Preparativos pre guerra

Llegamos en un carro a aquel lugar fortificado, apenas podía ver nada, pero los muros y torres dejaban claro que ya habiamos llegado a nuestro destino. Las voces de los hombres fuera y dentro eran claras y fuertes dejando con ello atras cualquier duda que pudiera tener. Por fin aquel martirio en aquel carro habia acabado, ahora solo quedaba esperar a la noche y reorganizarme como todos los demas. Los golpes pasarian a un segundo plano, alli todos estarian mas ocupados peleando entre ellos y contra guerreros mas fuertes, deseando mejorar y no morir en aquel lugar. Por mi parte recorde los viejos tiempos, donde en las guerras los hombres eran cobardes o grandes guerreros nobles, dedididos a dar grandes cosas por su rey, no solo por una pizca de dinero. Pero al parecer los tiempos cambiaban y yo como siempre llegaba tarde para darme cuenta de ello.

Cuando todos se fueron y nadie se digno siquiera a  mirarme me quede sola en la carreta, siendo transportada como espada al parecer a un lugar algo lejos de los muros de piedra.  Pasaron las horas y las cosas no parecian cambiar, por lo que sin perder mas tiempo me puse a dormir para recuperar mis fuerzas cuando llegara la noche. Iba a necesitarlas para moverme después de tanto movimiento por culpa de aquellos salvajes, sobre todo si cuando fuera humana volveria a tener aquellas heridas y lesiones. Por lo menos ahora agradecia ser espada, pudiendo dormir tranquila, sin problemas y sin sentir nada en absoluto.

Después de estar tres días escuchando “Eres una deshonra”, “Ojalá te encuentres con un jabalí y te mate a ti también”, “¡Oh Ojo-único que he hecho yo para tener un hijo tan feo” llegué al un Castillo para empezar mi entrenamiento, podría haberme ido lejos, muy lejos, pero si quería ser más fuerte que mi padre primero tenía que empezar a entrenar como él. Llegué a una fortaleza perteneciente al Señor Silfur, y me la quedé mirando con una seria mirada pensando en si presentarme allí como recluta o no. Realmente poco me importaba a que señor servir o contra quien luchar pues cualquiera  podía darme lo que pedía.

-¿A que esperas zoquete?- Me preguntó mi padre en tono despectivo, y yo suspiré una vez más.

-¿Cuando piensas irte al infierno de una maldita vez?- Susurré bajando la mirada al mis pies y mostrando una mueca en mi cara, encogiéndome de hombros y cogiéndo fuertemente la empuñadura de mi espada.-Yo nunca estuve hecho para luchar, tenías que haber ido a tocar las pelotas a Oleg.

Fue entonces cuando empecé a caminar hacia las puertas de la fortaleza donde había un carro con lo que parecían ser reclutas... o presos, no lo tenía realmente claro, me acerqué a ellos y no me separé demasiado. Si alguien me preguntaba diría que venía como recluta, no daría mi nombre a no ser que me lo preguntaran o me reconocieran, pero siendo el menor de siete lo dudaba mucho.

Los nuevos reclutas y provisiones fueron llevados al campamento donde los esperan los que serán sus compañeros y también sus tutores. Faeran que intento mezclarse entre ellos fue apuntado con una lanza, y no por los reclutas que en esos momentos no llevan muchas armas que digamos, aquel que lo apunta es un soldado.

-Tu, hazte a un lado, te quiero separado del resto.- Le ordena moverse sin dejar de apuntarlo con la lanza de modo amenazante, todo el mundo se giro hacia allí aunque muy pocos saben que esta sucediendo. Otros soldados se fueron acercando de a poco hacia allí para enterarse de lo que sea que suceda, ademas de brindar apoyo a un aliado si ese fuese necesario. - ¿Quien eres y que quieres aquí? Este es el sitio de los reclutas, si no llegas de la mano de un soldado entonces estas muerto chico.- Esta claro que lo han tomado como a una especie de espía o ladrón al meterse allí de colado sin consultarlo con nadie, algo completamente lógico y mas en tiempos de guerra. Claramente no empieza con el pie derecho ese muchacho, y puede costarle la vida y es mas que probable que así sea esa impertinencia, así que mas le conviene elegir bien sus palabras si no quiere que sean las ultimas.

No muy lejos de allí Alex trata de hacer lo mejor que puede en sus labores diarias como cocinero y recluta, aunque sus nervios comienzan a jugarle en contra de una manera inexplicable. Vino ganándose de momento la confianza de los soldados de importancia allí, ahora esta actuando torpemente y con notoria somnolencia lo cual le quita gran parte de su potencial. Tiene suerte de que ellos están mas al tanto de los nuevos reclutas que están llegando que de el y de sus fallas, porque de otro modo ya le hubieran llamado la atención.
Se prepara el campamento para dar la "bienvenida" a la nueva gente que allí llega a mezclarse entre ellos, pudiendo conseguir alguna especie de arma, enemigo, aliado o trofeo. Comienzan a gritarle cosas a los recién llegados, no muy agradables para intimidarlos, es mas que seguro que los mas fuertes y abusadores traten de sacar provecho de los mas débiles o poco inteligentes de la nueva manada.

El tiempo va pasando y el mediodía queda atrás, llega la media tarde y todo parece seguir su marcha, aunque para algunos en particular la situación pueda ser difícil o ciertamente "jodida".

-Perfecto, muerto antes de empezar.- Dijo mi padre para darme ánimos ante la situación, un tío idiota me estaba apuntando con la lanza y me quería separar del resto ¿Que temía, que les manchara  las botas a los demás? Le miré serio pero tranquilo, separando mis brazos de cuerpo y sobretodo de la empuñadura del arma y dando unos pasos hacía atrás me separé del resto de reclutas. Antes de darme cuenta me encontré con una manada de soldados rabiosos con ganas de hacer que sus puños se conociesen con mi cara. Inspiré y rodé los ojos, esto no era algo que yo quisiera que pasara pero el destino es así, hay gente que vive una vida feliz y yo en cambio a parte de tener que aguantar al fantasma de mi padre voy a morir ensartado por los soldados del Rey al que vengo a servir.

