Vagando entre desconocidos (Libre)

Era de día en las tierras del Puño de Hierro, el sol en lo alto del cielo le daba calor y luz a estas tierras en donde las personas iban y venían en diferentes direcciones, algunos tratando de comprar alimento a sus familias y otros tratando de ganarse el dinero con trabajo duro, vendiendo entre frutas, piel, armas y ropa, al igual que ciertas joyas que vendían los que podían obtenerlas y venderlas a un precio mejor al original. No era nada raro ver tales cosas en un lugar como este, cada sitio parecía ser igual a lo largo de mis viajes, unos mejores que otros, como las casas y los grandes espacios que estas tenían a su disposición para sembrar. Solo me disponía caminar como uno más entre aquella cantidad de gente por aquel camino, teniendo un sombrero de forma circular que tapaba mi cara y me protegía de los rayos del sol, al igual que la ropa que cargaba, la cual era un kimono de diseño llamativo, ya que no iba con la misma apariencia con la que nací desde la oscuridad, iba con aquel aspecto, típico de un samurái, la espada puesta en la cintura izquierda y aquel cabello color negro largo que se movía al ritmo de mis movimientos, e iba así debido a que una mujer me hechizo, quedándome con esta apariencia y no sabia cuando volvería a la normalidad. Nada mas iba de paso como las muchas veces cuando pasaba un reino, lo que si es que necesitaba un lugar en donde ocultarme, no creía que pudiera aguantar más tiempo caminando debajo del sol, porque empezaba a sentir el cansancio en mi cuerpo y esperaba encontrar un lugar lo antes posible, o tendría que desesperadamente ir hacia una cueva pero eran algo difíciles de encontrar en lugares como estos en donde todo estaba rodeado por casas y caminos, y como no conocía mucho de esta zona, podría llegar a perderme, es por eso que iba con un rumbo fijo y con un objetivo en mi cabeza, ojala y nada se interponga en mi camino a lo que buscaba o seria un problema para mí y mi salud.

La apariencia que tiene Frau Aizen en estos momentos:

Era un día molesto y un poco caluroso, aunque para Serena no era nada del otro mundo ya que ella había crecido en el desierto, aun así molestaba un poco, Serena notaba la mirada de muchos de los hombres si no es que todos los del mercado y de una buena cantidad de las mujeres de ese lugar pero no le molestaba, los ignoraba absorta completamente en leer una lista mientras Eden, el fantasma que la acosaba desde hacía 6 meses volaba a su alrededor sin parar molestándola, Serena tenía que controlarse mucho para ignorarlo y no parecer loca mientras leía la lista
 
-Creo que ya compre todo…
-Vamos vamos… por que no compras algo más, se te olvido…
 
El fantasma atravesó a serena saliendo por su pecho, dejando a la joven paralizada mientras el leía la lista y volvía a salir
 
-No, ya compraste todo
-Eres un…
-Vamos no te enojes, ni que tuvieras algo que no haya visto antes…
 
Serena le tiro un golpe que este esquivo
 
-O tocado antes…
 
Le tiro otro y volvió a fallar
 
-O chupado antes…
-Ya basta…
 
Le tiro otro puñetazo, furiosa… y esta vez golpeo algo sólido, a sonrisa de serena desapareció cuando vio su puño cerrado en la mejilla de un samurái…

No daba con nada, ni una sola señala me facilitaba lo que quería con tanta desesperación. El calor estaba pegándome más que hace unos minutos atrás, ya empezando a quedarme sin fuerzas, pero debía seguir, por lo menos hasta ver un árbol o algo que me diera sombra, hasta esperar que llegara la noche y poder caminar sin preocupaciones además debía alimentarme, llevaba algunos días que no lo hacía, porque durante mi viaje no había dado con nadie, y no es que los animales me dieran la suficiente sangre para que mi cuerpo se mantuviera bien, claro que no hubiera llegado si no fuera porque tuve que chuparles la sangre. Para mala suerte, eso fue hace como dos días atrás, y ahora necesitaba alimentarme de alguien mejor, o eso pensaba.

(Que fastidio…)

Pensé con los ojos cerrados, estaba algo molesto por lo que me estaba pasando, es como si algún dios me estuviera fastidiando, burlándose de lo que me hacía pasar. Logrando que de la anda, sin darme cuenta por el agotamiento, sintiera un golpe en mi mejilla, tratando de no caer por el golpe que recibí tontamente, el sombrero había caído al suelo. Me encontraba aturdido, sin bien, el golpe no me mato, pero al darme cuenta que el sombrero se me salio, tuve que moverme rápido, tomar a la joven colocandola en mi espalda usándola para que me cubriera del sol, corriendo lo mas rápido que podía, buscando con la mirada, un bar. Hasta que vi uno, entrando de esa manera al bar de golpe, frenandome al entrar, soltando a la joven en el suelo.

-Por poco...

Dije tocándome la cabeza y la cara. Pero dándome cuenta que ocurrió por que la joven me había golpeado, llegando a voltearme para mirarla.

-Oye, ¿porque me golpeaste?

Le pregunte molesto y tomándola de la ropa por la perta del cuello, no entendía porque lo había hecho, pero esperaba que tuviera una explicación.

Serena abrió los ojos como platos al darse cuenta que había golpeado a alguien… que no era Eden precisamente si no un paseante que iba cerca de ella, rápidamente se puso roja, cosa que se notó en sus ojos y la parte de su rostro que se veía sobre el velo, se inclinó rápidamente dispuesta a disculparse… y de repente el hombre la tomo como si fuera un muñeco y se la echo encima
 
-HEY QUE HACES!!!
 
Grito de repente pataleando y moviéndose al sentir como la capa se abría, cubriendo por completo al hombre pero dejándola totalmente descubierta a ella, Serena pataleo y se movió intentando escaparse mientras el hombre la llevaba corriendo por la ciudad hasta que se metió quien sabia donde, Serena sintió como la dejaba caer y su trasero golpeando el suelo
 
-Hay eso dolió… oye pero que haces? A donde me trajiste?
 
Se levantó aunque al ver a su alrededor, se tranquilizó al ver que estaba en un bar donde muchos se le quedaban viendo babeando, suspiro un poco y volteo a ver al hombre
 
-Lamento haberte golpeado, fue un accidente.. Pero porque me trajiste aquí???
 
Pregunto molesta mientras se acercaba al hombre enfadada

Por las tierras del Imperio sagrado del Puño de Hierro rara vez los demonios caminan por su tierra, y ese demonio en particular rara vez se acerca hacia allí, lo que es una tierra aburrida para alguien de su estirpe y de sus intereses. Ese día da unas vueltas el conde loco por el Puño de Hierro, investigo algunos hechos curiosos de las Montañas de Hierro y habiendo saciado su curiosidad dejo que sus pies le llevasen a otros destinos ubicados en esa gran nación.

