Prologo de una Guerra, quinta parte: Dia de Determinacion

Fuera de juego:

Con el pasar de las horas la luz solar fue cada vez más fuerte, la bendita luz del sol, esa que tanto agradecen las gentes de Abru empiezan a derretir algo de la nieve que hay en toda esa región, y extrañamente para el sol no hay tantas criaturas bajo sus rayos ese día. La región oeste de Asbru aun duerme en su mayoría, ellos que aprovechan cada uno de los rayos del sol lo más que pueden extrañamente no salen a trabajar como de costumbre, tampoco lo adoran, eso es muy raro para el astro solar que no comprende la actitud de esas criaturas diminutas.

Es el mediodía en el castillo y alrededores, y más lejos aun también, ese sitio donde los caballeros se congregan para saludar al rey y a sus fieles vasallos empieza ahora a despertar de a poco, aquellos valientes hombres y sus mujeres tenaces necesitan descansar luego de tanta tragedia, y si bien no es mucho su descanso peor es no haber descansado en lo absoluto.  La mayoría en el castillo ha dormido unas seis horas, cortas y milagrosas seis horas de descanso, y extrañamente realmente son milagrosas, pues para muchos parece que ha descanso más y mejor que en otras oportunidades, una verdadera bendición.
En dicho castillo comienzan a prepararse para almorzar, muchos de los nobles de Asbru no se han ido aun y se quedaran a almorzar, después de todo al fin podrán ver al rey más tranquilo sabiendo que el príncipe ya está en casa quien tiene mucho para contar y explicar sobre los días pasados, y lo que es más, dar una resolución sobre el día de mañana que es lo que más importa a todos y cada uno de los habitantes del oeste de la región.



En la villa cercana a Asbru también comienza a haber movimiento, la posada y taberna abren sus puertas, lo mismo la iglesia. Personas comienzan a moverse como lo harían normalmente así como los lugares de forja y crianza de animales, todo despierta. Soldados patrullan las calles y hablan con las gentes que deambulan por allí sobre cosas comunes de la vida, nada complicado ni menos siniestro, como si trataran de olvidarse de los días anteriores que fueron de muerte y terror.  La iglesia también despierta y abre sus puertas, a esas horas se comienza a cocinar para los que menos tienen, y el sacerdote se pone de pie y se prepara para guiar a su pequeño rebaño por el buen camino del Master. Extrañamente no estará tan en paz, desde temprano le llegan las exigencias de los soldados  del rey, por lo que no le queda de otra que ya vestido ir a recibirlos, esperando que nada malo haya pasado durante sus breves horas de descanso.
Mientras esos hombres mantienen vigilado a Seikato el sacerdote Bishop se presenta en la sala principal del templo donde es recibido con mucho amor por parte de sus pobres y golpeados seguidores.  Tras unas breves bendiciones los soldados ordenan a Seikato poner de pie y caminar hasta el anciano que amablemente los recibe con bendiciones a ellos también.

-Bienvenidos a la casa del Master, que su bendición recaiga sobre cada uno de ustedes jóvenes- Con esa bendición los soldados bajan la cabeza y cierran sus ojos mostrando su respeto ante la entidad religiosa de esa región del oeste.

-Gracias obispo Bishop, muy amable. Insistimos porque necesitamos saber algo sobre este hombre y sobre una chica que lo acompaña. Ninguno está en los registros, pueden haberse metido de la nada aquí y como ya sabe todo aquel que ingresa y sale debe declararlo con los soldados, esta medida fue tomada luego de los problemas con la región este, esta desde hace pocos días vigentes. –Exponen su pedido y sus ideas ante el sacerdote quien asiente a los mismos.

-Comprendo, este joven de cabellos alborotados estoy seguro de haberlo visto antes, y me han dicho de la otra chica, a ella no recuerdo haberla visto por aquí. Vengan conmigo, los llevare donde la han puesto a descansar para que la vean ustedes mismos y hablen directamente con ella.- Amablemente el sacerdote los hace ingresar a otra parte del templo donde hay habitaciones pequeñas, y en una de ellas ingresa, obligan a Seikato a entrar con ellos y los soldados entran al último para cerrar la puerta tras ellos. Cuatro en esa pequeña habitaciones son muchos, pero no queda de otra hay un deber que cumplir.


