Primer evento : Prologo de una guerra

Ataviado con cueros y pieles, sin importarle el frio, ni el hambre ni el cansancio un hombre de unos treinta años de edad cabalga de prisa, de manera constante sin fatigar a su caballo, el cual ya ha cambiado dos veces en el transcurso de su viaje. Varias noches atrás este hombre perdió a un miembro importante de su familia, a su preciado hermano menor. Un caballero, o mejor dicho aspirante a caballero no puede dejar una ofensa sin la justa respuesta, y menos cuando la ofensa ha sido llevada por la espada, razón por la cual dicho hombre desea dar el pago en sangre. Solo la muerte paga por vida y viceversa, a él le arrebataron la vida de su hermano, ahora el desea la vida de aquellos que la tomaron.

Las nevadas hierbas del oeste se abren a su vista, vastos campos verdes y blancos, montañas a lo lejos y cielos grises, aquella tierra que le permite vivir allí, lugar al que puede llamar hogar. Desde la lejanía puede ver el castillo de Beld Tartare, y el castillo a su vez observa el punto diminuto a lo lejos, un vasallo regresa, y la fortaleza se prepara para recibirlo.
Esa misma mañana el castellano de los Tartare recibió un cuervo con un mensaje urgente, por lo que hubo gran conmoción en el interior de la fortaleza. El señor del oeste fue alertado de inmediato, y tras haber leído el contenido de dicha carta hizo preparar caballos, asi como también envió a llamar a su consejo privado. Entre ellos el maestro de armas, el maestro herrero, el de cuadras, el de exploradores, el sacerdote, el encargado del tesoro y a la maestre de la fortaleza, sin dejar de lado a su hijo, claro está. La sangre de su sangre ha de estar presente en cada asunto importante que involucre a la familia así como al propio territorio.
El consejo privado del señor del oeste de Asbru llevo a cabo la reunión rápidamente, la cual duro horas, desde la mañana hasta el mediodía, incluso almorzaron todos juntos, para luego seguir discutiendo sobre ese asunto que ha quebrado la paz de la nación de Asbru. El primero de ellos en partir al terminar la reunión fue el maestro explorador, con órdenes directas y contundentes sobre cómo debe actuar de ahora en más
Noah

El experimentado explorador ira directo hacia sus hombres, para así asegurar que las fronteras y lugares alejados al castillo del oeste no sean atacados libremente. El resto de los miembros del consejo fue cada cual a cumplir con sus misiones asignadas.

En toda Asbru se vive un clima parecido. Al sur de Asbru ya se están preparando para recoger la cosecha más rápido de lo normal, guardarla en almacenes y silos, para empezar a almacenar todo lo que puedan. Con ligereza y de forma disimulada se ha dado la orden de poner menos mercancía a disposición de los ciudadanos, ahora están en guerra, o van a estarlo, por lo que tomaran medidas de guerra. El precio para las otras partes de Asbru así como para los extranjeros ha aumentado disimuladamente mínimo una moneda de cobre. En la comida no se ha disimulado muy bien, llegando a aumentar algunos de ellos hasta una moneda de plata más que su costo hasta hace apenas unos días atrás. El fuerte del sur es su muy buena economía basada en los alimentos que producen, ellos toman la guerra por el lado del bolsillo en vez de por el acero.

En el este de Asbru lo primero que hicieron fue cerrar el territorio a cualquier criatura que no viva allí, controlando a la perfección quien entra y quién sale de ese territorio. El rey del este ha enviado luego de escuchar la versión de los hechos de boca de sus propios hombres a buscar guerreros en las afueras del este, buscando mercenarios que quieran combatir en sus filas, prometiendo dinero, comida, mujeres y recompensas en caso de obtener la victoria.

Lo más enigmático es el norte de Asbru, no sabe nada del territorio desde que todo este problema ha comenzado. La mayoría supone que al ser el territorio más alejado y el de más difícil acceso las noticias recientes han tardado más tiempo en llegar hasta allí, por lo que toman como normal que no hayan tomado medidas de inmediato.
Casi una semana ha pasado de la muerte del vasallo del señor del oeste, y la situación esta tan tensa como la cuerda de un arco. El rumor de la inminente guerra en Asbru ha llegado a las fronteras de las tierras enanas y de la ciudad libre, y desde allí comienzan a expandirse por el resto del continente a gran velocidad.