Su avanzar fue muy lento, se detuvo en varias oportunidades a curiosear en diferentes caminos y lugares metiéndose en problemas en más de una ocasión, un demonio tan llamativo como él no puede recorrer los lugares más concurridos del reino sin llamar la atención de paladines, cazadores de brujas y templarios que combaten las fuerzas impías sin miramiento alguno. No hay sitio alguno en ese reino donde ese ser con apariencia vampirica pueda pasar desapercibido, pero si hay lugares donde pueda encontrar gente necesitada de dinero para que le “guarde” el secreto de su presencia en dichos sitios. Lo pensó u buen rato esa criatura y los lugares donde más fácil podría estar sin que nadie lo delate serian una taberna, posada o burdel, y tal vez algún suburbio donde las autoridades ni los creyentes pisasen demasiado.  Ya habiendo pensado en sus mejores opciones el oscuro ser dirigió su presencia hacia el primero de esos sitios, llego unas horas más tarde a una taberna donde personas en su mayoría de índole masculino van a divertirse y a relajarse un poco.  Como si fuera su casa abrió las puertas que dan ingreso al establecimiento abriendo estas de par en par, y como era de esperarse se robó toda la atención de los allí presentes.
Las ropas de esa criatura deben valer una fortuna, las telas de colores rojo son caras, y esa criatura viste de rojo y negro, todo lo contrario a lo que suele vestir la gente comúnmente. Al ser una criatura de apariencia muy bella y bien vestida hubo más de un rumor, y sin duda el más contento de los presentes fue el dueño del lugar que ya estaba preparando sus mejores modales con tal de impresionar y ganarse el buen visto de ese ser que parece de la casta noble.  Observa dentro del establecimiento esa criatura de pálida suave piel y una pequeña sonrisa maligna se dibuja en su rostro. La oscuridad en el recinto se hizo un poco más profunda en ese sitio lo cual llamo la atención de algunos e hizo crecer una pequeña duda en otros, pero nadie le dijo nada a esa criatura que se echa a andar como un verdadero príncipe, su caminar y el modo de desplazarse en si es el que usan las personas de la nobleza en un castillo.

-Bienvenido, bienvenido joven señor.  Acérquese por aquí, venga venga, le ofrezco humildemente lo mejor de mi establecimiento.- Muy cortes y sonriente el tabernero ofrece al recién llegado una mesa mejor preparada que la del resto, sabiendo que una persona que tiene dinero podría gastar incluso oro si se le sabe complacer.  La criatura al parecer hará caso a la sugerencia del tabernero, por lo que sonriente se dirige hacia allí sin pensarlo demasiado.

Mi mala suerte parecía volver a aparecer desde aquel día cuando me cruce con aquella mujer, quien me dejo con esta apariencia, lo que no me gustaba es que me hayan tenido que golpear tan violentamente y de paso una mujer que parecía no saber donde se encontraba, que en vez de ser yo el que se quejaba era ella quien lo hacía de una manera escandalosa y llamando la atención de los demás, claro que de otra forma, todos los hombres de lugar estaban como hechizados por la apariencia de la joven, no quitaba que fuera hermosa y que su cuerpo fuera perfecto pero eso no quitaba que me había golpeado. No podía creer que ella se había disculpado tan tranquilamente, eso solo hacia crecer mi enojo pero tampoco debía dejarme llevar por mi ira, debía tranquilizarme y dejar pasar este “accidente” como la joven me dijo que era, por lo otro.

-Estamos en un bar, fue el mejor lugar que vi para entrar o estaría hecho cenizas en el suelo…

Le dije algo serio y estando viendo si aun estaba completo, observándome las manos y viendo mis pies además de tocarme un poco la cara, por si acaso no me faltaba algo, si no fuera porque traía esa capa, era de seguro que estaría en el suelo hecho cenizas.

-Deberás ayudarme a encontrar un lugar en donde pueda pasar la noche, no creas que te dejare pasar esto tan fácil.

Le dije al recordar que aun era de día, y como aun no le había aceptado sus disculpas era mejor que me aprovechara para usarla. Mientras que en ese momento a estarla viendo y esperando algo por parte de la joven, note una presencia justo antes de que aquellas puertas se abrieran, era un aura oscuro el que sentía aproximarse a este lugar, no me agradaba en lo absoluto, tomando la mano de la joven para acercarla a mí. Hasta que vi que entro alguien por la entrada del bar, llamando la atención de todos, sacándolos de su trance que tenían por la joven para prestarle atención al hombre que estaba entrando, poniendo el ambiente tenso y oscuro, podía notarse en mi cara que tenía el ceño fruncido y la cara seria, no me agradaba para nada ese sujeto, era obvio que tenia escrito peligro en cada parte de su cuerpo, y los demás lo sentían igual, su presencia era muy fuerte como para ignorarlo. Vi como caminaba elegantemente por aquel suelo de madera, escuchándose sus pisadas y la voz del hombre decirle que se acercara a una mesa para atenderle, haciéndoles pensar a los demás que era alguien que tenía dinero como para estar en la mejor mesa o eso veíamos todos.

-Perdóname, es que no me gusta quien ha entrado al bar…

Le dije seriamente a la joven soltando su mano. Solo veía problemas en él, pero esperaba que no llegara a pasar ninguno en el bar, por lo menos el hombre nada más se sentó como si nada, ignorando si había otras razas en el sitio. Desvié la mirada en dirección a la joven de cabellos negros y quien tenía un velo en su cara.

-¿Quieres sentarte un rato? No podre salir hasta que el sol desaparezca, de paso debes buscarme un lugar en donde pueda refugiarme, es que tengo la sensación de que alguien me persigue.

Le hablaba a la joven ahora un poco más tranquil e ignorando la presencia de aquel hombre, caminando de esa forma hasta una mesa alejada de la ventana, en la esquina del bar, en donde apenas estaba algo iluminado. Al llegar a la mesa, me senté en una silla de madera que estaba cerca de la mesa, esperando a que la mujer tomara asiento.

-Aun no sé porque me golpeaste, solo dijiste que fue un accidente, buen, no puedo decir que vi a alguien en ese momento cuando ocurrió el golpe porque tuve que ocultarme rápido.

Era seguro que había alguien mas cuando ella lanzo ese golpe que si bien me lo dio a mi, pero no sabia a quien le querida dar el golpe, esperaba que ella me lo dijera y así por lo menos no pensar que no fue un accidente.

Serena pensó un poco en lo que el hombre le decía y después cayó en la cuenta, seguramente ese hombre era un vampiro, por fin entendía por que este estaba tan molesto por el golpe ya que sin duda había sido muy peligroso ese golpe en esas circunstancias, poniéndose muy roja, se inclinó varias veces muy apenada por lo que había pasado
 
-Lo siento, lo siento mucho no creí que fuera tan grave de verdad fue un accidente… ha… si si lo ayudare
 
Bastante apenada y  nerviosa, porque entendía perfectamente que le había hecho un gran mal a ese hombre, asintió rápidamente
 
-Me encantaría ayudarlo, ammm creo que hay habitaciones en el segundo piso del bar, si quiere pregunto y yo pagare la habitación…
 
De repente, una atmosfera molesta se sintió dentro del bar, como si todo el calor y la luz dentro del local hubieran desaparecido en apenas unos segundos, Serena trago saliva sintiendo como empezaba a sudar, sin saber por qué, esa vez no era el espectro que la perseguía desde hace años si no algo muchísimo más poderoso, trago saliva al escuchar lo que el hombre le decía y solamente asintió con la cabeza, no parecía que a ese vampiro le molestara mucho la presencia del demonio pero a ella sí que le molestaba, se sentía ahogada por ese poder sin saber por qué, trago saliva y asintió con la cabeza, mientras se acercaba al hombre siguiéndolo hasta llegar a una esquina, para desesperación de Serena, quedo frente a frente con el extraño ser que comía al otro lado de la habitación, de repente entro Eden, mirándola con una sonrisa burlona
 
-Que pasa aun no te muerden?...
 
