rebaño. Tanto el cielo como el infierno dependen de los mortales, los primeros si no los protegen, entonces ¿Para que existen? Dejarlos caer en la perdición significa la caída de ellos mismos, significa perder la identidad como seres celestiales. Los segundos necesitan torturar, matar, hacer sufrir, porque para eso nacieron, es la única forma de quitarse la propia condena que pesa sobre ellos, influyendo su dolor en otros, porque de otra forma deberán sufrirlo ellos mismos sobre su propia carne y alma, y todos sabemos que siempre es mas fácil y mejor que sufran los demás a nosotros mismos.

La loba por su parte pudo ver como algunos de los presentes pasaron a retirarse, pero aun así permanecen muchos en ese lugar, en especial los hombres. Ante su presencia muchos miraron, no solo le encontraron cara de desconocida ni que hay algo mas, algo mas que llama su atención y es que belleza, una cara bonita como la suya es difícil de olvidar, razón por la cual cualquiera de los allí presentes, en especial los hombres saben que nunca antes la han visto por allí ni por los alrededores. Una de las mozas se acerca a la recién llegada, toda alegre y servicial va con ella llevando una fuente de pollo al horno con crema y verduras, haciendo que el aroma acose de inmediato a la loba allí presente.

-¿A que le gustaría darle un buen bocado al pollo?- Remato su pregunta con una gran sonrisa, dejando ver todos sus dientes blanquisinos. De mientras otros si gritaron que desean de ese pollo a la crema, aunque al parecer la dama se lo ofrece especialmente a la recién llegada allí presente e indecisa.

Sacudí mi largo pelo fuera de la capucha, para colocarlo. Aunque no lo hice durante mucho rato. El problema estaba en que tanto haber corrido por la nieve en forma de lobo hacía que grandes nudos se hubieran formado en esas finas hebras. Terminada esa tarea, detuve mi mano y alcé la mirada al resto de la taberna. Notaba demasiadas miradas sobre mi persona, lo cual me ponía muy nerviosa.
La mayoría de esas miradas eran de hombres. Nunca me había sentido cómoda cuando me miraban así. Me sentía como una presa antes de ser cazada, pero lo bueno, es que dentro de un edificio con más personas no me harían nada. Quizás sólo quisieran hablar, pero por una norma básica no confiaba en los demás; y otra norma era que todos los humanos podían llegar a tener un lado muy oscuro y cruel.

Bajé la mirada al suelo, incómoda, queriendo huir de nuevo a la nieve, donde mi precioso pelaje me haría ser casi invisible a ojos humanos. Pero aún tenía hambre... Iba a dar marcha atrás, asustada e incómoda. Pero entonces la tentación se hizo realidad en forma de pollo con crema y verduras. Mi estómago gruñó como una bestia salvaje. De no haber sido porque cerré la boca con fuerza, ahora mismo habría un charco de babas a mis pies.

- Claro que quiero... ¿Puedo, no?- comencé con la voz un tanto chillona, pero la segunda parte de la frase bajé el tono de voz haciéndolo sonar dubitativo y puse ojos de cachorro abandonado.

Vi aquello, las suplicas, simples y sinceras; la gente en si, confiando en los dioses y angeles para ayudarles en eso. Pero... no recordaba que los angeles tuviesen el poder para controlar el tiempo o las guerras. Y si tenian ese poder nunca lo usaban. O en mi caso... en otras circunstancias no habria escuchado a toda esa gente en aquel pueblo. No, yo habria ido a un castillo, a ayudar al rey, si el se salvaba... se salvaria todo el pueblo. Era mucho mas rapido. ahora ya no estaba tan segura. Seguro un rey nunca pediria cosas tan simples. Pero ganarse el alma de un rey era mucho mejor que la de un simple pueblerino.
Suspire viendo mi panorama. Estaba tan abandonada como aquellos humanos. Viendo como pedian cosas que seguramente nadie les daria y ni estaba en mi mano para ello. Quizas...el estar en una guerra y ayudar a acabarla era una opcion, pero si un angel acababa en una batalla... posiblemente aparecerian los demonios. Claro que ahora...estaba en un lugar ageno a esas leyes. No era ni una cosa ni otra. Ni buena ni mala; quizas como esos humanos odiados. Pero... algo estaba claro...si ningun angel les ayudaba... o creian en algo estupido...o caian en el reino de los demonios con el tiempo. Solo habia una manera de cambiar aquello. Quizas un poco de fé no les vendria mal, aunque no pudiese controlar el tiempo.
Me levanté y le apoyé en la pared quitandome el abrigo y mostrando las alas. Les miire y les sonrei. Dí unos pasos alante y con orgullo dije.
-Hola amigos. ¿necesitais ayuda de un celestial?Vine a ayudaros a todos en lo que me sea posible.
Tras decir eso espere orgullosa que aquellos humanos me aceptaran

