El viaje continua

Unos días pasaron ya desde que el caballero renombrado se encuentra en esa zona natural y aislada de ciudades, tres días de viaje al menos lo separan del pueblo de Hierro, y uno dos aproximadamente lo que lo separa en tiempo de las Minas de Hierro, sitio donde el misterio y el miedo se expande de a poco debido a las extrañas desapariciones de algunos de sus trabajadores.
Esa región es basta y llena de arboles, ríos, y más lejos montañas, realmente una buena región para buscar refugio, bastante alejada de la capital del Puño de Hierro, pero claramente muy necesaria ya que provee de mucha madera, de comida al haber mucho territorio para sembrar y criar animales, y sobre todo por la extracción de minerales, especialmente el hierro, fundamental para la fabricación de herramientas, armas y armaduras. Siendo tan importante esa región, y sin embargo tan poca ayuda recibió de momento, los nobles y las grandes castas están muy ocupadas en sus luchas internas, y en las externas, por lo que solo aquellos interesados de corazón prestan ayuda a necesitados de casta plebeya.

Tras días de buscar y buscar Nicolás no hallo a Lucina, su joven compañera, por lo que muchas ideas se le pasaron por la cabeza. La más común de todas es que se hubiera perdido entre tantos arboles, uno se puede perder fácilmente en el bosque si no se sabe como guiarse en él, y así la busco horas y horas sin suerte. Luego pensó algo peor, que pudo haber sido lastimada o secuestrada, busco rastros pero nada, y al final, ya piensa en algo más común pero en parte doloroso, que ella se haya ido de su lado por voluntad propia, una pena, pero si es así no hay nada que hacer. Lo pensó varios días el caballero del Puño de Hierro, y finalmente decide continuar, es un caballero de renombre, uno juramente al Puño de Hierro, fiel seguidor del Master, una mujer, ninguna mortal puede interferir en su camino, púes su propósito es más elevado, es servir al Cielo y a su Creador.

Spoiler:

Levanta el campamento ese hombre, lo hace solo, por lo que le toma algo de tiempo y más esfuerzo de lo que uno quisiera, pero al terminar ya está listo para cruzar el rio. Días atrás las aguas corrían demasiado deprisa, ahora un poco más calmo piensa arriesgarse ese hombre, de otro modo le tomara muchos más días de viaje llegar hasta algún puente u otro paso más accesible y menor peligroso para cruzar hasta el otro lado. Lo primero que hace el caballero es hacer pasar su montura, a pie, al lado del animal lo controla y guía desde las riendas del bozal, de ese modo, lentamente con el agua por poco más encima de su cintura va cruzando el rio que tiene un buen caudal de agua, aunque al menos no está sumamente rápido y violento.

-Ho, oooh, tranquilo, tranquilo…Solo es un poco de agua.-Habla con su montura el humano, la acaricia y mantiene un ritmo firme sin dudar, si el duda el animal temerá y todo será mucho peor para ambos.

Durante su visita a Puño de Hierro había llegado a oídos de la cazadora de parte de unos mercaderes que misteriosas desapariciones se habian dado en un pequeño pueblo minero y agricultor a unos días de la ciudad, más allá del bosque pero nadie parecía atender a los temerosos lugareños, estos comerciantes hablaban del miedo que sentian en el camino a la ciudad por miedo que algo le pasase.

Ethel los escuchó atenta, la misma historia parecia repetirse una y otra vez cuando aparecía algún ser impío en cualquier rincón del mundo, siempre eran los pueblos alejados donde ocurrían estas cosas y si alguien se atrevía a contarlo a las autoridades de la ciudad más cercana sus historias solían ser tachadas de supersticiones, aquella sordera de las autoridades era el escudo perfecto que protegía a las abominaciones que cazaban a la humanidad y que les permitía actuar con impunidad, así que en cuanto pudo consiguió un caballo, algunas provisiones y salió al galope hacia las minas, estaba a cinco días de distancia, pero para ella cada día era una vida que no se podía permitir arriesgar.

Sólo se había detenido lo necesario para comer, dormir y para que su caballo descansase lo suficiente, éste paso le permitió ahorrar probablemente unas horas de viaje pero aún quedaba un largo camino, calculaba aproximadamente dos o tres dias más para llegar, había tenido que cruzar un caudaloso río que la separaba de estar más cerca, su caballo y ella casi estuvieron a punto de ser arrastrados por la corriente pues en su impaciencia no esperó a que las condiciones del río fueran las apropiadas, error que pudo costarle la vida, si no hubiera sido por una roca que descansaba en el fondo de éste y que le sirvió al caballo como soporte quiza ahora estaría rio abajo y quien sabe si viva.

Al llegar a la orilla agradeció a los cielos por ayudarle y decidió descansar un poco a su corcel unas horas pues el cruce le habia dejado exhausto, aprovechó para comer un poco y revisar su equipo, justo cuando desenvainaba su espada bastarda que combinaba el plateado y el violeta y cuya forma era la de una flor de liz cuyo pétalo central era la larga hoja y los otros dos formaban la protección para la mano en el mango, para vaciar el agua de la vaina observó que un hombre, a juzgar por su atavío parecía ser un caballero, cruzaba el río el río con mayor maestría que ella, también observó que el río no estaba tan feroz como hacía unas horas, aprendió entonces el valor de la paciencia y admiró su concentración, a pesar de tener muchos más años para su joven apariencia seguía comportándose a veces con la impaciencia de la juventud.

Aún esperaba a que su equipo terminase de secarse por lo que decidió esperar a ver que aquél hombre cruzara el río para asegurarse de que llegara bien a la orilla, el caballero estaba tan concentrado que parecía no darse cuenta de su presencia aunque sin duda al llegar lo haría, no estaba tan adentrada entre los árboles y el quejido de su caballo pidiendo comida sin duda lo haría voltear. Al acordarse de ello sacó con premura una manzana y se la dió como premio a su corcel, y le permitió pastar un poco mientras seguía cuidando, sin que lo supiera, el cruce del caballero.

Con paciencia encontró ese hombre el mejor momento para cruzar el rio, y con firmeza consiguió llegar hasta el otro lado de las aguas con sus pertenencias y su montura a salvo. Una vez salió del agua miro rápidamente a su alrededor, no busco nada en especial, solo fue algo que hizo por inercia y se encontró con una sorpresa, una mujer con montura y todo se encontraban allí, también mojados, lo que le da a entender a ese caballero que probablemente ellos dos también han cruzado el rio antes que él. Agacho la cabeza a modo de saludo y luego silencio se dedico a alejarse de las aguas, no sabía bien que hacer a continuación, si entablar una conversación con la mujer o simplemente descansar para retomar el viaje luego, o podría hacer ambas, después de todo la joven mujer parece una combatiente, y puede que le sirva de algo entablar conversación con ella. Dejo a su montura lejos del agua y dejo algo de fardo para que el animal se alimentase, y luego de exprimir un poco sus ropas se acerco lentamente a la mujer a quien aprovecha para observar mejor.