-Mi nombre es Faeran Hvinvalfr, hijo menor y único vivo de Garm Hvinvalfr... No se si os sonará el nombre y de hecho conociéndole no se si quiero que os suene, aunque al fin y al cabo era familia de Lobo Blanco.-Dije manteniendo un tono de voz más que tranquilo, cansado. Llevaba tres días caminando para llegar a la fortaleza y aunque había descansado tampoco lo había hecho en buenas camas ni por mucho tiempo. Al decir eso el fantasma de mi padre se encabritó y empezó a insultarme diciéndome que no podía manchar su buen nombre e irme de rositas.

-He venido a alistarme para cumplir la última voluntad de mi padre, ya que los inútiles de mis hermanos murieron antes de hacerlo y ahora todo el peso recae sobre mi. Él quería ver a nuestro Rey unificar toda Asbrun. Lo siento por no ir a puntos de reclutamiento como los demás y venir directamente a la fortaleza pero no sabía como hacerlo... Es la primera vez que me alisto a nada.- Dije sin cambiar el tono de voz, aunque en mi cara se empezaba a dibujar una mueca de preocupación, mucho tío fuerte para un esmirriado como yo.-Además se algo sobre medicina, podría servir de apoyo a los médicos más experimentados. Puede que no sepa hacer cosas muy elaboradas pero al menos no tendrán que malgastar tiempo enseñándome de cero.

En un momento determinado, estaba apunto de sucumbir por el cansancio, hasta que la apareción de mi hermano se apareció por un momento y me puso su mano en mi brazo..."Feliz día del perdedor.".
Mis ojos se abrieron mucho, era la fecha de ese dia...mis manos se endurecieron...Ya tenía la energía suficiente...recordaba bien aquel momento cuando mis padres pensaron que era una pérdida de tiempo por haber arruinado una relación política de mi madre con una señora que tenía secretos muy guardados...pero que moralmente no le agradaría a nadie.
¡Escuchen bien!. He aprendido mucho de ustedes y espero que hayan aprendido algo de mi en este tiempo. Claramente viene gente que espera a ser atendida en todos los sentidos...Hoy cocinaremos Falda de res a la cerveza...Vamos a hacer que ellos queden satisfechos con la comida, vamos amigos
Y sin más comencé a sazonar los bisteces con pimienta y con el achiote mientras acomodaba uno encima del otro, mientras al mismo tiempo con mis palabras decía el proceso para que entre más rapido, acompañacen a hacer mas y mas platillos.
Una vez sasonados, comencé a precomence a asarlos en el asador, y una vez lista la orden ahora me convertía en el mecero, llevando los platillos tratando de ser rápido

Ciertamente hay gente que tiene mucha suerte en su vida y otros que tienen todo lo contrario, el raciocinio del rubio no está muy errado de lo que es la realidad del mundo, aunque en esos momentos su suerte no está definida aun y tiene una oportunidad de salir airoso y vivo de esa situación incómoda. Fue separado del resto de los hombres, obedeció esa orden manteniéndose tranquilo y obediente sin movimientos agresivos que puedan terminar en un malentendido y en su posterior muerte debido a ello. Se presenta como Faeran Hvinvalfr, hijo menor y único vivo de Garm Hvinvalfr, y si bien a la mayoría no les suena de nada un caballero se hace presente para poner en orden a los soldados y al recién llegado.

- Garm Hvinvalfr fue dentro de todo de los buenos para el sur, cometió sus errores eso nosotros lo tenemos muy en cuenta, pero todo aquel que desee unirse al rey Velk es bienvenido, por supuesto que no tendrás aquí ningún privilegio, así que ve a unirte al resto de los reclutas, ya hablaremos al respeto.- Con la intervención de ese hombre que reconoce la línea familiar de los Hvinvalfr los soldados dejan de apuntar con sus lanzas a Faeran y le permiten unirse al grueso de los nuevos reclutas recién llegados a la capital del sur de Asbru.

Por otro lado Alex parece algo eufórico, y más de uno de sus compañeros le ha bromeado con que deje de fumar hongos, que debería dormir y relajarse. Aun con las bromas de por medio algunos le ayudan, otros no ya que no hay una autorización real de ningún soldado ni caballero de importancia, por lo cual Alex está actuando por su cuenta sin la autorización debida y no todos están dispuestos a arriesgarse de ese modo.

A los nuevos reclutas al igual que los anteriores los pusieron a trabajar de inmediato en levantar nuevas tiendas, nuevos galpones y a preparar nuevas herramientas para su estadía allí que desde ahora parece algo permanente. Asi quedan divididos los reclutas del sur ahora, los que trabajan en las casas y las herramientas y los que siguen entrenando como en cualquier día común y corriente mientras el atardecer comienza a despuntar, quedan pocas horas de sol y las primeras sombras ya pueden notarse claramente en cada objeto, así como en todo ser vivo.

-¡Vamos más aprisa! ¡¿O planean dormir al aire libre esta noche reclutas?!-Apuran a los recién llegados a trabajar más rápido, de otro modo pasaran la noche a la intemperie.

