Oscuridad y 7 estrellas

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La amabilidad y humildad del caballero y héroe del Puño de Hierro parece haber llegado al corazón del dragón mismo, aunque no lo demostró tan abiertamente al comienzo debido a que la comida estuvo primero, luego si, con sus palabras dejo claro que está de acuerdo o al menos le gusta el modo de pensar de Albart. Momentos después ya tenían todo guardado en su sitio, ella coloco sus armas de la manera que más le gusta y salieron de la cueva, o al menos llegaron hasta el borde de la misma donde el humano hizo escuchar sus ideas, ideas que parecen gustarles a la dragón ya que se muestra muy dispuesta a seguir sus indicaciones, dejando claro que lo sigue incluso desconociendo adonde espera el llegar.

-Hablaremos de ese tema más tarde, os lo prometo dragón.-No puede evitar el tema principal de su estadía en esa región por mucho tiempo, por lo que planea revelarlo más temprano que tarde a esa criatura femenina y atlética. Albart comenzó a utilizar sus herramientas de escalada y les ofreció algunos a Enea, ella al igual que él ya está preparada para la escalada, aunque nunca imagino ese hombre que la dragona fuese tan increíble a la hora de aferrarse y saltar de un lado a otro. La forma en que subió la mujer hizo que el caballero se quede solo mirando como ella lo hace, y al terminar admirándola silbo.

-Joder… ¿Cómo se supone que voy a superaros dragón? Dejareis mi reputación por los suelos.-Bromea el hombre y la felicita por su gran destreza, esa criatura no solo es sensual sino también salvaje, algo a lo que este no está acostumbrado, tanto tiempo en solitario y entre castillos le ha acostumbrado a las damiselas y grandes señoras, no a mujeres tan aptas como Enea. Tomo las herramientas que Enea envió cuesta abajo hacia él y comenzó a trepar, aunque tardo más que ella para subir, y su escalada fue algo más común y segura. No dice mucho ese hombre mientras sube, con el peso y la incomodidad de todo su equipo o le apetece hablar mientas asciende lento y seguro por la fría roca. Una vez arriba el hombre se sacudió las ropas, acomodo sus cosas guardándolas bien, de otro modo se le hará muy difícil el deambular.

-Aquí estoy, sin tanto brillo a diferencia tuya Enea. Ahora…Veamos…De día es todo es más claro, aunque tan confuso casi como en la oscuridad.-[/color]Mira los alrededores el caballero y luego se echa andar seguro hacia lo que parece ser el noroeste. Poco tiempo después se hizo notar en la lejanía el gran huargo, y de a poco se fue acercando hacia ellos, finalmente les dio alcance y miro fijo a la mujer de cabellos rojizos, le gruño y luego se posiciono al lado de su amo quien poso la mano izquierda sobre el y comenzó a acariciar su lomo, subiendo hacia la nuca del animal y luego a la cabeza haciéndolo gruñir levemente.

-Eres un gruñón mi buen amigo y hermano, no os preocupéis, es Enea, solo que…En una versión más atlética y femenina.-Conversa con el animal mientras reanudan la marcha, el día parece estar en las horas de la mañana, y luce bastante mejor que el día anterior.

-¿Es tu deseo saber qué hace mi persona aquí dragón? Estoy dispuesto a hablar de ello contigo si lo deseas, aunque no se aseguró que os interese mi cometido aquí.-Se muestra dispuesto a abrir su corazón a ella ese hombre, menos en lo referente al deber y al honor.

Segun ascendia me sentia observada y no era para menos ya que sin saber como mis instintos se mezclaron con los humanos haciendome subir con una gran agilidad. Cuando llege al final escuche un silbido junto a unas palabras que me hicieron sonreir. Mi primera intencion fue gritarle y responderle, pero por miedo a alguna avalancha o desplome me calle para esperar a responderle despues. Seguro que tampoco estaba acostumbrado a ver mujeres tan salvajes como yo, y estaba acostumbrado a nobles. Si, seguro que su mujer era alguien noble. Quizas una princesa, eso solian decir de los grandes heroes. Si un guerrero llegaba a ser un heroe era sobre todo por esa mujer que esperaba lejos por su regreso. Y viendole desde arriba, despues de haberle conocido un poco mas me daba algo de pena. Ojala siendo espada hubiera caido en manos como las suyas y no en manos de asesinos o inexpertos. Cuando por fin subio le extendí la mano para ayudarle al ultimo tramo y le hable.

-Una reputacion no se consigue trepando por una pared...pero gracias jeje.

Comenzaba a coger confianza a ese hombre. Y al al parecer tambien conmigo, ya que su manera de hablar paso a ser algo mas informal y descuidada. Quizas el ser humana no imponia tanto como un dragon. asi que igualmente me mostre mas cercana.

-Lo importante es que estas aqui y no abajo. jeje

No tardo en aparecer aquel animal molesto. Ahora gruñendome sin mas. albart por su parte lo tranquilizo y hablo con el explicandole, como si fuese un amigo de toda la vida o un hermano. La verdad era un espectaculo bastante tierno en cierto sentido.

-Espero no cabrearle ahora que estoy al otro lado de la cadena alimenticia jeje.

Tenia ganas de probar a acariciar al animal, pero finalmente preferi ni acercarme, para escuchar las palabras de Albart. Le mire seria, captando toda mi atencion el hombre rubio.

-Sinceramente si me gustaria saberlo. No pienso abandonaros aunque no me interese. como dije al principio necesito salir de este lugar, y al parecer sois el unico que sabe salir. Prometi ayudaros fuese cual fuese vuestro cometido, y lo haré.

Tras la impresionante muestra de destreza de la mujer y las muestras de admiración de ese gran hombre cada cual estuvo en el terreno firme más elevado al cual quisieron llegar. Volvieron sobre sus pasos por recomendación del masculino allí presente y conversaron gustosos sobre logros y reputaciones varias. No dudo en aceptar la ayuda de Enea cuando ella se lo ofreció, la tomo con fuerza moderada, una mano grande y con guantes, la mano de un guerrero acostumbrado a cabalgar mucho y a portar armas para la batalla.

-Y me alegro de estarlo, ahora, a caminar, que el día aguarda por nuestro cometido.-Dirige la marcha el héroe del Puño de Hierro, aunque su fama se extiende mucho más que las fronteras del sagrado imperio, se extiende de una punta a la otra de todo el Continente Central, siempre habrá alguien en algún lugar del mundo que ya escuchado alguna que otra hazaña de Albart Andrieske.
Al aparecer el huargo el humano se puso a jugar un poco con ese gran y salvaje animal, y al escuchar las palabras de Enea rio un poco a carcajadas.

-No os preocupéis, los animales son criaturas fieles si uno es fiel a ellas, Ice Fang nunca osara a tocaros mientras la vida de nosotros no peligre.-El caballero confía mucho en su compañero animal, pone las manos en el fuego por este. Luego de un rato de andar se dejaron las bromas de lado, el afamado caballero heroico promete hablar con Enea de lo que a él allí le concierne si ella así lo desea, y como era de esperarse ella asintió, desea saber qué rayos hace alguien como el en un sitio tan abandonado de la mano de Dios como ese prometiendo que no lo abandonara por razones varias.

-Bien, estamos claros entonces mujer dragón, mi cometido aquí es detener un mal que se ha extendido más de lo recomendable. No sabría deciros desde cuando permanece este mal en esta tierra, ni de donde proviene este, pero claramente si no se hace nada para detenerlo las consecuencias serán nefastas, primero para este reino, y luego podría expandirse a otros reinos lejanos causando un mal incalculable.- Como se podría esperar de alguien así no está allí justamente de vacaciones ni de ocio, está allí en una misión de suma importancia.-He averiguado y visto muchas cosas, y por lo que se debo de encontrar unos templos antiguos de ASbru donde en teoría se encuentran estos males, probablemente sean más de uno, eso es pero aun de lo que uno imagina.-No detiene el paso en ningún momento el humano, mantiene la marcha mientras habla mirando siempre al frente.- Y es por eso que este humilde servidor aquí se encuentra, no es seguro a mi lado Enea, os recomiendo que cuando tengas una mínima noción de cómo iros de aquí tomes esa oportunidad sin dudar.-Y allí quedo la verdad revelada sin tapujos, y no es para bromear ya que los cambios en el ambiente de Asbru afectan a todos sus territorios sin diferencia alguna. Las criaturas de Asbru están sufriendo la falta de alimenta, la muerte de algunos sitios y negación a muchos otros que han quedado inaccesibles al ser dominados por estas nuevas fuerzas enemigas de lo que intenta sobrevivir en ese duro y gélido territorio.

Al tiempo de andar se nota un poco el cambio en el ambiente, no hay tanta nieve acumulada allí, pero el suelo luce más gélido, mucho más duro e uniforme, como si pisaran territorio rocoso pero de pura nieve congelada y endurecida.

-Si mi intuición no me engaña, me acerco un poco más a lo que busco paso a paso.-Cree Albart que va en buen camino, probablemente a esos ya mencionados templos que albergan los males antiguos de Asbru.

Una vez acepto mi ayuda tiré de el ayudandole a ascender con mas facilidad aquel ultimo trecho. Y finalmente llego arriba. Una vez alli comenzó a dirigir la marcha, y sin mas que decir le segui mientras me abrigaba lo maximo que podia. La verdad era que generalmente, si viajaba no solia llevar todo lo necesario para un humano, ya que solia viajar como dragon. Pero aun asi, llevaba lo justo para no pasar frio, ademas de mi resistencia natural, lo que me ayudaba a estar alli sin tantos problemas como podia tener un humano normal. avance tras el hasta que aparecio su animal, un ser al parecer fiel y salvaje a la vez, podia parecer una montura a simple vista, pero desde el primer momento aquel humano nunca le habia usado para tal cometido. Mas bien parecia una especie de amigo. Un amigo leal y tranquilo. Asi que viendo aquello, aquel animal empezo a caerme mejor.

-En tal caso no creo que tengamos ningun problema.

Respondi mientras miraba al animal. Por mi parte, al no tener tanta hambre lo veia mas como un animal compañero que como un almuerzo. Luego seguimos andando hacia algun lugar desconocido y misterioso. Pero no insistiria mas sobre el tema, si el no queria contarlo no era quien para poner en duda sus ideas. Pero llegado a cierto punto del camino, Albart me pregunto y tras mi respuesta afirmativa, comenzo a hablar.