El tiempo en Asbru había estado sin sobre saltos desde hace algún tiempo, desde hace meses, los pocos problemas que hubo pudieron ser resueltos de manera rápida y efectiva. En los últimos tiempos solían tener solo buenas noticias. Buena caza, buena cosecha, visitantes respetuosos o vasallos muy capaces, pero ahora, todo volvió a ser como al comienzo, caos y miedo.

Lans Tartare estaba desayunando en tranquilidad cuando un mensajero portando una bandera naranja se hacia presente a lo lejos de las murallas del castillo, el cual había sido precedido esa misma mañana por un cuervo mensajero de una de las torres de vigilancia del territorio del oeste de Asbru. Apenas si Lans se estaba enterando de la noticia del mensaje que los vigías ya visualizaban al jinete con la bandera naranja.

*-Peligro, urgencia, sangre-*El naranja antecede al rojo de la sangre, cuando ya están en guerra, y el negro es para cuando una persona de real importancia ha muerto. Dejo a medio terminar su desayuno y se atavió con una gruesa capa de piel de oso, para así salir en busca de su caballo e ir en busca del jinete. Ya fuera del castillo en el patio interior ordeno al mozo de cuadras que ensillara y le trajera su caballo, para después junto a un par de hombres salir al encuentro del hermano que vuelve a casa.
Luego de encontrarse con ese hombre regresaron todos juntos, para todo ello el señor del oeste ya estaba despierto y esperando junto a todo sus hombres de confianza. Se inicio una reunión de emergencia donde se discutió sobre el asunto que los apremia, el cual fue mas grave de lo que cualquiera hubiese imaginado. Tras horas de discusiones tomaron las primeras iniciativas. El primero en partir fue el propio jefe de exploradores, que hacer de haber hecho un largo viaje no quiso quedarse quieto tras la muerte de su hermano menor, por lo que fue a cumplir las ordenes que se le dieron de inmediato. Lans por su parte volvió a montar, y junto a varios de sus hombres partió a las villas cercanas para poner en alerta a los centinelas locales de dichos pueblos y evitar cualquier clase de agravio contra ellas. El resto de personas de importancia regreso a su trabajo, para poner al tanto a cada uno de sus ayudantes y dar las ordenes precisa de como debían actuar de ahora en mas.

Habia salido de aquella posada hacia unos dias. Todo habia sido cruel desde entonces. Bueno, todo no. No podia quejarme, nada era tan cruel como el infierno. Por lo que tras haber usado un pedazo de jarron para cazar una ardilla y haber descubierto que no todas las plantas eran comestibles segui mi camino hacia ninguna parte. ¿donde estaria Puño de hierro? Por ahora no parecia estar en ninguna parte. Alli donde estaba cada vez hacia mas frio, parecia incluso dar vueltas en circulos. Las ropas me ayudaban a sobrevivir a aquella temperatura, y aquellas alas de mi espalda. El frio era horrible, no tanto como mi primera aparicion en este mundo, pero si lo suficiente para hacerme estornudar. No estaba acostumbrada a sufrir "esas" enfermedades. Ni si quiera sabia que hacer para pararlas. ¿enserio esta era la direccion que me habia dicho el hombre?...no parecia esa. o quizas habia dado tantas vueltas que ni sabia donde estaba el norte. Cuando dormia bebia un poco de aquella sangre, aunque dormi poco en aquel viaje. Las pesadillas y el querer llegar al destino eran dos cosas importantes para mi en aquel momento. Finalmente, tras aquel tiempo de caminatas eternas en lugares odiosos y comida que daba alucinaciones o dolores de tripa. Aunque entre tanta camida alguna cosa habria comido bien, pero a saber que estaba bueno de todo lo que habia comido. Despues de todo aquello logre ver un castillo a lo lejos. Lugar exacto o no seguramente habria gente con la que poder negociar. Suponiendo que no me fuese mal como en todos los demas sitios que habia ido. Esta vez intentaria ser menos creida. Ya sabia que los angeles no se valoraban igual en todas partes. Mire el castillo desde lejos y aprobeche el sol que daba en la tierra para destaparme la cabeza y calentarme un poco la cara. Pero las nubes lo taparon y volvi a taparme. Luego mire hacia atras, me habia parecido que me habian seguido durante el viaje, pero no estaba segura. Simplemente era una sensacion extraña. Luego segui hacia el castillo aunque aun quedaba mucha distancia y seguramente habria algun pueblo mas cerca en el recorrido futuro.