Dormia tranquilamente como espada en aquel carro sin problemas ni mucho jaleo. Por lo menos aquel dia me molestarían menos. Asi que al dormir comencé a soñar como hacia tiempo que no hacia. Estaba calmada en las arenas del desierto, sin movimientos bruscos ni tormentas de arena. Allí veia un mago, un viejo mago conocido al que le debía las peores cosas que me habian pasado. Sin embargo las cosas cambiaban y yo, como dragon lo deboraba y me lo comia feliz, zanjando los problemas y volando libre durante dias y noches. No era un sueño perfecto, ni tampoco uno premonitorio, pero al menos sueños como aquelos volvian a recordarme cual era una de mis metas principales.
Poco a poco las sombras empezaban a hacer efecto en mi, ofreciendome de nuevo dolor y sangre, pero nada grave de lo que gritar de dolor. O si era asi, aquel sueño profundo me estaba ayudando a no sentir el dolor en todo su ser. Asi que segui durmiendo en aquel carro tranquilamente aunque algo incomoda. No me quedaba mucho para despertar, llevaba unas cuantas horas descansando pero estaba claro que no queria despertar.

-¡El único error que cometí es engendrar a este maldito niñato, el sur es poderoso y en cuanto subyuguemos a los falsos reyes todo el mundo sucumbirá ante nosotros!- Gritó a mi oído el fantasma de mi padre al escuchar las palabras de ese caballero. Cuando todo se solucionó y las lanzas dejaron de apuntarme bajé las manos como hasta ahora había actuado, con tranquilidad. No sabía que me depararía el futuro aquí pero sin duda me haría más fuerte o moriría, aunque quizás ocurrían las dos cosas pues ser un soldado fuerte e ir a la guerra normalmente van de la mano de la muerte, a no ser que seas excepcionalmente superior y no me lo consideraba.

-Gracias.- Dije únicamente antes de salir corriendo hacia los demás recluta para no quedarme atrás, quizás los reclutas más antiguos y los soldados me gritarían como estaba escuchando que gritaban al resto pero me daría un poco igual. Al fin y al cabo tengo un fantasma que me esta despreciando las veinticuatro horas del día y si no fuera por ser su hijo ahora mismo estaría ensartado en una pica, realmente si me insultaban tenía que dar las gracias, pues al mezclarse sus voces con las de mi padre estas desaparecían unos instantes y parecería que estuviese muerto por fin de verdad. Eso me gustaría, dejar de escucharle por fin.

Rápidamente ayude a levantar las carpas junto a los otros reclutas, me daba igual si levantaba una y los que la habían levantado se ponían a descansar; yo ayudaría a los demás hasta que no quedase ni una por montar. Pues si bien era cierto que era cansado, más cierto era que el sol se estaba poniendo ¡Y que me parta un rayo! Prefería dormir cubierto de mierda de vaca que a la intemperie.

Seguia sirviendo mas de los platillos que habia preparado con muy poca ayuda, claramente faltarían ya muy pocos platillos...ya cada vez faltaa menos...pero debía hacerme responsable. Así que caminando rascándome la cabeza hacia uno de los oficiales mencione lo que hice: Tomé la iniciativa e hice otro platillo para los soldados con el fin de satisfacer sus papilas gustativas con algo un poco mas elegante y variado para la ocasión
Agache la mirada y baje la mano de mi nuca que se habia ocupado de rascar la nuca y miraba el suelo con una preocupación y a la vez verguenza, solté palabras pidiendo perdon...bueno no fueron muchas palabras, solo tres.
Ya faltaban muy pocos a quienes le faltaban comida, y si era regañado o reprimido por mi falta, se podría alimentar con lo planeado y solamente yo sería amonestado claramente.

Las cosas siguen su ritmo en el campamento sur, y cada vez se notan más y más la cantidad real de soldados que ha logrado reclutar ese territorio alcanzando ahora probablemente unos veinte mil hombres y mujeres dispuestos a lucha bajo su bandera.  Con el agradecimiento de por medio y con la tranquilidad de saber que ya el peligro ha pasado para el Faeran se unió a los reclutas recién llegados empezando a trabajar de inmediato en lo que será en parte desde ahora su hogar. Alguien que ha nacido y vivido en Asbru sabe bien que dormir a la intemperie es lo mismo que suicidarse, muchos como el trabajan con cuerpo y alma con tal de evitar dormir a cielo abierto sin un techo y unas buenas mantas que los protejan y contengan del frio que allí claramente es mortal.

Alex por otro lado tuvo que dar sus explicaciones del porqué de su accionar donde casi nadie lo ayudo, ninguno se arriesgaría a ser castigado por impertinente. Aquel hombre que recibió las disculpas de Alex no se vio muy feliz que digamos, pero no lo expresaría allí directamente, tiene oportunidades de sobra para recodárselo.

-La próxima vez que hagas algo de importancia o de gran gasto para nosotros sin consultar te daré una patada en el trasero, regresaras por donde viniste y olvídate siquiera que recibir una moneda de cobre ¿Queda claro?- Ya tuvo su aviso Alex, y posiblemente sea la última que tenga de repetirse esa clase de impertinencias.

-¡Rápido vagos! Ya llega la hora de cenar y ustedes todavía ni siquiera se han aseado.- No es la mejor opción de todas el bañarse de noche, pero visto y hecho como vienen las cosas algunos tendrán que arriesgarse malamente a ello. Claro que la idea de la cena incentiva mucho más que los gritos y los insultos, no comen bien hace días y esa será la primera gran comida que tengan después de mucho tiempo ya que más de uno no prueba nada decente hace semanas y más.

La blanca luna empieza a visualizarse en lo alto, lejos de allí el sol comienza a ocultarse, el atardecer así como comenzó fue mermando de a poco hasta que la oscuridad y las primeras estrellas empezaron a brillar bellas en el firmamento nocturno de Asbru.