Así empieza aquel día en la región del oeste de Asbru, un día tranquilo para muchos,  de recuperación y esperanzas, y un día difícil y de tensión para otros que no están en una posición muy cómoda en ese día de grandes determinaciones.

Luego de haber visto a su hija cuando esta aun dormía y asegurarse de que estaba bien Lans Tartare con sus energías agotadas debido a los imparables días de agitación que tuvo que vivir hasta el momento fue obligado por sus allegados y por su cuerpo mismo a descansar. Habiendo entrado a su habitación pido ayudar para sacarse la armadura lo más rápido posible y se desplomo sobre su cama, agotado su cerebro se apago al instante y el dolor de cuerpo así como sus preocupaciones desaparecieron, ninguna pudo seguirle el paso en el mundo de los sueños, allí estuvo en completa paz. Tras algunas horas de sueño lo despertaron, había dado la orden de que no lo dejen dormir demasiado, si bien lo necesitaba prefiere dormir de noche y actuar durante las pocas horas de sol de Asbru. Tras abrir los ojos y dejarle claro a los criados que esta despierto hizo uso de su orinal, se vistió y desayuno algo liviano puesto que de seguro habrá alguna especie de almuerzo o similar entre las personas importantes del oeste. Tras haberse alistado por completo salió de su habitación y pidió información a los que allí trabajan, así se entero del almuerzo que será a la media tarde y mando a decir a su padre que estará presente sin falta.

Tantas cosas para hacer, y tan poco tiempo para ello, pero lo primero que hizo fue a encontrarse con su hija para estrecharla en brazos y pasar algo de tiempo con ella, no le gusta la idea de ser un padre ausente, y siempre ha sido doloroso separarse de ella por mucho tiempo, su unión es fuerte y estrecha desde siempre. Luego de estar con ella un buen rato y asegurarse de que se prepare para el almuerzo de ese día con la gente de importancia del oeste de Asbru que aun no se ha marchado va hacia la habitación de Risty, ella es una persona muy importante para él y necesita saber cómo se encuentra. En el camino le entregan el recado del viejo medico que cuida de Risefrett Oda, responde que irá luego ya que para él es más importante Risty que responder a los caprichos de una princesa extranjera. No golpea la puerta de la habitación, simplemente ingresa en ella y cierra la puerta tras el acercándose sigiloso hacia la cama donde se encuentra la elfa oscura descansando. Si esta despierta charlara con ella, pero si está dormida solo posara su mano sobre la frente de la joven y sensual mujer para asegurarse de que la fiebre no sea algo peligroso y mortal, una vez habiéndose asegurado de ello podrá dejar esa habitación aunque sinceramente el espera encontrarla despierta para conversar con ella, para tocarla y acariciarla, para darle calor y cariño.

Desperte de un agradable sueño, sintiendome relajada y agusto. Me estire entre las sabanas feliz y sonriente de no haber tenido pesadillas ni haberme despertado con un demonio delante. Sonrei a la mañana y me quede tumbada y relajada mirando el techo.
-Esto es la gloria...una de las cosas buenas que tiene este mundo.
Dije para mi misma y escuche pasos por el pasillo. Me levante y abri la puerta para mirar bien y vi como se metia el sacerdote con un grupo de guardias y alguien desconocido en una habitacion. Debia hablar con el obispo y pedirle consejo, por eso me vestí y me dispuse a salir de mi habitacion para dirigirme a la otra. Cuando llegue a la puerta e intente abrirla esta se encontraba cerrada.
-Hola, soy aleishe¿podrian abrirme? Quiero hablar con el obispo . Es importante con lo referente a lo que paso ayer.
Dije despues de dar un lligero toque a la puerta.¿por que habrian cerrado aquella puerta?¿escondian algo? Esperaba no meterme en mas lios de los que ya tenia.

El dia llego, y con los primeros rayos de sol, algo me hizo abrir los ojos. El dolor habitual,la sensacion de perder el sentido de pies y manos, y de caer mas aun en el suelo. Me intente agarrar a un soporte de las espadas, pero sin poder evitarlo cai tumbada al suelo. No podia hacer nada, el dia habia llegado, y fue entonces cuando mi piel se volvio metalica y comenzo a cambiar, para finalmente acabar convertida en espada en un lateral del suelo, al lado de las demas armas. Entonces el dolor paso, solo duraba la sensacion de no tener posibilidad de moverme y de no sentir mucho mas que el frio suelo sobre mi espalda/filo.
Fue entonces cuando volvi a relajarme, sin dolor y volver a dormirme en aquella sala de espadas esperando que nadie entrase para despertarme o para coger las espadas.