Serena lo ignoro totalmente aun hablando con el vampiro
 
-Si… lo siento mucho tengo algunos problemas con un fantasma pero le aseguro que no lo sigo, no se quién es…
-Vaya vaya parece que alguien está en pro… pero que tenemos aquí?...
 
El espectro volteo a ver al extraño ser que acababa de entrar a la taberna y después volteo a ver a Serena con una expresión diabólica, podría ser alguien molesto y a quien Serena ignoraba pero la joven no olvidaba que este quería vengarse de ella por asesinarlo…
 
-Veamos si ese hombre me puede sentir… creo que si… será divertido no crees?
 
Antes de que Serena reaccionara se lanzó hacia el demonio girando a su alrededor, algunos espíritus eran capaces de ser sentidos por seres sobrenaturales si eran suficientemente fuertes, algo le decía a Serena que no quería que ese hombre fuera de ellos

Fue toda una conmoción el ingreso del conde en ese lugar de baja índole, un lugar de viajeros, borrachos y vagos, pocos son los que teniendo un ingreso de dinero decente pasan su tiempo allí. No noto nada que amenace su persona ni nada realmente interesante, por lo que se sentó donde le indico el tabernero y con una sonrisa que delata cierto grado de satisfacción miro a su interlocutor y hablo.

-Buenas noches anciano, tráigame lo mejor de la casa, no es necesario escatimar en gastos ¿Comprende?-Mira a los ojos del hombre que está entrando en la ancianidad buscando hacerle entender la seriedad de sus palabras.

-No podría ofrecerle nada más que lo mejor de este restaurante mi buen señor, y a toda marcha.- Cambio sus palabras de taberna/posada a restaurante, a su conveniencia podría llamar a ese sitio hotel de lujo si hiciera falta para poder venderle a una criatura como esa. Siente la presencia inquietante de esa oscura criatura a flor de piel el viejo, pero si puede sacar mucho provecho de él lo hará, tomara esa oportunidad de ascender posiblemente en escala social si consigue mucho dinero.

-Disculpe, tengo otra petición anciano.-Acerco un poco su mano derecha hacia el rostro del tabernero y luego abrió los dedos, dejando ver no solo su palma en primera vista a ese hombre, sino que entre medio de los dedos algo brillaba, ese color dorado metálico con el que tanto los hombres sueñan se hizo presente de lleno en las orbes sorprendidas del humano.-Sirva cerveza para los hombres presentes, espero les recuerde quien les ofrece dicho regalo, y si no es mucha molestia, me gustaría que no se hablase de mi fuera de aquí ¿Es posible que me haga ese pequeño favor, buen hombre?-Endulza la voz esa criatura oscura encandilando el juicio del anciano que necesitado de dinero y no teniendo nunca antes un cliente como ese cayo de lleno en el encantamiento del impío ser delante suyo.

-Por supuesto mi gran señor, se hará tal y cual lo ha pedido.- Y sin dudar ni tardar más de lo necesario ordeno a sus ayudantes que comiencen a repartir las ordenes de cerveza a los hombres del lugar, el por su parte fue a la cocina a supervisar que comida se le dará al cual noble que espera deslumbrar esa noche.

Creyó esa criatura infernal que sería una tarde tranquila la suya, teniendo la taberna bajo control solo tendría que esperar a que se haga de noche para continuar con su camino, pero algo completamente inesperado sucedió en torno a él. Cierto es que su presencia hace que para algunos sea difícil respirar, escalofríos y un terror antinatural son otros síntomas de los que se acercan a él sin estar preparados para ellos, pero que una presencia ajena a la suyo lo rodee e intente llamar su atención es algo fuera de lo común.

-Oh ¿Pero que tenemos aquí? Cuanta tristeza, odio y deseo…Un alma en pena para rodearme ¿Pero para qué?-Desconoce si ese espíritu puede escucharle, pero sino lo escucha no es un problema, el idioma no es un problema para alguien para el que tanto conoce de lo oculto y lo prohibido. Espera unos momentos esa oscura criatura, atento a interpretar las señales que ese espíritu intenta darle y comprender quien es y que busca con un ser del más profundo infierno como él.

Por suerte, mi mala suerte no era tan persistente que en ciertos días, como cuando una vez sin darme cuenta el sol casi me quemo, si no fuera porque alguien me tapo aquel día, estaría hecho polvo desde hace tiempo y el encuentre entre la joven y yo nunca habría ocurrido, por lo menos su capa y su cuerpo me sirvieron como escudo ante el sol, llegando a sobrevivir hasta llegar al bar, pero dicho estaba siendo presionado por aquel ser que estaba sentado no muy lejos de nosotros dos. Por mi parte no le prestaba mucha atención al estar oyendo como la joven me decía que sin problemas me podría conseguir una habitación que había en el segundo piso del bar además de que ella lo pagaría.

-Bueno, es lo mínimo que puedes hacer, pero hay otro detalle, debes darme un poco de tu sangre, llevo unos días que no me alimento bien, y pues…te vez muy bien.

Dije viendo su cuerpo y varias zonas, como sus pechos, cuello y sus muñecas. Tal plato era raro conseguirlo hoy en día sin tener que matarlo y no me gustaba acabar con mis víctimas de una vez, me gustaba usarlas una y otra vez, el problema era que entre los gritos y llantos no me dejaban otra opción que asesinarlas, cosa que me ponía de malas cuando lo hacía, desperdiciar un cuerpo así no era muy bueno porque tendría que buscar a otro para alimentarme, de paso que ahora era peligroso tratar de hacerlo por los cazadores que andan detrás de los vampiros.

Saliendo de esa forma al darme cuenta que la joven me hablo sobre que la seguía un fantasma. Era algo interesante que le estuviera persiguiendo un ser espiritual, hacia mucho que no veía a uno, claro que estos o algunos no se muestran tan fácilmente, siempre escurridizos y engañosos, pueden llegar a manipular a una persona para su conveniencias.

-Debiste de haberle impactado bastante para que te persiga. ¿Y cuál es tu nombre? O debo llamarte, chica golpeadora?

Dije con tranquilidad colocando mis mano en la mesa viéndola a la cara, pero mientras la miraba, algo parecía pasar en la mesa de aquel hombre, notando una especie de brillo entre sus dedos, uno dorado era el que se veía, podría ser oro o alguna especie de joya, en realidad no lo sabía con certeza, pero en la manera en que se movió el tabernero tras cruzar unas palabras, me dejo pensando de que se trataba de una moneda de oro. Daba la sensación de aquel sujeto tramaba algo, aunque no sabía que era podría ser un problema, si bien, su aspecto era algo parecido al mío, aun así, su aura era una malvada, los hombres que estaban sentados en distintas mesas les daba algo de miedo estar cerca de él, como si fuera un entidad muy peligrosa.

