Hambre y guerra : Tensión en la frontera

Al cuarto día de haber salido del castillo del Oeste Lans Tartare puede visualizar al fin el bastión que protege la frontera norte de su reino. Las fronteras del reino del Oeste están bien preparas y equipadas, bien guarnecidas con todo lo que necesitan, ellos al venir de un lugar como el Puño de Hierro saben bien la importancia de tener fronteras fuertes y seguras. Llega algo cansado ya que ha forzado la marcha de los últimos días para llegar a es lugar en menos tiempo de lo estimado. Su fiel vasalla Risty se ha quedado en un refugio no muy lejano para asi espiar a posibles perseguidores y mantener ese refugio seguro para el regreso del príncipe del Oeste.
Pasada la media media mañana ya casi estaba en el fuerte que extiende sus defensas a lo largo y ancho del territorio que une al norte con el oeste mientras eleva la lanza al cielo para que vean claramente en el pendón de la misma la bandera negra y blanca. La primera es el color de los Tartare, el negro oscuro como la noche adornado apenas por unas lineas de oro, el blanco por su parte es la señal de paz, de la no violencia, dejando en claro que es un enviado de los Tartare que viene en son de paz.

-¡Se acerca un jinete dirección dentro!-Se escucho el grito de un vigía mientras uno de sus compañeros hace sonar el cuerno de batalla, una tonada tal que ellos reconocen como proximidad de un ajeno. Así como muchas tribus y naciones organizadas tienen diferentes tonadas para comunicarse rápidamente a la distancia sin necesidad de palabras, de esa manera ahorran tiempo de acción y evitan que los ajenos sepan lo que se están diciendo entre ellos. El jinete aminoro la marcha al ver como desde el gran bastión dos jinetes salen a su encuentro, de esa forma deja de ser una amenaza que carga directamente contra los soldados del fuerte. Al encontrarse los tres hombres la sorpresa fue inmensa, aquel jinete recién llegado no se quito las ropas, pero si dejo que esos hombres le vieran el rostro identificándose ademas como Lans Tartare, príncipe y heredero directo a la corona del Oeste. Por orden del propio Lans no hubo escolta de honor, de hecho ordeno a esos hombres que lo rodeen de modo tal de que parezca tomado en custodia, y ordene que toquen el cuerno avisando de que llevan un prisionero, asi su llegada aun continuaría ser inexistente para todos esos ojos y oídos indeseados.  

Ya dentro del fuerte fue todo sorpresas el ver al príncipe allí, hubo halagos y toda muestra de aprecios mientras el trata de prestar la mayor atención posible a sus hombres enterándose de las recientes novedades de por allí. Ya con las noticias al día el pasa informar sobre la situación actual de la "capital" por asi decirlo y ordena que vayan a buscar a ese salvaje que busca ayuda con el Oeste, ya luego de ello ha de darle sus nuevas ordenes al lugarteniente que guarda la frontera, pero por ahora ve mas importante recibir a ese hombre que llega del norte con una pequeña comitiva, algo nunca antes visto desde esa región.

Tres dìas y tres noches pasaron antes de que comience el movimiento (Al fin...). Esuchaba gritos, ordenes y muchas idas y venidas en la frontera. Captè un sonido que me resultaba familiar, bastante, se trataba del sonido de un cuerno que alguna vez habrè escuchado en otra ocasiòn. Despertè al resto de mis hombres que aun roncaban y minutos despues, soldados del Oeste comenzaron a acercarse a nosotros. Me pidieron que los acompañe a la frontera de inmediato, manteniendo siempre el trato de perro que nos habian dado previamente, pelotudos seràn... Me encantarìa hacerlos mierda, tal vez algùn dìa le arranque la pija a uno y se la haga comer al otro... Si.
Mientras màs cerca estabamos de nuestro destino, màs gente apresurada y en movimiento se observaba. Habrà llegado alguien del Oeste a zanjar este asunto? Ojala... Me tiene las pelotas por el piso.