Saque el frasco de sangre, lo mire seriamente, duraria poco. Se secaria en poco tiempo y seguramete mas con este frio. Aunque alomejor asi aguantaba mas. Yo no sabia nada de guardar sangre, nada en absoluto. Entonces escuche una voz, otra vez aquel esqueleto. Le mire y señale la cantimplora.¿como sabia que habia sangre dentro? Si, se habia quedado en aquella habitacion, ya se me habia olvidado. Pero tras escuchar lo que dijo le mire seriamente. Toda informacion era bien recibida. entonces le escuche si era donde queria llegar y sonrei algo idiota. La verdad, no es ahi donde queria ir. Pero seguro que hace mas calor que aqui en medio de la nada.
-La verdad no me molesta mucho...simplemente tendre que vigilar mas mis espaldas. Espero que no estuvieras siguiendome desde la posada, estoy creo que demasiado perdida. Solo espero que en ese castillo o en alguna ciudad cercana haya algun lugar tranquilo donde comer algo consistente. O espero que ahi no valoren tanto el dinero...o me vere obligada a pedir la comida y salir huyendo con ella. No entiendo este mundo.¿acaso es mas importante un pedazo de metal amarillo que un angel? A donde vamos a parar.
Tras decir eso comence a andar.
-Haz lo que quieras a mi ya me da igual. Hagas lo que hagas no podras fastidiar tanto como Cripson.

En el castillo Lyn no tuvo problemas para que le den de comer, aunque en su camino hacia la cocina se topo con varios soldados y jóvenes aprendices los cuales van rumbo al patio interior del castillo. Lo que pudo oír de esos hombres y mujeres de armas es que el mensajero que llego al castillo porta una bandera naranja, lo cual parece ser algo no muy bueno en ese lugar. El cocinero echo una maldición al escuchar los rumores que traen los soldados, pero en ningún momento dejo de hacer su trabajo.


Mas lejos de alli, ya a kilometros de distancia Lans y sus hombres cabalgan por las vastas planicies del territorio, dejaron la ciudad exterior del castillo para ir a la villa mas cercana. Tras casi media hora de cabalgar sin detenerse uno de sus elevo su mano para llamar la atencion del grupo, y con la misma señalo el horizonte hacia el sureste. Lans observo y no vio nada, lo mismo muchos de ellos. Detuvieron la marcha y se concentraron en mirar.

-¿Que ves Richard?-Pregunto Lans al explorador.

-Hombres, o mujeres, lo que sea, tienen forma de ser algo a dos patas-Respondió con seguridad.

-Podrian ser forasteros-Se adelanto a los demás en dar una idea.

-También podrian ser espías o aldeanos en busca de ayuda-Agrego otro de sus hombres.

-Como sea, andando-Pico espuelas y retomaron su andar nuevamente, en dirección hacia esas supuestas personas.