-Buen día señorita, que el Master le conceda una grata estadía y descanso. Mi nombre es Nicolas Longsword, y si no es mucho pedir me gustaría hablar con usted, más concretamente me gustaría hacerle unas preguntas, estoy de viaje y tal vez usted pueda ayudarme.-Habla amable el caballero, muy educado y correcto, aunque claramente la está observando sin disimularlo. Los ojos azules de la mujer son hermosos, y llamativos..El rostro completo de la mujer es de fina belleza, su cuerpo se ve bastante bien, incluso con esas ropas que no permiten ver mucho, son ropas mas útiles para el viaje, o para el baile de alta alcurnia. Pero también hay algo mas, lo cual hizo que ese hombre ensombrezca su mirada al observar a la mujer, como el día se transformara en noche, o un suave viento un tornado, fue claro el cambio no solo él, sino el ambiente en si pareció cambiar, porque algo activo su sentido de la sospecha y de la supervivencia, el sentido del combate y del deber.
Lo pensó claro el caballero e intento calmarse, y se fue calmando…Aunque sin quitar los ojos de encima de la mujer, su sentido racional le indica que esa presencia siniestra no debería venir de una joven tan hermosa…De una vampira, no, no debería serlo, es de día, y si bien el sol no está radiante sigue estando en el firmamento bien visible. Se cruzo entonces por su mente la idea de que podría ser una hechicera, eso sería más sensato, las hechiceras suelen encantar con su belleza, y esa mujer es claramente bella, por lo que es muy posible de que este ante una amenaza de esa índole. Debería atacar, lo sabe, antes de que le lance un conjuro, la mejor arma y más mortal, pero, si se equivoca estaría matando un inocente, poco probable, pero jamás es imposible equivocarse…Y de ser así ¿Qué castigo le espera frente al juicio del Master? Todas esas ideas y sensaciones recorrieron el ser del caballero renombrado en tan solo pocos segundos, una persona experimentada puede conseguirlo, y luego actuar.

-Si lo desea, puede ofrecerle un poco de agua fresca, agua dulce, limpia, y comida si lo desea, cortesía de viajero a viajero.-Ofrece sin más reparos alimentos a la mujer, siendo un caballero en todo el sentido de la palabra. Sabe el caballero que si es un vampiro no probara bocado, o si lo intenta podría averiguar y ponerse en evidencia, aunque prácticamente ha descartado la idea del vampiro nunca se puede estar ciento por ciento seguro, no en su rubro, los que se confían demasiado no duran mucho.

Con gran calma y determinación el caballero logró cruzar el río, ella se sintió aliviada y sonrió suavemente desde la distancia satisfecha, con esa misma sonrisa devolvió el saludo al hombre y agachó la cabeza de igual forma. Reía a sus adentros ante el gesto de duda que el hombre hacía como tratando de decidir que hacer después pero lo ocultó.

-Salud caballero, y que el Master le tenga en su gloria- Respondió Ethel al saludo -Soy Ethel Cromwell, con gusto le complaceré en su petición, responderé a aquello que necesite saber siempre y cuando esté en mis facultades, de igual forma espero poder ayudarlo para su viaje-

Ethel estudió a su interlocutor, un hombre de mas o menos 30 años y cuyas facciones clamadas y actitud serena irradiaban paz, sus gestos eran un poco inmutables pero sin llegar a ser gélidos, era un hombre interesante pensó ella, seguro sería uno de los caballeros de Puño de Hierro, aunque no sabría decirlo con exactitud, aunque por la armadura que usaba apostaria por ello.

De pronto hubo un súbito cambio en el hombre, su rostro se hizo más sombrío y su mirada suspicaz, aunque ella no había dado razones para tal reacción sabía cual era la causa, no era la primer persona que reaccionaba así aunque sí el primero en parecer dispuesto a ponerla a prueba, algo que tenía que reconocerle, sabía que debía demostrar ser digna de confianza pero también que no podía hablar de más, si estaba en lo correcto y era un caballero de Puño de Hierro decirle su condición por más noble que fuera su causa seguro podría ponerla en riesgo, sabía que los caballeros de tal ciudad eran de los más fervientes seguidores del Master dispuestos a erradicar el mal del mundo y si la llegase a confundir o tachar de monstruo no haría preguntas y atacaría de seguro, debía demostrar que estaba de su lado.

Entonces se le ofreció comida y agua, no sabía que hacer, en todo momento conservó el semblante ameno y sonriente pero en su interior estaba temerosa, podria ser que el agua estuviese envenenada ¿A caso ya había decidido actuar? sin embargo no parecía ser así, el hombre parecía más dispuesto a probar suerte que a eliminarla de una vez, y pensandolo bien el agua que ella llevaba se había agotado al dársela al caballo para que recuperase energías, no había llenado su cantimplora aún en el río. Decidió arriesgarse.

-Claro, le acepto el agua pues ya comí un poco de mis provisiones, tambien vine preparada, a demás sentiría culpa de quitarle las suyas, después de todo estoy segura de que están consideradas sus porciones para usted mismo durante el viaje, sería una pena que se quedara sin comer por mi culpa, aunque quizá yo sí pueda compartirle de las mías si lo desea, la verdad es que no como mucho y lamentaría que se echaran a perder, también traje un poco de vino, por si quiere calentar el cuerpo después de haber cruzado el río, el agua estaba helada, será como un intercambio, su agua y mi vino, es justo ¿No lo cree así Sir Nicolás?-

En el seno de un lindo día el caballero y esa mujer iniciaron una conversación respetuosa y amable, encaminada esa charla hacía preguntas por parte del caballero renombrado pero, la condición de esa mujer y las sospechas del hombre hicieron que la situación empiece a poner algo tensa y posiblemente complicada. El cruzado sabe bien que allí algo no está del todo bien y ella sabe bien que el algo sospecha, así que ahora es cuestión de tener cuidado, ese pensamiento surca la mente de ambos, y el caballero fue el que más rápido reacción de los dos tuvo. Astuto invito a la mujer bebida y alimento, y mientras ella responde con una sonrisa amena ese hombre espera una respuesta de su parte. Y la tuvo, tuvo una contra propuesta, y aunque pareció sorprendido el hombre no fue nada lenta su respuesta.

-Acepto si eso le hace sentir mejor joven dama, aunque muchos dirán que sale perdiendo en este intercambio, en especial los que gustan de la bebida.-Acerca la mano a la cantimplora y la sujeta firme, luego se la acerca a la mujer esperando que esta la tome. Espera que ella le pase el vino, seguramente en una bota o en una botella, son las opciones más comunes para trasportar dicha bebida alcohólica.

-Si no es mucha molestia, me gustaría saber si ha visto más caballeros por aquí, además…De personas que anden por estos lares en solitario, o en pequeños grupos reducidos.-Según ella iba a darle respuestas siempre y cuando tenga algo para responderle, así que aprovecha y comienza a preguntar. -Además…Una joven con espada y armadura me interesa, tiene cabello azulado largo, suelto suele usarlo, es una jovencita delgada, debe de tener unos 18 años de edad, no debe pasar el metro sesenta de estatura y sus ojos también son de color azul…Probablemente ande a caballo, si ha visto a alguien así en el camino me seria de mucha utilidad, me temo haya sido raptada, en el peor de los casos…Con suerte, simplemente se habrá ido por decisión propia.-Demuestra más interés por esa chica en particular que por otros grupos, probablemente sea más que solamente una desconocida. El agua chorrea de a poco desde sus ropas y su cuerpo mojando el suelo a su alrededor, debería de escurrir sus ropas, pero al estar en alerta no baja la guardia y centra toda su atención en esa mujer de ojos bellos, pero peligrosos.

-Al contrario Sir Nicolas, no creo perder nada con éste intercambio, quizá incluso esté ganando un amigo- Así responde Elaine con expresión gentil ante el comentario del caballero, aunque seguía pareciendo un poco suspicaz un leve dejo de sorpresa apareció por el rostro del hombre ante el ofrecimiento, no parecía haber dejado atrás sus sospechas pero si parecía haber un avance en su relación, así lo mostraban sus palabras.

Mientras ella se acercaba a su equipo, que había desmontado del caballo para que se secase un poco, para buscar la bota del vino, escuchaba atenta a las preguntas del hombre. Al fin terminó de revolver sus cosas y sacó la bota que contenía el dulce licor y se incorporó volviéndose hacia el hombre con expresión pensativa.