Varios soldados del Oeste por ordenes directas de su príncipe fueron al encuentro de los hombres que llegaron desde el norte, pero solo a uno de ellos se le permitió ingresar en aquel bastión. El que volvió a ingresar allí fue el mismo hombre que tuvo la audiencia con el caballero a cargo Ferdinand Florent. Pero esta vez ese sujeto no solo tiene al frente a dicho caballero, sino que hay otro mas junto a el ataviado con una armadura negra y una espada enorme como esas que usan allá en el norte, un arma de esas que debe usarse obligatoriamente con las dos manos. Es extraño ver guerreros con armadura de metal en Asbru, solo se usan al Oeste y al Sur, los primeros porque saben forjarlas y los segundos porque tienen dinero para comprarlas, pero el color negro es muy raro.

Spoiler:

Ese tipo sin duda tiene mas porte que aquellos que lo rodean, ya sea en equipamiento o tan solo en su mirar es una de esas personas que sobresale por su misma sin siquiera necesitar hacer algo para captar la atención. Como sucedió la vez anterior muchos lo miraron con mala cara, aunque otros por alguna extraña razón se mostraron mas corteses que de costumbre.

-Te doy la bienvenida a mis tierras hombre del Norte, soy Lans Tartare, príncipe del Oeste pues mi padre es el rey Beld Tartare. Es difícil de creer que el Khan envié a pedir por ayuda, asi que me gustaría escuchar con mis propios oídos lo que has venido a pedir a mi reino, y aprovechare para darte aviso de que posiblemente mi pueblo entre en guerra nuevamente, aunque esta vez nuestro enfrentamiento sera en lo posible solo contra la región Este.- Aquel hombre que habla con fuerza mantiene un aire de nobleza y respeto que en Asbru es difícil de conseguir, aquel hombre que se hizo famoso por ser un extranjero que se abrió paso a la fuerza por la región Sur y Este hasta llegar al Oeste y destruir a los lideres de las tribus de esa región declarándolas como suyas por derecho de conquista.

No necesitaba ser un maestro de historia konnan para recordar la famosa relación de rivalidad entre el León y el Oso, el Khan y Beld Tartare se han reconocido como rivales y han jurado tomar la vida del otro en algún momento, y por poco lo consiguieron hace unos cinco años atrás cuando casi se arrancan la cabeza el uno al otro en combate singular.

"Mi estimado Lans, como ya sabra, me encuentro en medio de una misiòn de suma importancia de la cual depende la vida de mi gente. Ultimamente, el frìo estuvo màs que descortès en mis tierras y lo que antes era comida, ahora es un inservible cubo de hielo. Es por eso que me embarquè en este viaje hacia el Oeste con un ùnico propòsito: el de pedir alimento y salvar la vida de cientas y cientas de personas. Se trata de mi gente y por ella yo, Deyb Konnan, darìa hasta mi vida de ser necesario para que ellos puedan tener prosperidad, felicidad y un techo donde vivir . Siento mucho tener que acudir a su vasto territorio en tan inoportuna ocasiòn, pero usted mejor que nadie debe saber que la muerte no hace cola para actuar, y que son mis Norteños los que estàn siendo castigados con tan morbida pesadilla. Necesito su ayuda, Lans Tartare. Por favor, pienselo si debe, tomese su tiempo y recuerde que si llega a hacerlo, incluso podrìa cortar el tenso hilo que divide nuestras tierras..."

Deyb se quedò ahì parado, observando directamente a los ojos a Lans Tartare con una mirada que claramente necesitaba ayuda.

Y allí estaban el bárbaro del norte y el príncipe del Oeste cara a cara, un encuentro bastante particular que tiene intrigado a Lans. Con el Norte han tenido pocas batallas pero sin duda fueron las mas difíciles. Conquistar la región norte de Asbru parece tarea imposible puesto que conseguir agua y comida y bastante difícil, ni que hablar de refugios aptos para una legión. Trata de no imaginar demasiado Lans, el hombre sabio no saca respuestas sin fundamentos, esas respuestas solo se las dará las palabras de ese hombre bien fornido y alto como el propio Lans, debe medir mas del metro ochenta de seguro. Como todo hombre de la región Norte posee barba, de otra forma el frió en invierno te destruiría la piel, pocas veces se ve alguien de esa región sin barba y suele ser siempre en verano. Tiene ese hombre ojos oscuros y como de costumbre es raro encontrar a un guerrero del Norte de Asbru que no tenga una cicatriz en algún lugar, nadie salí sin ser tocado de todos los combates, ademas, las cicatrices son pruebas irrefutables de valor en la mayoría de los casos por lo que se las luce con orgullo.