Le escuche atentamente, buscando fallos en su conversacion, cualquier cosa que demostrara su origen, igual que los demonios o los esqueletos que tanto trabajaba por matar tiempo atras. Pero nada, ni una cosa rara, casi como un humano normal, quizas menos idiota. Suspire y me rasqué un ala hechando la mano hacia el cuello. De hecho me aconsejo, parecia un consejo, un aviso. Le mire arqueando una ceja y mire al cielo. sobre todo con el último comentario que hizo. ¿volver a casa?...ojala pudiera. Pero ahora me temia...que aunque pudiera jamas lo lograria. Por lo que comence a andar sin dirigirle la palabra, aquello me habia dolido.Quizas mas de lo que me esperaba. Habia tenido poco tiempo de pensar en volver. Hasta ahora solo queria librarme del demonio y aprender a vivir siendo mezcla...estando contaminada...pero ahora qu elo pensaba...si lograba librarme del demonio y saber vivir con esto... ¿que podia hacer despues? Nada...Suspire y vi como el esqueleto se situo a mi lado y ando conmigo.
-Mas te vale no darme mas mala suerte de la que ya tengo...Si lo haces solo una vez me vere obligada a...tsk...me falta mi espada contra espiritus malignos...Era especial para matar demonios...Aqui la verdad...podria tocarte y ver que pasa. ¿saldras ardiendo como la otra vez?

Dije como amenaza y bastante cabreada por lo que habia dicho anteriormente, pero entonces recorde. Mientras me parecio ver caballos a lo lejos, peor mi vista no era magnifica por lo que vi unos puntos apenas distinguibles a lo lejos. Aun asi segui hablando con aquel esqueleto antes de perder la oportunidad.
-Ahora que me acuerdo...¿que decias sobre la sangre? La..la verdad no se si puedo desacerme de ella sabiendo las consecuencias. PEro...cuentame, estoy abierta a opiniones.

Sin vacilar el grupo de hombres provenientes del castillo del oeste tomaron rumbo hacia lo que según uno de los explorador ha identificado como personas. Les tomo casi diez minutos llegar hasta donde están aquellos que Richard visualizo a lo lejos. Estando cerca ahora los pueden ver mejor. Efectivamente son personas, dos de ellas, una mujer y uno de sexo desconocido. Miraron las siluetas de la ropa pero no se podía decir que es el otro sujeto, por lo que los fueron rodeando lentamente. Los caballos caminan lento en su cercanía, y la mayoría de ellos se mostró nervioso al acercarse al sujeto encapuchado, razón por la cual las miradas se clavaron en esa criatura. Las marcas de las herraduras se dibujaron rápidamente sobre la nieve, mientras cada jinete con destreza controla los nervios de su montura.

-Bienvenidos, debo admitir que ni mis muchachos ni yo recordamos haberlos vistos por aquí, espero vengan a disfrutar de las tierras de mi padre y no por otras razones-Miro el de armadura negra al encapuchado, al parecer es el líder de ese pequeño grupo de personas armadas, posiblemente sean guardias del castillo, ya que se ven muy bien armados, incluso sus monturas son excelentes monturas, dignas de un caballo de guerra. Uno de los hombres cercanos a el le toco el hombro y señalo a la mujer, por lo que le dijo, si bien no se escucho fue algo alarmante ya que todos clavaron su miradas en la mujer sorprendidos.

-Disculpe, señorita, esto puede ser algo incomodo, pero necesito que se de la vuelta, y en lo posible, se quite el abrigo de cintura para arriba-El de armadura negra y cabellos largos bien parecido hizo esa petición bastante extraña, pero al parecer se fijo en las alas que lleva la mujer en la espalda. Cabe la mínima posibilidad, de que esa mujer sea un ángel, las posibilidades son de una en un millón, pero si lo fuera, no sabe que podría pasar.