-Bueno, sí he visto gente en los caminos, sobre todo comerciantes en sus carretas, pero no muchos, y parecian ir en grupos de tres hombres o más y miraban recelosos a quienes parecían forasteros, no me sorprende después de los rumores que he escuchado...- tras decir esto último su gentil rostro se ensombreció levemente ante el recuerdo de lo que escuchó de los comerciantes en la ciudad -Sin embargo no he visto a ninguna persona ir en solitario, tampoco a una mujer con esa descripción-
Luego se detuvo un breve momento como si dudara de decir lo que pensaba al respecto pero al final se decidió -Si piensas que esta mujer fue secuestrada quizá estés en el camino correcto, se dice que han habido numerosas desapariciones en la zona cercana a las minas, si no te molesta puedo acompañarte, después de todo yo también tengo un asunto que atender ahí-

Entonces le extiende la mano con la bota del vino ofreciendola al caballero y de nuevo su gesto amable volvió mirándole a los ojos, esperando su respuesta

-¿Qué dice Sir Nicolás?-

Sorprendió un poco la respuesta de la mujer, está claro que en otro momento y lugar de seguro estaría ganando un amigo…Allí, justo en ese momento las cosas son algo diferentes.

-Debo admitir señorita que no está del todo errado su pensamiento.-Sonríe y trata de mantener los nervios en orden, no es un chiquillo ni un principiante, debe actuar como el caballero experimentado que es, de otro modo las cosas terminaran mal para ambos. Así como Nicolas busco entre sus pertenencias el agua que le ofreció en un comienzo a Ethel ella hizo lo mismo cuando tuvo que buscar el licor, lo busco entre sus pertenencias y finalmente lo encontró. Antes de hacer el intercambio ella se puso a pensar en las preguntas del caballero, y luego respondió para saciar un poco la necesidad de respuestas que tiene su desconfiado interlocutor. La respuesta que obtiene Nicolas no sacia del todo sus necesidades, no le dice nada nuevo esa mujer, no avanzo en nada, todo sigue siendo incertezas.

-Ya veo, no me extraña lo de los lugareños, son gente algo cerrada, rara vez los visitan, solo cuando tienen negocios de por medio.-Sabe bien Nicolás que allí se extrae y comercializa mucho metal, así como alimento. Caravanas hay seguido pero siempre comerciales, no hay mas allí que les interese al resto de los habitantes del Puño de Hierro. Presto claramente más atención a las palabras de la misteriosa mujer cuando menciono lo del posible secuestro que es factible debido a los rumores que se cierne sobre las Minas de Hierro y el pueblo cercano a ese lugar, justamente lo que Nicolas investiga. Si a eso le sumamos que una forastera tiene asuntos que atender allí mas sospecha crece en su interior.

-También he escuchado los rumores, es una de las razones por las que estoy aquí, mi viaje comenzó pero aun no termina, debo llegar a las Minas de Hierro…Me gustaría saber cuáles son tus asuntos en un sitio como ese, como ya has mencionado, se ha puesto peligroso, y las mujeres son las que más peligros suelen correr en situaciones como esta.-No falta a la verdad Nicolas, aunque de momento, la información oficial que solo manejan los oficiales del Puño de Hierro es que han sido tres hombres los desaparecidos.
La gentil mirada de la mujer por momentos ablanda a Nicolas, pero su experiencia despierta sus instintos y agudiza su mente, lo mantiene despierta y alerta, sabe bien que un gran mal puede esconderse detrás de la hermosa y gentil sonrisa de una mujer.

-A pesar de lo que he dicho, tienes suerte Ethel…No me gusta dejar a las mujeres y a los niños solos a su suerte…Así que de momento, acepto el que me acompañes, mi último paje desapareció…Supongo que no me vendría mal uno nuevo.-No parece justamente una simple plebeya, pero ella hizo la petición y el caballero presente allí es el, por lo cual es él quien debe dar las ordenes allí.

Ethel recibe el agua del homre al tiempo que le da su bota de vino, al parecer éste ya sabia a cerca de los rumores, aunque parace logico, es un caballero, seguro tendria mas información que esa, se sintió algo tonta por no haber pensado en ello, atendió atentamente su discurso mientra bebía del agua que se le había dado, tenía sed y ello fue refrescante, sintió su cuerpo revitalizarse y la boca ya no estaba seca.

Iba a empezar a hablar y apunto estuvo de escupir el agua cuando el caballero mencionó que fuera su "paje". No sabía si enojarse o reir, sumado a eso parecía que creía que no sabria defenderse sola. Ethel se limitó a sonreir.

-Es usted un caballero con gran sentido del humor Sir Nicolás, iré con usted, pero no como su paje, si no como su compañera y usted como el mío, al parecer está acostumbrado a rescatar damiselas en peligro, pero yo no soy como una de ellas, está hablando con Ethel Cromwell, Teologa y Demonologa, bajo el seno del inquisidor Emanuelle Du Blois, que el Master lo tenga en su Gloria, como sabrá son escasas las mujeres que tenemos esa suerte de estudios, yo aún no conozco a ninguna-

Le dirigió una mirada y sonrisa de triunfo antes de volverse hacia su equipo finjiendo que checaba si ya esta seco para empezar a colocárselo pero ella quería que Nicolás notara su equipo y que no era ella cualquier mujer, afortunadamente para darle credibilidad sus cosas ya estaban secas asi que se lo empezó a colocar.

-Vampiros han caído bajo mis estacas- envainó su espada bastarda y se la colocó al cinto, del lado izquierdo -He perseguidos sus herejías, y diezmado a los seguidores de sus cultos- se colocó el látigo de punta afilada en el lado derecho del cinto -He visto como su carne impía se deshacía al rociarlos con mi agua bendita- sostenía un frasco con agua bendita en una mano y en la otra unos saquillos, metió este en uno de ellos los cuales se amarró también -Como tú yo sirvo al Master, tu le sirves de una forma y yo de otra, ambos somos su voluntad en la tierra, y eso nos hace iguales, como tú he perdido gente que amaba, lástima que yo no puedo tener la esperanza que tú tienes de volverte a reunir con una de ellas, así que compañero nos espera un viaje especial, voy hacia el pueblo en Mina de Hierro precisamente a investigar estas desapariciones, he observado que tiene el mismo modus operandi cada vez que un sobrenatural aparece, y siempre en pueblos aislados como éste, mi teoría es que hay alguno ahí, pienso encontrarlo y purgar el pueblo de esa influencia del mal.

Luego, tan rápido como había puesto en su rostro ese semblante casi aristocrático al hablar de sí misma su rostro volvió a su sonrisa gentil habitual devolviéndole el recipiente de agua vacío a Nicolás -Muchas gracias Sir Nicolas, necesitaba un poco de agua, llenaré la mía en el río, esa agua parece muy cristalina y la cantidad de rocas en el río ugiere que está bien filtrada, partimos en cuanto esté usted listo Sir, pero no tarde mucho, cada minuto puede ser una vida que peligra en tal pueblo.- No esperó respuesta y se fue a la cercana orilla del río a llenar su cantimplora tardando un minoto en ir y regresar dedicándole una cálida sonrisa al caballero.

Se realizó el intercambio entre ambos con normalidad, ella bebió el agua y Nicolás observo que no tuvo ningún efecto en ella, por lo que se relajó un poco. El agua bendita sirve como una prueba prácticamente ciento por ciento certera, son realmente muy escasas las criaturas malignas que no muestras cambios ante ella. El hombre por su lado bebió un poco de vino y luego guardo el resto, su idea es solo la de entrar en calor, no la ponerse a disfrutar de la bota por completo. La mujer a su tiempo se limitó a sonreír, y entonces comenzó a hablar identificándose como una inquisidora, lo cual lo tomo por sorpresa, claramente nunca se dio cuenta de ella, por varias razones claras.