Escucha atentamente Lans y no le sorprende el contenido de las palabras en si, sino que ese "bárbaro" trata de usar el mejor vocabulario que tiene para darse a entender, incluso el tono de voz no es violento, bastante admirable el esfuerzo de su parte, algo asi no sera pasado de alto por el príncipe del Oeste.

-Valiente Deyb Konnan, realmente no tengo un rencor hacia ninguna de las regiones de Asbru, aunque es comprensible el odio de algunos debido a la conquista de tu territorio, pero como ya ha mencionado antes nos movemos por el delgado hilo de la vida y la muerte. No recibimos ayuda de nadie cuando la necesitamos, pero, matándonos todo el tiempo de aquí a lo que dure el mundo tampoco es que consigamos ser mejores que los demás. No es que nosotros tengamos comida de sobra, en especial ahora que por alguna razón el Este rompió el pacto de paz que alcanzamos hace 5 años...Y no me extrañaría que el Sur apoye al Este. -Hizo una pausa para pensar bien lo que dirá a continuación y en que tono, tiene que hacer el apropiado para ello.-¿Están dispuestos a trabajar para obtener esa comida? Es mejor que ser simples parias que la reciben de la nada. Lo diré claramente, lo mas probable es que el Este y el Sur si aliasen contra mi en el Oeste, me vendría bien unos fieros combatientes a mi lado. Yo no soy como los del Sur, yo no gano las batallas con comida y dinero, las gano con hombres armados y entrenados para guerra. -Lo ultimo que dijo fue con mucho énfasis, con fuerza y una bronca ahogada desde hace mucho tiempo. Detrás suyo se alzaron las voces y se levantaron las armas, no sabían que tendrían que pelear pero el príncipe acaba de dejarlo claro, la batalla los aguarda a la vuelta de la esquina y esta vez están mejor posicionados que antes.

-Esa es mi respuesta guerrero, como vez no tuve que pensarlo mucho. Ahora queda en ti y tu gente parlar y tomar una decisión. -Fue rápido y conciso Lans Tartare, después de todo el no es un versado político, el es un general criado y formado tanto dentro como fuera de la batalla y como tal sabe tomar rápidas decisiones cuando la situación asi lo a merita.

Mirè a Lans directo a los ojos y pensè detenidamente en lo que me dijo. Le respondì.
"Claramente, nuestros requerimientos no serìan gratuitos y era obvio que pedirìas algo a cambio. Tus palabras son justas y honorables tal como tu persona, Tartare. Necesito de unas horas para pensar en lo que usted me ha dicho. Si el tiempo deseado excede a sus posibilidades, al menos deme unos minutos para hablar con mis hombres y explicarles lo que me explayò usted. No dude que me encuentro infinitamente agradecido. Volverè en unos momentos con su respuesta.".
Deyb diò media vuelta y con un gesto educado de despedida, comenzò a marchar hacia sus soldados.

Los ojos de aquellos hombres se cruzaron, Norte y Oeste, bárbaro y caballero, pero ambos necesitan sobrevivir no solo por ellos sino también por todos aquellos que dependen de sus decisiones. Aquel hombre al parecer entiende a la perfección las exigencias de Lans y pide un tiempo para pensarlo y hablarlo con los suyos, un par de horas para una decisión de esa envergadura no es ningún problema de conceder.

-Puede tomarse las horas que necesite Dayb Konnan, estaré aquí al menos hasta el amanecer del nuevo día, luego de ello he de partir, asi que se puede decir de que plazo para una respuesta es el amanecer-Lo despide amablemente y algunos de sus hombres lo escoltan hasta las afueras del fuerte para después volverse dentro del mismo y dejar a ese sujeto libre de acción, el que vaya a reunirse con su gente o no solo depende de el y de nadie mas.

Por otra parte dejando las tensiones de lado se llevaría a cabo una pequeña celebración en honor al príncipe que los visita ese día de forma sorpresiva, asi podrán estrechar mas sus lazos los soldados valerosos y leales con aquellos a quienes sirven, protegen y obedecen cada día de sus vidas.