En esa tierra helada y salvaje la loba es toda una extranjera, no solo de tierra sino de raza, y como bien sabe ella, un humano puede llegar a ser incluso peor que un demonio. Los hay de todas las formas, avaros, bondadosos, tiranos y héroes, y mucho mas, pero nunca podrá saber a cien si acierta como es cada uno de ellos con tan solo verlo. Mientras busca como soportar el peso de todas esas miradas curiosas y lujuriosas la joven y hermosa loba casi se vuelve corriendo por donde vino, pero el aroma de ese alimento tan necesitado y hasta amado hizo que se olvidara del resto y se quedase. La moza le sonríe y mira la comida, la cual está caliente recién salida de los hornos de la posada. La crema chorrea por la piel del animal cocinado invitando a clavarle los dientes una y otra vez.

-Solo por ser tan bonita te daré una pata para que lo pruebes, pero, luego tendrás que pagar por el resto- Arranca con algo de dificultad una pata del pollo y se la acerca a la loba mientras la grasa y la crema le chorrea lentamente por la mano. - ¿Estamos de acuerdo señorita?-Con una sonrisa de lo mas convincente la moza le invita a comer esa parte gratis, pero el resto deberá pagarlo como pueda.


En otro lugar no tan alejado de la posada el ángel por alguna razón luego de reflexionar profundamente sobre los ciudadanos comunes, su propia posición y la de las fuerzas de la luz y de la oscuridad ha sido conmovida, por lo que en su reflexión ha decidido que lo mejor es ayudar a esas persona que suplican y piden con fe férrea, o al menos la mayoría de ellos realmente pone su corazón en sus plegarias. Se puso de pie y se paro en un lugar donde la pudieran ver bien, para así quitarse el abrigo y dejar ver su estado angelical, o lo que alguna vez fue realmente un ángel puro. Aunque sus alas no sean completamente blancas para los allí presentes es más que suficiente, por lo que aquellos que se percatan de su presencia tras mostrarse como tal de inmediato van hacia ella de forma apresurada.

-Oh dios, nos salva Estamos salvados-Fue una de las tantas plegarias y agradecimientos que escucho la ángel de toda esa gente que se arrodilla ante ella, algunos intentan tocarle los pies y tomarle de las manos, rozar las plumas de sus alas o escuchar su voz para que los bendiga. Si ella deseaba ser aceptada en ese momento puede sentirse prácticamente realizada.

Me quedé mirando extasiada el buen aspecto de la comida. Estaba muriéndome de hambre y parecía que ese plato hubiera descendido de los mismísimos cielos solo para llenarme el estómago. Miré como la humana quitaba una de las patas y me la daba, así gratuitamente. Me entraron ganas de abrazarla, porque a fin de cuentas no había mucha gente que se comportara así. Pero una sola porción de esa comida tan deliciosa no iba a ser suficiente para mí, ni tampoco para mi estómago.
Resistí la tentación de llevarme el alimento a la boca al menos durante unos cuantos segundos más para poder preguntar.

- ¿Cuánto sería el resto?¿O al menos parte de él?- volví a usar el tono inocente y suave que utilicé cuando le pregunté la anterior vez.

Depende de su respuesta vería si me rentaba el precio o no. Pero si no lo hacía, al menos tendría algo que llenaba mi estómago ya. Y luego solo sería cuestión de encontrar a alguien que vendiera por precios más razonables, y como último recurso antes de volver a las estepas llenas de nieve a cazar, a mendigar lo que pudiera.