Mi cara de sorpresa poco a poco comenzo a salir. Seguramente de ser mas joven o ilusa me habria reido de el por tales palabras. el mal en un lugar como aquel..?el mal estaba en todo el mundo, no estaba en un paramo congelado. Pero si algo sabia del mundo, era que nada era lo que parecia. Y segun hablaba el caballero, parecia ser algo muy serio y mas real que cualquier imagen de la maldad. Le segui escuchando con atención, asintiendo a sus palabras y meditandolas. Le seguia bastante bien, siguiendo su paso firme y recto, segun escuchaba sus palabras sin decir absolutamente nada. Sabia donde se queria meter, y si era tal como contaba, debia ser un heroe mayor que como se contaba en las leyendas. Seguro que quien entro en esos templos jamas salio con vida. Sin embargo, cuando me incito a marcharme cuando supiera orientarme negue con la cabeza. Ya no era solo cuestion de superviviencia en tierras heladas, ni una guerra entre razas sin principio ni final, era algo tan mistico como mi inmortalidad, y no me parecia bien abandonar a ese humano ahora que sabia su cometido.

-Solo huire si veo que mi vida peligra como nunca antes. Puedo prometeros eso. Pero no me marchare sin mas y sin ayudaros.

Dije para colocar una mano sobre su hombro, decidida y sin dejar de seguir su paso.

-Como sabreis, los dragones vivimos mucho tiempo y vemos guerras una tras otra, sabiendo que hay fuerzas aun mas poderosas contra las que se tendrian que luchar. Os doy mi enhorabuena por tener el valor y la decision de hacer algo asi mientras las demas razas se destruyen unas entre otras. Y mas aun por venir solo, doy por echo que quereis llamar lo minimo posible la atención de esos males, sean cuales sean. Sois aun mas grand de lo que cuentan las historias.

Segui andando, pensando aun si haria lo correcto o no. Si moria en un lugar como aquel por un ser lleno de maldad, ese ser podria ser inmortal. Asi que, por el bien de todos, deberia asegurarme de que por lo menos, si mi vida corriese peligro, ese caballero fuese mi asesino. Pero claro, no pretendia morir, y si moria por causas ajenas a ningun ser, seguiria viva. Quizas el hielo podria matarme, pero en años podria volver a andar. Pero de todas formas, segun les miraba a ambos me alegre.

-No soy un heroe, ni nada parecido. Pero os ofrecere toda la ayuda que pueda en vuestra campaña. sois pocos en vuestro cometido, por lo menos permitid que os ayude. Si no... siempre puedo huir escalando jeje.

Dije finalmente intentando animar un poco los animos que parecian ensombrecerse a cada paso que dabamos. aunque tampoco se me daba muy bien contar chistes. Y tras andar un rato, el aspecto del hielo cambio, y con ello albart volvio a hablar.

-¿teneis alguna idea de que podeis encontraros?...¿o algun plan?...

Pregunte mientras miraba a Ice Fang, quien tenia en aquellos momentos los sentidos mas desarrollados. Si notaba algo seria el primero en darse cuenta.

El último tramo de la escalada lo hizo el caballero heroico con ayuda de la dragón, un último tirón basto para que el rubio se pusiera ya de pie en tierra firma comenzando a caminar sin demora. Ice Fang se unió a ellos y el equipo quedo completo nuevamente. La tensión entre el huargo y la dragón desapareció por obvias razones, aunque es imposible saber hasta cuando mantendrán la paz esos dos seres salvajes. Durante la marcha el caballero comenzó a develar el misterio que lo lleva a ese páramo helado olvidado de la mano de Dios, pero para los que saben está olvidado por muchos, pero unos pocos tienen allí radicado sus fines, poderosos fines. No volteo el caballero a mirar a Enea mientras habla, su visión y otros sentidos están centrados en el camino, en no extraviarse, y en no ser tomados por sorpresa. No se fía este solo de la compañía del huargo ni de la propia Enea, no está en sus planes cometer errores completamente innecesarios como el bajar la guardia en la guarida del enemigo.
Las palabras de la dragón no esperaba escucharlas, ya no encuentra criaturas heroicas en su camino, no actúan por nada y menos por criaturas que ni conocen. Volteo el rostro al sentir la mano ajena en el hombre y observo con un gesto amable a la mujer que no quiere abandonarlo a su suerte así como así.

-Agradezco sus palabras dragón, pero no soy tan genial como vos creéis, si me halagáis así solo lograra hacerme ruborizar.-Sonríe bastante cálido y casi inocente para ella.-Soy consciente de muchos males de este mundo, los enfrento cuanto puedo pero…El mundo es inmenso, así como sus males, y mi tiempo…Mi tiempo no será eterno…-Repite al final en tono algo bajo.-Pero haré lo que pueda mientras pueda, mi aliento aun se mantiene fuerte así como mi mente y mi espíritu, hay mucho que puedo hacer por este país, y por muchos más si la Diosa me ilumina con su gracia.- No se cree el héroe del Puño de Hierro un héroe súper dotado, pero claramente tiene claro lo que desea hacer y cómo conseguirlo, por mas imposible que parezca así comienzan las mejores historias, cuando una criatura mortal desafía lo imposible ya sea para bien o para mal. Luego de esas palabras reanudo la marcha ese hombre de cabellos rubios cual príncipe encantador y escucho a Enea y sus ganas de prestar ayuda, algo que le hizo sonreír menos y ponerse más serio. Se volteo para quedar frente a ella y le tomo una mano bastante gentil, dos manos grandes cubrieron la mano derecha del dragón.

-He tenido algunos compañeros en mi vida, en lo que respecta a mis campañas…Es sumamente duro para mí el separar de mi vida y mis recuerdos a aquellos valientes y leales que se han ganado mi corazón…No os deseo un trágico final, ni mucho menos ser el causante de ello…No hay dudas que un dragón es fuerte, pero cuando dioses y demonios se levantan, los mortales la tienen difícil, sean humanos, elfos o dragones.-Claramente no es un hombre que pueda abandonar a un compañero o a un necesitado así como así, es muy leal y honorable.- Iréis conmigo hasta que lo considere demasiado peligroso como para dejaros continuar.-Permite el caballero la compañía del dragón hasta cierto punto, aunque desconoce donde y cuando se dará esa ocasión.
Con el pasar de las horas llegaron a un lugar donde el territorio comenzó a mostrar algunos cambios claros.

-Espero encontrar alguna cueva, circulo, cruz, templo o algo que destaque por sobre todo lo demás…-Es difícil definir lo que busca.- Encontrar pistas sobre los males de esta tierra es lo que espero encontrar, ya tengan estos una forma mortal definida o no.-Esa es la explicación de Albart para Enea, que si bien no es algo concreto si puede hacer trabajar su mente para que se vaya imaginando que todo allí puede ser el indicio de algo grande y misterioso.
El camino se hizo más difícil, grandes trazos de hielo empinados se encuentran por doquier, como si miraran hacia el cielo desafiando lo que allí en lo alto se encuentra. Grandes paredes de piedra se levantan a los lados y el viento gélido viaja rápidamente por entre las grietas que se forman de roca en roca. El huargo gracias a su instinto puro intuir algo más anormal de lo ya anormal del lugar, y llamo la atención de su amo buscando que lo siguiese. Albart noto ese comportamiento y no dudo en seguir los instintos del gran animal que le acompaña.

Spoiler:

-Vamos Ice Fang, eres mi guía de aquí en más.-Al decir esas palabras el animal trato de meterse entre las rocas, algo complicado pero no imposible. Entre piedra y piedra se forman espacios lo suficientemente grandes como para pasar a través de ellos si uno se esfuerza lo suficiente. A lo lejos alto en el cielo los pájaros parecen migrar de un lado a otro, entonces Albart toma a Enea abrazándola y hace que se agache junto a él.

-Shhh…-Mira hacia arriba observando la gran bandada de pájaros que sobrevuela de modo irregular los cielos.- Creo que están buscando algo, y no puedo confiar en que nos busquen a nosotros.-Habla en voz baja el hombre de cabellos rubios, bastante preocupado por lo que se le puede notar en el rostro cuando se lo ve de cerca.

Ande siguiendo los pasos del humano y el huargo sin pausa. Dejando de lado los instintos y el rencor, para centrarme en que podia encontrar. El mal podria tomar forma de un ente fisico y poderoso, un ejercito, o simplemente una masa negra como el aire. Eran tantas las opciones que se me pasaban por la cabeza para dar una respuesta clara a todo. Pero no buscaba respuestas, solo imaginaba sabiendo que en unas horas descubriría todo. Luego hable a Albart y tras colocar mi mano en su hombro respondió, dejando claro que podia sonrojarse por mis palabras. A lo que sonrei, me resultaba curioso que un hombre hecho y derecho, siendo heroe y alabado por muchos pueda sonrojarse facilmente. aunque segun siguio hablando le mire algo mas triste.

-Me sorprende que aun tengas fuerzas para luchar por ello aun sabiendo que solo sera temporal. Yo hace tiempo que deje de esforzarme, pero si el destino lo quiere asi no me importa ayudaros.

Dije sin mas. Yo no era un heroe, ni si quiera miraba por los demas. Pero aun asi tenia ganas de colaborar. Desconocia que mal habia, y tampoco tenia muy claro que fuese algo realmente peligroso. Pero lo que mas me guiaba alli era el posible origen de un templo. Quizas con historias o leyendas relacionadas con la edad del que yo misma protegia. Quizas encontrase la respuesta a muchas preguntas.

Pero dos manos me hicieron salir de mis pensamientos. Vi como Albart agarraba mi mano entre las suyas sorprendiendome claramente, y hablandome muy serio respecto a mi ofrecimiento. En cierto modo sus palabras me conmovieron, quizas abriendo un poco mi viejo corazon. Siempre era yo la que en un pasado habia visto morir uno tras otro a todas las personas cercanas, por lo que sabia como podia sentirse, aparte de ello, al oir como me situaba en un lugar de confianza sonrei bastante agradecida. Pero mirandole seria, notando como la campaña era mas peligrosa de lo que aparentaba, sobre todo si los dioses habian puesto su mano ahi.

-No se por que razon os doleria mi muerte. De echo no creo que a nadie le importe realmente, pero intentare haceros caso. Aunque el que deberia asegurar su vida sois vos, sois humano, heroe, y doy por echo que teneis una familia esperando vuestro regreso. Deberia ser yo la que ponga reglas y jugarse la vida.

Y desde mi punto de vista tenia bastante razon. Yo despues de todo no tenia gran cosa que perder y a la hora de morir, si moria por heridas...quizas resucitase en medio del templo igual que algunos espiritus de leyendas. Aquellos que al morir vuelven al lugar de inicio una y otra vez. Y tras dar mi opinion y pensar en ello avancé con ellos.

