Gata de caceria +18

En la mejor noche de su vida Anton responde cualquier cosa que suena bien, no tiene cerebro para pensar en nada más que en tener sexo por primera vez, hombre y primera vez es igual a esclavo en la jerga común, si se lo sabe manipular claro está.  Julliete ni lenta ni tonta lo sabe, así que con su perfil más dominante le asegura al muchacho que lo “matara” esa noche, y que además pedirá por más. El muchacho en silencio asiente con la cabeza mientras la mira expectante, a sus pies.
Las ropas quedaron desparramadas por todos lados, ella fue más violenta que antes, se le acabo lo dulce, y se acabaron los juegos previos, ahora desnudos Anton ve a su ángel de la noche en todo su esplendor, el demuestra cuanto la desea, su cuerpo no miente, esta rígido, nervioso y erecto.

-No me salen las palabras para decirte lo hermosa que eres Marie… ¿Dónde estaba tanta belleza escondida? Siempre supe que eras linda…Pero no tanto como la belleza de los cuentos…-Tiene toda la razón el chico en sus palabras, la belleza femenina nunca en la historia ha sido expresada de forma correcta al ser dicha tarea imposible. No tuvo tiempo para seguir pensando en la belleza de su compañera, le acaricia el cuerpo y ella más dominante que nunca termino encima de Anton por completo mientras este quedo sentado sobre el sillón. Sonrio por las caricias en su mentón y le beso la mano a su acompañante cuando ello lo hizo, y se sobresaltó cuando ella lo tomo de su pene erecto, pero no se movió, se sintió realmente bien ese primer toque justo ahí donde más lo necesita.

-Se siente muy bien…Increible-Es la primera vez que siente las manos de alguien que no sean las suyas justo ahí donde más le gusta, y se la juega a tocar los glúteos de su amante de modo lujurioso, disfrutando de la suavidad de la piel tersa y cálida de la vampira, una piel prácticamente perfecta al no sufrir  los efectos del paso del tiempo ni otras cuestiones que afectan comúnmente a los mortales.  Luego vino lo mejor, esto llego de mano de la vampira gatuna que guio ella misma a Anton a entrar en ella, el corazón del muchacho de se detuvo al por primera vez meterle su pene a alguien más dentro, a alguien especial y bello. No tuvo tiempo de procesar todos los placeres que ofrece el sexo de su compañera que ella empezó a bajar y subir las caderas con el pene de su hombre dentro de su vagina.  La sensación de placer indescriptible golpeo a Anton como el puñetazo de un troll enfurecido en la cara, lo dejo tieso y recostado sobre el sillón sin respuesta, lo único que se nota en el es placer y sus suspiros son lo único que sale de su boca. Sus ojos están fijos en los pechos de su amante que se sacuden sin control al ser ella la que comanda el sexo de modo dominante y lujurioso, frenética, casi desesperada.
Llego a tomar a Julliete de los muslos y se aferró a ellos de modo dulce subiendo su mirada a los ojos de Juliette la cual gime y lo vuelve loco. Realmente cree Anton que ella cumplirá con su promesa, lo matara, le explotara el corazón, lo dejara sin aliento, dejara su pene seco, y sin embargo él quiere más, aunque le cueste la vida el obtenerlo.

Grandes torrentes de placer atravesaban el cuerpo de Marie, su resucitado corazón bombeaba sangre entre latidos tan fuertes y rápidos que pensaba que moriría de nuevo, su piel se enrojecía más, sus mejillas eran dos manzanas, la sensación de las manos de Anton en sus muslos se sentía genial, pero decidió que sus pechos volaban demasiado libres y agarró las manos del chico y las llevó a sus senos... ahhhhh.... mucho mejor.

Ante los cumplidos de su amante Juliette se sentía más atractiva, más linda... más humana... Tenía tanto tiempo considerándose a sí misma como una bestia, un monstruo dejando de lado su humanidad, tanto que aunque fuese algo estúpido se le había olvidado que conservaba la apariencia de una joven humana, así que un monstruo como ella podía ser bello...