Comienza a pasar el mediodía en toda Asbru y el ruido en la ciudad empieza a ser más notorio. La posada del pueblo ahora está repleta de gente que está pidiendo comida y algo de bebida, algunos otros limpian y reparan sus hogares y otros pocos trabajan la tierra y cuidan de sus animales, cortan madera, preparan hierro, se mueve y vive la villa cercana al castillo y el castillo en sí. La iglesia es uno de esos lugares donde se está trabajando arduamente, pero de momento el obispo del lugar tiene que atender las exigencias de los soldados del rey que velan por las paz, así fue que ingresaron en la habitación donde Kurayami descanso unas cuantas horas y ahora se encuentra rodeada por tres hombres que no conoce más Seikato que al igual que ella está en una situación difícil.

-Buenos días pequeña viajera, no es cómodo para mi saludarte de este modo pero debe comprender que estamos en una situación difícil, por lo que dejare que los soldados aquí presentes se hagan cargo de la situación.- El sacerdote da vía libre a los soldados para que hagan su trabajo, por esa razón uno de ellos se acerca a la mujer con cara de pocos amigos, es hora de actuar para él.

-La razón es simple, desde hace pocos días por orden del rey Beld Tartare todo aquel que ingresa o sale de la región oeste debe dar aviso a los soldados del rey, cada quien queda registrado, nombre y de donde viene, así como el sexo.  Ese hombre que está allí no está registrado, y según él su nombre es Rei, uno que tampoco está registrado, eso los convierte en sospechosos de acción ilícitas. Ha habido ataques en el lugar y el control es muy estricto, tanto así que se castiga con prisión inmediata y una investigación se ejecuta luego. Ahora quiero saber quien rayos eres, que haces aquí y de dónde vienes. Cuando llegaste y como entraste así como también porque evadiste a los soldados. Hace cuantos días estas aquí y que estuviste haciendo, quiero la verdad, porque de todas formas luego puede que te saquen la verdad a la fuerza y allí será mucho peor, eso te lo puedo asegurar- Se expresa de modo claro ese hombre, con poca amistad hacia ella pero al menos claro, y de por sí ya la da por culpable, no le gusta nada ella, por alguna razón no le agrada para nada y el que les hayan mentido de ante mano no les ayuda nada en esos momentos.
Golpean la puerta en ese lugar, Aleishe llama por el sacerdote quien abre la puerta para hablarle cara a cara desde el umbral de la misma.

-Buenos días Aleishe, lo siento pero en este momento estoy ocupado, lo que tengas para decirme tendrá que esperar, a menos que sea algo de extrema importancia-Esta claramente ocupado el sacerdote, pero si es algo urgente entonces podría hacerse un tiempito para ella.



En el castillo del oeste las niñas que están bajo los cuidados de la corona despiertan en soledad, adoloridas y complicadas en la salud, pero al menos tienen ropa limpia, un lugar cálido y cómodo donde descansar así como agua y comida y un orinal para sí mismas, por esa razón pueden esperar allí a que alguien vaya a por ellas sin que eso sea una tortura.

La mayor  de las Odas luego de producirse de manera especial para intentar ver al rey del oeste se presenta ante algunos caballeros del lugar presentándose como tal y pidiendo audiencia, a lo que recibe una rápida y cortes respuesta a su pedido.

-Lo sentimos mucho pero el rey está ahora por almorzar con sus allegados más cercanos, por esa razón no está para nadie hasta llegada la tarde. Le informaremos de su presencia para el que él decida cuando manda a buscar por usted y así traten sus asuntos personalmente y en privado.- Esa fue su respuesta, una negativa a su petición a menos de momento.


Mientras algunos duermen y otros trabajan muchos tienen situaciones complicadas ese día en Asbru, y las determinaciones que tomen tanto ciudadanos comunes como nobles están completamente ligadas las unas con las otras. Día de profunda determinación en Asbru a tan solo un día de partir en plena marcha el encuentro de reyes y dioses sobre terreno sagrado, aunque puede que haya más de uno que no llegue a presenciar la luz del sol para cuando ese día tan especial llegue al tiempo de las criaturas mortales.