El lugar comenzaba a cambiar de una manera radical, dejando claro que estabamos cerca de aquel sitio maldito. Albart hablo explicando que era lo que buscaba, haciendome sonreir y evite reirme por respeto. al parecer ni el sabia que debia encontrar. Rapidamente me cerre mas el abrigo sobre mi al sentir vientos helados viajar por entre los muros. Debiamos estar mas o menos cerca, pero mientras buscaba algo raro e inusual para ayudarle en su busqueda, contemplandolo todo de manera sorprendida. Segui a Albart algo asombrada por el lugar. Tras años viajando, era la primera vez que veia un lugar como aquel. Luego mire al cielo, y porfin, tras dos dias por el lugar consegui comprender la orientacion de aquel lugar. Pero justo cuando miraba al cielo el humano me agarró y abrazó para agacharnos. Por instinto eché mano a la espada, pero al ver que era el y me pedia callar intui que algo iba mal, sobre todo al verle tan preocupado. Entonces deje la espada al ver que no era amenaza y miré hacia donde miraba, viendo pajaros.
-¿que hacen aqui esos animales?...no... no son animales, no podrian vivir en un lugar como este.

Le respondi en voz baja, pensando en que de haberlos visto antes posiblemente habria intentado comermelos y quizas habria tenido mas de un problema.

-¿como vamos a seguir explorando si parece que vigilan?...No es dificil ver a algo moverse entre un fondo blanco.

El humano anduvo sin titubear acompañado de su huargo y la dragón, conversando con ella cada tanto y ganándose la admiración de la hembra dragón poco a poco al ir pasando tiempo con él, escuchando ella sus pensamientos, creencias y viendo su accionar el cual parece se dirige hacia una epopeya heroica con trágico final.

-Algunos poseemos más Fe que otros dragón, creo yo que los humanos, algunos de nosotros poseemos mucho más, en especial teniendo vidas cortas, y en la mayoría de los casos sin comprender lo grandioso que es el mundo en verdad.-En muchas historias suelen ser los mortales, los humanos, las criaturas más comunes del mundo las que resuelven los conflictos más entreverados, puede que ese hombre sea una de esas criaturas mortales que logra destacar entre miles o incluso en número más grandes de criaturas.  Mientras conversaban llegaron a un punto donde tocaron los sentimientos profundos y personales, se nombró a la supuesta familia de Albart así como lo que se siente cuando uno ha visto como mueren lentamente una y otra vez todos aquellos en los que confiaste o amaste. Hubiera podido responder ese caballero de cabellos rubios a las posibles inquietudes del dragón sino fuera por las criaturas que acechan desde lo alto del cielo, busco refugio entre las rocas e hizo que Enea se ocultara a su lado, IceFang en cambio continuo sin detenerse, y comprende Albart que hace bien el animal, un grupo numeroso llama más la atención, es más fácil de encontrar, además el huargo es como el humo deslizándose entre picos de duro hielo, imposible de ver si no se tiene un ojo en extremo entrenado. Estando escondidos entre las rocas notaron lo extraño de ese grupo de aves en el cielo, cada uno lo comprendió a su modo. Enea supo que animales allí no podrían sobrevivir al clima hostil de Asbru, ya sea por el frio, el viento, la lluvia, o el alimento que escasea. Albart por su lado ve el comportamiento de esas aves, claramente no están simplemente migrando, están observando y al acecho.

-Tranquilo dragón…-Susurro el humano, manteniendo la voz baja al hablar.-Observemos, la paciencia es una gran virtud, aunque pocos la posean…-No son palabras que un humano debería decirle a un dragón, una criatura que debería ser por demás sabia, pero hay toda clase de dragones, están también los que destruyen solo por ejercer violencia y aquellos que no paran de comer ni de romper lo que se cruce en su camino.
Pasaron varios minutos y ese gran número de aves continuo su camino, una gran bandada de pájaros que viaja en varias direcciones.

-Se van…Aunque no sabría deciros si eso me trae tranquilidad o peor aún…Si me causa más preocupación.- Guarda luego de esas palabras un profundo silencio el héroe del Puño de Hierro, no sabe bien que pensar y su corazón teme por demás que algo más grave y más allá de su comprensión este sucediendo en Asbru.

-Avancemos lentamente…Con precaución.-Lentamente Albart comienza a andar tratando de esconderse y escabullirse entre los picos helados que apuntan al cielo. A diferencia de Icefang y Enea él viaja bastante cargado, por lo que le es muy difícil avanzar por un terreno como ese. Más adelante y tras un buen tiempo de luchar contra la naturaleza difícil de esa región visualizo a su compañero tieso observando hacia delante, o algo así, pues mantiene el cuello inclinado hacia abajo.

-¿Icefang? ¿Qué miráis tan concentrado compañero mío?- Al preguntar el humano y acercarse hacia el huargo este levanto un poco su cabeza y luego volvió a inclinarse hacia delante. Llego el caballero hasta posarse a un lado del animal y entonces observo hacia abajo, y pudo ver así lo que los ojos de su compañero animal vislumbran con tanto interés.

Spoiler:

-Os comprendo ahora viejo amigo…Cuesta creer lo que veis, pero allí esta…-A ojos del humano es algo increíble, pero para el animal que percibe más allá de los sentidos comunes es algo enormemente sobrenatural y poderoso ese sitio, una creación de los Dioses mismos, o tal vez….De otros seres de tanto o casi tanto poder como los mismos dioses. Le costó salir de ese especie de trance que lo atrapo al mirar hacia ese lugar fijamente, pero lo consigue el caballero y supo de inmediato de que ese es uno de esos lugares que él está buscando, su destino allí se encuentra justo delante de sus ojos.
Gira el cuello un poco para observar por encima de sus ojos, busca a Enea, supone que esta junto a él o detrás suyo, pero desde que ha vislumbrado ese sitio parece que está más costoso el percibir el resto a su alrededor.

-El templo espera debajo nuestro…El suelo parece solido amigo mío…Así como los pilares…Bellos detalles, piedra sólida que nacen de las propias entrañas de esta tierra…-El caballero susurra esas palabras como si estuviera maravillado, un extraño sentido de la poesía, por más bello que sea ese lugar es un lugar de mucho peligro para él y para cualquier que se acerque hasta allí si no comparte la ideología de los antiguos dioses de Asbru.

Por momentos, la situación parecia empeorar de una manera alarmante, sobre todo cuando ese humano tiró de mi. Al ver pasar una amenaza de traicion enfundé mi daga y le mire a el y al cielo donde se encontraban aquellos animales. Escuchando las palabras tranquilizadoras del guerrero. No tuve tiempo de responderle sobre los temas que hablamos en el camino, ni parecio el tampoco tener tiempo para responderlo. Y tras el susto, esas conversaciones pasarian a segundo plano, y probablemente se olvidarian, hasta llegado el momento.

Sin embargo, era algo incomodo estar tan cerca de un humano con aire de protector. Y al parecer esos pajaros no acababan de marcharse. El humano pidio paciencia, la que le di sin mover ni un musculo, solo los ojos siguiendo el recorrido de esos animales voladores. Y finalmente, se esfumaron como habian aparecido. Quedando porfin libre para moverme con normalidad. Hacia sus palabras, permaneci en silencio, para luego intentar centrarle mas alla de la preocupacion.

-Se han marchado, y eso nos da tiempo y movimiento. No nos preocupemos por aquello que pueden causar. Ahora es nuestro momento de actuar.

Desconocia si esas aves habian visto nuestra presencia o no, o si se alejaban para provocar desastres, pero era evidente que no habian ido contra nosotros, y eso nos daba aun tiempo. Y lo mas probable era que no nos hubieran visto. Tras unas palabras del caballero comenzamos a andar de manera sigilosa por aquel lugar. El humano era el que parecia tener mas problemas con aquella armadura, pero nada podia hacer para ayudarle. Avanzamos por el lugar, hasta que Icefang se paró. Albart le siguió y juntos parecieron encontrar algo. Al acercarme, dejando de lado la observacion del cielo, pude ver lo mismo que ellos dos, sorprendida y maravillada al mismo tiempo. Eso ya se parecia mas a mi hogar, templos bajo la tierra.

-Creo que ya encontramos lo que buscabamos.

Dije al ver que giraba para buscarme. Luego miré alrededor y cerre los ojos intentando sentir algo de magia o alguna presencia. Pero fui sacada de mis pensamientos por las palabras del caballero, palabras que parecian alabar ese lugar de una manera casi poetica.

-Y ahora...¿como llegamos hasta ahi sin llamar la atención?.

Dije buscando algun agujero en el hielo o algo que nos guiara. Desconocia por que, pero a cada segundo que estaba alli, me sentia mas incomoda. como si un agran fuerza estuviese en ese lugar encerrada.
-¿o simplemente hay que sepultar el templo?

quizas, incluso si el humano se fijaba bien podria ver algo de nerviosismo en mi mirada, dispersa y centrada en todas partes, alerta. No me gustaba ese lugar, algo lleno de mal, vacio y sin proteccion. Cuanto antes nos marcharamos de alli, seria mejor.

Si Enea se mostró molesta con el caballero y el accionar de este encontró ninguna respuesta en él, no porque no lo haya notado, sino porque Albart sabe que es necesario y que no, que se puede tolerar y que no, y su accionar es completamente razonable y tolerable según su modo de pensar. Enea estuvo de acuerdo en marchar cuando esa bandada de aves se marchó del lugar, debían de aprovechar cuanto antes de avanzar ya que no se puede descartar que más amenazas como aquella pudiesen reaparecer de un momento a otro para causarles problemas. Los dos actuaron rápido una vez la supuesta amenaza se disipo en la lejanía, y a pesar de que el caballero es quien mayor peso sobre si lleva fue el primero en dar con el sitio indicado.

-Es lo creo, y de no ser así, entonces hemos descubierto algo oculto y grandioso.-Tuvo la leve esperanza el caballero de que tal vez no sea ese un lugar realmente sellado contra el mal, aunque es apenas una luz de esperanza, ser positivo, aunque si se detiene a pensarlo solo un minuto entonces tendrá claro que allí no encontrara nada bueno, sino el destino que ha estado persiguiendo desde sus pocos años de juventud. Enea fue más practica en ese sentido, simplemente pregunto cómo bajar hacia allí o si debían sepultarlo, esas preguntas hicieron que la inspiración del caballero se mantenga en su sitio y deje lugar a un actuar más serio y frio como la propia atmosfera del lugar.