-Ni yo.-Fue lo poco que agrego Nicolás a lo referente a mujeres inquisidoras.-Reconozco el nombre de Emanuelle Du Blois, pero no sus atuendos, no son los atuendos de un inquisidor señorita, con todo respecto, estas más cercano en apariencia a un miembro del Puño de Ébano que de los Caballeros contempladores.-De esa forma tan simple pero audaz deja en evidencia el porqué de su inicial desconfianza hacia ella, no inspira justamente confianza sino todo lo contrario debido a su presencia que algo de siniestro posee. Ella luego sonrió de nuevo y comenzó a tomar sus cosas, a acomodarse mientras habla de los modos diferentes que cada quien tiene de servir al Master según el circulo al que pertenece, así como de sus logros. El caballero renombrado no tiene pensado hablar de sus logros, esas cosas son para llamar la atención en la Corte del Emperador y vanagloriarse ante otros, él no tiene interés en ninguna de esas cosas, incluso siendo de una familia respetada perteneciente a los Leones de Hierro, la orden con más influencia en el Imperio.

-Lo sé, por esa razón existen las diferentes órdenes en nuestro sagrado imperio.-Fue el corto y simple comentario del caballero renombrado quien tras escurrir un poco más sus ropas volteo a escuchar a la mujer que desea ir con él, como su compañera ya que también escucho lo que ocurre en el Pueblo de Hierro y en sus minas, siendo el modus operandi algo ya conocido por los inquisidores, y es comprensible. Nicolás lo piensa un momento y viendo que estará mejor con ella que solo planea aceptar su propuesta.

-No necesita agradecer Ethel, y no se preocupe, ya estoy prácticamente listo.- Para ser un hombre que no muestra una excesiva masa física no se muestra agotado, probablemente ya tenga mucha experiencia viajando largas distancias, incluso armado. Da de beber a su montura y algo de comer, la guía cerca del rio para que beba sin miedo, y luego para que coma algo de hierba, y una vez hecho eso si monta en ella quedando así listo para reanudar la marcha.

-Podemos partir, todavía queda al menos un día de viaje hacia las Minas de Hierro.-Un leve movimiento de pies y la montura comenzó a caminar lentamente, este ella lista o no, el no espero respuesta, comenzó nuevamente su viaje hacia las Minas de Hierro.

Listas sus cosas y habiendose reabastecido con agua Ethel estaba dispuesta a seguir el viaje, le complació ver Nicolás ya preparado en su montura a punto de iniciar el trote, Ethel montó a su caballo y lo guió hasta situarse al lado del andar del otro jinete dejando atras la orilla del rio.

-Por lo que parece, "ella" es es alguien especial ¿verdad?-

Se atrevió a preguntar tras unos momentos de incomodo silencio, el camino sería largo y pasarlo enmudecido no era algo que le placía, a demás quería conocerlo, y le llamaba la atención que un caballero viajara solo a una misión probablemente peligrosa en lugar de viajar con una cuadrilla o un pelotón, ello le llevó a pensar que aquél rescate era más bien una "misión" personal, que la mujer a la que buscaba era alguien cercana a él, de lo contrario el Reino se habría tomado la molestia de mandarle apoyo.

El Sol aún estaba en su punto más alto en el cielo, los altos árboles ofrecían un poco de proteccion con sus sombras contra el sopor que solía provocar en ella, así que se puso la capucha de su oscura capa para que los delicados hilos dorados que se colaban entre las hojas no la agotaran.

Con Nicolás listo para marchar solo falta esperar por Ethel quien luego de re abastecerse de agua monto en su caballo y se puso a la par del caballero para empezar con el viaje, o mejor dicho para reanudar el viaje que iniciaron en solitario, ahora lo harán acompañándose como un equipo. Al poco tiempo de empezar a andar fue la mujer la primera en sacar conversión, si bien Nicolas no es justamente antisocial tampoco es de esos que largan la lengua con facilidad. La respuesta por parte del caballero no se hizo esperar.

-Así como has dicho hace poco tiempo atrás, pareciera que me dedicase a rescatar damiselas en peligro. A Lucina la encontré junto a otra señorita deambulando por los caminos, solas, jovencitas, peligroso para ellas, por lo que permití que me acompañaran hacia el pueblo de Mina de Hierra, ambas ya no están, supongo decidieron irse por su cuenta. He investigado el sitio no encontré muestras de lucha ni de resistencia, ni otras huellas de personas ni de animales, así que voy a asumir que cada quien decidió irse por su cuenta.-Costo que hablara, pero cuando hablo lo hizo con ganas y no se puso a ahorrar palabras. –Mi misión es más importante, así que no puedo dedicarme a buscarlas para saber que paso, que el Master las cuide en su andar.-Hizo una plegaria al cielo por ellas y dejo claro que su deber de caballero es más importante que cualquier otro asunto mundano,

El sol en lo alto señala que es aun mediodía, probablemente más para tirando ya para la tarde. El paisaje es de momento repetitivo, caminos salvajes poco mantenidos y muchos árboles, enormes, se nota claramente que no hay civilización cercana, por ello el verde de la naturaleza crece prácticamente a sus anchas.

-El viaje será algo largo, aunque monótono y tranquilo.-Menciona el caballero mientras se siente una leve brisa acariciar ese territorio, lo cual hizo que las ropas del caballero así como sus cabellos se mecieran un poco.-Es bastante raro encontrarme alguien como tu aquí, por lo que se a nadie le intereso lo suficiente este caso como para venir a investigar.-Al menos de donde viene nadie se dignó a hacerlo, pero le alegra de saber que no todos piensan como piensan en la capital del imperio.

-Creí que venias aqui por ella... o ellas-Con un gesto que mostraba sorpresa y a la vez extrañeza.

El camino serpenteaba de aquí a allá, pareciera que no iban a ninguna parte, incluso podria parecer que iban en círculos a ninguna parte, pero decidió seguir las recomendaciones que había oído de la gente que solía recorrer el camino, no habia que salirse del sendero, del casi inaparente sendero, pues el bosque se tupía más y salir del sendero pensando que seguir una ruta en linea recta es aparentemente más sencillo muchos se perdian.

El camino parecía no tener fin, pero afortunadamente el Sol seguía oculto tras el follaje, asi Ethel no se sentía tan sofocada, si acaso algo cansada aunque su cara podía interpretarse mas bien de tedio.

-Dijiste que tenías una misión más importante que todo lo demás y que te sorprendía que alguien más, yo, decidiera toma "el caso" también ¿es que a caso a venido a lo mismo que yo? no sabía que los caballeros tomaran este tipo de casos sobrenaturales en sus manos, creí que eso concernía más a los inquisidores, o ¿es que vienes a algo mas?-

Encontraba cada vez más interesante a su nuevo aliado, y al parecer tenia mucho que aprender, de él y de los caballeros, normalmente se mantenía alejada de la política y de la sociedad, lo único que le importaba era la caza, aún así sabía comportarse, había sido bien educada en aquella iglesia. Sonrió un poco, apenas mostrando un dejo de alegría tras su capucha, también le alegraba saber de alguien que se preocupaba por los inocentes, y hacía mucho que no cazaba en compañia de alguien, fué entonces cuando recordó a E. no importaban los años ni que tan longeva la hacía la sangre vampirica en su interior, aquello seguiría en su mente a través de los siglos, pero ya no dolía, no tanto, ahora trataba de sonreír cuando se acordaba de ella, a veces tendía a "hablarle" en su mente, era su forma de sentir que seguía con ella y de no sentirse sola.

Querida E.
El sendero de la caza me ha llevado a un caso curioso que en apariencia tiene los síntomas típicos de ser un vampiro o un cambiaformas que decidió establecerse en la región, lo de casi siempre, pero esta vez me acompaña un hombre, un caballero, Nicolás, parece un buen tipo y siento en él un verdadero anhelo de acabar con el mal, parece que aún quedan personas así E.