Estuvo con Risty unos diez minutos aproximadamente, al ver que no corre ningún peligro se sintió aliviado, y no la molesto en su descanso, la dejo estar allí durmiendo a gusto y el salió sin hacer ruido de la habitación para así continuar camino en ese día que luce realmente muy atareado en múltiples cuestiones de vital importante para el futuro de su país. Mientras camina piensa en la chica que le pidieron rescatar, esa que será de vital importancia en el futuro para su país ¿Qué destino le depara a esa chica allí en Asbru? ¿Qué la liga allí? Según la curandera está ligada a él y eso le causa bastante intriga, por lo que decide encaminarse hacia ese lugar para ver si ya esta despierta y en qué estado es que se encuentra. Durante ese trayecto escucha el ruido de los trabajos diarios del castillo y sale a observar un poco a sus vasallos, que sepan que está presente, aunque hacer eso conlleva el riesgo de que le hablen, hagan pedidos etc, o que alguna otra persona requiera algo de él. Aun con esos inofensivos riesgos decide salir del interior del castillo para caminar por las cercanías y luego de unos saludos volver a ingresar al castillo donde andando por sus pasillos se encuentra con una mujer particular, la ve de espaldas y lo impacta, no por sus cabellos color del fuego, sino por sus ropas las cuales son ropas extranjeras, ropas de la Dinastía Dragón lugar que vio nacer y crecer a su difunta esposa. Momentos después de salir de su sorpresa y entender de quien se trataba en verdad se encamino hacia ese sitio ya que duda que alguien se produzca tanto solo para pasearse por el lugar.

-Saludos princesa Oda ¿Hay baile a estas horas acaso?-Saluda primero a la princesa y hace ese comentario debido a lo producida y hermosa que se encuentra esa mujer extranjera, luego saluda a los soldados que prestan servicio.

-Salve príncipe Lans, la dama aquí presente desea hablar con su señor padre, pero él no está para nadie hasta llegada la tarde- Aprovechando la presencia del heredero del oeste le informan de lo que acontece allí mismo.

-Ya comprendo, entonces puede hablarlo conmigo princesa Risefrett, cualquier asunto que tenga que ver con el rey también me incumbe por completo--No duda Lans en prestar su tiempo a la princesa extranjera, de ese modo le ahorra mucho tiempo a su padre y de paso ve de resolver la mayor cantidad de asuntos por propio criterio y en el menor tiempo posible ya que este apremia. -Si es un asunto de mucha importancia y delicadeza podemos hablarlo a solas princesa Oda-No está de más agregar esa opción a la conversación, ahorrando posibles medias respuestas y yendo más a lo concreto del asunto.

Está bien vestido Lans, esta vez no tiene armadura, si tiene un jubón marrón oscuro con pieles por dentro para calentar mejor. Una capa de piel de oso negra cuelga de sus hombros llegando hasta el suelo, una capa realmente pesada, las botas son de cuero marrón, cuero duro y trabajo por dentro con brea para que no filtre el agua y aislar lo más posible la humedad. Lleva un cinturón de cuero con ervilla de hierro y extrañamente no porta guantes a diferencia de muchos otros que por allí andan deambulando. Está bien vestido, bastante prolijo y con ropas limpias, difiere mucho de la noche anterior donde lo encontró con armadura, cansando, mojado y sucio, y por sobre todo bañado en sangre.

Cuando llame a la puerta el sacerdote me hablo dejando claro que al parecer estaba muy liado con su tarea y con sus huéspedes. No sabia que sucedia en aquella sala, pero tampoco debia preguntar¿o si? ¿que debia hacer una persona como yo? Preguntar o ignorar y dejar a la gente alli reunida. Por el momento era mas importante informar al sacerdote. Por lo que urgente o no debia de darle alguna informacion util.
-Buenos días Bishop. Ya veo que tiene visita y cosas que resolver. Como sabe, si necesita ayuda no me importa echar una mano.No dude en pedirla.
Dije con una sonrisa y cruzando los dedos entre si algo nerviosa. debia decirselo de alguna manera, quizas el supiera que eran aquellas cosas.
-Solo queria preguntarle sobre unos espiritus de energia negativa que rondaron por la iglesia. Es la primera vez que veo algo asi, pensaba que sabia mas del tema y pensaba preguntarle. Claro que en estos momentos no lo clasificaria de urgente. Solo era por despejar mis dudas y saber su origen. Pero puede continuar con lo que estaba haciendo, pero cuando pueda...me gustaria hablar de ello. Creo que fue algo peligroso y puede volver a serlo.
Dije sincera y en un momento algo de carrerilla para que el sacerdote no perdiera mucho tiempo. Luego me quede en el pasillo esperando su respuesta o incluso su aceptación para mi ayuda en aquella sala.