-Del mismo modo que en la cueva anterior, escalando.-Y dicho aquello comenzó a buscar otra vez en su mochila el equipo de escalar, para así repetir nuevamente el proceso con picos y ganchos, sin mencionar también las cuerdas. Como el día anterior Albart desciende lentamente por sobre hielo y piedra, costándole unos minutos el poder llegar a pisar tierra firme. Levanta la cabeza y lanza los picos hacia arriba, para que de ese modo luego Enea pueda bajar también de modo seguro. Estando ya abajo pudo notar mejor como está el relieve en ese sitio, siendo algo maravilloso, claramente bastante oculto a los ojos erróneos.

-No creo que sepultar el templo solucione el problema, mejor observar, ya podremos decidiros luego cual es vuestro deber aquí.-No sabe Albart que males pueden albergar allí ni cuáles son las maneras de eliminarlo, por lo que actúa con mucha prudencia. Recoge sus cosas y las vuelve a guardar en su mochila tal cual ha hecho tantas veces, y solo luego de ello se decidió por continuar su marcha.
Apenas comenzaron a ingresar en lo que parece una cueva profunda el ambiente se sintió más deprimente, profunda melancolía de tiempos mejores inundo el alma de las únicas dos almas vivientes que se atreven a escabullirse en tan olvidado y oculto lugar. Ven lo que parece a los pocos metros una puerta rota, o lo que hacía de puerta, pues no se ven bisagras allí no nada que se le parezca.

-Qué extraño, no hay sitio para una puerta aquí, a menos que haya sido alguna clase de muro o encantamiento que retuviese una entrada.-Tiene muchas sospechas el héroe del Puño de Hierro en que refiere a la entrada a ese templo antiguo. Se cuentan historias varias de que los templos antiguos y de poder suelen tener muchas trabas para ser encontrados y más para entrar en ellos, pero allí solo tuvieron en contra a la propia naturaleza de Asbru, no más, algo no está bien allí según el conocimiento y el sentido común del caballero de rubios cabellos.
En su andar se escuchan por sobre todo sus botas, y el hielo cruje cuando el pisa algunos de los fragmentos de cristal que están desperdigados por cierto lugar del camino.

-Es como si algo aquí hubiese estallado.-Se agacha al decir esas palabras tocando luego con sus manos la superficie bajo sus pies. Nota los fragmentos de cristal más de cerca y toma algunos de ellos en sus manos para apretarlos con los dedos y así analizarlos bien de cerca con varios de sus sentidos.-Son muy finos…Del grosos de una uña tal vez.-Se pone de nuevamente al darse una idea de cómo pudo haber sido la supuesta puerta o barrera que impedía el paso, o más bien la salida de ese antiquísimo lugar.–Como sea, debo seguir.-Agrego el humano con una gran determinación tanto en su voz como en su rostro. Las paredes a los costados lucen grises, rocosas, secas y frías. Camina nuevamente ese hombre hacia el frente, no hay más lugares para andar excepto hacia delante, se forma un pasillo grueso y solitario, aunque pareciese que van directo en línea recta, difícilmente se podría saber si van hacia arriba o hacia abajo.

Me resultaba increíble que habiendo llegado hasta ese desierto helado buscando un lugar maldito, pareciera por un segundo un niño maravillado por descubrir un sitio grandioso y desconocido. Pero dudaba mucho que ese lugar fuese otro maravilloso cercano a un lugar lleno de maldad. Pero viendole, pude notar como en efecto era un hombre bastante optimista. algo curioso siendo un heroe que habria sufrido mucho con el tiempo. Y tras estar frente aquella maravilla de lugar, dijo lo que debiamos hacer. Y acepte sin problemas, despues de todo no se me daba tan mal bajar y subir paredes. Ademas, con ayuda de la cuerda y la mirada vigilante del heroe, no era para menor. Tenia que estar a la altura o intentarlo al menos. Asi que baje tras el, llegando al suelo junto a el y mirando a Icefang algo apenada. Sabia de sobra que era no poder moverse libremente por el mundo por eso le entendia. Con el tiempo habia logrado cambiar mi aspecto y gracias a ello me era mas facil sobrevivir en un mundo tan cambiante. Cuando Albart habló , me hizo mirarle y asenti.

-En ese caso exploraremos aver que podemos encontrar.

Le respondi con calma, mirando a mi alrededor. Luego le segui, viendo aquella puerta, y despues a Albart. Sentia magia alli, y algo misterioso. Igual que el hielo y la nieve, o las estrellas del cielo. Era un lugar lejano de toda razon, y que sin saber como afectaba en cierto modo a mi naturaleza, entre miedo y melancolia. Escuche las palabras del humano, ojeando mejor la puerta. Luego le mire seria ya que aquel lugar empezaba a darme algo de respeto. En un templo o unas ruinas antiguas inexploradas, solia haber dos cosas, o trampas o cadaveres y alli no parecia haber nada de ello. No en aquel lugar. Me daba una sensacion extraña, quizas como si no necesitara proteccion. Podria alomejor incluso crear ilusiones, sobre todo sintiendo que algo afectaba al ambiente, volviendolo deprimente y nostalgico.

-No lo se...es un lugar muy extraño. No tiene sentido el templo, ¿crees que esa puerta deberia tener algun sentido? Y no veo ningun muro... aunque admitire que siento algo de magia en el lugar.

Respondí mirando a mi alrededor, luego volviendo a mirar al heroe frente a mi. Era increible que un humano decidiera hacer una aventura como aquella y solo, sabiendo que su vida estaria en peligro. Desde luego era digno de ser llamado heroe, pero sufriria enormemente con todo aquello. Entonces escuche aquello que pisó Albart, mirandolo con curiosidad, para despues agacharme a un lado suyo y mirarlo detenidamente, sin llegar a tocarlo. Luego albart se agacho, tocando el cristal en principio con interes, pero luego viendo que no podria sacar nada de ahi.

-Es un cristal poco comun, no es normal, probablemente de origen magico. Quizas sea tu muro, aquel que acompañaria a la puerta.

Le respondí para despues seguirle, sintiendo como aquel lugar que habia llamado mi atencion, parecia llamarnos a entrar. Con pasillos rectos y sencillos, sin un minimo de complicacion.
-¿estas de acuerdo conmigo que parece como si el templo te invitara a entrar? Demasiado recto. Quizas hayas descubierto un lugar del que no tenias conocimiento.
Le dije intentando animarle, relajandome un poco ya que parecia mas solitario que mi propia cueva. Y esa tenia trampas por todas partes.

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Dragón y humano se internan en la misteriosa cueva ya habiendo bajado por una especia de peñasco, ahora tienen territorio firme por el cual deambular, aunque el camino es sumamente fácil de seguir, no hay al parecer ningún peligro visible allí, ninguna amenaza natural, tampoco amenazas ocultas, todo es silencio y quietud en ese lugar. Según la dragona es un lugar muy extraño, sin sentido y fuera de lógica, Albart si bien le oye no parece compartir sus pensamientos, el siente otra cosa, aunque no sienta magia como ella tiene un sexto sentido muy fuerte que en esos momentos le hace mantenerse sumamente despierto y curioso.

-Creo que este lugar en un gran misterio, pero de ninguna manera creo que sea sin sentido.-Y aunque el no lo sepa esta por completo en lo correcto. Cuando analizaron de cerca los pedazos de cristal que encontraron en el suelo de la cueva Enea hizo una observación interesante, una que Albart comparte. La mira al rostro y afirma con la cabeza muy seguro de las palabras de la dragona que le acompañada.–Todo es probable, desconocemos el origen de su creación, y los poderes que vieron nacer este misterioso sitio.-Albart mismo no está muy familiarizado con la historia de Asbru, conoce muy poco de las zonas nórdicas del continente, siendo cercano en parte solo a la región de Búho Invernal, una de las zonas más alejadas y últimamente más peligrosas del norte del mundo. En su andar se hizo el silencio, hasta que Enea comenzó a habla de nuevo, es ella quien últimamente toma más la palabra que el propio caballero que los llevo a dicho lugar.

-Últimamente me he sentido muy extraño, sueños extravagantes ocupan mi mente cuando mis ojos ce cierran, espero yo que no sea ningún raro ni peligroso augurio de días venideros.-Claramente las palabras de la atlética y bella mujer lo hacen pensar y eso le trae preocupación, el camino es muy simple y da la sensación de que los engulle a cada metro que avanzan.
Fue claro y cada vez más evidente a medida que avanzan el frio y lo seco del lugar, y las pisadas de ambos se escucharon muy diferentes. Albart bajo la mirada y su rostro brillo por la sorpresa. Detuvo su andar de inmediato el héroe de tierras lejanas, no se pregunto ni se explico en un comienzo como había terminado allí, simplemente por reflejo se quedo tieso sin ningún atino a querer continuar avanzando. El panorama cambio bruscamente, las piedras del lugar de por si ahora son más blancas, la propia piedra esta de algún modo congelada. No se ven baldosas debajo de esos dos aventureros, debajo suyo hay agua tiesa al punto de ni siquiera moverse. A pesar de estar sobre una gran cantidad de agua no se hunden en ella, un fina capa de cristal parece contener el agua, como si estuviese dentro de una pecera, hace de contenedor, o mejor aún, podría decirse que esa pequeña película de cristal fina hace de superficie, las baldosas que antes había en el suelo de algún modo fueron reemplazas por dicha sustancia sobrenatural.

Spoiler:

-Tan increíble como maravilloso…La Creación y su universo son algo maravilloso, aunque lastimosamente muchas de estas maravillas provienen de las peores mentes.-El caballero y héroe de renombre encuentra maravillas a donde quiera que vaya, pero es plenamente consciente de que no todo aquello maravilloso del mundo está allí solo por el mero hecho de la naturaleza en sí, en muchas oportunidades lo increíble y mágico del mundo fue creado por terribles poderes que solo buscan lo mejor para sí mismos.

-No sabría deciros sí es seguro continuar por aquí o intentar hacerlo por otro lugar…Este cristal no parece romperse fácilmente, pero no conozco su origen ni sus atributos, no puedo aseguraros de que no se romperá en cuanto hagamos movimientos bruscos.-Es muy astuto y cuidado Albart, rara vez se le pasa algo peligroso o descuidado de lado, de otro modo no hubiese logrado mucho en su vida, ni menos ser reconocido como un héroe que aún permanece vivo y camina por la tierra haciendo paso a paso su leyenda más grande e imperecedera.