No podia creer lo que acababa de pasar. En un momento mi vida habia dado un vuelco. Ahora me adoraban, me respetaban y alababan. No queria aquello tampoco, era un poco incomodo. Pero asi era como debia ser. no personas que me matasen de hambre o cosas por el estilo. Asi que mire a las personas sonriente y me acorde de ciertas cosas.
-Os ayudare, pero el viaje fue duro...¿podria descansar aqui?
Seguramente me dirian que si, asi que seria el mejor momento para poder recuperar energias.

off(perdon por l abrevedadXD....)

En el templo de la ciudad capital de Asbru se vive casi lo que podría llamarse una revolución, algo impensado incluso por los más creyentes acaba de acontecer justo en época de guerra, donde se sabe que la muerte y la angustia reinaran en años venideros gracias al gigante devastador llamado guerra. Los fieles y creyentes se arrojaron prácticamente a los pies de la ángel mientras otros buscan la bendición de tocar su cuerpo angelical, no importa que sean sus manos, pies, brazos, rostro, lo que puedan tocar de ella los bendecirá a ojos de dioses y mortales. Ante la petición del ser recién llegado ser celestial cada uno de ellos la invita a su hogar, casi se podría decir que se pelean por llevarla a su propio hogar el cual será bendecido por siglos si un ángel siquiera pisa el mismo suelo que pisan ellos día a día, pero el párroco de aquel templo es quien toma la palabra serenando el corazón enardecido de aquellos fieles.

-Tranquilos hijos del cielo, ella ya tendrá el momento de visitarlos a cada uno de ustedes, o al menos de realizar las plegarias que ella considere apropiadas para cada hogar. Lo más apropiado es que ella permanezca en el templo, esta es la casa de dios así como la de sus hijos, y todos son bienvenidos aquí para verle, rezar y buscar paz cuando así lo necesiten, como es la costumbre de este templo.- Con esas palabras el sacerdote del templo calma a los lugareños y asegura un apropiado descanso para la recién llegada invitada celestial


La habitacion que le ofrece el sacerdote del lugar es una habitacion sencilla, que tiene una cama, una mesa y dos sillas, la ventana, velas para iluminarse y un guarda ropas, sencillo pero cómoda a su manera.



Mientras tanto en la posada la garou esta lejos de descansar aun, tiene otras cosas en mente y otras cosas que llevar a su necesitado estomago. Aun con toda esa necesidad de alimento que sufre la loba ha sido suficientemente inteligente como para no hincarle el diente a la comida a la primera y preguntar por su precio. La moza le sonríe para así sacarle las dudas a la hermosa chica frente a ella y ganarse una nueva cliente.

-Entero con una finta de cerveza esta 1 moneda de plata. Tal vez te puede parecer algo caro pero estamos en guerra, y deberías aprovecharlo ya que mas adelante no se sabe cuanto estará este mismo pollo al horno una vez escasee hasta la hierba.-La chica de lo mas inteligente sabe que debe decir para empujar a los clientes a consumir mas y mas en poco tiempo. La loba puede que no sepa mucho de guerra, pero la escasees de comida nunca es buena, y mas en lugares donde de por si cazar o sembrar es algo nada sencillo.

El paorama era agobiante, cada vez mas. Habia dos polos opuesstos en aquel mundo, los que no creian en angeles o directamente les ignoraban, tratandoles como alguien mas; o los que creian hasta limites insospechados, pensando que simplemente el tocarme les daria suerte. Que mundo mas curioso. Todos querian llevarme a sus hogares, hasta el punto de ser incomodo ya que parecia una pelea por quien se llevaba el angel a su casa. Por suerte un hombre diferente a los demas hablo y dejo las cosas claras. Me quedaria alli, y si, era lo mejor. Suspire algo aliviada y di dos pasos hacia aquel hombre aceptando su propuesta, era mejor eso que provocar una pelea entre aldeanos. Aunque posiblemente corriera la voz y al dia siguiente fuese casi imposible moverse por la iglesia.
Segui al hombre hasta una habitacion bien organizada y para mi perfecta. No habia visto una habitacion mejor que aquella por lo que era increible. Mire al hombre y decidí hablar, eso si, sin destrozar el misterio que podia tener en el pensamiento de toda esa gente.
-Mil gracias...se lo pagare cuando pueda. ahora...me gustaria descansar tranquila. O..¿tiene algo importante que contarme?
Pregunte al hombre intrigada.