La noche definitivamente llegó, dejando todo mi cuerpo transformado completamente. Ahora volvia a sentir poco a poco, parte por parte. Primero los dedos, los brazos, el tronco, todo volvia a moverse. Claro que seguia soñando dulcemente cosas que me abstraían de la realidad. Sin embargo el dolor fue a mas y con ello el frio, haciendome despertar con mal cuerpo y algo destemplada.  Desperté en el carro donde me habia quedado, pero estaba abandonada lejos del mundo. Pudieron oirse gritos y voces de cientos de hombres por todas partes, aunque solo unos pocos destacaban sobre los demas. Lentamente y con cuidado bajé del carro sintiendo el dolor y el frio  sin saber que tenia mal.  
Poco a poco, y lentamente me acerque a aquel hombre que habia gritado a los reclutas para que se asearan por algo de comida. Me acerque y me puse delante, haciendo contacto visual para llamar su atencion, hasta que al final me puse justo de frente para porfin hablarle.
-Soy Enea, una recluta mas que vine en uno de esos carros. Necesito saber donde curarme unas cuantas heridas y de paso dónde ir a por comida.
Pregunte mostrando un brazo algo amoratado y con algún corte evidente. Eso era lo externo y desconocía los daños internos que podia tener. Podría darle o no explicaciones, pero si queria saber mas podía preguntar. Tampoco iba a contar mis pesares a uno de aquellos hombres sin ser preguntada, por muy alto cargo que tuviera. Posiblemente ni le importaría.
-Posiblemente tenga algo roto o lesionado mas alla de lo que se ve a simple vista. Y me gustaria recuperarme cuanto antes para cumplir con el propósito que vine a hacer aquí.
Dije mirando a aque hombre y esperando indicaciones o quizas algun trato especia al no estar en condiciones de luchar ni de montar tiendas por el momento.

Spoiler:

Despues de recibir mi aviso fui hacia la cocina,  esta vez con la cabeza baja mientras obraba  a fin común..teníamos que seguir haciendo los platillos que habian pedido....ahora si me encontraba algo  mas serio, por querer inovar casí me daban una patada en el cuello con fuerza  a fin de matar en cuanto el dinero. Ya tenía un Strike, solo que aqui eran dos no tres.
Mientras ayudaba con la cocina, mi mirada  al levantarse miró a una chica, la chica nueva estaba hablando con el gritón...pero no quería acercarme...tenía miedo de ser "despedido".
 Visto que ya habia terminado con mi parte y que tenía que esperar con la cocción para ir a la fase final y seguir preparando mas platillos, mi mirada ahora se dirigía en los platillos.
Una vez listo la comida, a ayudaba con la fase final, darle la estética al platillo...acomodar los condimentos finamente en el platillo y de nuevo a seguir haciendo mas de la comida.
De momento en medio de la acción, miraba de nuevo a la nueva.....herida, No estaba ciego y claramente ella necesitaba atención médica, no de urgencia esperaba yo.
Suspiré decidiendo de nuevo ir por mi cuenta, y caminé hacia donde estaba ella y , colocándome aun lado miré al jefe de autoridad
En la cocina pude observar a la recluta herida. Se de medicina, no tan basto de conocimientos pero puedo tratar esa herida. Permitame ayudarle a la recluta antes de volver a la cocina

En cuanto escuché al soldado gritarnos para que nos aseáramos supe que por fin había acabado todo, al menos por hoy, o al menos durante dos o tres horas mejor dicho. Suspiré y me sequé el sudor de la frente mientras iba hacia la zona que teníamos para asearnos. Bañarse de noche era, por así decirlo, arriesgado por lo que me eché agua en la cara y el cuello para secarme rápidamente. Una vez hecho esto humedecí un trapo y me quite la parte superior de mi atuendo, la camisa y la chaqueta, frotándome rápidamente la zona axilar para eliminar un poco el olor y ya, rápidamente me volví a vestirme y me dirigí con los demás a cenar. Realmente si tenía que bañarme en condiciones prefería que fuese con agua caliente y al mediodía. Cuando iba acercándome a la cocina para cenar vi como dos hombres y una mujer magullada estaban hablando ¿De qué? Ni idea, aunque la chica estaba herida iba a sobrevivir a esas heridas pues a no ser que estuviera enferma y no la pudiese ver desde mi posición; o era una blandengue o nadie se muere de un moratón. De hecho si podía estar de pie hablando significaba que estaba sana. Así que, en lo personal, no quise tentar a la suerte y fui con los demás reclutas a comer, si alguien necesitaba de mis servicios que me buscara, pues siendo un recluta recién llegado no tenía potestad para nada más.

Entre todo el movimiento del campamento Enea expone sus necesidades ante uno de los caballeros que está a cargo de ese lugar. No la mira nada contento que digamos, para el Enea es solo una pérdida de tiempo y de dinero.

-Si quieres comida ve a trabajar como trabaja el resto, que no recuerdo haberte visto ayudar en nada. Más tarde puedes buscar un médico de los pocos que tenemos.- No hay muchos médicos por allí, son reclutas, sus lecciones no suelen ser muy graves como para requerir demasiada presencia médica, y si se lastiman son reclutas, es parte de su trabajo lastimarse y hacerse rudos. Más tarde fue Alex el que se hizo presente junto a ella y uno de los jefes del lugar quien lo miro con cara de pocos amigos, al parecer hay alguien que está a punto de llevarse un golpe con el revés de la espada, la pregunta es ¿Quién?

-¿Te pregunte que eres acaso?- Fue una respuesta sumamente agresiva a pesar de no haber levantado demasiado la voz.- Este no es un centro médico gratuito, es un campamento de reclutamiento, no aceptamos lisiados, enfermos ni nada que se le parezca. Si quieres algo de aquí tienes que trabajar como todo el resto- Señala a los reclutas que están por empezar a asearse.- ¿Los ves? Que yo sepa tu comenzaste de ese modo, así es para todos sin excepción.- Y claramente está bien dicho, sin excepción, porque incluso alguien con el linaje de Faeron termino haciendo fuerza bruta y bañándose junto a todos los demás como uno más del montón.

Ya aseados los reclutas comienzan a tomar posiciones para comenzar a comer, algo que esperan con ansias tanto los nuevos reclutas como los no tan nuevos, habiendo de momento un muy bien ambiente entre la mayoría de todos ellos.