Andaba buscando a una chica pero al parecer tiene algo más importante que hacer me intriga saberlo aunque sé que todo pasa a su debido momento, después de todo una de las lecciones más importantes que se aprende en una vida tan longeva es a tener paciencia.

Con cariño Ethel.

La palabras de la joven no surgieron mala impresión en Nicolás, aunque claramente s algo molesto que lo tomen como alguien que busca solo placer sexual.

-Pues no, jóvenes hermosas hay en todos lados, no necesariamente necesitaría viajar cientos de millas lejanas de la capital para encontrar una de mi tipo.- La respuesta del caballero fue simpática, lo tomo con gracia, lejos de mostrar enojo y molestia le puso humor al asunto. El sendero parece eterno, y en verdad es un tramo largo de bosque y campo, al menos el terreno no es tan rocoso ni desnivelado, es fácil de andar para las monturas.
Mientras el sol de a poco va cambiando de posición se disparo el sentido de la curiosidad de la mujer comenzando así sus preguntas, bastante interesada en porque Nicolás está allí, hablando de caballeros y demases. Se tomo su tiempo para contestar el interrogatorio, pero finalmente respondió.

-Tengo que averiguar qué está pasando en las minas, donde están los hombres desaparecidos, que les paso y en caso de que sea realmente un problema solucionarlo para que no vuelva a pasar. Se necesita el hierro y la verdura que sale de esta región a otras regiones, esa es mi misión oficial, personalmente, yo pertenezco a la SWAT, y como tal soluciono todo tipo de problemas que afecten al imperio, en especial a su gente, por lo que me es indiferente a lo que se dediquen inquisidores, caballeros o nobles, si hay un problema tengo el deber moral y profesional de ponerle fin.-Responde con una seriedad profundad Nicolás a las preguntas de su compañera, revela que es miembro de una organización de Elite, la SWAT, reconoce por el imperio como un grupo de gente realmente hábil para tratar con toda clase de problemas sin necesidad de recurrir a grandes grupos de gente.

Más horas de viaje, mucho camino recorrido y apenas si el escenario parece cambiar. El aroma a tierra y vegetación es profundo por allí, y las huellas de las pezuñas de los animales se marcan claramente en una tierra fértil, natural y lejos de cualquier clase de contaminación.

-En unas horas más el sol habrá casi desaparecido, debemos buscar un lugar donde pasar la noche. Asumo que no encontraremos una cueva por aquí, ni otra clase de bifurcación en el territorio de índole rocoso, es más seguro que encontremos algunos árboles lo suficientemente alejados entre sí con muchas ramas y hojas como para armar un pequeño campamento nocturno ¿Qué piensas tu Ethel? Me gustaría saber tu opinión al respecto.-El caballero renombrado ya va pensando en que va a ocurrir horas por delante, en especial porque lo acompaña una mujer y siempre suele ser problemático el asunto cuando se debe dormir o compartir algo de intimidad con el sexo opuesto.

La muchacha no parecía comprender bien la respuesta del caballero, entendia, claro, lo que el quería decir pero no sabía el porqué de su respuesta. Comprendió hasta unos segundos después que el caballero le había entendido mal el porqué de la pregunta a lo que Ethel respondió con una sonora carcajada.

Tras esto trató de relajarse mientras el hombre contaba su historia, su razón del porqué venir aquí. Escuchó atenta, su actuar parecía ser una mezcla entre lo moralmente correcto y su devoción al deber, algo admirable realmente. Pero lo que más le sorprendió fue escuchar que él pertenecía al SWAT, había escuchado alguna vez de dicha organización de élite de caballeros pero lo que le sorprendió más fue otra cosa

Could it be...

-¿Acaso no estaré yo frente al sonado Nicolas Longsword de la élite de Puño de Hierro? que honor, tus proezas son muy sonadas en la ciudad- luego sonrió y añadió con ligero toque burlón en su voz -Aunque también oí que tenías un lindo apodo aunque no recuerdo bien cual es... seguro debe ser a causa de algún celoso...-

Por alguna razón, aunque aún era temprano Nicolas ya estaba planeando la forma en que esa noche habría que descansar, instintivamente la cazadora volteó hacia el cielo y observó al astro rey en todo lo alto, ya se había movido un poco siguiendo su eterno ciclo recorriendo el mundo día a día pero no demasiado, sólo sirvió para reafirmar la premura de la solicitud de su acompañante.

-¿Pero qué dices? el bosque cada vez es más tupido, no creo encontrar tal separación entre árboles y aún así dormir separados puede ser riesgoso, no, dormiremos juntos, así estaremos en mejor disposición para actuar rápido si algo llegase a sorprendernos en la oscuridad de la noche, además no duermo mucho.- Ethel no pareció dar muestras de comprender el porqué Nicolas estaba pensando en aquella forma para dormir.

Cuando Nicolás contesto la joven mujer quedo en silencio, como si la conversación hubiese muerto en ese momento, no es justamente Nicolás la persona con el mejor humor del mundo, pero ella también es bastante lenta para comprender una broma. Momentos después la mujer comenzó a reír a carcajadas haciendo que la tensión desaparezca, regresando la situación al buen ánimo que vienen logrando al pasar las horas y conocerse de a poco un poco mejor.
Algo sorprendida la mujer comenzó a hacer preguntas de nuevo centradas en la identidad del caballero renombrado, aunque al parecer ella sabe lo que sabe la mayoría sobre él, incluso las injurias.

-Si no mal recuerdo me presente desde el comienzo como Nicolás Longsword, pertenezco a la orden de los Hermanos de Hierro, y presto honorable servicio en la SWAT bajo las órdenes del capitán Stronghammer. En lo que refiere a las injurias hacia mi persona…No sé si serán por envidia, yo lo veo más por odio o algún otro interés, y dichas injurias se hacen más fuertes en ciertas partes de la capital del imperio.-Respondió con tranquilidad a las interrogantes de su compañera de viaje y continuaron cabalgando a paso de hombre, para luego comenzar a planear de como pasarían la noche. La mujer pareció exaltarse un poco con las ideas de Nicolás, por lo que parece no planea que se separen en ningún momento por obvias razones.

-Como guste joven dama, soy un caballero, lo que he dicho ha sido para mantener su integridad femenina a salvo y lejos de cualquier amenaza. Dejando el lado de que somos un hombre y una mujer durmiendo juntos en el medio de territorio salvaje, espero que no suceda nada peligroso. En días anteriores escuche lobos en la lejanía de donde había acampado, pero fuera de ello no he sabido de ningún otro peligro por aquí. No hay animales realmente agresivos, ni insectos mortales…Tampoco he sabido de bandidos, lo único inusualmente extraño son las desapariciones de las que ya tenemos conocimiento.-Deja claro Nicolas del porque menciono lo de como dormirían tan temprano, lo dijo exclusivamente por el bienestar de la única femenina del grupo. Da a conocer la información que tiene sobre ese territorio mientras avanzan, y efectivamente la zona se vuelve más tupida, lo cual hace un poco más lento el andar y dificultoso. El hombre desciende del caballo y se adelanta a su montura para tomarla de las riendas y guiarla el mismo de allí en más, claramente sabe muy bien qué hacer con su montura y cuando.

-Es más recomendable así Ethel, al menos hasta que el terreno se libere un poco.-Aconseja Nicolás a la inquisidora de como andar en dicho terreno, de paso le quita peso a su montura para que medio descanse en su andar. Observa los alrededores Nicolás buscando cualquier amenaza pertinente, aunque también por si encuentra algo interesante y útil.

-Mi integridad femenina a salvo...- No pudo evitar soltar otra carcajada.