Despues de un tiempo, no mucho. Aquellos caballeros se aproximaron, finalmente se posicionaron a nuestro alrededor. Estaba claro que querian hablar con nosotros y posiblemente, por sis caballos y armaduras irian a alguna batalla. Aunque en esos casos no se sabia. Mire a mi compañero huesudo, si se quitaba la capucha posiblemente provocaria muchos problemas. O eso pensaba, alomejor los humanos habian visto mas esqueletos que angeles. Primero no sdieron la bienvenida cosa que agradeci a pesar de la situacion.Parecieron incluso tener dudas si eramos gente viajera o unos espias o traidores. No podia estar mucho mas timepo parada alli, el frio comenzaba a notarse mas. Maldita desgracia. Me estaba congelando y solo nos p araban para dar la bienvenida.
-Muchas gracias por l abienvenida, esperamos llegar a alguna aldea cerca de aquel castillo.
Respondi tranquila hasta que empezaron a hablar entre ellos mientras uno de ellos me señalaba. Al poco tiempo todas las miradas habian pasado del esqueleto a mi. Les mire algo curiosa pero cuando me hicieron l apeticion les mire mal. No por nada en especial, simplemente estaba en medio de l anada, con las alas y seguramente los pies mojados. ¿pretendian que me quitase ese abrigo caliente que me protegia del frio? Si era asi estaban locos. no iva a morir por una peticion asi.
-Puedo darme la vuelta, pero no debo quitaarme el abrigo. No pienso hacerlo. Mi amigo y yo llevamos dias andando y estamos helados de frio. ¿pretendeis que me quite el abrigo? Pues no lo lograreis. Si quereis saber algo de mi espalda decirme.
Luego me quede callada, podria ser que... el bulto de mi espalda llamase la atencion, por lo que podian pensar que fuese un angel. Posiblemente seria un reino que ayudase a los angeles. O...quizas un reino donde viejos angeles destruyeron torres. Pero...¿que mas probabilidades habia? Ademas tenia un pedazo de jarron y posibles espadas a poder robar y es mas, no tenia miedo. Ni de dar una respuesta erronea ni de las consecuencias que podia provocar. Lo que posiblemente me haria actuar mas alocadamente y sin pensar tanto los puntos malos.
-Aunque...usando la cabeza supongo que sera curiosidad por lo que guardo bajo el abrigo. No es un morral, tampoco una chepa, es más, son alas. Si caballeros, soy un angel.¿alguna duda?
Dije seriamente y sonriendo orgullosa de ello. Pero estaba claro, no reconoceria nunca que en realidad ahora era medio angel medio demonio, no podia aceptarlo.

Los hombres sobre sus monturas luego de la demanda del aparente líder esperaron, con ojos afilados, mostrando que no confían en los recién llegados. El hombre de armadura negra sin embargo, no se mostró perturbado en lo absoluto, hizo su demanda y espera que esta sea satisfecha. Lamentablemente, ese hombre confía demasiado en la predisposición de las personas, tratando siempre primero con la palabra antes que con autoridad y fuerza, hecho que no siempre funciona, por lo cual, los hombres de su padre suelen enojarse con el, no ser un hombre de armas tomar desde un comienzo.

-Te lo hemos dicho Lans, si quieres ser rey debes actuar como un rey, cuando quieras algo no lo pides, lo tomas-Uno de sus hombros se adelanto con su lanza y ejecuto un tajo hacia la mujer, buscando darle en el hombro izquierdo. Lamentablemente para el, su líder no desea matar a esos forasteros, sino que tiene otras intenciones, por lo cual no tira el golpe a la cabeza, sino que busca extremidades.
El resto de los hombres comenzaron a moverse en círculos alrededor de ellos, con espadas y lanzas, excepto dos de ellos. Uno de los que quedo con el líder apunto con el arco, el otro simplemente no hizo nada.

-No lo maten, solo quiero verlos sin engaño, quitenle la ropa a los dos, quiero ver quienes son y que son-Una orden que ellos no esperaban de su líder, pero que deseaban por alguna u otra razón. Se sintieron satisfechos, por lo que los volvieron a increpar para que obedecieran. Lo próximo de no obedecer no serian palabras, solo sera sangre y acero.

Me intereso aquello que dijo Rigor Mortis, era extremadamente bueno en ese sentido.¿ayudarme a matar a Cripson? Sonrei un poco y mira la sangre guardandomela. Luego fue cuando vinieron los homres y el esqueleto mostro su miedo, o algo parecido. No queria que nadie lo viese.