-¡Muy bien señoritas! Coman todo lo que puedan, necesitaran sus fuerzas para los días que vendrán. Coman, beban, descansen, y eviten hacer estupidez, o terminaran tirados en el medio de la nada sin posesión alguna.- Tras esa información el ruido de cientos de cubiertos y platos usados una y otra vez se hizo dueño del lugar, así también alguna que otra canción e insulto de por medio, todo normal en una clase de lugar como lo es ese.

Escuche al hombre hablar casi con aire de enfado y vi como otro chico se acerco atento a lo que ocurria. Suspire aceptando la derrota y asenti.
-Entiendo.
Dije sin dar explicaciones ni nada, viendo como a ese hombre no le importaba para nada lo que decia nadie. Solo queria resultados y obtener buenos resultados. Y yo en efecto no habia entrado con buen pie a aquel lugar. Y si las cosas ivan mal... necesitaba a alguien que me ayudase por los dias y me cubriera las espaldas. Algun aliado en el que confiar. Mire a aquel desconocido que me ayudo y viendo que era cocinero no lo vi con gran utilidad. ¿un cocinero con una espada?...Demasiado absurdo en un principio. Mire al cocinero y le puse una mano sobre el hombro dandole tranquilidad.
-No te preocupes, puedo resistir unas cuantas horas mas.
Luego mire al hombre que gritaba al parecer con mal genio y sin decirle nada mas me fui a lavar con todos los demas. Tras mojarme un poco y lavarme bien las heridas que se veian a simple vista fui a comer con los demas como un novato mas, al parecer habia que subir poco a poco mostrando las habilidades para poder ser un minimo respetado y lo entendia perfectamente. Mas de la mitad de todos los de alli moririan rapido. Me acerque a la mesa y me sente poniendo cara de dolor en ello, sabiendo que tenia algun problema, aunque como todo, con resposo se curaria.Luego comence a comer como otro cualquiera y a disfrutar de la comida, bastante mejor que la que habiamos comido en el viaje. Esta era mucho mas sabrosa y contundente y lo  agradeci de gran manera comiendo lo que necesitaba.

El ambiente de momento era extrañamente amigable, al menos entre los reclutas, pues ya sabía de sobras que aquí los soldados no te dejaban pasar ni una. Casi me empalan por estar en el lugar equivocado y a esa chica por poco la matan por pedir un médico, ni que hablar de la regañina que se llevó el cocinero. Hice cola como los demás y cogí mi comida como los demás, y estuve a punto de llorar al probar bocado como mucho de mis compañeros. Realmente este plato podría ser una piedra mojada en agua que me iba a parecer un manjar digno de reyes, pues las comidas desde que empecé mi viaje hasta aquí habían sido a parte de sosas, escasas. Miré a mi alrededor y fui a sentarme al lado de la mujer pelirroja, no sin antes escuchar las quejas de mi padre.

-¿Quieres liarte con una pelirroja que tiene los días contados?- Me gritó al oído ese maldito fantasma, para luego bociferar de nuevo en mi cabeza con un tono jocoso una ordinariez. -¡Ves a zumbarte a la cocinera, que es más pechugona y te puede dar más comidas! Ni para meterla tienes ojo chico, aunque al menos no te la meten a ti ¡Já!

Mi ceño se frunció y suspiré de nuevo, sentándome junto a la pelirroja y dejando mi plato en la mesa algo molesto. Bebí un sorbo de mi bebida y después seguí comiendo mirándola de reojo.

-¿Que te ha pasado?- Le pregunté, intentando ignorar los gritos  de fondo y a mi padre. Mientras hablaba con ella algo en mi cabeza se activo, a esa chica no le había visto arrimar el hombro mientras levantábamos las tiendas. Era raro, extremadamente raro. O estaba gravemente herida de verdad, que antes no me lo pareció, o quizás ella sí era una espía.-Si no has podido ayudar debe ser bastante grave, si quieres luego te puedo echar una mano con tus heridas.

Me mandaron de nuevo a la cocina, perfecto...
Estando de nuevo en la cocina continue ayudando, esta vez la labor se volvía le triple o tal vez el cuadruple de tenaz, teníamos que ser completamente más rapidos y mantener al mismo tiempo la misma sazón rica que habíamos puesto en los platillos que desgustaban los soldados allá...pero no me agradaba para nada que no quisieran atender a esa chica nueva, me importaba un carajo que pasaría conmigo...simplemente no podía dejarla así..¿por qué?....Porque posiblemente ella con su fortaleza demostradas en el tono de sus palabras que me brindó cuando el soldado me mando directamente a la cocina sin importarle una mierda....demostraba mucho mas que los muchos soldados que aqui les interesaba la comida, reirse de los demás y posiblemente la barbaridades acostumbradas en la época.
Tenía dos decisiones ahora en la mente mientras que ayudaba a mis compañeros y compañeras en la cocina, aunque a una de ella ya le habia "hechado el ojo" ayudandola de mas y de vez en cuando le tomé la mano con el pretexto de que iva agarrar el mismo ingrediene que ella, necesitaba una aliada en la cocina...solo esperaba que no me defraudara en una petición.
Me acerqué a ella sin dejar de hacer mi trabajo. Debo ayudar a la chica nueva, noto que ella será muy capaz en el trabajo pero con esa herida, se podría infectar o incluso sentir mal...Voy a ir rapidamente...espero no me jodan a golpes-le mencioné susurrandole, y despues de un beso en su mejilla, como agradecimiento pensando en que ella mantendría la razón por la que iva ayudar a la peliroja o usarlo a su favor.

Segui un rato mas con el trabajo y posterior de eso, en lo que estaba esa oportunidad en la cocción al terminar la marinación, decidí tomar un vaso de agua y la coloqué aun lado para beberla en lo que preparaba rapidamente el instrumento.