El mediodía comienza a pasar de largo en las tierras de Asbru, y mientras algunos se recuperan de viejas y recientes heridas otros ya ponen pie de marcha hacia la Tierra de Dioses.

En el templo del oeste no se habla de momento mucho del asunto, son bastante optimistas, aunque el sacerdote bien sabe que el orgullo de los reyes es capaz de hundir un país en tan solo días o tal vez menos.  Fue extraño y a la vez preocupante para el sacerdote el relato de Aleishe, sin duda tienen que hablar sobre ello más en profundidad pero no allí, será mejor hablarlo a solas para no causar temor innecesario a los demás.

-Gracias por el buen trabajo Aleishe, hablaremos de esto a solas después de comer ¿De acuerdo?- El sacerdote la invita a verlo después del almuerzo y el asunto de la reunión será ese que ella acaba de plantear. De esa forma el sacerdote despidió al ángel y regreso a la habitación con los demás, está interesado en conocer la respuesta de la chica que allí incluso estando recostada le da mala espina. La chica se presenta como Kuro-Rei y explica detalladamente cómo fue que termino en la ciudad y en esas condiciones, simplemente fue afectada por los sucesos anormales de la región en los pasados días, eso casi le cuesta la vida.

-Al parecer es una víctima más mis buenos soldados. Puede quedarse aquí hasta mañana si lo desea, luego podrá seguir su camino ¿Está bien así señores?- El sacerdote toma la iniciativa antes de que se sigan preguntando cosas y que la situación se ponga aun más complicada para todos ellos. Los soldados lo pensaron un poco, pero luego respondieron fuerte y claro.

-Está bien Padre, pero mañana tendrá que dejar la ciudad, si se le fue negada la entrada antes no hay razón para ignorar la decisión de otros de los soldados de Asbru, sus buenas razones habrán tenido para hacerlo.-Es un punto medio, el sacerdote ahora está a cargo de ellos y claramente no está dispuesto a ponerse en contra de los soldados ni de sus dictámenes.

-Entonces, ya está todo dicho señores, vuelvan a sus puestos, y no olviden regresar- El sacerdote les ordena regresar a su trabajo pero les pide que vuelvan, y hay muchas razones para esa petición.

-Lo sentimos Padre, seguro que queremos volver pero mañana es probable que partamos a la Tierra de Dioses, si eso pasa no sé si volveremos.- Respondió el que parece ser el portavoz del grupo.

-Lo sé, justamente por eso les aconsejo regresar rápido, pues luego puede que jamás vuelvan a tener esa oportunidad.- El sacerdote les sonríe y los soldados bajan la cabeza en signo de respeto y agradecimiento saliendo de la habitación momentos después. Quedaron solo el sacerdote y los dos que están ahora bajo su cuidado, los dos que tendrán que dejar la ciudad el día después.

-Bien, estarán aquí hasta mañana, en media hora comeremos así que pueden almorzar con nosotros, creo que no es necesario decir de que espero que no causen problemas a los demás ¿Verdad?-Ciertamente es amable el sacerdote, pero cada tanto tiene cierto aire autoritario como si fuera él un hombre de fuerte carácter.



La hibrida de ángel y demonio empezó la jornada de ese día desayunando y saliendo luego a dar unas vueltas por el castillo, observa así la vida dentro del mismo y opta por preguntar a los soldados que vigilan la zona de las cárceles si le permiten ingresar a las celdas para verlas y hablar con ellas.

-Lo sentimos pero eso es imposible- La respuesta fue amable pero ciertamente cortante y contundente, no hay nada que hacer allí ante un caso como ese.

En el castillo del oeste y en la ciudad todo parece trascurrir en calma, no se escucha ningún altercado, tampoco hay jinetes que van de un lado al otro todos se encuentran allí en la ciudad como si fuera un día mas del montón excepto tal vez por la reunión de nobles en el castillo, eso sería lo único anormal en ese día “soleado” en Asbru.