Serena sonreía al hombre escuchando todas sus peticiones, la verdad es que le había ido muy bien en su trabajo y podía pagar todo lo que le prometía a aquel hombre sin problemas, sobre todo porque los sitios para esconderse y que debían estar alejados de miradas eran muy baratos, pero de repente escucho la otra petición del vampiro y eso la molesto, notando como el hombre la miraba, no era algo raro que los hombres la miraran así, al contrario pero la opción que le daba el vampiro no era para nada algo que le agradara

-Definitivamente no, si quieres sangre tendrás que conseguirla de otra manera vampiro

No sonrió ni tan poco se molestó en sonar agradable ni amable, ahora sí que le había pedido algo que no le pensaba dar, sabía bien que muchas personas si no es que todas tenían graves problemas después de ser mordidas por un vampiro y ni loca se uniría a esa lista

-Me llamo Serena y lo siento, la sangre no incluye en las disculpas por haberte golpe…

En ese momento se escucharon vítores y risas y Serena volteo, el tabernero le había puesto una jarra llena de cerveza a varios hombres del bar, varios camareros les iba poniendo tan bien a los que faltaban al parecer alguien había pagado una ronda completa al bar entero, cuando el tabernero se acercó y le puso una al vampiro, volteo a ver a Serena

-Solo para hombres, aquí no le servimos a rameras

Serena suspiro pero sin decir nada, igual no le gustaba beber y seguramente por su atuendo la habían confundido con una prostituta, algo que le había pasado a veces y la verdad ni siquiera le importaba, aunque miro al tabernero a los ojos

-Tiene algo que se pueda beber aquí o solamente lo que le está sirviendo a otros hombres?

El tabernero se puso rojo de ira pero Serena tranquilamente mostro la empuñadura de su espada dejándola sobresalir de su capa sin decir nada… el tabernero solo se le quedo mirando y parecía querer decidir entre salir corriendo o decirle algo.

Una jarra de cerveza sube los ánimos de cualquiera en una taberna, más cuando esta es gratis, por lo que las carcajadas aumentaron en dicho lugar. La joven mujer que acompaña al vampiro no parece tener tanta suerte como los demás, primero por su compañero que pide demasiado, y luego por el tabernero que es obvio que reaccionaria así al ser del Puño de Hierro.
El hombre miro a la impertinente mujer a la cara y recupero el valor, recordando donde esta y quien es.

-Atácame y te mueres ¿Crees que estos hombres dejaran salir con vida a quien es dueño de su taberna favorita? Sin mencionar a los soldados que te perseguirán por tierra y mar, esto es el Puño de Hierro zorra, no es cualquier burdel barato del que sueles frecuentar.-Defiende su posición ese hombre así como el prestigio de su nación, y si Serena hubiese sido más inteligente y conociera del mundo sabría que la mayoría de humanos del Imperio son así de prepotentes, en especial con otras razas que no son la humana, en ese caso, las cosas son mucho peores.

El conde más lejos de ese grupo no obtuvo una respuesta del espíritu que está rondando a su alrededor, por lo visto no es capaz de comunicarse con los seres vivos, no es así de poderoso, y aun así tiene voluntad suficiente como para pulular a su alrededor, eso conlleva mucho riesgo para un alma perdida, podría ser esclavizada por el demonio en un santiamén.

-Así que no puedes entenderme…o tal vez sí, pero no puedes responderme, en ese caso, hare las cosas más fáciles para ti.-En silencio esa criatura comienza a conjurar conocimientos arcanos que suelen usar los espiritista, chamanes y nigromantes, un conjuro para poder comunicarse con los espíritus del mas allá.

-Animam inanem, et audit intelligit.
Cum vocem expergefactus, manifesta teipsum.
Loquere, audire et oboedire ...-

En voz baja recita su hechizo, y si bien no fue escuchado por nadie más que por el espíritu que lo rodea la oscuridad y el sonido de campanas fúnebres en el recinto crispo los pelos de más de uno en ese sitio. Más de uno pensó que ya había bebido demasiado, que todo fue parte de su imaginación, buscan respuestas comunes, no quieren aceptar el que estén atrapados de repente en una pesadilla de la cual tal vez no hay retorno.

No me gustaba nada el ambiente que se vivía en el bar, se sentía tenso y pesado, mi cuerpo parecía estar siendo presionado por la gravedad o por algo que desconocía, o capaz era que la presencia de aquel sujeto me llevaba a pensar que todo lo que cruzaba por mi cabeza era solo pura imaginación. Por un lado era la presencia del hombre y por el otro el de la mujer de cuerpo bastante provocador para los hombres que habían en la taberna, algunos se la quedaban viendo, tratando de distraerse un poco del caballero de la otra mesa.

-No sé de qué manera la conseguiré, no tengo muchos ánimos, pero bueno ya veré como.

Dije cuando la joven me respondió a mi petición anterior, no entendía porque tanto problema con un poco de sangre, ni que fuera un primerizo, solo bebería lo necesario, pero quien entiende a la gente de hoy. Por lo menos me dijo su nombre, así no tendría que seguirla llamando “chica golpeadora”. Hasta que extraños sonidos que aparecieron de la nada sonaron en aquel lugar, los hombres parecían reír y festejar por algo que para mí era solo veneno para mi cuerpo, por otro lado para ellos era la gloria y estaban muy felices de que les dieran esos tragos gratis, dudaba que fueran por parte del tabernero, teniendo que pensar y mirar en dirección a la otra mesa en donde estaba el hombre de vestimenta negra, pueda que aquel objeto y la manera en que se comporto el dueño del bar eran para brindarles a los hombres aquellas bebidas pero ignoraba porque hacer tal gesto por una gente que ni conocía, debía ser que tenía mucho dinero y era mejor gastarlo dándole algo bueno a la gente, o capaz mantenerlos distraídos, en realidad me daba mucha flojera pensar en que podía estar tramando aquel hombre con todo esto, solo quería beber sangre, ese liquido prohibido que nada mas puede ser tomado por la fuerza o mediante palabras seductoras, ya empezaba a darme igual como hacerlo, el hambre crecía por cada minuto que pasaba, que me seria igual si la joven se molestaba si la mordía, pero tampoco era muy bueno llamar la atención, no sabía si estaba rodeado por cazadores y no quería averiguarlo.

Mirando ahora la jarra de cerveza en la mesa, se noto una leve molestia en mi cara, como si me hubieran ofendido al servirme tal bebida, pero era inevitable, estaba en un bar y aquí solo daban bebidas de ese tipo, Desviando la mirada de la cerveza para observar como la joven y el tabernero cruzaban palabras entre ellos, buscando crear un problema que podría terminar en golpes o malos entendidos, claro que el dueño daba con una voz segura que si ella intentaba algo pagaría con su vida, porque los hombres amaban este lugar como para dejar que un individuo terminara con lo más cercano que tenían a la gloria.

-No queremos problemas, solo somos viajeros en busca de un lugar en donde podamos descansar y saciar nuestra sed. Y espero disculpe a mi esposa, tiene un mal carácter.