Avanzaba por aquella zona al compas del humano, mirando el cristal roto y la magia que provenia de este. Luego miré a Albart mientras respondia, y a ña cueva intrigada. Habia visto muchas cosas en mi vida, pero este lugar era sin duda muy diferente a todos los demas. Era un lugar increible, sin duda. Escuche a Albart mientra sme levantaba y asenti.
-Realmente...me alegro de haberte acompañado. Merece la pena investigar un lugar como este.

Le dije realmente fascinada. Despues de ello, le mire con suma tranquilidad, preguntandole mas cosas segun andabamos, con la intencion de descubrir si el podia sentir algo misterioso tambien. Y a la vez con ganas de no crear un silencio en un lugar como aquel, que parecia nublar los sentidos. Y Albart respondio a mis dudas.

-Muy curioso...espero que sean solo sueños y nada mas.

Le respondi, aunque sabia que en ciertas ocasiones los sueños poseian un gran poder, al igual que las palabras. Mientras avanzabamos en linea recta, el camino parecia guiarnos sin mas. Dandonos un trayecto dificil de perder. Y al comentarlo con el, se quedo pensativo. No sabia bien que magia habia alli, pero no todo era lo que aparentaba ser. O quizas realmente fuese un lugar tan maravilloso. Segun contemplaba las paredes de hielo, vi como Albart paraba su andar. Y quedando tras de el, segui su mirada, sintiendo como en cierto modo mi corazon se paraba. Sin embargo, el sentir suelo bajo mis pies todo se volvio calma. Eso aparentaba ser una capa de hielo, pero quizas fuese un cristal de origen magico. Y quizas bajo ese cristal apenas habria el agua de un rio, nada realmente preocupante comparado con el gran oceano. entonces escuche las palabras de albart.
-Si, realmente increible.

Dije sin mas, fascinada por aquel lugar, apartando el miedo y visualizando aquella maravilla. Mire a albart al oir sus palabras y mire hacia el camino. Parecia un camino incierto, ya sea por el cristal o por un camino tan recto y perfecto. algo en aquel lugar no me daba confianza. Asi que tras sus palabras, decidi dar mi opinion.

-He de admitir que ahora mismo aguanta nuestro peso. Pero probablemente sea igual que el cristal roto que vimos antes. Ergo, puede romperse. Ademas un pasillo tan recto...no me da muy buena espina. Quizas deberiamos buscar otro camino mas seguro. Pero de todas formas, tu mejor que yo sabes como es este lugar. Dejo la decision en tus manos. Al fin y al cabo eres el heroe.

Le dije calmada. No parecia un suelo que se rompiera facilmente, y el agua no podia ser muy profunda ya que hace poco el suelo era dura piedra y hielo. Asi como en algunos rios del continente. Asi que, siendo el el que llevaba la armadura mas pesada y mas riesgos para romper aquella superficie, seria el el mas apto para decidir.

El silencio por momentos se hace incomodo, en especial cuando se tiene dudas en el corazón, avanza la incertidumbre tan sigilosa como una sombra, sin mostrar aun su verdadero rostro. Hablan de cuando en cuando dragón y humano en lo referente a esa misteriosa cueva, y revela el caballero que sus sueños suelen envolverse en penurias de tanto en tanto. La cuestión de importancia radica de momento en que hacer exactamente, como menciona la dragona es probable que el cristal bajo ellos pueda romperse, de ser así ambos tendrán problemas.

-Si se rompiese el cristal bajo nuestros pies será algo poco agradable, y peligroso… ¿Logras ver algo que yo no dragón? Porque no develo ningún otro camino, no veo alternativas aquí.-Aunque busca con la mirada no hay nada mas allí, piedra, hielo, agua, y todo parece ir en una sola dirección unánime. Da unos cortos pasos hacia el frente y no se nota ninguna diferencia, no parece que vaya a romperse, aunque la sensación de estar andando sobre algo una superficie tan delicada.-Es sumamente difícil confiarse con una estructura tan fina y delicada…-Se nota en la voz de Albart su clara preocupación al respecto, peo prefiere andar a quedarse allí varado toda la vida. Los pasos del caballero heroico se escuchan como si agrietaran el cristal allá por donde pasa, eso obliga al rubio a detenerse cada rato a mirar bajo sus pies si efectivamente esta la superficie por rajarse o no, pero al notar el “suelo” firme y sin quebraduras no hace más que continuar en silencio. Giro para ver al dragón a los ojos y luego de observarla un momento hablarle directamente a ella.

-Continuare Enea, no te culpo si prefieres buscar un lugar más seguro para ti, después de todo, esta es mi empresa, no jalare a nadie a que se enfrente a mi destino en contra de su voluntad.-Lo dijo con un tono amable y compasivo, en su seriedad incluso parece sonreír de modo cálido a la mujer que detrás de él le sigue de cerca. Tras unos momentos de observarla y de darle tiempo a la mujer dragón de tomar una decisión continua caminando a paso firme, notando como de a poco le cuesta cada vez mas visualizar las paredes de él templo escondido en esa que parece ahora una profunda cueva. Observa el caballero que no hay una fuente de luz natural, no hay aperturas allí, menos antorchas ni fuego, solo los cristales que aparecen cada vez más en ese lugar, no solo haciendo de suelo, sino también comienza a haber menas y otras incrustaciones en las paredes, dichos cristales son algo luminosos, es la única fuente de luz que hay en ese lugar. Comienza el caballero a sentir la necesidad de encender una antorcha, sus ojos comienzan a fallar debido a la falta de luz y en un lugar así puede ser mortal el no ver el peligro venir. Toma su mochila y comienza a buscar entre sus pertenencias algunas de sus antorchas, levantando la mirada cada tanto para dirigirla hacia los rincones más lejanos de la cueva, por alguna razón, ya sea por experiencia o porque algo le da mala espina allí siente la necesidad de no desviar mucho la mirada de los alrededores.

-Al finExpreso satisfecho el caballero de cabellos rubios al dar con una de sus antorchas, ahora la parte complicada, encenderla. Con la yesca y el pedernal comenzó su trabajo de hacer fuego, unos chispazos varios fueron suficientes para encender el aceite de la antorcha y de ese modo tener mejor luminosidad y calor, dos cosas indispensables en sitios oscuros y fríos como ese.

-No siento un frio desgarrados como lo hay fuera, pero de todos modos, el calor del fuego comienza a reconfortarme.-Habla con sí mismo, es una buena forma de mantener la calma en un lugar tan silencioso, silencioso y desconocido que comienza a aparentar ser cada vez más oscuro y tenebroso.

Miraba el camino bajo mis pies, para rapidamente mirar al frente y sentir simplemente un suelo firme y duro. No habia razones por las que temer, y si no se veia el peligro, era mas facil de sobrellevar. Si no se miraba simplemente era un suelo duro mas. Pura roca. Asi que al oir las palabras del heroe le miré algo apenada y asenti.

-No, no vi alternativas en todo el camino.

Le respondí con calma, aunque tenia dudas de si aquel era realmente el lugar que buscaba Albart. Aun asi le mire y acabe siguiendole, pero sacando una daga y acercandome a la pared. Si eso se rompia esperaba que me diese tiempo por lo menos a quedarme clavada en la pared. No era material de escalada, pero siempre seria mejor que caer al agua. Su voz sonaba preocupada, al igual que sus pasos que andaban pausados mientras escuchaba la superficie crujir.


En un momento, paro para girarse y mirarme directamente, y tras conectar mi mirada con la suya me hablo de nuevo. Sus palabras me hicieron dudar. Salir de ese lugar era lo mas sabio que podia hacer, mi instinto de superviviencia me lo pedia, aunque de todas formas seria dificil que muriera de aquella manera. Quizas podria dañar a Albart si las cosas se ponian mal, siendo un estorbo. Pero a pesar de aquellos pensamientos negativos y dudas, sabia que no siempre las cosas salian mal. Sabia que habiamos llegado alli y que el echo de ayudar a un heroe o descubrir algo desconocido podia ser suficiente como para continuar. Ademas, dejarle solo...no era algo que estuviese en mis planes.

-No voy a dejarte solo. Hay personas que merecen permanecer vivas y si puedo ayudar en ello no dudare.

No habia heroes verdaderos en aquellas tierras desoladas y abandonadas por los dioses. Si solamente habia una persona digna, debia colaborar con ella y mantenerla a salvo. Pensaba entonces en si existian enemigos, en lo que podria ocurrir, y abri la boca para hablarle. Sin embargo no salieron palabras de mi boca. Aparte la mirada al fuego y calle, esperando por ver si merecia la pena confiar en el hasta tal punto. Entonces volvimos a andar.

La oscuridad poco a poco llenaba el lugar, dejando apenas un atisbo de luz para poder ver cristales. Mientras Albart parecia buscar algo mire a mi alrededor y al frente, alerta. Hasta que porfin el hombre hizo fuego. Cmenzo a hablar de nuevo y alerta mire a todas partes. Desconocia si era mejor hablar en aquel momento o dejar todo el silencio por posibles amenazas. Pero tras pensarlo bien, decidi colaborar con el para hacer aquello mas llevadero.

-Es mejor que sufrir oscuridad y frio. Y dime Albart ¿como conociste a Icefang? ¿lo criaste? Es sorprendente ver a dos seres tan diferentes y tan compenetrados.

Quizas esas conversaciones ayudasen a sobrellevar el paseo sobre el cristal en aquella oscuridad profunda.

En el cauteloso andar de humano y dragón estos conversaron seriamente, no es un lugar para juegos y ellos están bastante grandes para ello, razón por la cual de modo directo hablan y se responden cuando es necesario. Albart expreso sus preocupaciones, pero Enea sin desestimar esos sentimientos dejo claro de que luchara junto a su lado por el bien de todas las buenas almas de la región, unas palabras dignas de un héroe, aunque ella no se considere uno.

-Grandes palabras, dignas de alguien de vuestra raza e historia.-Expresa el humano esas palabras con gran intensidad, posiblemente emocionado de contar con la ayuda de alguien de sentimientos nobles como los suyos propios.
Tras hacer fuego siguieron la marcha, conversando y avanzando cada vez más en una cueva que parece de profundidad colosal, y su oscuridad no se queda atrás, cada vez cuesta más y más el ver lo que los rodea. Solo la pequeña luz de los cristales es lo que se vislumbra allí. Incluso con el fuego y luminosidad de la antorcha no se puede ver mucho. La curiosidad de Enea rompió un poco la tensión del momento, la pregunta de la mujer llevo al hombre a recordar algo que sucedió hace varios años atrás, tiempo en donde apenas comenzaba su relación con su fiel amigo peludo de cuatro patas.