Tras reír un rato y continuar con el camino y ya habiendo escuchado lo que el caballero tenía que decir ella habló

-Lo sé, lo sé, sólo que no sabía si podrías ser la misma persona, además debes entenderme, me he alejado baste de la cultura política y social de Puño de Hierro, he estado muy inmersa en mis propias investigaciones y mis cacerías, he estado tanto tiempo en movimiento que hace mucho que no tengo un hogar, temo que si regreso a la catedral no me reconozcan debido al paso de los años, aunque siempre me quedo rondando en Puño de Hierro, no sé si porque quiero asegurarme de haberlo dejado bien protegido o porque me da temor estar lejos de mi país natal, que contradicción, no tengo hogar pero no soy capaz de salir de la ciudad aún así, tal vez es porque siento que Puño de Hierro completa es mi hogar...,-

La repentina acción de Nicolás de bajarse de su caballo sin previo aviso la sacó de sus cavilaciones, ni siquiera se había dado cuenta de que su caballo tenía dificultades para andar debido a que el bosque ya estaba muy tupido para ese momento. Escuchó la recomendación del caballero y se bajó del caballo. -Tienes razón, así descansará el caballo-

Así prosiguieron su andar, la actitud cautelosa de Nicolás a pesar de haberse referido a este camino como seguro la había hecho alertarse por lo que en una mano llevaba las riendas del caballo y en otra llevaba la mano en el cinto puesta en su látigo.

Le alegra ver a ese caballero que la mujer ríe fácilmente, se nota a al parecer a gusto con las palabras de este aunque no todas sus palabras están dirigidas a bromear, por supuesto que cuando pensó en la integridad y privacidad de la mujer lo pensó seriamente. La conversación torna en esos momentos en la identidad del caballero renombrado y en Ethel quien parce que esta algo desactualizada del mundo y explica el porqué. La vida de la mujer es la del viaje lejos de las personas, misiones y órdenes, no mucho más que eso.

-Es comprensible, en mi caso, con el apellido que porto y como miembro de los Hermanos de Hierro no puedo escapar de la política. Lo único que me ha dado un respiro real desde que las batallas con el Sur terminaron es el SWAT.-No es nada raro lo que cuenta, de seguro hay muchos como el que tras muchas batallas no pueden despegarse del todo del combate.

-Es interesante que se sienta así, pero nada mal, alimenta ese sentimiento el espíritu viajero.-Algo muy necesario cuando el deber llama. Los viajes toman mucho tiempo, pueden llegar a ser muy incomodos y hasta peligrosos.
Al desmontar Nicolás ella tomo bien su consejo y desmonto también imitando al masculino, y transitan ese sendero tupido con cautela. No fue la intención del caballero poner en alerta a su compañera, pero así fue, y al final luego de mucho no sucedió nada de nada, por lo que el caballero de a poco se fue relajando.

-Al parecer es una zona estable y segura. No parece que vaya a llover ni hoy ni mañana, por lo que podemos seguir tranquilos hasta que la noche llegue y durmamos.-No es un experto en leer los signos de la naturaleza ese hombre, pero a simple vista no hay nada que indique que vayan a tener tormenta ni nada similar. –No sé exactamente cuántos kilómetros nos esperan así, pero claramente aunque no sean muchos a pie parecen muchos.-Y así fue, tal como él dijo, avanzan y avanzan incluso con el atardecer detrás de ellos, bebiendo agua cada tanto pero sin parar a comer nada en absoluto, o al menos Nicolás no se le vio ingerir ningún alimento desde el primer momento en que se vieron.

-Espero sea una noche tranquila, y si los peligros siguen el curso que hemos conocido hasta ahora, los únicos desaparecidos son todos hombres, eso la ayudara a conciliar mejor el sueño joven dama.-No parece decirlo muy en broma que digamos, pero claramente por lo que sabe él y ha investigado en el Pueblo de Hierro todos los desaparecidos son hombres trabajadores, o al menos la mayoría son trabajadores de las minas.

-En efecto, el clima parece bastante tranquilo... no parece que vaya a ocurrir nada que retrase nuestro viaje... ¿cuantos días nos quedarán? uno, dos?- Realmente había perdido la noción del tiempo de su viaje, cosa extraña pues no solía pasarle, quizá era la compañía que le hacía despreocuparse del tiempo, sabía que había que llegar lo antes posible para evitar que el desastre se extendiera pero también sabía que llegarían cuando tuvieran que llegar.

El tiempo siempre pasa más rápido cuando éste es ameno y así sucedió, de pronto ya era el atardecer, aunque la noche se acercaba aún había tiempo para buscar un refugio o un lugar en el suelo del bosque donde acampar.

-No sabía que los desaparecidos fueran todos varones, aunque tiene sentido, al ser los que suelen realizar las principales labores del pueblo como ir a trabajar las minas o ser ellos los que con más regularidad transportan sus insumos a la ciudad no es de extrañar que sean más propensos a sufrir algún ataque, por ello es que no descarto la posibilidad de que una mujer pueda ser blanco de ello tambien, a demás...- posó su mano en el hombro del caballero -Aun que así fuera y sólo los hombres sean el blanco real no me relajaría, mi compañero es un varón y le cuidaré las espaldas, no se abandona a un compañero, lealtad hasta el final.- Terminó su frase con una mirada y sonrisa llenas de determinación.

-Bueno, aún es temprano ¿dónde te gustaría acampar? no veo dónde refugiarnos más que puro bosque, dormir a la intemperie es emocionante pero en los bosques lejos de la civilización suelen acechar... cosas.-

Los comentarios de Nicolás en lo referente al clima son también los mismos que tiene esa mujer, todo luce tranquilo y sin vistas de problemas, pero ninguno sabe a cien si acierta cuantos días de viaje quedan aún por delante.

-Bueno, estimulo con no mucho conocimiento de causa que menos de dos días, pero es imposible de asegurar, siempre y cuando nada fuera de lo común nos suceda.-Vaticina el caballero renombrado unos dos días de viaje máximo si todo sale bien. En ese andar Nicolás creyó que calmaría a la mujer al advertirle que todos los desaparecidos son hasta el momento hombres, pero ella revelo que no es así. Eso debería de sorprenderlo, pero no, es una mujer de armas, y además de conocer el lado más peligroso del mundo es una mujer leal. Ella lo tomo del hombro para dar más peso a sus palabras y a sus juramentos, sonriendo al final de modo cálido, porque como todos saben “lo cortés no quita lo valiente”.

-Me alegra escuchar unas palabras tan cálidas Ethel, gracias a ti por un momento he creído que regrese a mis épocas en el ejército, donde la hermandad es inquebrantable.-Ha recordado el caballero honrado del Puño de Hierro algo de lo más maravilloso de pertenecer a una gran fuerza militar, la hermandad y la lealtad entre hermanos de armas, un lazo que puede llegar a veces a ser más fuerte que un credo o la propia línea de sangre.
Con el reloj sin detenerse en ningún momento llego la tarde y es inminente el pensar en cómo van a pasar la noche. Tal cual ha dicho la mujer del dúo no se ve ningún lugar que pueda proveerles refugio, tendrán que acampar al parecer a la intemperie.

-Tienes razón Ethel, no se ve ningún refugio a la vista, y no creo que valga la pena perder el tiempo buscando uno sin una amenaza real que nos persiga. Creo que estará bien aquí entre estos árboles, una bolsa de dormir, algunas mantas para cubrirnos y un pequeño fuego bastara para que pasemos bien la noche.-El dar su respuesta Nicolas guía a su caballo unos metros mas adelante y luego se detiene. Ata el caballo en un árbol y luego comienza a retirar piedras ramas del lugar dejándolo todo en un solo sitio.

-El territorio nos provee lo necesario para hacer una fogata con suma facilidad, es piedra y madera seca, ardera bien.-Tiene bastante experiencia ese caballero en lo que se refiere a acampar, siempre y cuando el lugar no sea muy complicado y hostil logra hacer del acampe algo agradable y sencillo. Mientras va colocando las piedras en círculo y las ramas dentro del mismo va anocheciendo, hay un leve descenso de la temperatura al irse la luz y el calor del sol, pero nada que los obligue a sacar más abrigo del que ya portan.