No sé si lo que había dicho calmaría las cosas pero ya me estaba fastidiando la situación entre ambos, nada mas peleaban por tonterías, entrando en una discusión sin retorno, gastaban energías en odiarse y ofenderse que en seguir viviendo en paz, y era común, todos en estas tierras eran así, querían defender con palabras o con puños lo que creían correcto, no por nada era el Puño de Hierro, la gente de aquí era muy dura por así decirlo, no dejarían que un extranjero o algún desconocido les hablara de tal forma y se iría como si nada.

Tras cruzar aquellas palabras y tratar de que el asunto terminara en paz, una terrible sensación invadió mi cuerpo, mirando algo inquieto cada parte del bar, oyendo el sonar de una campanas tan cercas que parecía estar siendo sonadas en el bar, llevándome a poner la mano en mi espada teniendo el ceño fruncido, no tenía ni idea que pasaba ahora, solo podía esperar lo peor, cruzando mi mirada con la joven por unos segundos y luego desviándola hacia otra parte, no me agradaba nada lo que estaba pasando y esperaba que solo fuera mi imaginación, pero dudaba de que lo fuera, no estaba ebrio, quizás, la falta de sangre me estaba llevando a tener alucinaciones o imaginarme algo que no era real, dudando ahora de mi mismo. Teniendo que recobrar un poco el aliento.

Serena  se puso roja al escuchar lo que el hombre le decía de que eran marido y mujer, aunque por el paño que cubría su rostro no se notaba que estaba roja, pero aparentemente con eso el cantinero se dio cuenta de que no era una ramera queriendo hacer negocio a su costa y asintió rápidamente hablando ahora en tono conciliatorio, ya que aparentemente quería evitar perder un buen cliente
 
-Lo… lo siento de verdad es que su ro… ha… es que… enseguida le traeré una bebida…
 
Se fue rápidamente a la barra y apenas unos instantes después volvió con un jarro de cereza tan bien para ella, Serena no solía beber esas cosas pero era un día caluroso y cualquier cosa seria buena para refrescarse en ese momento, volteo a ver al vampiro con una pequeña sonrisa ya que al menos la había sacado de un apuro y eso después de que le había causado tantas molestias.
 
-Gracias… pero lo siento aun no te daré de mi sangre, pero seguramente encuentras a alguna victima por aquí, existen muchas… HAAAAAAAAAAAAAAA….
 
Serena sintió un fuerte escalofrió en su espalda lo cual no era raro, pero después algo más intenso como si un bloque de hielo se pegara a su cuerpo, para después entrar lentamente
 
-Que… que pasa… haaaaa que que haces…. Eden… haaa….
 
Serena se quedó totalmente inmóvil mientras escuchaba la voz del fantasma atrás pero esa vez se oía fría y mecánica, no natural, tan bien mucho más cruel que antes
 
-Por fin podre vengarme porque me mataste… y alguien te quiere… sabes?...
 
Las manos del fantasma iban acariciando su cuerpo lentamente, haciendo que escalofríos recorrieran el cuerpo de Serena por donde las manos de este pasaban, de repente sin mas el espectro entro totalmente en ella, Serena no sabia que pasaba, eso jamas habia logrado hacerlo el debil fantasma que la acosaba, pero solo sentia frio y sopor no sabia por que...

El cuerpo de serena se levanto y fue directamente hacia Cripson quedandose firmes frente a el ignorando todo lo demas

-No podia comunicarme antes contigo, te doy el cuerpo de esta mujer si me liberas, es un trato?

Tantas vueltas que dio el espíritu alrededor del conde loco no fue nada más que una pérdida de tiempo, el espíritu nunca respondió a su llamado, por esa razón el demonio dejo de prestarle atención a lo que lo rodeo y espero a que le trajeran algo de comer.  Bebe un poco de cerveza, nada mal, aunque no es justamente su bebida favorita bebe de la pinta al no tener nada para hacer.  No paso mucho tiempo para que otra cosa, o en este caso otra persona llamara su atención, no estará de ocio por allí mucho tiempo si las cosas siguen ese rumbo. Una joven muy bonita y refinada de cabellos largos y rubios se dirige al conde con mucha tranquilidad y hasta familiaridad. La mira el demonio a los ojos siendo un encuentro de azul y rojo digno de esas clásicas historias antiguas que se relatan de tanto en tanto.

-El destino es una broma, pero hay criaturas que se aferran a este ya que es más fácil decir que fracasaron gracias al destino que por mano propia.-Una curiosa e interesante observación es la forma en que se introduce a la conversación con Natzume.-Buenas noches joven dama, tanto tiempo sin vernos…Diría yo que varios años, y sin embargo, creo saber más de ti ahora que en nuestros anteriores encuentros.-Sonríe de modo gallarda y con un lento ademan de su mano izquierda la invita a tomar asiento en la mesa junto a él. -Hasta que se encuentro uno con alguien interesante aquí, pensé que todos eran solo burdas criaturas sin nada que ofrecer.-Halaga a la joven vampiresa mientras levanta la mano para llamar la atención de algunos de los que atienden el lugar.-Asumo joven Yamamoto que me acompañara con una copa de vino ¿Cierto?-Invita de modo seductor a la jovencita suponiendo que ese lugar tiene algo decente que ofrecer a criaturas como ellos que salen del estándar de la clientela habitual.
Al instante se acercó una mujer a asistir al dueño de la taberna en la atención a sus clientes, esta tomo el pedido algo nerviosa, nunca había visto sujetos como esos allí tan bien vestidos y con un aire de tanta nobleza.

-Si no la conociera de antes dama Yamamoto, diría que me ha estado siguiendo…Tendría muchos motivos para hacerlo.-Ríe algo cansado el demonio y guarda algo de silencio, todavía está débil, las heridas de su cuerpo no se han curado del todo, tampoco las de su alma, solo su mente permanece lucida y en todo su poderío en estos tiempos que corren.

Algo extraño y fuera de lo común comenzó a suceder mientras comienza su conversación con la joven vampira, una mujer con voz de hombre se presento frente a ellos, en realidad frente al demonio buscando hacer un trato. No tardo mucho tiempo Cripson en darse cuenta de que esa criatura esta poseída, el espíritu que lo posee es ese ser atormentado que había estado tratando de comunicarse con el minutos atrás.

-Vaya vaya...Y cuando pensaba que nada interesante sucedería aquí me encuentro con esta...Suculenta sorpresa...-Se relame los labios el conde loco observando los voluptuosos atributos femeninos de esa mujer que el espíritu atormentado le ofrece a cambio de su libertad.- Por mi no hay problema espíritu, pero...Debo saber un poco de que clase de prisión llevas sobre ti, así sera mas fácil tu liberación.-No duda en hacer un trato el demonio maligno, incluso delante de Natzume que podría tener alguna queja sobre esa forma de actuar del demonio.