-Al igual que muchos de mis queridos amigos…Ice Fang intento comerme…Ya sabéis como son los fieros animales, no se les puede convencer solo con palabras…Hay que hacerlo con acciones, y con el corazón.-Así empieza la respuesta de Albart en lo que respecta al huargo y su primer encuentro.- Mas al noroeste, en territorio de los enanos es donde encontré por primera vez a Ice Fang, aunque en esas épocas el animal me odio en verdad, y razones no le faltaron…Pero el tiempo hablo, mis acciones convencieron al animal de mi verdad…Y con un poco de encanto y perseverancia he conseguido su amistad, así como su lealtad.-No da datos exactos el héroe de cómo se ganó la lealtad de tal bestia, es bastante resumida su historia, pero también es bien valida. Albart comenzó a notar como su aliento se condensa en el aire de modo visible, el frio se siente cada vez más sobre la piel, como si le roerá los propios huesos. El andar de ambos es mucho más lento, pero mucho, es como si tardaran minutos en hacer unos pocos metros. El avanzar empieza a cansarlos, la fuerza y la energía puesta en la tarea de simplemente andar es atroz, como si estuviesen intentando atravesar un poderoso tornado. La dragón pudo notar con dificultad como el cuerpo de la persona que tiene delante suyo se vuelve de otros colores muy diferentes a los que normalmente lleva, el dorado de sus cabellos se volvió blanco, y los grises de sus ropas se tornaron negros. Las llamas de la antorchas se volvieron grises y pálidas, y quedaron tiesas, ya no se mueven ni crispan, como si se hubieran detenido en el tiempo, o peor aún, como si hubiesen muerto.

-¡¿Qué está pasando?!-Exclamo Albart cuando los cambios empezaron a sucederse uno tras otro, aunque la mujer de cabellos rojizos no sepa en verdad como ni cuando el humano a hacer mención de ello ya que sus propios sentidos ahora están completamente alterados, todo parece más lento y mucho más lejano de lo que realmente es, incluso…Más silencioso y sombrío.

El camino a seguir era totalmente desconocido, simple y continuo. Pero no habia otra opcion ni otro camino posible. Solo existia aquel camino magico sobre el agua, un camino fragil. Por ello continuaron andando.

Por mi parte, habia dejado claras mis opiniones aunque aquel lugar fuese quizas uno que nunca pisaria. No por ayudar a las personas en general, si no mas bien por asegurarme de que ese heroe seguia con vida. Tras dar mi opinion al respecto, Albart dejo claro que le gustaron mis palabras. Palabras que viniendo de un heroe me resultaban realmente sorprendentes.

El siguiente paso que guio al humano, fue crear fuego para iluminar aquel lugar cada vez mas oscuro. Solo faltaba el silencio en aquel lugar, algo que no queria sentir. Bastante tenia en mi cueva o en lugares donde nadie tenia el valor de llegar. Entonces hable con Albart, esperando respuestas, saciar mi curiosidad y matar aquel silencio incomodo. Y el no tardo en responder. Le escuche con atencion, disfrutando de sus palabras y de su voz en aquel lugar silencioso. Casi como si fuera de las unicas cosas que pudieran sacar de la locura de un lugar asi. Cuando acabo, sonrei y hable.

-Aun asi, me parece increible que despues de intentar comerte ahora mismo sea tan fiel a ti. Los animales seguimos teniendo instintos bastante salvajes, pero supongo que en tu caso te vea mas como familia al acompañarte hasta lugares como este.

Le explique como si estuviese maravillada por aquella historia, deseando decir que en mi caso nadie viajaba a  mi lado. No podia confiar en nadie, aunque tampoco podia contarle mis secretos a nadie. Algo que deberia saber llevar toda mi vida.

-Solo espero que no me coma en el viaje de vuelta jaja

Le dije con animos a Albart, intentando desviar la atencion de aquel pasillo estrecho y traicionero. El que poco a poco parecia mas frio. Agarre fuerte la capa que tenia sobre los hombros mientras de mi boca parecia salir una nube blanca aun mas grande que antes. Todo lo que podia tener esa cueva de resguardada, parecia perderlo en aquella zona. Quizas hubiese una salida cerca, o simplemente era el doble de frio a causa del agua. Sin embargo, las cosas no iban bien. Podia sentir como costaba mas andar, y cada vez mas avanzar. Parecia necesitar un esfuerzo sobrehumano para avanzar unos pocos metros, al igual que Albart, quien parecia tener el mismo problema.

Al buscarle con la mirada, vi que le sucedia lo mismo que a mi, pero que ademas su pelo se tornaba blanquecino y sus ropas negras, pero eso no fue lo que mas me asusto, si no el fuego de la antorcha. Mi capa parecio volverse negra al estrecharla contra mi, y mi pelo siempre rojo como el fuego se volvio tan gris como la llama de aquella antorcha. Algo asi solo podia significar cosas malas, el simbolo de la vida, las llamas, petrificadas como si fuese una simple roca. No estaba extinguido, aunque eso habria sido casi mas normal. Entonces mi cabeza parecio perder todo, guiada por sensaciones que poco a poco, me demostraban mas que aquel lugar era un error. Oi hablar a Albart, pero no le entendi claramente, incluso sus palabras parecian descolocadas¿ o quizas paradas? No sabria decirlo. De pronto todo parecia estrecharse mas, y el frio de aquel lugar mas intenso. Incluso Albart parecia estas mas lejos, y sus reacciones mas lentas.

Rapidamente me eché hacia atras, chocando con la pared. Despues mire a Albart con ojos de terror, no parecia el, no el mismo. como si estuviera lejor de alli. Tras aquello mire hacia la salida, lo que parecia no tener salida hasta muchos metros mas alla. Sin saber como, acostumbrada a lugares peligrosos y solitarios, aquel lugar lograba que una sensacion bastante apartada de mi ser me invadiera, el miedo. Empece a respirar cada vez peor, mi corazon se aceleraba y veia todo mucho mas claro, tanto que daba aun mas miedo. Me eche las manos a la cabeza intentando controlarlo, pero era tarde ya que la dificultad para respirar bien era notoria. Ya no habia ocasion de meditar, estaba completamente paralizada por aquela magia extraña.

El miembro 'Enea' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado Numérico Random' :

Resultados : 7, 9

Charlaron humano y dragón, iluminaron el lugar y caminaron en por ese camino tan solitario y oscuro como desconocido. Enea se percató rápido de que el silencio de esa cueva no es solo natural, algo común en lugares ocultos como ese, allí hay algo más, algo más denso y siniestro. Inicia la fémina la conversación enterándose así de algunos detalles sobre la relación entre el humano y el animal cuadrúpedo que lo acompaña, y el rubio armadurado comparte la creencia de la dragona en que realmente son algo así como una familia.
El ambiente se puso muy tenso a pesar del habla del hombre y la mujer, el caballero se percató al igual que Enea de que algo está muy mal allí, aunque se haya percato de ello demasiado tarde como para darle a su compañera una advertencia al respecto. La opresión que siente el humano contra su persona es muy pesada y violenta, una esencia de mucho poder y malicie…Alguna mente retorcida pero muy inteligente debe haber ideado esa trampa donde ella y él se encuentran justo ahora. Se separaron humano y dragón, quedaron alejados entre medio de una profunda y densa oscuridad que transforma la esencia de todo lo que en ella se encuentra. Para ambos sucede todo extraño, una agonía que parece una eternidad. La horrible sensación de ahogo se apodero de la mujer que siente como los pulmones se le llenan de agua, tanta agua y tan aprisa que empieza a salírsele por la boca un agua oscura, luego también por su nariz, por sus oídos y por sus ojos. La peliroja comenzó a morir en un sitio tan místico como apartado del mundo, secreto para todos, excepto para ella y el que para su infortunio dieron con ese sitio.

-¡DESPIERTA ENEA! ¡REACCIONA!-Se sacudió el mundo de la dragón, y aunque no puede ver absolutamente nada, ni puede mover ninguna parte de su cuerpo desde algún lugar le llegan gritos a su cabeza. Fluyendo lentamente entre pesadas sombras, voces empiezan a llegarle a la dragona desde muchos sitios, aunque la mayoría de ellas aun distorsionadas, y aunque unas pocas parecen que explotan dentro de su mente es imposible escapar de la oscuridad. Paso Enea nuevamente por un torbellino oscuro de violentas sensaciones sintiendo dolor en el cuerpo. Algo rojizo le tapo entonces gran parte de la visión, pero al menos ya no había frio ni tampoco esa horrible sensación de ahogo y muerte inminente

-¡DESPIERTA! MIRARME A MÍ Y NO A ESTA OSCURIDAD-Cada vez siente esa mujer más calor y menos frio, aunque se encuentren en un lugar profundo y helado. Se hizo la luz para ella de repente, y la opresión de las manos de Albart sobre sus hombros fue lo que más sintió Enea en los primeros momentos de recuperar sus cabales. Nació en el corazón de la mujer un fuego que la lleno de calor, en parte de emoción, aunque no es justamente el lugar propicio para sentir emoción ni incentivación, pero se llenó de adrenalina de los pies a la cabeza. Las únicas veces que ella había sentido algo así en su vida es cuando está dentro de las llamas, como si naciese de nuevo.

-Hay que iros de este lugar, no puedo aseguraros protección aquí.-Albart continua hablándole la dragona aunque no le ve el rostro, con la oscuridad sobrenatural y debido a que ella tiene todos los cabellos alborotados cubriéndole el rostro no ve Albart los ojos ni los otros rasgos de la cara de la mujer. Las ropas del rubio se encuentran completamente escarchadas, y si Enea puede en algún momento observarlo, no solo vera que están escarchadas, sino de que los finos fragmentos de congelado cristal no son nada claro ni puros, son oscuros y maliciosos. Trata el guerrero de hacer caminar a la dragona, de que reaccione, ya que no sabe el héroe allí presente de que es lo que puede ocurrir a continuación.

El camino por la senda de hielo era tranquilo, pero no aquello no duraría, ya que una sombra oscura y algun poder desconocido empezo a aparecer en aquella zona. Intentaba calmar mi corazon y mi alma que poco a poco parecian perderse. Habia estado años siendo una espada, un utensilio que no podia controlar, siendo nada mas que una marioneta. Habia visto morir a miles de perdonas sin poder hacer nada, incluso habia sufrido la furia del mar. Aquella que partió mi familia para siempre. Estar en una cueva acompañada no podia ser tan peligroso. No podia darme tanto terror. Ni si quiera la antorcha parada de color grisaceo que parecia haber detenido el tiempo.
-No... calmate...has visto cosas peores.