Antes bien sabía que antes del "torniquete" utilizaban aceite hirviendo y las cubrían en lienso porque se pensaba que así la infección se evitaría. En cambio las gasas protegería la superficie lesionada, el vendaje de modo grueso o fino dependía del a herida...pero la gasa permitía que se forme un ambiente ácido en la herida y otras cosas mas de la escuela que recordaba....mientras menos móvil la lesión menos dolorosa. El calor de la gasa propiciaria una ayuda en la cicatrización. Decidí ir preparando una gasa y la humedecí un poco con el agua, ayudaría a la mejor absorción de la secreción y disminuiria la viscosidad.
A base de hilo a la mano, que no era mucho... propicié el instrumento...el tiempo se me acababa, así que salí caminando aprisa con el vaso de agua y la gasa básica, buscandola y una vez localizada, sentándome por un lado rápidamente miré hacia la herida.
No te muevas-y sin más comencé a trabajar con el agua y posteriormente comencé a secarla con pequeñas palmaditas y despues de eso, le fui colocando la gasa lo más aprisa que podía...

Muy tarde...ya comenzaba lo siguiente ne la comida....gruñí ..Me vale un comino los golpes...no dejare que esto se joda....mencioné para terminar de una forma mas conciente y tranquila.
Tengo que irme-le meniconé a la chica y le mire, notando que habia un chico atras.
Chico, cuidala...tengo que irme-y sin más, corrí hacia la cocina a seguir trabajando...si alguien que seguramente ya me habia visto, me iría mal...

Con las cosas en su lugar cada quien se dedicó a lo suyo, aunque Alex se encargó de lo suyo hasta cierta medida ya que actuando por caballerosidad e instinto traza un plan para ayudar a la pelirroja malherida. Para ello tiene que obtener la ayuda de una de las cocineras del lugar la cual se sorprende y se sonroja mucho ante el toque de Alex, ni que hablar del beso en la mejilla, en esa época es un gran atrevimiento algo como ello, una acción digna de nobles o de amigos de la infancia. Enea, Faeran y Alex de algún modo terminaron todos juntos entre tanto ruido y movimiento, y el humano llegado de otro tuvo tiempo suficiente como para preparar sus herramientas medicas sin ser notado, aunque todo gracias a sus compañeros, porque de otra manera podrían simplemente haber dejado a Alex a su suerte sin otorgarle ningún apoyo ni encubrimiento. El propio Faeran estaba de acuerdo en ayudarla, por lo que no debería de tener mucho problema con hacer lo que Alex le pide, lo mismo va para Enea que buscaba ayuda, allí la encontró.

Los minutos van pasando y las horas también, el ruido de los platos de comida cesan, lo mismo de copas y pintas, tasas y el ruido, ya con el estómago vacío solo queda relajarse y descansar. La temperatura baja considerablemente, ahora es cuando los abrigos son necesarios, y esta se humedece deprisa debido al rocío nocturno que cae de los cielos despejados y distantes, rocío que parece inofensivo, pero que bien sabe Faeran al ser un nacido en Asbru que puede ser perfectamente tan dañino como mortal.
Algunos empiezan a jugar a los dados, otros cantan y hablan tonterías relajándose, poco a poco irán yendo a descansar ya que por fin podrán descansar en un sitio fijo con mantas y camas reales, no están a la intemperie ni durmiendo en carretas.

-Escuchen reclutas- Se escucha la voz de más de un soldado hablándole a muchos grupos.- Aprovechen de descansar cuanto puedan, los primeros días son mortales para el cuerpo que no está acostumbrado, duerman bien hasta que se acostumbren, estarán mucho tiempo aquí y ya tendrán tiempo de sobra para jugar o conversar.- Le hablan de ese modo a muchos grupos, diferentes soldados y caballeros advirtiendo que no se queden hasta muy tarde despiertos, que al otro día puede se arrepientan de no haber descansado todo cuanto pudieron hacerlo.

Las cosas para mi parecian ir a mejor conociendo a gente diferente de la que habia habitado en un carro durante mucho tiempo. Lo primero fue al sentarme y ver como uno de ellos se colocaba a mi lado y me preguntaba. Me sorprendio la pregunta ya que no me esperaba ni una sola muestra de curiosidad por nadie.
-Para venir, en el carro, se aburrían y la tomaron conmigo.
Dije al chico sorprendiendome por su interes y por su ofrecimiento a ayudarme.
-Si me echas una mano estaria realmente agradecida. Pero..¿sabes curar heridas o lesiones? Aparte...tengo todo el cuerpo malherido por culpa de esos salvajes.
Fue entonces cuando otro chico, el cocinero aparecio de la nada y me vendo la herida que anteriormente habia visto, una de tantas. en realidad era todo un detalle y se lo agradecia de verdad. Mas aun despues de haberse llevado una bronca. Cuando se fue a ir le di las gracias y vi como se marchaba a toda prisa dejando un mensaje a quien estaba alli a mi lado.
-Bueno...me llamo Enea. ¿tu quien eres y..conoces al cocinero?
Dije con curiosidad y mirando al chico rubio que tenia delante. Luego me recogi una manga mostrando moratones y un buen corte que sangraba manchando el abrigo de sangre.
-Como este tengo mas y aun no pude acercarme a un buen fuego para cerrar la herida. Digamos que no empece con buen pie. ¿tu? ¿como has venido aqui?

-¿T..te metieron una paliza en el carro?- Le pregunté mientras mi cara empalidecía, y eso que ya era pálida de por si, ahora mismo me alegraba de no haber subido a uno de esos carros. A saber porque habría pegado a esa pobre chica, y al igual le habían hecho más cosas que ni yo mismo quería imaginarme. La chica me dijo que si le echaba una mano lo agradecería y me preguntó si sabía curar heridas o lesiones, me sonreí orgullosamente y le contesté.-Se algo, mi abuela me enseñó. Así que si no es algo demasiado complicado podría servirte.