Desconocía si la muchacha de la taberna me lo decía con sinceridad, o es que era muy buena en vender los productos de la taberna. Pero aunque fuese esta última opción, al menos lo que decía parecía coherente y real; así que no me importaba pagar por ello, sobre todo si ahora conseguir comida se complicaba. Asentí con una leve sonrisa a la mujer.

- Está bien, pagaré por ello. No sé si todo es tan caro, pero es lógico que con la guerra se vuelvan más caras las cosas... Por cierto, si no es mucha indiscreción, ¿conocéis el motivo por el cuál se produce la batalla?- dijo mientras que se sentaba en una de las mesas desocupadas.

Mientras que esperaba la bebida, el resto del pollo y la contestación de la posadera, se llevó la mano a la cintura donde tenía un saco con parte de su dinero. Sabía que no era buena idea llevarlo todo junto, puesto que en los caminos humanos había ladrones que acechaban para robar a las personas por lo que lo más inteligente era llevar repartido el dinero en diferentes lugares. A menos que te registraran entero no se llevarían todo.
Sacó una moneda de plata y la dejó encima de la mesa, sin dejar de sujetarla con el dedo índice hasta que trajeran todo lo que se pagaba con la moneda.

Y de un momento para el otro las vidas de las personas parecen cambiar dramáticamente cuando ni siquiera ha llegado a percibir el olor de la sangre o de los campos quemados. La ángel ahora ha dejado de ser ignorada y hasta odiada ahora es amada en demasía, en otro lugar la garou pasa del hambre al tener una suculenta comida para servirse de manos de una moza muy simpática, de esos humanos que suelen ser crueles en esa chica no hay nada. La sucubo siempre egoísta de alguna manera ahora tiene a una chica tierna a su lado, la cual parece confiar plenamente en ella y necesitarla mucho, amor verdadero de esos que ella no he tenido hasta el momento.

El sacerdote ya a solas y en silencio junto a la enviada del cielo escucha la pregunta de la recién llegada quien necesita descanso, pero no sin antes escuchar palabras de valor e importancia que el sacerdote del lugar tuviera guardadas para ella. El sacerdote lo pensó un poco y luego de un rato niega con su cabeza a dicha pregunta de la joven y hermosa mujer angelical.

-No se preocupe joven celestial, nada que sea realmente importante o que no pueda esperar. Mejor descanse su cuerpo, su alma y su mente, de mientras yo ire a mantener la calma en los fieles que esta muy revolucionados con toda esta situación. Ya sabe, demasiadas cosas a la vez para estas personas que generalmente viven una vida común y tranquila.- El sacerdote sonríe satisfecho y se presta a salir de esa habitación a menos que el ángel y huésped de dicha iglesia necesite algo o tenga algo para decirle. A pesar del ruido de los fieles allí no se escucha mucho, esta construido el lugar de tal forma que se pueda mantener la paz e integridad de tan sagrado lugar.


La garou en su sabiduría ha sabido reconocer dos cosas, una es la maestría de la chica a la hora de hacer su trabajo, así como lo cierto de sus palabras y la situación actual, y es por esa razón que ha tomado una buena decisión, ya mas adelante tal vez el haberse gastado una moneda allí le pueda servir para algo. Ya sentada en la mesa la joven lupina muestra su moneda de plata, dejando claro que no dejara ir la plata hasta que se le de lo ya acordado de ante mano. La chica sonríe y deja la bandeja con todo lo que conlleva sobre la mesa delante de su hermosa cliente mientras acerca su mano a la de la joven, ella busca la moneda, pero no sera nada tímida y esta dispuesta a acariciar la mano de la hermosa recién llegada si hace falta para hacerse con su cometido.