Por suerte, el hombre se creyó la mentira que le dije, de que Serena y yo éramos esposos, logrando que no tuviera más opción que ir por una bebida para la joven como un rayo, volviendo rápidamente para dejársela en la mesa. A lo que agradecí con un gesto que hice con mi cabeza. En realidad no estaba ahí para buscar problemas de ningún tipo, solo quería estar oculto del sol hasta que este se dignara en darle paso a la noche. Ya deseando que fuera así, que el tiempo pasara rápido, dándome chances de ir a cazar, porque la joven se rehusaba en darme su sangre, me había agradecido lo que hice por ella pero eso no hizo que cambiara de parecer, desviando la mirada para ver hacia otra parte, mientras la oía hablar que seguro conseguía una víctima por aquí, pensando al escucharla, que nada me salía bien, ni siquiera cuando ayudaba a los demás. Mi mirada dejo de ver hacia otra dirección, para mirarla arqueando una ceja, no entiendo el comportamiento que tenia ahora, actuando ante de una forma muy extraña.

-¿Estás bien?

Pregunte viendo su comportamiento que era verdaderamente extraño, parecía como si estuviera pasando por algo o si se le había metido algo en la ropa. Que de la nada se quedo inmóvil, frunciendo el ceño al verla así, no comprendiendo lo que le pasaba. Pero una presencia capto mi atención, una que hizo que mirara en dirección a la puerta del bar, viendo a una joven de estatura pequeña, parecía una niña, pero sus ropas la hacian ver de otra manera, alguien que parecía estar entre la nobleza, o que tenia la fortuna para estar así. Solo dure un minuto viéndola. Que la reacción nueva de la joven que estaba sentada junto a la mesa, volvió a llamar mi atención. Mirándola como ahora se levantaba y se alejaba caminando pasando al lado de otras personas que estaban sentadas, ignorando que la mirasen o le silbaran, llegando hasta aquel hombre que ahora estaba conversando con la joven que recién llego, parándose ante él como si nada.

(¿Qué demonios?)

Pensé sin entender lo que pasaba teniendo fruncido el ceño y con la boca algo abierta mostrando un poco mis dientes. No sabía porque de la nada ella fue a parar a la otra mesa, capaz aquel hombre era más interesante que yo, o le había asustado por lo de la sangre. La gente era muy rara, y estar en un bar fue lo peor que me pudo haber pasado. El problema es que sentía hambre, debía conseguir alimento lo antes posible o perdería el control, y no me gustaba que pasara, recordando que una vez me paso, acabando con una familia entera aquella noche, era un mal recuerdo que me perseguía, atormentándome cada vez que sentía hambre. Levantándome de la silla,  ignorando que algunos sujetos se me quedaron viendo cuando lo hice, tiene un arma, pero no por eso debían verme de esa manera, dando unos pasos para llegar hasta donde se encontraba el dueño del bar.

-Me gustaría ver las habitaciones que tiene libres, si no es mucha molestia, me gustaría verlos…

Mis ojos en ciertas ocasiones miraban el cuello del hombre, empujándome a que lo mordiera en ese momento, queriendo desesperarme por el hambre que empezaba adueñarse de mi mente y cuerpo, pero debía controlarme, soportar unas cuantas horas más para que la noche llegara y darme el festín con alguien. No es que no pudiera beber la sangre del sujeto que empezaba a mirar algo preocupado por la forma en que lo miraba sin decir nada tras sus palabras, pero no podía llamar la atención ante tanta gente, era como estar entre una manada de lobos, esperando un movimiento en falso de mi parte para devorarme, y no creía que la gente que había aquí eran estúpidos, debía haber por lo menos algunos que sabían manejar un arma o llevarla consigo ocultas entre sus ropas.

Suspire un poco tocándome la cabeza con los ojos cerrados buscando tranquilizarme. A lo que el hombre me pregunto si me sentía bien, solo le sonreí, no quería hablarme de nuevo. Así que me fui rumbo a unas escaleras, subiéndolas, emitiendo ruidos con cada pisaba quedaba en cada trozo de madera para llegar arriba, esperando que la joven se haya dado cuenta que debía pagarle al hombre por la habitación, claro que no le dije que me hospedaría.

(Que más da…)

Pensé sin tener ninguna preocupación, ya luego hablaría con el dueño sobre cuanto se debía pagar o con la joven para que le preguntara, mientras quería ver una habitación. Que caminando hacia una, me di cuenta que habían unas ventanas, pero estas les entraban poco luz del sol, débil pero de todas maneras me fastidiarían.

-No puedo avanzar…

Susurre en voz baja viendo que de la nada la luz se volvió un poco más fuerte, llevándome a dar unos cuantos pasos hacia atrás, teniendo que bajar por las escaleras evitando que me tocaran, haciéndome molestar un poco porque dejaban sin chances de ver un cuarto, o quizás me daban una advertencia, ya que si lo pensaba bien, esos cuartos debían tener ventanas, y si dichas ventanas no estaban tapadas, fácilmente entraría el sol por estas, imaginándome en ese omento que hubiera pasado si el sol no estaba en el corredor, seguramente me estaría esperando en el interior del cuarto para hacerme polvo, pero que sabía, en pocas palabras no podía ver nada, estaba destinado a pasar la tarde aquí, salvo que lloviera, o que el sol fuera tapado por las nubes, y era difícil de que pasara, sentándome de nuevo en la misma mesa, viendo la dos jarras de cerveza aun llenas y mirando que la joven seguía con aquellas personas, pero no era mi problema, no era nadie para apártala de ellos, apenas sabia su nombre, lo que si es que me parecía extraño su repentino acercamiento, es como si hubiera sido jalada hacia esa parte de la nada.

(Ella sabrá lo que hace…)

Afuera del bar, en las calles, por así decirlo, se encontraban pasando de una lado para el otro la gente que vivía en el pueblo, pero entre estas se visualizaban tres hombres, quienes estaban parados a espaldas de una casa viendo con suma calma el bar, los tres tenían arcos, dagas y unas espadas cortas. Tenían un interés en el bar, pero al parecer había un cuarto hombre que estaba alejado del resto, recostado de la pared con un abrigo marrón, no dejando ver su cara y lo que podía tener encima, porque el abrigo tapaba muy bien su cuerpo, dejando oculto lo que podría tener. Planeaban hacer algo, el problema que nadie sabía que era, ignorante de lo que podría pasar muy pronto, y que por los ruidos de la gente en el bar, pasaban desapercibidos entre muchas cosas, el ruido de adentro, el ruido de afuera, la gente que había afuera pasando en diferentes direcciones. ¿Pero porque miraban el bar? ¿Habia algo que el bar tenía que para ellos era muy importante? O ¿Iban en busca de algo más interesante? Era por ahora un misterio, pero aquellos hombres no tardarían en actuar, en moverse, desapareciendo cuando pasaba la gente, como si se los hubiera tragado la tierra. Y para poner más interesante el tema, a lo lejos se avecinaban una gran nube gris, amenazando con llover en estas tierras, capaz haciéndole creer a los dos nocturnos, débiles al sol que podrían disfrutar de una caminata amigable o acercarse a las ventanas gracias aquella nube.