Antes casi de acabar de hablar apareció el chico de la cocina, el mismo que antes había ido a hablar con esta chica y el caballero. Realmente al hacer este acto se estaba exponiendo mucho y era algo realmente fuera de lugar ¿Acaso había acabado de trabajar antes? Puede ser, es una opción, pero solamente esperaba que no lo pillaran. Vi como ese hombre le hacía un torniquete  a la pelirroja en el brazo y después dijo que cuidara de ella.

-¿Cuidarla?- Dijo mi padre.-Déjala que se muera desangrada, así tendréis más carne para comer.

Asentí con la cabeza, no a mi padre si no al cocinero, y luego miré a Enea que se volvió a dirigir a mi, presentándose.

-Mi nombre es Faeran.- Le dije sin cambiar el tono de voz.-Yo.. Yo pensaba que era amigo tuyo, al fin y al cabo fue a dar la cara por ti antes ¿No?

Justo después me enseño el otro brazo, donde tenía moratones y una herida sangrate. Toqué con cuidado su brazo acercándolo para verlo mejor, desde pequeño me habían dicho que mis manos eran cálidas y por eso servía más para curar que para la guerra, pero eso ahora no importaba demasiado, simplemente esperaba que se sintiera mejor.-Seguramente haya que suturar, es mejor que... El fuego. Lo demás no tiene más misterio, seguro que no es el primer moratón que te haces ¿Tienes muchos más?

Fue curioso ver como me preguntaba algo tan evidente. Estaba llena de heridas y mi aspecto no era muy bueno, aunque si se me veia descansada como a pocos.  Suspire y le mire comiendo mas comida para que con ella pudiera recuperarme antes.
-Podría decirse que si. aunque fueron mas de una.
Respondi mirando a la comida de nuevo y mirando el plato con cara de pocos amigos. Tenia ganas de recuperarme y devolvérsela a esos hombres, pero una vez alli ni sabia quienes eran ellos. cuando el chico me respondió a mi pregunta sonrei mas tranquila.
-Mmm, en ese caso espero no tener nada roto. digamos que siento poco mas que dolor en todas partes. Asi que o tengo suerte y son solo golpes o tengo algo mas serio. Espero que sea lo primero.
Tras esa respuesta vino y se fue el cocinero, dejando claro que alli no habia gente como en el carro, que habia gente decente y preocupada que buscaba mas que dinero y ganas de matar. Miré como se fue despues y segui con mi conversación con Faeran.
-No le conozco de nada, pero me gusta ver que en un sitio como este no hay solo hombres que disfrutan dando palizas.
Dije comiendo lo ultimo que quedaba en la mesa de la comida y le mostre mi otro brazo, este con una herida con un aspecto similar a la del otro brazo. Tambien tenía otro corte en la espalda que me estaba haciendo casi todo imposible y un dolor en un pie que al estar sentada aumentaba. Pero el brazo era lo  unico que podia mostrarle alli sin llamar la atención, como una herida de guerra mas. Deje que acercara mi brazo y respire calmada intentando aguantar resistir el dolor que eso me daba.
-Moratones? muchisimos mas. Respecto a las heridas, tengo otras, no se si muy graves o no, tampoco me quite el abrigo para mirar, pero si tengo mas. Y puede que tenga fastidiado el tobillo, y eso es lo que menos gracia me hace. Vine aqui gracias a mi agilidad y velocidad, sin un pie...ya podían freírme en la cocina.
Respondi a aquel chico tranquilamente, sabiendo que alli no tendria muchas oportunidades de alianza. Y esa podia ser bastante practica en aquellos momentos. Mas adelante incluso podria fiarme para explicarle el porque de todo, aunque si le explicaba eso debia saber que estaba decidido a ayudarme de verdad, ya que ocultar a una mujer peliroja dia a dia iba a ser posiblemente un problema.

En la cocina segui trabajando con mis deberes, ya me habian hecho un favor así que claramente el trabajo se aumentaba el triple en mi caso.
Marinar y seguir preparando la cocción y posteriormente darle su detalle al platillo, así sucesivamente...hasta que se me acabo parte de mis ingredientes y fui por mas, aprisa.
Mientras se calentaba los platillos preparados por mi parte, me acerqué a mi amiga de la cocina y le abrasé tiernamente por la espalda tomando sus manos con la misma ternura que seguramente una dama querría ante la barbaridad representada por los soldados comunes de alli y le di un cálido beso en su mejilla.
Te debo ya dos...la primera, apoyarme...y la segunda el favor de ahora. Piensa en el favor y despues del trabajo dime lo que tu quieres para pagartelas.
Y sin más, me separé y segui cocinando, no obstante fui a dejar los platillos. Yo era un hombre de palabra, y habia decidido serlo completamente: Tenía que ser un gran soldado para la milicia de estos tiempos, tenía que ser un caballero con la peliroja que tenía la valentía de pertenecer en esta gran familia y así mismo ayudar al crio que estaba a su lado, no eran burlones por lo que veía así que veía en ellos un pelotón, una familia.
Despues de terminar los platillos fui llendo aprisa a seguir dándo de comer a los soldados restantes, en una de las ultimas vueltas mi tenis resbaló causando que me cayera sobre mi brazo izquierdo. Solo cerré los ojos e intente no quejarme, sin más, sin querer ayuda o lástima comencé a levantarme y una vez levantado me sobé el brazo y fui por otro plato, pues claramente habia hechado a perder la que llevaba.
Una vez teniendo el ultimo platillo, con mi mano no lastimada se lo llevé al ultimo soldado, y sin más me senté en un lado de la cocina sobandome mi brazo, esperando instrucciones para poder ir a descanzar yo tambien y seguir atendiendo a la peliroja

En cuanto me dijo que le habían dado más de una paliza mi cara empalideció levemente aunque intenté que no se notara en mis ojos, bebiendo un vaso de agua. Realmente era bastante inexpresivo y parecía que no me importase nada una mierda, y en gran parte no me importaba, gracias al fantasma de mi difunto padre había levantado un muro sentimental que no podía derribar nunca, pues él siempre estaba acechando. En cuanto le dije que podía curarla según la gravedad de sus heridas sonrió y eso me agradó, significaba que podía hacer algo más que espantar moscas con la espada en este lugar.