Susurre cerrando los ojos mientras me sentia cada vez mas alejada del humano, cada vez mas sola y asustada. Hasta el momento en el que me costaba respirar chocando contra la pared. Me faltaba aire, mi corazon no paraba de acelerarse y mi panico cada vez era mayor. Hasta llegar a perder la logica y rendirme ante ese miedo, sin poder luchar contra el.

Respiraba cada vez mas profundo, intnetando encontrar aire, pero cada vez que lo hacia, solo parecia entrar agua. Me ahogaba sin remedio, como si aquella agua bajo mis pies hubiese ascendido llenando todo de liquido. Pero aun asi, no flotaba, estaba anclada al fondo, como si estuviese sobre tierra.Pero no, no era agua, me ahogaba, pero por dentro. Empezaba a sentir cada vez mas ahogo cuando cuando un liquido negro comenzó a salir de mi boca. Queria taparlo, pero necesitaba repsirar, expulsarlo. Luego la nariz, los ojos y las orejas. Impidiendome ver, oir y oler nada, mientras luchaba aun por poder sobrevivir en una lucha donde parecia tener todas las de perder. Deje caer mis rodillas contra el suelo, notando como las fuerzas me dejaban por la falta de aire. Me pasaba las manos por la cara y el pelo intentando quitar esa capa de oscuridad que me ahogaba y no me dejaba ver nada.

Pero entre esa oscuridad, tan similar a aquella que sentia al ser espada, y a la vez tan diferente, pude sentir como algo diferente ocurria. Algo que no podia ver u oir, pero si sentir. Llego un momento en el que me llegaron voces, reclamando mi nombre. Luego dolor de nuevo guiado por esa densa oscuridad. Habria gritado entonces, de no ser por la neceseidad de conservar el poco aire que aun me quedaba. Luego algo pude ver en esa oscuridad, algo rojo, y entonces, deje de sentir frio.

Entonces comencé a sentir calor de nuevo, una sensacion calida. Quizas fuese la muerte que venia por mi con aspecto de un gran dragon de fuego. Despues de haber muerto bajo el hielo de aquella cueva, el calor de mis antepasados venia por mi. Pero senti unas manos sobre los hombros, y una voz de nuevo gritandome, esta vez la oia mas cercana y profunda. Y con ella sentia cada vez mas una sensacion de calor y poder. Fuerza y ganas de combatir. Entonces toda ese agua negra salio de golpe de todo mi cuerpo, haciendome volver a aquella cueva como si de un gran golpe se tratase.

Comence a toser con la sensacion de seguir teniendo eso dentro, pasandome las manos por los ojos y las orejas, sacudiendo esas manos como si dejaran caer algo asqueroso. Luego escupi al suelo tras tanta tos, viendo con ojos claros como no era mas que saliva.

Frente a mi solo veia el rojo de mi pelo, aun sintiendo las manos de Albart. Oia su voz aun, esta vez clara, pidiendo que nos marcharamos. Levante mi pelo echandolo hacia atras, viendo entonces el hielo que se formaba sobre la armadura del heroe. Luego le mire comprendiendo el por que le llamaban heroe.

-¿que...que ha pasado?...
Le pregunte aun algo atontada. Incorporandome y sacudiendome de lo que quedaba de esa sensacion. ahora sintiendome poderosa y bien acompañada por aquel hombre que al parecer acababa de salvarme la vida. Luego ande tal como indicaba el, volviendo de nuevo a la oscuridad de esa cueva.
-Espera...

Me recolo que el pelo y mire al frente, aun mas alla de aquel camino.

-Te debo la vida...

Dije colocandole el brazo sobre su hombro, intentando recuperar las fuerzas y el aire que habia perdido tiempo atras.
-¿seguro que quieres volver atras?...acabo de pasar el peor momento de mi vida...no pienso volver a pasarlo de nuevo. Llegados hasta aqui...¿no sera mas facil continuar? Y si volvemos atras...¿sabes si podremos salir?

No era experta en cuevas o mazmorras, pero si tenia trampas, quizas todo fuese una cadena de ellas buscando la muerte del que entraba. Ademas ahora me sentia extraña, capaz de todo en aquel lugar. Y con aquel hombre delante... todo parecia posible. aunque de todas formas, sguiria sus indicaciones.

Si hay alguien en el mundo que sabe cómo enfrentar la oscuridad e incentivar espíritu de las personas, ese es sin duda Albart Andrieske. Nunca nadie se ha explicado aun como es que un humano, la raza más vulnerable a toda clase de estados anormales puede pararse como si nada contra la violencia y horror del mundo, sin importar dónde ni con quien se encuentre el caballero y héroe del Puño de Hierro es inmutable, y aunque haya muchos que puede lograrlo lo mismo, no existe casi nadie que pueda trasmitir esa fuerza de voluntad a las criaturas cercanas, incluso cuando ni siquiera comparten su raza ni su credo.
Cuando la mujer logro regresar en espíritu de donde sea que haya estado comenzó desesperadamente a limpiarse la cara y las manos, y luego a escupir. El humano se vio obligado a dejarle un poco de lugar, de otro modo podría esculpirlo a él también o incluso a vomitar sobre su cuerpo, le es imposible a Albart el poder predecir qué es lo que hará Enea ahora que reacciono, por lo que se quedó a un costado de ella sujetándola de los hombros. Al poco tiempo la mujer pareció estar allí por completo, se echó el pelo hacia atrás para que no le tape el rostro y observo al humano que la acompaña y la protege. La fémina de cabellos rojizos le hace una pregunta mientras se sigue sacudiendo el cuerpo, como si tuviese algo sucio y molesto sobre ella.

-No lo sé con exactitud, pero puedo deciros que esta terrible oscuridad es peligrosa, demasiado.-La ayuda a levantarse, girando el rostro apresurado hacia los costados, observando y tratando de prevenir cualquier clase de daños que pueda surgir desde la oscuridad reinante de la cueva. La mujer se ata el pelo y observa por encima de los hombros de Albart lo que pueda ver más allá, pero lo único que ve es oscuridad. Le observo algo sorprendido el humano, y la ayudo a ponerse de pie.

-Nada de eso, pero si os alejamos de aquí ahora será mortal.-No se esperaba ese comentario de la mujer que le acompaña, pero le advierte sin rodeos de lo que puede pasar si no salen de allí de inmediato. Enea le expresa sus sensaciones y lo que piensa, incluso al final le pregunta si está seguro de poder salir de allí. La toma de decisiones en momentos críticos siempre es difícil, y generalmente son respuestas inciertas, pero para alguien como Albart es mejor una respuesta incierta a una respuesta afirmativa que lleve al desastre.

-No sé si podremos salir de aquí, tampoco puedo saber que nos espera más adelante, pero no podemos destruir la oscuridad reinante, no ahora, no poseo los elementos necesarios para esto, ni tu tampoco.-Hay una gran diferencia entre ser valiente y temerario, también entre una batalla perdida y una batalla que no se puede ganar. Ese hombre es un héroe, y también un comandante, un gran líder, ha aprendido esas diferencias, grandes diferencias a la fuerza. Toma a Enea con una de sus manos, fuertemente, le aprieta con mucha fuerza la mano zurda, el con su diestra le toma firmemente mientras se voltea en dirección contraria a la dirección a la que habían estado yendo minutos atrás. A ciegas ese hombre trata de recuperar el camino que los había conducido hacia allí, trata de darse prisa acelerando el paso, corriendo cuando puede y chocando contra paredes o grandes piedras que están por el camino.

-Arg, no puedo ver nada.-No pudo ver antes, menos puede ver ahora, claramente se está moviendo a ciegas siguiendo su instinto y en parte su memoria. La antorcha que Albart portaba una vez se apagado no volvió a encender, y cree el rubio que no servirá de nada encender otra, ya se ha dado cuenta de que la magia allí es mágica y sobrenatural, el mero fuego de una antorcha no le ayudara en nada. Tienen suerte de que el suelo es una especie de cristal perfectamente tallado, si el terreno hubiera sido uniforme de seguro se hubiera tropezado incluso caído en más de una oportunidad.

-No escuchéis las voces Enea, no importa cuánto digan saldremos de aquí.-Le llega una advertencia a la mujer del propio héroe que la guía y acompaña, aunque de momento ella no ha escuchado absolutamente nada.

Sentia el calor dentro de mi, darme vida y paz. Esa sensacion de energia corriendo por mis venas, llenando mi cuerpo de poder y mi mente de lucidez. Nada mas volver al mundo real, sacudi mi cuerpo y escupi, para momentos despues centrarme en Albart, quien se echaba a un lado. Me eche el pelo hacia atras y le mire hablándole, mientras me levantaba para incorporarme mejor. Y tras oir sus palabras sobre aquella oscuridad mire mas alla, viendo solo oscuridad.

Desconocia que brujeria ocupaba aquel lugar abandonado. Sobre todo despues de haber sufrido algo que seguramente de no ser por Albart me habria matado como ninguna espada. Una muerte horrible y llena de soledad, dejando secretos tras de mi, que jamas podrian ser conocidos. ¿que poder era aquel que podia matarme a mi, Enea la inmortal como decian algunos? Mire tras el, viendo solamente oscuridad, preguntandome muchas cosas al respecto, con la mente clara y el cuerpo fuerte. Sin dolor ni cansancio, ni hambre ni miedo.

-En tal caso al igual que te seguí para entrar, te seguiré para salir.

No me parecía la mejor idea del mundo, pero estaba claro que si no podíamos vencer de nada servia avanzar. Mucho me temia que tendria que volver a pasar por algo similar en un futuro, cuando tuviesemos el poder para destruir esa oscuridad. Entonces fui sorprendida por la mano de Albart, quien apreto y tiro de mi con fuerza. Me resulto extraño que me agarrase con tanta fuerza, quizas por desconfianza de que me fuese por mi cuenta, o por miedo a quedarse solo en esa oscuridad. No podia saberlo, aunque le segui alli donde se dirigia en la oscuridad, de nuevo hacia la salida. Andaba aveces rapido, otras mas lento, pero no lograba ver como avanzaba Albart ni hacia donde exactamente. Solo sentia como aveces paraba o escuchaba el ruido de su armadura chocar con una piedra o el hielo. Quizas no me preocupara demasiado, viendo como el camino que seguiamos era el mismo que habíamos hecho para entrar.  Pero fue cuando se quejó, y cuando hablo de unas voces cuando me negue a avanzar por un segundo.