Spoiler:

-Aquí tiene su pollo enterito y crujiente, en breve le traeré su pinta de cerveza bella dama-La hermosa moza se retiro de su lado y no tardo nada en regresar con la pinta de cerveza, la cual esta rebozando de la misma. Solo alguien con buena mano y equilibrio podría haber llevado dicha pinta de un lado a otro a esa velocidad sin que se le derramara el contenido. Al parecer no escucho la pregunta que le hizo su cliente, ya que en ningún momento hizo alguna mención sobre la guerra y las causas de la misma.


En el castillo Risty junto a Shurelya pasan el tiempo juntas, la segunda muy dependiente de la primera que su familia esta muy ocupada con el situación actual del reino. El tiempo pasa y pasa entre charlas y estudios y va llegando la tarde que en ese territorio es mas bien corta, para eso de las siete de la tarde el cielo ya esta oscurecido, y mientras el alba caía en ese territorio llegaron las noticias de jinetes hacia el sur, unos pocos a caballo suponen los vigías del oeste de Asbru. Según esos informes se cree que estarán allí dentro una hora aproximadamente, y aseguran que el príncipe es quien regresa a casa, lo cual hace que nuevamente haya todo un movimiento dentro del castillo, ya que su señor padre querrá recibirlo y tener toda la información que su hijo ha obtenido directo de su propia boca.
En las afueras del castillo también se empieza a armar alboroto, a pesar de que el atardecer pronto pasara para darle lugar a la noche hay demasiada gente en el los caminos principales que se han de tomar para llegar hasta el castillo del Oeste de la forma mas rápida y efectiva.

Era extraño, me sentia bien en aquel lugar, me sentia como en casa, casi como en casa, solo que alejada,,,bastante alejada. Cuando el hombre hablo con sabiduria le mire algo impresionada. Era una de las pocas personas que veian el mundo con una mirada de aceptacion y tranquilidad. Le mire y sonrei agradecida. La verdad, era increible que alguien me ayudase despues de tanto tiempo.
-Muchas gracias.
Dije sin mas al ver que se marchaba y en aquel momento me meti en aquella cama sencilla, sin importarme nada, ni la ropa, ni las alas. Simplemente deseaba dormir. Podia ser que incluso... en aquel lugar de paz y tranquilidad las pesadillas se alejasen. Por lo que sin dudar deje la cantimplora a un lado de la cama. Luego me arrope y cerre los ojos, esperando tener una noche tranquila y relajada. Al dia siguiente todo seria mejor. Por fin el mundo parecia sonreirme. Y con esas ideas en mente acabe durmiendome.

En cuanto tuve al pollo enfrente de mí, apenas hice caso a lo que ocurría a mi alrededor; ni tan siquiera me di cuenta de que mi pregunta no había sido respondida... O quizás sí que lo hubiera hecho, pero no la había escuchado. Tenía hambre y eso era lo único que importaba en ese preciso instante. Dejé la moneda marcharse en manos de su nueva propietaria, porque a fin de cuentas lo que más me interesaba era la comida. Las bebidas humanas no estaban mal, pero sed no era algo que precisamente padeciera en ese momento.

Miré el muslo que me había dado antes la moza, y me dispuse a devorarlo. Quizás lo hiciera con demasiadas ansias, a fin de cuentas llevaba días sin encontrar nada que llevarme a la boca, pero ahora mismo no tenía ganas de tener modales a la mesa. Además, los que me rodeaban seguramente no fueran miembros de la nobleza. Por lo que me comí el delicioso plato en muy poco tiempo.

Terminada ya la comida, dí un trago a la cerveza. Arrugué la nariz debido al amargo sabor, no estoy muy acostumbrada a ese tipo de bebidas. Viviendo en los bosques es más fácil encontrar un riachuelo que lleve agua, que botas o botellas llenas de algún tipo de alcohol.

Miré por la ventana, observando como el Sol comenzaba a descender por el horizonte. Quizás ahora debería buscar algún lugar para dormir. Y por primera vez en muchas noches esperaba que con un techo sobre mi cabeza. Pasar más frío no era algo que me agradara.