Arqueros:

El hombre encapuchado:

Serena estaba aterrada, no sabía que le sucedía, intentaba moverse de forma desesperada, gritar, hacer lo que fuera, jamás Eden había sido capaz de hacerle algo como eso y no entendía por qué lo hacía ahora, su cuerpo caminaba por si solo cruzando la taberna, Serena intentaba zafarse notando como los hombres se le quedaban mirando, que querría hacerle Eden? Entregarla a esos hombres? Intentar empezar una pelea y hacer imposible que se defendiera? Tantas cosas que habría podido hacerle y jamás lo había intentado, aunque por dentro su cerebro le decía que no era tan grave, no entendía que podía querer el espectro pero si quería hacerle daño le podía entregar su cuerpo al vampiro, no se le ocurría nada más, empezó a enojarse
 
-EDEN SACAME DE AQUÍ!! EDEN!! EDEN!!!
 
Su espíritu era el que gritaba, su alma aun encerrada en ese cuerpo pero al parecer ni siquiera el espectro podía escucharla o no le importaba para nada, no entendía que hacia cuando escucho la oferta que el espectro hacia… y finalmente se dio cuenta de que cosa era ese monstruo… el terror la paralizo por un segundo
 
-NO TE ATREVAS MALDITO NO TE ATREVAS!! DEJAME SALIR!! DEJAME SALIR!!!!
 
Eden sonrió como muchas veces Serena sonreía a los hombres que querían llevársela a la cama… con su consentimiento mientras se acercaba al demonio, Serena pensó aterrorizada que si alguien sabia usar su cuerpo para seducir, para usarlo como herramienta era Eden ya que el fantasma llevaba 2 años con ella, 2 años mucho muy activos sexualmente en los que él había visto TODO.
 
-Tienes hambre, verdad demonio? Hambre de esto…
 
Pegaba sus senos con los brazos sonriéndole con lascivia, su voz cambio hasta ser casi igual a la de ella, ignorando totalmente a la mujer que acompañaba al demonio, Serena estaba aterrada, veía la muerte y el peligro en los ojos de ese monstruo
 
-Hace años la viole… pero me interrumpieron antes de que fuera mía… destruye su cuerpo y su mente y esclaviza su alma y seré libre, es mi precio…
 
Sonrió dulcemente
 
-Estas dispuesto a pagarlo? No se cuanto pueda retenerla

El simple paseo del demonio por el territorio sagrado del Puño de Hierro no está siendo tan simple como lo esperaba. Por supuesto que eso es lo que más anhelaba una criatura tan bizarra como lo es el, pero definitivamente no esperaba encontrar con Natzume ni tampoco encontrar una presa tan suculenta entregada en bandeja de plata. Para sumarle más sabor a toda esa salsa algo está pasando fuera de la taberna que el demonio y el resto de los presentes desconoce.

Mientras el conde y a joven dama frente suyo conversan entre sonrisas una mujer de lo mas suculenta se refriega contra el brazo del demonio sonriendo muy lasciva y deseosa de sexo. La joven Natzume mostró su clara molestia ante esa inesperada interrupción, el demonio en cambio entablo una negociación con el espíritu vengativo que mantiene de momento cautiva a la joven y voluptuosa mujer.

-Si simplemente con el sufrimiento de esta mujer tu eres libre y ella mía se sella esta acuerdo es perfecto para mi…Salgo ganando en todas las formas que se lo vea.-Es el mejor negocio para alguien tan perverso como el. Manosea un poco a la mujer a la vista de todos y luego sonríe a la pequeña vampira frente suyo.

-Mi preciosa y estimada Natzume, estoy seguro que será de tu interés el acompañarnos…Después de todo yo puedo saciar mi sed con ella y tu las tuyas…Ella tiene suficiente carne y sangre para los dos…Te invito cordialmente a disfrutar de mi festín, estoy dispuesto a compartirlo contigo. Tómalo como una clara muestra de respeto y cariño hacia tu persona.-Muy amablemente el demonio de manera respetuosa pero muy confiado invita a la joven y elegante vampira a compartir a la suculenta mujer en todo sentido, ya sea carnalmente, sexualmente , por supervivencia y más. Debe estar muy loco esa criatura para invitar a otra criatura a compartir tal festín satánico, pero por otra parte, puede que si tenga confianza en su esperada invitada y esta puede que tenga un corazón casi tan perverso como el suyo. Como fuere…La hibrida esta en problemas, ella es el banquete allí y dos monstros son los que la tienen a su completa merced.

Fuera de allí parece que está arreglado, pues una nación tan militar como lo es el Puño de Hierro nunca dejaría pasar de largo a un grupo de hombres armados así como así.

El tiempo pasaba en la taberna, la gente seguía aun animada, conversando, consumiendo mas alcohol, manchando el suelo con aquel liquido dorado cuando movían sus bebidas por la manera en que hablaban y se movían a la hora de hacerlo. El dueño parecía estar feliz de que estaba vendiendo bastante, no era de menos, tenía una clientela bastante numerosa. Casi la mayoría eran hombres, aparte de las tres jóvenes que estaban, la mesonera, serena y la pequeña joven que estaba sentada junto a la mesa con el hombre de pálida piel.

Lo que si es que pronto llovería,  estando viendo en dirección a una ventana que estaba un poco lejos de donde estaba sentado, observando desde mi posición como las nubes se acercaban cubriendo el claro cielo, moviéndose sigilosamente y sin hacer ruido, lo que me trago recuerdos de cuando mataba por diversión o comida, acechándolas para quitarles su sangre, pero tal recuerdo se esfumo rápidamente como apareció, pestañeando tras recordar, cruzándome de brazos para mirar desde la distancia las botellas que el cantinero tenia, mirando cada una rápidamente, dejando de verlas para mirar cómo la gente hablaba, se movía y bebía.

(Es una lástima que no pueda alimentarme ahora…)

Pensé decepcionado de que no podía darme el lujo de morder a alguien, solo llamaría la atención en una zona que era demasiado peligrosa, lo único que lograría seria que me persiguieran para matarme. Estaba atado prácticamente de manos, en parte por el hechizo, el otro por el hambre que sentía y por el sol que no me dejaba en paz. Era una suerte que aun siguiera vivo, si no hubiera sido por la joven, estaría hecho cenizas. Lo que no entendía que hacia la joven con aquellos seres, de paso provocándoles con la manera en que se movía, me parecía bastante raro lo que pasaba en la otra mesa, y no era el único que miraba lo que pasaba, los otros hombres no dejaban de mirara a la mujer, hasta uno trataba de mirarle desde abajo, mirar en un ángulo diferente su trasero. Suspire un poco estando de brazos cruzados, cerrando los ojos para perderme en mis pensamientos, alejarme un poco de lo que pasaba en el bar, queriendo que el tiempo pasara rápido, llegara la noche y lárgame, solo quizás, quizás, alimentarme de alguien, pero no creía que fuera buena idea, este lugar no era llamado Puño de Hierro para intimidar a los viajeros, lo que me fastidiaba.