Mire que decian, parecian no creer nada de mis palabras. Hasta el punto de hablar diciendo al de la armadura oscura que tenia que tomar las cosas no pedirlas. Un instante despues recibí un tajo en el hombro, lo que me dolio ya que el abrigo se corto y rozo una de mis alas. Senti el frio atravesando la ropa y estornude. Luego escuche lo que decian de quitarnos las ropas y mire a Rigor. Me habia pedido que no dejase que le viesen, malditas peticiones. Esperaba que le ayudase. Suspire mirando a aquellos caballeros con armas y acepte que debia hacer. Era un soldado en cierto modo, aunque perdido, una peticion asi...si alguien necesitaba ayuda tenia que ayudar. Malditos momentos.
-Vale...tranquilos...pero cuando lo veais me tapare de nuevo y nos dareis alojamiento a mi amigo y a mi para soportar el frio que me habeis hecho pasar. Eso si, solo demostrare que yo soy un angel. El e sun humano normal, pero se quemo hace poco la piel. Es algo desagradable ya que si su cuerpo entra en contacto con el aire, podria coger cualquier enfermedad. Dejennos llegar, y una vez curado podiblemente se quitara la capa, pero ahora no l ehagais sufrir mas. O le matareis.
Diciendo aquello comence a quitarme el abrigo, esperando desviar su atencion de aquel esqueleto. Finalmente con el abrigo en una mano les mostre un amasijo de ropa calida, de buena calidad, con un corte en el hombro que coloreaba de sangre la blanca tela. Me gire entonces y les mostre las alas, moviendolas y estidandolas. No vendria mal moverlas ya que estaban llenas d eagua congelada en laparte baja, y manchadas de barro por el largo camino. Luego me volvi a girar y me tape con el abrigo mientras estornudaba. El frio habia sido horrible. Solo esperaba que hubiese servido para algo.
-¿contentos?...Espero que haberme hecho quitarme el abrigo haya merecido la pena. Ahora..?nos dejais continuar el viaje?Mi amigo se muere
dije seriamente, no sabia si aquello les convenceria pero si verian un esqueleto posiblemente no se asutarian tanto.

Tras la seria amenaza por parte de los hombres del oeste al parecer los forasteros comprendieron que deben de hacer lo que se les ordena, al ver como la mujer accedió a la petición del heredero del oeste Lans no pudo mas que sentirse parcialmente derrotado. Había optado por la diplomacia como de costumbre, y como de costumbre no sirvió de nada. Debería tomar mas en cuenta donde esta parado, en Asbru, país de tribus guerreras, las palabras allí sirven poco y nada, la fuerza es lo que realmente importa.
La mujer no solo accedió al recibir un tajo casi a la altura del hombro, sino que ademas contó sobre la mala fortuna de su acompañante, pidiendo que se los aloje y en lo posible se le cure las heridas. A Lans no le cuesta nada realmente otorgar esa ayuda, pero claro, el obedece a su padre, y sigue las reglas y decisiones que el ordena. Se quito la mujer las ropas y dejo ver para sorpresa de todos sus alas, incluso las movió, demostrando así su naturaleza celestial. Bajaron sus armas, y el caballero de negro desmonto de su caballo para ir hacia la mujer.

-Lo siento mi Señora, pero estamos en guerra, y no puedo fiarme de nadie, menos de alguien que dice ser la esperanza y el camino, entre otras cosas...-Después de que ella se vistiera hinco la rodilla derecha en el suelo y la tomo de la mano, para así besarle el revés de la misma. El resto de sus hombres miro con las armas guardadas, aunque ninguno de ellos bajo de su montura ni mostró signos de aprecio.

-Por mi parte pido mil disculpas, y haré lo que pueda para ayudarlos-Entonces el otro sujeto que acompaña al ángel hablo y mostró sus heridas. Ninguno se escandalizo demasiado, son hombres duros, salvajes algunos, pero, no es del agrado de nadie ver a alguien así.-Veo que esta en una situación muy complicado. Dos de mis hombres los llevaran a la villa del castillo, allí podrán atenderlos de forma adecuada.- El caballero se puso de pie y rompió parte de su capa azul y blanca, para después atar ese pedazo de tela fuertemente al brazo de la mujer,haciendo mucha presión sobre la herida, de esa manera evitara que pierda mucha sangre.
Dos hombres se adelantaron a caballo, haciendo señales de que se suban sobre los altos sementales.