-Honestamente compañera, no creo que esas cosas sean tan tontas como para atacarnos abiertamente, pero si quieren intentarlo, ya sabemos lo que debemos hacer, tenemos al Master de nuestra parte.- Se lo toma con tranquilidad el caballero, aunque en serio que es un hombre que plantea cara a las adversidades sean estas mundanas o sobrenaturales. A esa altura de su vida, y con su experiencia a cuestas, ya no piensa de mas ni que podría ocurrir si eso lo se convertirá en tortura.

Yo podría encender ese fuego de forma más rápida y práctica... No pudo evitar formular ese pensamiento mientras ataba a su montura a una rama baja de un árbol, aunque sabía que en aquél momento no iba a ser posible ya que su acompañante era humano y aunque fuera posible ese humano en especial podría cambiar su postura diplomática hacia ella si notaba que en su presencia brotaba fuego de la nada, ya había suficiente compañerismo como para arruinar el momento, por otro lado se entretuvo pensando en cuánto tiempo hacía que no usaba un pedernal...

La siguiente frase de Nicolás y su mención sobre el Master la sacaron de sus pensamientos -Tienes razón, no hay de qué preocuparse, El Máster nos acompaña en nuestro viaje.- Eso le hizo pensar... quizá había alguno de sus poderes que no fuera perjudicial hacia aquella relación. -Aún así creo que es prudente que tome precauciones...- Mientras el caballero hacía los preparativos para encender una fogata ella revisó sus saquillos en el cinto, todo lo que necesitaba estaba ahí, tomó un poco del contenido de uno de los saquillos guardándolo en su puño cerrado, una pequeña cantidad de polvillo blanquecino se escapaba de ahí donde su puño no lograba cerrar completamente -Formaré un perímetro, por si acaso...- Acto seguido comenzó a caminar al rededor del lugar que habían designado para acampar al tiempo que apretaba el puño y se oía un crujido en su interior y dejaba caer ese polvillo blanco de los huecos de su mano cerrada, con el semblante serio que mostraba su concentración recitaba a la vez un rezo al Máster:

Vade retro, satana, inventor et magister omnis fallaciæ, hostis humanæ salutis...
Humiliare sub potenti manu Dei; contremisce et effuge, invocato a nobis sancto et terribili nomine... quem inferi tremunt...
Ab insidiis diaboli, libera nos, Master.
Ut Ecclesiam tuam secura tibi facias libertate servire, te rogamus, audi nos.

Amen.

Gasto de Mana: 5:

Cuando terminó el cántico ya había vuelto al punto de partida formando un círculo al rededor de ellos, aquél polvillo, las obleas consagradas por sacerdotes de una iglesia, ahora estaban imbuidas con el poder de la fe para evitar que algún impío sintiera deseos de acercarse.

-¡Listo!- Dijo, antes de ir al centro del círculo a volverse a reunir con su acompañante

La inquisidora hace bien en pensar antes de actuar, incluso entre los suyos el conjurar fuego con sus propias manos podría ser visto con sospecha. Pero es sabido que algunos sacerdotes y paladines del Piño de Hierro pueden conjurar luz y fuego de sus manos, es lo más natural de conjurar al ser la luz señal del bien y el fuego aludiendo al sol que tanto destruye a las fuerzas del mal. La magia divina según ellos proviene del Master, es su regalo para unos pocos, una terrible armas para los impíos enemigos de esa tierra.
La mujer está de acuerdo con la creencia de su compañero, aquellos con Fe verdadera en su corazón sienten que la deidad que adoran los acompañe y protege contra todo y todos sin importar la hora ni el lugar, pero la astucia y experiencia dictan que deben tomarse precauciones de todos modos.

-Adelante, una actitud prudente nunca debe ser desestimada.-El caballero anima a la mujer a que haga lo que crea que debe hacer, después de todo tampoco es un súper hombre invencible, solo cree que estarán a salvo allí sin problemas, no más que eso. La escucho pero observo poco, solo afirmo con la cabeza mientras con la yesca y el pedernal encendió el pequeño fuego que momentos después sería una destaca llama que se alimente constantemente y de modo controlado. Escuchando los susurros de la mujer supuso que es una especie de circulo de protección contra el mal, los sacerdotes y paladines suelen santificar el terreno para evitar que demonios y muertos vivientes puedan ingresar en este, incluso espíritus malignos pueden ser repelidos de ese modo espiritual. Al tiempo Ethel demostró o al menos de palabra de que lo suyo estaba listo, Nicolás volteo a verle y le sonrió confiado para después regresar su visión a las llamas que crecieron y se mantuvieron sin problemas.

-Bien hecho Ethel, ahora vamos a algo más sencillo pero igual de importante, la comida.-Se lo escucho relajado, y no espero nada en empezar a sacar sus bártulos con los cuales poder cocinar. Algo de carne salada que piensa recalentar, probablemente sea comida de unos pocos días atrás, tal vez del día anterior acompañado de lo que parece ser algunas zanahorias y rábanos. –No soy un maestro de cocina, pero sin duda no la defraudare…Aunque siempre está la opción de que la mujer del equipo tome el mando de la cocina si así lo quiere.-Es una opción, aunque en el campo de batalla son la gran mayoría hombres, por ende se dice que todo soldado sabe lo que es cocinar, aunque si le preguntan a Nicolás podría agregar algo más a ese viejo credo del común de las culturas.
Se quita los guantes el caballero renombrado y los acomoda junto a sus cosas, se desabrocha un poco el cinturón y observa, preparando el cuchillo para cortar un poco más la carne y las verduras. De su reserva de agua usa más de la mitad, en la olla esta empieza a hervir de a poco, agua que al parecer será parte de un guisado de bajo presupuesto.

El cielo se oscurece completamente y las estrellas brillan en lo alto con intensidad, como en días anteriores se levanta algo de viento, aunque nada que ellos dos no puedan soportar.

Ethel casi lo olvidaba, lo cierto era que comía muy poco, y en su tipo de vida nómada hacía mucho que no cocinaba. Sabía hacerlo, pero no lo hacia con frecuencia, se preguntó que tan bien sabría cocinar en ese momento. Acostumbrada a un modo de vida apresurado donde el tiempo es muy importante ya sea para cumplir alguna misión autoimpuesta o porque, según ella, comer no debía tomar mucho tiempo pues el enemigo podría aprovechar ese momento de debilidad, la vivir cazando casi 60 todos los días lo vuelve a uno paranoico, era extraño cuando ella se daba el tiempo de preparar alimentos, pero gracias a que conoció una maravilla culinaria de apariencia sencilla pero altamente nutritiva era que podía comer en casi cualquier momento dada su gran portabilidad y era rápido y fácil de comer.

Cuando Nicolás sugirió que ella podía ayudar se ruborizó un poco debido a la vergüenza de no saber si lo haría bien asi que decidió mejor dejarlo en manos del experto quien se veía que cocinaba más seguido que ella, era obvio pues su equipo incluía cacerolas y utencilios adecuados para la preparación de alimentos en contraste con el equipaje de ella que era sorprendentemente básico y ligero para el tipo de viaje que hacían.

-Preferiría que seas tú quien se encargue de esto, estoy segura que tu habilidad para ello se verá reflejada en el sabor, a demás empieza a oler muy bien, por otro lado sé que no tenía contemplado hacer comida para dos cuando comenzó con el viaje, así que traeré mi parte de las proviciones- dicho ésto se dirigió hacia su alforja que unos minutos antes cargaba su caballo, de ahí sacó dos objetos envueltos en hojas secas pero flexibles de algún tipo de planta, éstos objetos eran más o menos del mismo tamaño que dos manos extendidas juntas, bueno, dos manos de ella, y extendió uno de ellos hacia el caballero.