Con la mejor intención de todas Lans ofreció su ayuda a la princesa extranjera abiertamente, pero su ayuda parece ser no requerida por Risefrett que prefirió ignorarlo no queriendo hablar con él. En silencio Lans la reverencio y se retiro del lugar ante el enojo de los soldados que observaron como las buenas intenciones de su Señor fueron rechazadas de modo nada educado. Si bien el príncipe del oeste actuó tranquilo y en silencio por dentro está sumamente enojado, ser menospreciado así en su propia tierra y por una criatura hostil (Dígase hostil desde que ocurrió lo de su hermana y aprendiz) Es más humillante e insultante aun. Se alejo del lugar en silencio y sin saber bien hacia donde ir a continuación término decidiéndose por ir al encuentro de la chica que la adivina le pidió encarecidamente que salvara, esa que será crucial para el futuro de su país.
Tiempo más tarde a paso firme se encontró frente a la puerta de la habitación donde se supone dejaron descanso a la chica que el llevo allí desnuda y solo cubierta en mantas, sumamente enferma y en peligro de muerte. Golpea la puerta con el revés de la mano, exactamente con los nudillos de modo fuerte y seco para que se pueda escuchar bien que están llamando a la puerta. Posiblemente la chica pudiese estar durmiendo aun, no sería raro, pero primero golpeara la puerta un par de veces y de no obtener respuesta tratara de entrar como lo haría normalmente a esa habitación.

-Escuchadme, soy Lans Tartare, príncipe del oeste.–Se anuncia con tono fuerte y autoritario, aunque en este caso pareciese innecesario si esa chica está durmiendo tal vez con su voz pueda despertarla.

Estuvo esperando Lans un breve tiempo delante de esa puerta que permanece de momento cerrada frente a él, pero al fin alguien parece estar disponible para el luego de no lograr nada ni con Risty ni con Risefrett. Con el permiso que vino desde el interior de la habitación Lans empujo la puerta hacia dentro ingresando en la misma y cerrando la puerta nuevamente tras el para así caminar hacia la chica que se encuentra tapada y acostada en la cama. Se sienta en el banco de madera que está a la cabeza de la cama y observa a la peculiar jovencita que tiene llamativos cabellos y un rostro muy hermoso.

-Buenos días joven mujer, como ya he dicho anteriormente soy Lans Tartare, príncipe del oeste de Asbru y estas en mis dominios por mi propia decisión. Te traje aquí en una condición muy delicada, estuviste a punto de morir en la nieve…Antes de comenzar con las preguntas me gustaría saber cómo te sientes ahora, si te sientes muy rara o muy mal mejor que lo digas para que te presten ayuda de inmediato ya que estas en una condición muy delicada aun- Deja claro que necesita hacerle preguntas, pero no sin antes estar seguro de que se encuentra dentro de todo bien y que no está empeorando su condición de salud. La observa ese hombre detenidamente, aunque no sabe que ella no puede verlo allí está el buscando hablarle cara a cara mirándola a los ojos.

-Necesito saber tu nombre niña, de dónde vienes y como llegaste aquí, también que buscas…Una criatura feroz te ataco anoche, claro que estabas en un lugar que no es el apropiado para una damisela como tú, casi puede decirse que te lo buscaste aunque haya sido de manera inconsciente- Le habla Lans y apenas ha comenzado, tiene mucho para decir aun pero de momento hace una pausa y le cede la palabra a la hermosa chica de cabellos azulados.

Mire al sacerdote y asenti notando como no necesitaba ayuda. Y fue entonces cuando me retire y atravese los pasillos para llegar a la sala principal, y saludar a quienes estaban alli. Pero eso no me ayudaba a esperar y con cierta curiosidad me dirigi al lugar donde hacian la comida. Una vez alli mire los ingredientes crudos y como con ciertos aparatos y con fuego cambiaban de color y aspecto. Dejan un olor que me hacia soñar con su sabor. Era una de las pocas cosas que me gustaba de aquel mundo, el poder oler cosas maravillosas. De hecho me dieron a probar un poco y me quede alli observando y aprendiendo en cierto modo, preguntando y observando la comida y su transformacion y como unas mezclas de comidas y otras daba sabores totalmente diferentes.