-Entonces nosotros llevaremos a cabo tus ordenes "príncipe"- El grupo se hecho a reír, incluso el propio Lans a quien no le agrada ese mote de príncipe, ya que siempre ha creído que los príncipes son nenes mimados.


En el castillo del oeste los jóvenes que pasaron la noche con la hermosa elfa oscura no quisieron irse, pero al final se fueron, tras palabras de amor y otras promesas se fueron de mala gana, enamorados de la mujer hermosa y fogosa con la que ahora sueñan casarse. En su camino por los pasillos del castillo vio mucho movimiento, mucha gente despierta desde muy temprano, ya trabajando de un lado para otro, prácticamente parece que están en una situación de urgencia. Afuera se escuchan gritos de todo tipo, en especial ordenes y respuestas a las mismas. El sonido del metal y de las monturas es tan fuerte o mas que los gritos, los cuales se suceden sin parar.
Cuando Lyn y Risty se encontraron, una voz gruesa, poderosa y autoritaria se escucho cerca, la voz de Belt que al parecer estaba maldiciendo a alguien desconocido por ellas.

A saber que podía pasar. Cuando hice aquello mire seriamente a los hombres que se encontraban delante de mi. O intentarian matarme, o serian aquellos que decian adorar a los angeles. Para mi suerte, fue lo segundo. o algo asi. Solo tenia que esperar que no me sacrificasen a su dios como habian hecho algunas viejas culturas. Aveces teníamos en el cielo demasiadas almas asesinadas por entregarlas a los dioses. Pero lo bueno era que yo no me encargaba de eso, sino de entrenar para una posible guerra entre ángeles y demonios y proteger a humanos de todo. Era realmente cómico a donde había llegado desde entonces. Ahora... toda la vida que habia vivido hasta hacia un tiempo no tenia sentido.
Los soldados bajaron las armas y uno de ellos, al parecer el de mas poder me pidió disculpas diciendo unas palabras que me llenaron de curiosidad."alguien que dice ser la esperanza y el camino, entre otras cosas..." Ahora era cuando si descubrían que era semiangel semi demonio posiblemente me quitarían importancia o me matasen por hacerme pasar por angel. Estas criaturas de la tierra... eran todas muy imprevisibles. Al parecer cada una tenia su propia cultura. Pero lo que mas me sorprendio fue aquel gesto tan extraño. Se arrodillo ante mi y me beso la mano. Porfin en un lugar sabían lo que yo valia, simplemente por tener alas y ser algo ángel. O ángel en su mayoría.
-Si, disculpas aceptadas
El esqueleto se quito la capucha mostrando su cara, al parecer accedieron a llevarnos despues de ver aquello. Incluso aquel que ahora sabia que era principe me cubrio la herida con un pedazo de tela. No podia creermelo, unida al ser que mas mala suerte daba y con mi temporada de mala suerte y ahora teniamos ambos mas suerte de la esperada. Se hecharon a reir y suspire viendo que habia buenas vibraciones. Lo malo vino cuando vi el caballo. ¿tenia que subir ahi? Yo volaba, no me hacia falta...saltar tan alto, bueno no...ahora ya no volaba. Al parecer vovlia a tener las alas algo incapacitadas. Solo moverlas, pero no volar. Ojala en su momento hubiesen desaparecido aquellas ataduras. No me hacia mucha falta. Y cuando lo hacia era cuando mis alas tocaban demasiado el suelo. Pero aun asi, las alas eran libres, equilibraban. Ahora...el salto seria con las alas de peso extra. Mirando a mi alrededor y decidida a decir comentarios en caso de que aquellos caballeros se mofasen de mi, cogí carrerilla. Luego salté y agarre a la persona que estaba en el caballo para que una vez sentada no me fuese hacia atras. Pero antes de llegar encia del caballo me cai al suelo. Luego miré a aquellos hombres bastante seria.
-Vosotros tener mas peso en la espalda.Eso cambiara vuestras caras.
Les mire seria. seguramente se estarian riendo felizmente. La segunda vez ya use algo mas mi fuerza para impulsarme mejor del suelo y finalmente me agarre a aquel hombre y me equilibre usando esa fuerza para notar menos las alas escarchadas. Cuando estaba arriba el caballo parecio quejarse pero poco despues el solor de algo cayendo sobre el debio de pasarse. Los angeles no pensabamos mucho la verdad, uno tenia que poder volar.
-Cuando querais
Dije esperando a que Mortis subiera, parecia que en cierto modo aquel responsable de una muerte tonta era el mismo que parecia darme buena suerte.