-Preferiría ser médico a soldado.- Le confesé cuando dijo no conocer al cocinero que le había hecho un torniquete en el brazo, pues realmente no es que fuera un gran secreto ni mucho menos.-Pero es mi destino empuñar una espada.

-Preferiría que estuviese tú muerto en vez de yo.- Replicó mi padre.-Pero es tú destino acabar lo que yo empecé, pequeño bastardo come mierda.

La chica dijo que tenía muchos más moratones y heridas que aún no había visto, de hecho no era buena idea quitarse el abrigo y menos de noche así que supongo que lo mejor sería verle las heridas mañana por la mañana, en cuanto a su tobillo podía ser un esguince y de ser un esguince leve no tenía demasiado misterio. Apretar el lugar para que no se moviera cuando hiciera la instrucción, aunque seguramente se le movería y le dolería más, y paños calientes cuando estuviera sin hacer nada.

-Pues si la agilidad y la movilidad es tu fuerte mantenlo en secreto.- Le sugerí buscando la trampa para que no fuera expulsada del lugar o algo peor.-Al menos hasta que se te cure, así también podrías sorprender a los altos mandos. Pero ¿Me dejas ver tu tobillo?

Bueno ahora podía descanzar, si se podría decir...pues mi amiga que me ayudo a encubrirme en un pequeño lapso de tiempo para ir ayudar a la peliroja,  me habia dado una bofetada y con justa razón.  Mabel estaba sonrojada cuando me dio la bofetada y a la vez apenada, no era de los tios que se ivan a pelear con una mujer o amenazarla o incluso llegar a herirla, simplemente me quise llevar con ella y claramente no era de ese tipo. Lo más que me quedo era ofrecerle una disculpa y que pensase en lo que me iva pedir. Despues de aquella escena me salí de la cocina para tomar mi merecido descanzo, probablemente Mabel me pidiese que no le volviera hablar o si le gustaba me diría que para esos atrevimientos necesitabamos algo serio: Realmente no sabía  que cosa me pediria Mabel o  mejor dicho, ni sabia que iva pasar con ella. Podría claramente no decirme nada o decirme algo mas tarde o el dia siguiente, gracias a Dios no se armó un escándalo, la bofetada fue  solo un suceso que me paso a mi por parte de ella, hasta eso la bofetadas de mi madre eran mas duras. La disculpa seguramente sería un nada comparado con la humillación que seguramente ella sintio, supongo ahora tenía ue ganarme su perdón y cariño a pulso, no solo ayudandola con el trabajo, si uqería afianzar mas esa amistad debia complacerle con detalles, como poemas o detalles pequeños, pero en eso ya trabajaría despues, estaba cabreada y no me convenia realizar nada. Se le veía bien la pañoleta en el cabello eso si, lamentablemente no quería que me siguiera con un cuchillo a la proxima. Me convenía tener mas aliados que enemigos, ya tenía un strike con el general, una con Mabel y una con mis recuerdos, así que era la época del cambio.
Salí y decidí ver que los soldados estuviesen bien, y ya despues de allí me dirigí con  la peliroja y su acompañante.
Un dia algo dificil, pero en fin. Mi nombre es Alexandro pero me pueden decir Alex. Gracias chico por cuidar de la distinguida dama que tenemos aqui precente, ahora la duda  es como conseguir los materiales para ayudarle. Supongo que los tres podremos ayudarnos en el presente y futuro
Les comenté con una sonrisa.
Les ha gustado la comida?

Mire con curiosidad a Faeran escuchando sus palabras y asenti algo apenada. El destino era algo cruel y desconocia el problema que tenia para no poder decidir su destino. Sin embargo podria preguntar mas adelante por su vida y parecia algo mas accesible.
-Espero que algun dia puedas ser lo que realmente quieres.
Dije contandole despues de mis heridas y mis problemas. Luego escuche su consejo y asenti, no habia dicho nada de ello desde que llevaba alli. Pero aquel chico parecia de confianza y habia visto  mucha gente en mi vida.
-Con el tiempo, cuando me cure. Prefiero estar en el anonimato a no ser que las cosas vallan extremadamente mal. Podria morir antes que ninguno por mensajera o por que me mandaran asesinar a alguien lejos de la ley. Y no creo que saliera nada bien hasta que este claramente curada, y hasta que lo este... necesitare tiempo, mas del que me gustaria.
Respondi mientras pensaba en mi gran problema. aveces era realmente util para huir o acercarse sin ser descubierta, otras, era lo mas incomodo del mundo. Por eso no podia arriesgarme y perder mi recuperacion o mi "fama" que podia sacar alli por ver mis habilidades. Podria ser robada sin mas y acabar en otra punta del continente mientras la guerra seguia y ya nunca llegaria a tiempo. Era mejor estar al margen, por el momento. Asi que con cuidado me retire la bota y le mostre mi pie.
-Miralo, peor hazlo rapido o acabara congelandose jajaja. En estos lugares hace demasiado frio para mi gusto.
Mire mi pie calmada y confiando en aquel joven de cabellos rubios. En poco tiempo vino el otro chico que se presento y sonrei amable.
-ajajja, yo no me clasificaria de dama. No tengo el porte de una de ellas. Y lo del material... no se que quereis hacer conmigo, pero con algo de tela o con fuego podria hacerse mucho. Pero eso oi, en realidad nunca vi nada de eso. Y si, la comida fue genial. Hacia tiempo no comia nada en condiciones de verdad. Amm, yo me llamo Enea