(Sera mejor probar en otro pueblo…)

Pensé estando con la cara seria, tratando de no perder la cabeza, calmar un poco la ansiedad que sentía desde hace unos minutos atrás, no era de caer en este estado, pero desde que me cruce con aquella mujer no pude alimentarme, de paso que camino a estas tierras andaba pendiente de cómo quitarme este hechizo que no conseguí nada a quien clavarle los colmillos, bastante patético sabiendo los años que ya llevaba como vampiro. Capaz estaba dándole demasiadas vueltas a lo que quería hacer que no veía las posibilidades que podía tener ahora, el problema era que no me sentía muy convencido de hacerlo, este lugar era muy peligroso, y en el estado en que me encuentro, no sé si llegaría muy legos si intentaba alimentarme de alguien, no quitaba que la noche podría serme de mucha ayuda, dejándome sin opciones, además era muy obvio que la noche era mi aliada para cazar mis presas, resistir el hambre era otra cosa, tendría que buscar con que distraerme, pensar en algo.

Hasta que de la nada, mis pensamientos fueron interrumpidos por una voz femenina, una que logro que abriera los ojos, visualizando así a la mujer que tenía ante mí, viéndome con una sonrisa en sus labios, quien parecía querer algo de mi parte, y no entendía que era, dándome cuenta un poco tarde que se trataba de la mesera, la cual me preguntaba si quería algo ya que no había tocado mi bebida.

-No soy de beber esto, pero no te preocupes, si se me apetece algo más, te lo pediré.

Le dije con tranquilidad a la joven, resistiendo la tentación de morder su cuello, el cual trataba de no mirar. A la final la joven se fue sin problemas para atender a los clientes, pero mi ojo estaba puesto en ella, pensando que ella seria perfecta, pero el tiempo pasaba lento, pero las nubes ya estaban cubriendo el pueblo, tapando al sol, a lo que las personas afuera vieron hacia arriba, esperando que no lloviera, unos aguardaban a ver qué pasaba, porque tenían sus ropas afuera y no querían que se les mojara.

Los hombres que una vez se pudieron apreciar en calle, andaban moviéndose por los alrededores de la taberna, deteniéndose al ver las ventanas del segundo piso, esperando el momento oportuno de entrar por ahí, seguramente aguardando a que empezara a llover, posiblemente fuerte para que no sintieran sus presencias, que mezclado por los ruidos y por lo distraído que andaban todos, sería perfecto para ellos. ¿Se venían problemas para los habitantes del Puño de Hierro? Bueno eso sería tonto sabiendo que podrían haber venido desde un comienzo matando desde la entrada a cualquier que se cruzara en su camino, pero debía ser buscaban a alguien en especial, o capaz a varios, eso no se sabía, podrían ser novatos, o pueda que expertos sabiendo que no habían entrado a lo loco,  lo seguro es que estaban aquí armados gracias ¿A quién? ¿Qué hicieron para entrar a una zona en donde llamarían demasiado la atención con sus armas? ¿Habrían hecho un trato con alguien del Puño de hierro para que los hicieran pasar como si nada? ¿Y para qué? ¿Qué buscan en una zona tan problemática como eran estas tierras? ¿Oro? ¿Mujeres? ¿O todo junto? O podría ser algo más valioso que todo el oro y todas las mujeres, Tendrán que esperar para saberlo, aguardar como los de afuera y ellos mismos hacen, aguardar por lo que se vendrá y caerá en estas tierras.

-EDEN NO TE ATREVAS SACAME DE AQUÍ!!! MALDITO EDEN SACAME!!!
 
Serena estaba aterrorizada, n quería eso, ese maldito espectro estaba vendiéndola a un demonio!! No podía permitirlo, rápidamente intento zafarse, librarse de ese maldito espectro, este jamás había podido controlarla de esa manera y seguramente algo pasaría cerca de esa… cosa a la que la estaba vendiendo, debía detenerse y escapar eso, tenía que irse… de repente sintió un golpe frio en su espalda, algo que la espabilo un poco, noto como Eden se desconcentraba un poco probablemente por el tacto ante otro ser demoniaco, no sabía por qué pero en ese descuido de Eden ella obtuvo de nuevo el control de su cuerpo, al momento de tenerlo no dudo en reaccionar y simplemente salió huyendo a todo lo que daba
 
-VUELVE ESTUPIDA!! REGRESA!!! –Eden-
 
Serena corrió ignorando por completo los gritos del espectro, pasando al lado de la mesa donde estaba el vampiro cogió su capa y un segundo después estaba afuera de la cantina y salía huyendo hacia el centro de la ciudad, se sorprendió de que hubiera una guardia de soldados o algo así afuera, aparentemente hubo una pelea, no se detuvo a averiguarlo si no que…
 
-HAY DEMONIOS Y VAMPIROS EN LA CANTINA ATACAN A LA GENTE!!
 
Paso rápidamente entre los soldados que al oír ese grito no dudaron rápidamente en voltear hacia la cantina y varios corrieron hacia ella, pero otros voltearon a ver a la mujer… solo que ya no pudieron encontrarla, Serena ya había desaparecido entre la multitud
 

Spoiler:

El momento que viven algunas criaturas en esa taberna no es grato, claro que eso es lo que menos le importa a una criatura como lo es ese demonio que hace tratos de todo tipo, los más impensados. Una de esas personas en mayor peligro es la mujer que parece oriunda del Desierto del Dragón o similar, tan hermosa y suculenta que ha despertado el interés no solo del conde loco, sino también de la joven y hermosa vampira que le acompaña. Ante las palabras de la joven vastaga este sonríe con malicia, mirando a todos en la mesa y en sus cercanías, luego, con suma delicadeza y confianza se deja oír.

-Mi estimada Natzume, me gustas, lo sabes, pero solo un tonto aceptaría el regalarte a tan bello espécimen. Me la están ofreciendo en bandeja de plata, no puedo regalarla solo así como así.-Podrá ser un loco como pocos Cripson, pero también, cuando se lo propone, o mejor dicho, cuando puede es una de las criaturas con mayor coeficiente intelectual del mundo, de muchos mundos.

Mientras parecía que ya la joven hibrida estaba completamente sentenciada esta empezó a correr en dirección a la puerta principal del lugar a los gritos llamando la atención de muchos. El demonio no movió ni siquiera un dedo para detenerla o perseguirla, probablemente no le interese lo suficiente como para hacer ese esfuerzo.

-Parece ser que he perdido ambos placeres, tu ella mi estimada vampiresa. Este sitio se volverá problemático para criaturas como nosotros, sus gritos llamaran la atención de más de un soldado, en su camino se puede cruzar con muchos. Mi consejo es que salgamos de aquí Natzume, tendremos que buscar un lugar cómodo y solitario donde poder pasar el tiempo juntos ¿O planeas alguna otra acción de la cual deba enterarme?-Astuto el conde ya planea dejar ese sitio de lado y buscar otro donde no tenga que enfrentarse a inquisidores ni otros supuestos justicieros. En su estado actual no le conviene buscar problemas de ese índole, por ahora necesita mantenerse alejado de los problemas. Se pone de pie Cripson, no llego a consumir mucho por lo que el dinero que entrego en un comienzo basta y sobra para pagar sus gastos. El tabernero intenta mantener a sus clientes en sus sitios para no perder dinero pero no funciona muy bien que digamos, algunos empiezan a salir probablemente en busca de esa mujer y enterarse de que sucedió, otros evitando problemas prefieren irse a otro lugar hasta que se calme el asunto.