- Se lo agradecemos mucho, hombre amable- Funcionó... increíblemente funcionó. Pero no debía mostrarse muy alegre, tenía que disimular. Por el momento todo marchaba en orden y se habían salvado de una paliza. ¡No quería morir dos veces! Luego le daría las gracias al ángel, pero por el momento había que aprovechar la buena suerte y Mortis aceptó gustoso el medio de transporte. Aunque en su vida había montado mucho a caballo, en este momento no tenía las aptitudes físicas necesarias para moverse con soltura. Después de quedar incrédulo por un momento, intentó subirse al caballo de uno de los soldados.

- Espere un segundo, ya lo tengo... Muy bien... espere... ya casi... Aaaahora si... ehm... veamos- Mortis se subía de costado y quedaba totalmente horizonal sobre el caballo. Luego de un par de intentos, logró subir... pero al revés!!! Después de otros molestos movimientos, logró finalmente acomodarse de frente, como debía ser.

Spoiler:

- Ejem... ahora si, señores, podemos proseguir- Y así continuaron su camino directo hacia el castillo.

La ángel acepto las disculpa de aquel que muestra ser el líder del oeste y pasa a tomar lugar en una montura, para así tener más comodidad, aunque los hombres miraron extraño a la mujer cuando subió al caballo, lo mismo paso cuando su compañero quemado subió a otro caballo. Los hombres empezaron a reírse, en especial cuando la mujer menciono que lleva más peso sobre la espalda que todos ellos.

-Podrías haber pedido ayuda y hubieras subido fácilmente sin dar un espectáculo. Lo mismo tu amigo, parecen más un par de payasos que viajeros y esperanzas con patas-Volvieron a reír y cuando estuvieron todos listos picaron espuelas, iniciando así la marcha en dirección al castillo del oeste. El resto de los hombres se quedo con Lans Tartare, quienes retomaron su marcha al noreste, donde vigilaran las villas de esa zona, mientras, otros grupos de combatientes se dirigen a otros puntos del oeste de Asbru, para asegurar la seguridad de los pueblos alejados al castillo.
El sol del mediodía comenzó a alzarse sobre Asbru, un pálido sol en tierras igual de pálidas en los lugares más al norte de esa región.


En el castillo Risty y Lyn se presentaron y entablaron conversación, al comienzo en pos a la pequeña Shurelya, pero ahora que saben que la pequeña permanece en su habitación ambas puede que tengan tiempo y otros asuntos de los que hablar. Belt Tartare se hizo presente en aquel lugar, yendo acompañado por dos hombres, uno a cada lado, parece que hacen de centinelas, pero en realidad están escribiendo muchas cosas en papel, como si estuvieran redactando órdenes o información en aquel lugar.


Al ver a las mujeres alli charlando, estando ellas casi sobre su camino aprovecho de detenerse al llegar ante ellas. Ofreció una mirada seria y poderosa, de esas de pocos amigos. Belt Tartare es un hombre mayor y de temperamento fuerte, pero no por eso deja de ser un justo caballero.

-Lady Lynsah- Hizo una remarcada reverencia ante la noble del Puño de hierro- Risty-El saludo para su vasallo fue mas corto y sin tanta etiqueta, aunque no deja de ser un saludo al fin de cuentas.- ¿Que se suponen que hacen dos de las señoritas mas bellas de Asbru aquí reunidas? ¿Acaso hay un concurso de belleza y nadie le aviso al rey?- Con su característico tono autoritario ejerció esas preguntas. Permaneció observando con su único ojo funcional a las dos mujeres, para después ofrecer una sonrisa a ambas mujeres, las cuales a su modo tienen la estima del rey del oeste.