-¡¡Para!!
Exclame intentando llamar su atencion, por encima de aquellas posibles voces. Habia sufrido lo que esa oscuridad hacia sentir, no podia permitir que a el le pasara algo similar. De echo si el moria en un lugar asi sin que yo pudiera hacer nada, me cabrearia conmigo misma durante años. Sobre todo despues de que el me hubiese sacado de ese trance. Asi que sin demorarme, hable al heroe dando un pequeño tiron para que frenara un momento.

-Centrate en mi voz, y no en esas voces. La mia es la que necesitas oir, al igual que me tienes agarrada la mano, sabes que estoy aqui. Ahora, dejame alumbrarte el camino antes de que destroces la cueva. Con esa fuerza vas a hacer que se nos caiga encima jejeje.

Le dije intentando animarle o poniendo un poco de humor en ese momento. Chasqueé los dedos de la mano libre y se hizo la luz, no era muy fuerte en un lugar como aquel, pero sobre mi mano brillaba una llama que alumbraba algo aquel lugar de penumbra. Luego la llama se movió hasta colocarse frente a Albart iluminándole el camino que tenia frente a sus pies.

-Centrate en la luz, y en mi voz. Vamos a salir de aqui de la misma manera que entramos. Y tu lo sabes mejor que yo. Pero...un momento...

Le dije sacando una daga y acercándola a él, ahora que tenia luz. Luego con ligeros golpes empecé a retirar la escarcha de la armadura del heroe. Toda aquela que pude ver con la leve luz.

-No me gusta que algo asi nos cubra o se forme a nuestro alrededor. Quien sabe que podria hacer o que poder podria tener sobre nosotros.

Le explique para despues sacudir mi capa haciendo que parte de la escarcha cayese. Luego empece a andar mirando a mi alrededor, pensando que simplemente estaba en un pasillo sin luz, nada especial. Un pazadizo o un pasillo con la compañia de una pequeña llama.

-Como muchos dragones, mio es el poder del fuego. Muchos de mis hermanos lo usan para atacar y destruir aldeas. Yo lo uso poco a menudo, evitando despertar curiosidad. Pero en ciertas circunstancias, ya sean batallas por la vida, o viajes en la oscuridad puedo usarlo. No es luz, pero de algo nos servira para seguir adelante.

Segui andando esperando para ver como el continuaba andando pero con una llama iluminando su camino. Le mire y en aquel momento parecio tener mala cara, y me pregunte que clase de terrores estarian pasando por su mente en esos momentos.
- Por eso suelo entrenar mas el cuerpo o la mente, intentando mostrar un lado mas humano. Pero es dificil controlar los instintos aveces, pero con el tiempo aqui sigo. Mientras que muchos conocidos murieron por su fiereza y ansias de destrucion. Al principio pensaba que era por cobardía, pero con el tiempo me di cuenta que era mas por curiosidad y adaptacion, y por que con vosotros solia sentirme mas poderosa. Los humanos teneis grandes ideas en mente, sois crituras maravillosas y con gran poder de comprension y aceptacion. Y gracias a vosotros no soy un ser destructivo movido por instinto.

Dije a Albart intentando que olvidase las voces que decia escuchar. que pensara en mi voz, mientras miraba a mi alrededor alerta por si algo malo podia pasar.

La recuperación de Enea fue prácticamente inmediata, aunque los efectos de esa recuperación solo sea por el efecto abrumador de la presencia de ese hombre a su lado. No hay magia real en el accionar de Albart, algunos como él han nacido con el don de tocar el alma de las criaturas cuando lo desean, en los casos como Albart lo hacen para hacerle un bien a dicha alma. Sintiéndose esa mujer mucho mejor dejo claro que seguiría al héroe del Puño de Hierro hacia donde sea que este vaya, confiando ciento por ciento en su persona.

-Nos vamos de aquí, cueste lo que cueste.-Esta decidido el rubio a salir de allí a toda costa, y aferra a la mujer a su lado con una fuerza casi destructiva. No busca lastimar ese hombre, pero no es una situación común en la que están metidos, sus miedos le hacen creer que Enea puede perderse, o peor aún, que se la pueden arrebatar a la fuerza, eso es algo que nunca se perdonaría. Tras un buen rato de andar y chocarse con casi todo lo que se encuentre en el camino algo llamo la atención de la peliroja, y su grito hizo que Albart dejara de avanzar, se sobresaltó y levanto el arma solo con una mano, como si fuese algo imposible, pero no, con una sola mano le bastó para empuñar semejante peso de modo firme y seguro.

-¡¿Qué sucede? Que habéis visto Enea?!-La primera idea del caballero es que un peligro imprevisto e inminente los amenaza, pero parece que las preocupaciones de la dragón son otras. Le mira y ve como ella usando sus dones sobrenaturales crea llamas desde una de sus manos, de ese modo tienen algo de calor y un poco de visión, una visión mínima pero es mejor que nada.

-Bien hecho Enea, es mejor que deambular a ciegas y sin rumbo claro.-Tras felicitar a Enea por la idea asiente a su pedido, aunque nunca creyó que la daga que empuña la mujer iba a ser utilizada para quitarle la escarcha de sobre la armadura. Ahora que tienen algo de luz se puede ver claramente el exhalar de ambos, como si fueran una chimenea. Expone Enea lo que piensa mientras también ella sacude sus ropas quitándose lo que puede de escarcha, según su pensamiento esa escarcha podría ser por demás maliciosa para ellos.

-Mejor no averiguarlo, démonos prisa en salir de aquí.-Apura el movimiento ese hombre sin decir nada sobre lo que dijo la dragón y la forma en que suelen usar el fuego en modo de destrucción. El aliento de dragón suele ser un arma legendaria, no existe en el mundo persona alguna que no haya escuchado alguna vez alguna historia o fabula que mencione a los dragones y su aliento de fuego que todo lo destruye. La pelirroja sigue hablando mientras el guerrero armadurado no deja de avanzar, y ahora lo hace sin golpearse contra las paredes de la cueva, puede detenerse justo antes de chocar, es lo máximo que el fuego puede iluminarle. En cierto momento el camino se volvió recto, y las pisadas de Albart comenzaron a sonar diferentes, la contextura bajo los pies de ambos empezó a ser diferente, entonces el rubio bajo la mirada y observo con mucha dificultad el suelo bajo sus pies y supo que ya no estaban pisando fino cristal, ahora pisan una especie de mármol cristalino, agua y piedra congelada, justo como en el pasillo donde da inicio la entrada a ese lugar.

-Estamos cerca, creo que estamos cerca de lograrlo.-Habla fuerte y ciertamente emocionado, la idea de salir de allí ya mismo lo emociona y lo incita a seguir sin detenerse.
Minutos después en contra de toda probabilidad regresaron donde se encuentran los grandes pilares de piedra, así como también el punto por donde ella y Albart habían descendido. Desde una parte alta el huargo los observa llegar, muestra los dientes el animal presintiendo peligro.

Spoiler:

-¡Ice Fang! Lo hemos logrado, hay que iros de aquí rápidamente.-Mira hacia atrás el caballero rubio, ve aun la profunda y maliciosa oscuridad en la entrada de la cueva, no parece que se extienda más de allí, pero tampoco quiere averiguarlo, no ahora, de momento lo único que quiere es salir de allí y alejarse de esa oscuridad lo más que pueda.
Para poder salir de allí Albart recurre al modo en que llegaron en un comienzo, buscando así entre sus pertenencias para sacar de nuevo el pico y la soga, así como el resto del equipo para escalar. El ascenso suele ser en casi todas las oportunidades más difícil que el descenso, por lo que se preocupa un poco ese hombre, lo sabe bien, además está cansado y algo nervioso, siente la amenaza latente justo a pocos metros detrás de ellos.

-No es de mi agrado el escalar bajo presión, pero no hay alternativa.-Dicho aquello no quedo mas que prepararse para subir, y preparo el equipo sin dejar de mirar atrás en ningún momento.

Me sentia de maravilla, como si en ningun momento me hubiera cansado en aquel viaje entre el desierto de hielo. Era algo increible. Pero a pesar de ello, el humano frente a mi no dudaba en agarrarme con fuerza y tenia mucha fuerza en aquel momento. Parecia que el en aquellos momentos sentia miedo o nerviosismo, como si temiese que me esfumase. No era dificil comprenderlo, por ello le segui sin mas, confiando en sus instintos, estando los mios alterados en parte. Y aunque no sintiese miedo, sentia una presencia desconocida y amenazante.
-Vale, vale, pero no aprietes tanto o me vas a romper el brazo.

Le dije calmada, siguiendo su carrera frenetica mientras se chocaba con paredes. Hasta que le dije que parara e intente calmarle, para finalmente iluminar el camino frente a sus pies. Luego segui hablando, intentando que aquel viaje fuese mas calmada, pero entonces lo sentí. Habia algo que se acercaba hacia nosotros, quizas de eso se habia dado cuenta el humano, quien no dejaba de avanzar velozmente. Y finalmente llegamos al final del camino de magia, pisando de nuevo suelo solido y fiable.
-Si, estamos cerca.

Respondi al humano, sintiendo algo tras de mi, cada vez mas cerca. Note como algo me agarraba o intentaba agarrar mas bien, fracasando en su intento mientras avanzabamos velozmente. Corriamos hacia la salida a gran velocidad, sintiendo como aquella cosa casi me agarro en un momento, pero gracias a la velocidad y la fuerza con la que Albart tiraba de mi no logro agarrarme. Y porfin, llegamos a la salida, viendo como Ice Fang esperaba arriba, alli donde la luz brillaba con fuerza. Hice desaparecer el fuego y mire hacia atras, preguntandome que seria aquello, para oir a Albart hablar de la subida.

-Sinceramente...yo tampoco lo manejo muy bien sobre presion.

Le dije para como la ultima vez intentar subir aquella pared de hielo con ayuda de la cuerda. Empezaba de nuevo a sentir miedo, cansancio y ahora nerviosismo al tener que subir aquella pared tan vertical. Bajarla habia sido simple, subirla... eso era mas complicado. Asi que me agarre con fuerza y subi como pude, escurriendome en el hielo por unos momentos, pequeños tropiezos pero que no impidieron que finalmente llegase arriba con bastante agilidad. Una vez alli ayude a Albart a subir y se sente el el suelo con la espada preparada por cualquier amenaza.
-¿y ahora?...¿que era eso?...
Pregunte respirando agitada, mirando al humano y al huargo. Abrigandome con la capa intentando recuperar algo de calor ahora que volvia a sentir el frio en su totalidad.



dado 1--- subida
dado 2--- cuerpo total