-Es quith pa, pan élfico, sé que no parece mucho pero te sorprendería lo nutritivo que es, revitaliza el cuerpo y te da energías, suelo conseguirlo con un comerciante elfo en las afueras de la ciudad, lo mejor es que se conserva bien durante un tiempo considerable, eso lo hace ideal para almacenar, tengo más así que no te preocupes y disfruta, no sé si lo has probado, espero que te guste.- dicho eso terminó la frase con una cálida sonrisa y esperó a que el hombre tomara el pan para sentarse a su lado.

Está claro que Nicolás viaja muy equipado, incluye hasta una carpa de campaña para cuatro personas, a diferencia de Ethel que tiene todo lo necesario solo para ella. En esa carpa se había cobijado él y Lucina en noches anteriores, y podría albergar a otros más que necesitaran protección de ser necesario. Claro que de todos modos el caballero le otorgo la posibilidad de cocinar y destacar a su compañera femenina, aunque ella no acepto esa propuesta y lo dejo en sus manos, aunque Nicolás negó algunas de sus palabras observándola un instante.

-En realidad siempre llevo comida de mas señorita, soy un caballero, y prefiere que me sobre y que no falte…Es común que parte de la comida se extravié o estropeo durante el viaje, además, nunca se sabe cuando alguien necesitara de mi ayuda ni de mis alimentos…No tengo problemas de provisiones, lo que si debo recuperar a diario son mis provisiones de agua, es fundamental para mi, le doy mucho uso al agua y quedarme sin esta me pone en cierta medido nervioso.-Considerando que van a pasar esa noche juntos, y algunas mas no está mal aflojar un poco la lengua, por lo que Nicolás se relaja un poco y le habla a su acompañante con mas familiaridad. Observo aquello que la mujer trae entre sus manos, y visualizo de cerca eso que ella le ofrece.

-Creo haberlo probado una vez en un viaje por Nueva Ehnra, los elfos de allí suelen tener de esta extraña comida. Es un gran secreto de los elfos ese pan, algunas criaturas de las frágiles pueden mantenerse un buen tiempo alimentadas solo de ese alimento.Considerando que este pan puede soportar tanto tiempo en buen estado y sus muchas propiedades beneficiosas para el cuerpo, creo que lo mejor sería mantener unas reservas elevadas. No siempre podremos tener la comodidad para cocinar, la tranquilidad, los elementos, los ingredientes…Ni la seguridad, es mejor aprovechemos aquello que puede echarse a perder y guardar este alimento para cuando sea estrictamente necesario.- El caballero con el pan en las manos lo envolvió nuevamente y lo guardo, aunque se le hizo difícil dejar de ver ese hermoso rostro sonriente de manera directa. Para escapar de ese encanto femenino pensó en la comida y dirigió su mirada y su atención a la carne que acaba de cortar en pequeños cuadrados, luego deposito esa carne en la olla y empezó a cortar las zanahorias y rábanos.- Esto no tardara mucho, tendremos algo caliente en el estomago en menos de media hora.- El estipula que le tomara veinte minutos el que la carne está lo suficientemente cocinada como para saber bien y que no les haga daño.

-Una inquisidora que negocia con elfos, eso es claramente algo muy curioso.-Los hermanos de Hierro tienen algunas ideas no muy buenas de los inquisidores, aunque son levemente mejores que la opinión que tienen las demás hermandades del imperio. Le interesa escuchar que dirá ella al respecto si es que dice algo en concreto, tal vez tenga la suerte de encontrarse con un inquisidor no tan fanático como para prender fuego todo lo que no sea meramente humano y del Puño de Hierro.

-Estoy de acuerdo contigo, creo que será sensato guardar esto mientras aún queda comida que puede echarse a perder- dicho ésto vuelve a guardar el pan en su alforja y regresa a sentarse al lado del caballero.

Aquello en la olla comenzaba a oler muy bien, su estómago gruñó ante el aroma de un guiso que hacía tiempo no había comido, Ethel sonrió con nerviosismo ante ésto y ocultó su mirada dirigiendola hacia el suelo, luego aprovechando la última frase del hombre para desviar la atención de su creciente hambre ella se decidió a responderle.

-No soy inquisidora- dijo con una sonrisa -soy demonóloga y teóloga pero no pertenezco a la Orden de los inquisidores, sólo soy una cazador y cazo para proteger a la humanidad, lo que yo cazo es el mal, por lo tanto no hay razones para recelar de un elfo, ni siquiera son seres sobrenaturales como para pensarselo, son mortales, como nosotros, es verdad que tienen ciertos dotes arcanos pero después de todo no es extraño si consideramos que no se han alejado de la naturaleza tanto como nosotros, no cazo inocentes, sólo a sobrenaturales, yo cazo el mal-

Al terminar la frase volvió a dirigir una sonrisa cálida hacia su compañero al igual que una mirada amable -Y tú... ¿Porqué luchas?-

Esperaba Nicolás una respuesta como la de Ethel, es lo más sensato para dos viajeros como ellos el mantener sus provisiones en buen número y en buen estado. Así como el caballero guardo el pan elfico bien envuelto para que se mantenga en perfecto estado ella también lo hizo, se alimentaran de momento solo de lo que provee el propio Nicolás, en casa de gran necesidad acudirán al místico alimento elfico. El estómago de la mujer al sentir el aroma de la comida al prepararse se hizo escuchar, reclama una parte para él, Nicolás no dijo mucho pero si volteo para ver a la mujer mirar el suelo, como si buscara algo, no la interrumpió el caballero, aunque se quedó con las ganas de preguntar si estaba buscando algo en particular para ayudar en su búsqueda.
La respuesta de la mujer funciono, desvió la atención de su necesidad de alimento hacia algo más profundo, el tema de las ideologías y como la aplica en su día a día, siendo algo interesante para el caballero de saber. La diferencia entre inquisidora y demonología no le quedo bien clara, no lo comprende, a su pensar y por su educación son exactamente lo mismo, de todos modos trata de comprender lo mejor posible lo que ella explica, tomándola como una especie de justiciera de lo maligno por así decirlo.

-Eres una especie de cazadora justiciera, o similar…En mí caso, lucho por tradición, por la sangre que corre por mis venas, por historia…Y por orgullo propio. Tengo la educación y el entrenamiento para hacerlo, puedo hacer oídos sordos a los reclamos de mi familia y de otros no tan cercanos a mi seno familiar, pero de hacerlo, estaría ignorando de seguro lo que el Master espera de mi… ¿Para qué me otorgaría el destino estas capacidades que otros no poseen? Quiero creer que se me ha dado algo que otros no tienen para utilizarlo del mejor modo, del modo que el Master enseña.-Le habla en un tono tranquilo ese hombre, responde la pregunta de la mujer dejando claro por qué lucha. Las razones de ambos para combatir son algo distintas, pero no por ello tan alejado el uno del otro de lo que en el Puño de Hierro se cree que debe hacerse.
Mientras conversan volvió a fijar su mirada en la olla revolviendo un poco con un cucharon la comida que allí se encuentra, de ese modo evita que se pegue el alimento y que distribuya mucho mejor dentro del recipiente.

-Esto está casi listo, si tienes tus propios cubiertos, te aconsejo que los tengas a manos, sino tendré que prestarte algunos de los míos.-Según Nicolas la comida está casi lista, por lo cual lo más normal en ese caso es ir preparando los cubiertos y los recipientes donde servir la comida. En el caso del caballero comerá sentado cerca del fuego, probablemente apoyado en uno de los tantos árboles que los rodean, Ethel podrá elegir ella misma donde quiere estar una vez le sirvan sus alimentos.