Luego de librarme de los soldados que me escoltaron casi hasta mi campamento, me parè lo màs recto que pude, con el mentòn bien en alto y caminè hacia el centro de las carpas. Mis hombres comenzaron a salir de las mismas, preguntàndose que estaba ocurriendo. Se los veìa intrigados, asì como cansados y tristes.

"Compañeros, se nos ha dado una respuesta a nuestros pedidos. El principie Lans Tartare se ha encontrado conmigo y me ha dado una respuesta. Es un buen hombre, aunque no me sorprenderìa si se tragara la espada por las noches! JA JA! (Un poco de humor para levantar sus ànimos, antes de dar la noticia). Quiero decirles que el Oeste està dispuesto a ayudarnos... a cambio de algo." Las caras de mis soldados se tornaron serias, mierda... "El principe està a pie de guerra, el Este y el Sur se aliaron, desean destrozarlo como a un cerdo y èl nos ha pedido que lo ayudaramos en su batalla. No me importa lo que algunos de ustedes piensen, se que la mayorìa son fieles a mì y a mi causa, y es por eso que digo que le prestemos nuestras armas y nos ganemos nuestra comida por las buenas y como se debe. Somos soldados honorables del Norte, violentos como ningùn otro, temidos por todos y amados por muchos, y yo creo que esta... que esta es nuestra oportunidad de demostrarle al pequeño principe de lo que estamos hechos, DE DEMOSTRARLES A TODO ASBRU, QUE PASA SI TE METES CON UN BARBARO! GRAAAAAAH!" Mis hombres gritaron aireados, como lobos aullandole a la luna. Estaba listo para responderle a Lans. Y como un amigo mio me dijo alguna vez, "This'll be a slaughter!"

Me dirigì hacia donde se encontraba Lans, siempre tan serio el tipo ese... Nos encontramos y nuevamente se cruzaron nuestras frìas miradas.
"Tartare, ya que se dispuso a ayudarnos con nuestra causa, nosotros haremos lo mismo por usted. Le prestaremos nuestras armas en batalla, pero debe prometernos que al final, recibiremos todo lo necesario para poder salvar a mi gente, puedo confiar realmente en el principe del Oeste?"

Se mueven los hombres y mujeres de la frontera de un lado al otro, comienzan a formar mesas improvisadas para unirlas al resto, lo mismo asi hacen carpas y sillas, bancos, preparan todo para una celebración aunque no haya allí justamente comida de alta arcunia como para un príncipe, aunque la mayoría sabe que Lans Tartare no es justo el clásico "principito" que espera a que su padre muera y lo haga rey, no, es de armas tomar, es directo, es activo, y sobre todo un hombre antes que noble.

Mas lejos se llevaba a cabo la reunión de los hombres del norte entre gritos y eso, en el fuerte también se alzaban las voces y empezaban las anécdotas de batallas pasadas. Pocos de los que están allí estuvo en todos los combates, pero cada cual tiene su experiencia para contar y es bien recibida por el resto.
Konnan regreso al fuerte con sus hombres y fue detenido por los guardas que se formaron acorde a gente militarmente preparada para escoltar a un gran grupo y tras recibir el ok de Lans los dejaron avanzar. Encontraron al príncipe de pie bien protegido, de hecho la mayoría apuntaba prácticamente con lanzas. Nunca se permite que un soberano reciba gente armada, mas Lans si lo hizo y esa es la razón de la tensión.

-Escuchadme bien todos, hombres y mujeres de todas partes, aquellos que rezan a lo alto y a lo bajo. Yo soy Lans Tartare quien porta la sangre del rey Beld Tartare, juro eterna amistad con esta gente y fidelidad a mi promesa. Que el Master en el Cielo permita que queden sin luz mi ojos y mi carne sin huesos si llego a romper este juramento-  Se llevo la mano derecha al corazón al recitar y afirmar su juramento. Tras las palabras del príncipe algunos de los hombres presentes alcanzaron algo de beber a los recién llegados y trabaron palabras con ellos mientras otros tantos bajan las armas para no generar un conflicto innecesario.

-Si la memoria no me falla me invitaron a celebrar, asi que espero traigan aqui todo lo que tengan, no teman a quedarse sin provisiones que les llegaran la semana que entra-Les recuerda Lans y se escuchan risas mientras hacen caso a las palabras del príncipe. Se continua preparando comida y lugares donde disfrutarla mientras al parecer comenzara a escucharse música.