-Tu eres un hombre apuesto- dijo entre gemidos para luego decir con voz lujuriosa - y grande, muy grande...- decía, al tiempo que movía sus caderas cada vez más rápido hacia adelante y hacia atrás.

-No te vayas a atrever a venirte sin antes avisarme, dímelo, así podré darte el mayor placer que jamás experimentarás con una mujer humana.-

La vampira está más hermosa que nunca, y más alocada, aunque esos rasgos no son algo que Anton pueda notar ahora, su ser esta abrumado y recién ahora comienza a conocer a su amada tanto como para conocer detalles íntimos de muy personales de ella. La mirada del muchacho cada tanto se desvía hacia los pechos de la mujer que botan sin parar, esa imagen lo puso a mil y mejor se siento cuando fue ella misma quien le tomo de las manos y las guio a tomarle los pechos. Las manos del chico se cernieron sobre las mamas de Juliette y comenzaron a acariciarlos sin parar, sintiendo el impulso ya sea de un bebe o de un amante de llevar su boca hacia allí y besarlos, besarlos suave y luego chuparlos dulcemente mientras intenta respirar para no morir en el proceso.
Hubo algunas palabras más entre medio del sexo, aunque de parte de ella que resalta “lo grande” del muchacho, aunque probablemente aun tenga un poco más de tiempo donde crecer de varios lados, tanto de actitud como de cuerpo., algo bueno para ella que puede esperar de ese joven mucho más con certeza de que puede conseguirlo.

-Lo siente Marie…Pero no creo aguantar mucho más…-Haciendo caso a lo que ella pide le advierte que esta al tope, un poco rápido para la media, pero siendo un primerizo está bastante bien. Se abraza a ella con algo de fuerza, extasiado de su primera relación sexual y emocionado por la increíble sensación de placer que se reúne en todo su miembro, en especial en el glande ahora que está apunto de venirse de lleno por primera vez gracias a una mujer, y que mujer, hermosa e increíble dama, tan bella como mortal.

Marie estaba jadeante, para ser primerizo se movía muy bien y aunque el magreo que hacía en sus pechos se notaba inexperto sabía excitarla bien, podía sentir sus manos ávidas tomando sus senos tratando de abarcarlas lo más posible con las manos, sentía los manoseos y cómo querían hacer suyos sus pezones que estaban extraordinariamente excitados, no podía más, tenía que venirse ya y fué un gran alivio cuando su chico le dijo que estaba ya al punto, "al dente".

-Muy bien amor mío, entonces explota, explota dentro de mí mientras beso tu cuello, siente el placer de hacerlo con una inmortal...-

Tras dar su instrucción Juliette llevó los labios al cuello de su amante besándolo primero para luego lamerlo salvajemente, para asegurarse de que su joven amor llegara al orgasmo lo más pronto posible mientras ella atacaba su cuello movió sus caderas mucho más rápido y salvaje, además apretaba con los músculos de su vagina el miembro de Anton como si quisiera exprimirlo.

No pudo resistirlo más, al tiempo que hacía ésto sentía cómo el tronco del chico se hacía mas grande, sabía que estaba apunto de estallar así que decidió hacer su último ataque fatal, sabía que ccon ello el placer de ambos estaba garantizado y que con ello Anton explotaría en placer más que nunca, un placer que estaba segura que no encontraría en una humana jamás, provocaría el mayor orgasmo de su vida. Abrió su boca en el cuello de él, su respiración se hizo aún más entre cortada, aún más fuerte, aún mas ansiosa, no sólo era el placer que su amante primerizo le estaba dando si no también el ansia de hacer suyo ese cuello, su olfato casi podía oler la sangre del joven, sus corazones sonarían al unísono, sus colmillos se clavaron en la enrojecida piel excitada del joven quien seguramente sentiría un leve pinchazo y entonces comenzó a succionar la sangre enérgica y joven de él, sabía deliciosa, el rojizo elíxir bajaba por su garganta, entonces pudo sentir cómo su corazón se sincronizaba con el de él, los tambores de guerra resonaban más fuerte que nunca, un torrente de placer se apoderaba de su cuerpo, un placer inimaginable, indescriptible, pero sólo era el comienzo, Marie movió aún más frenéticamente sus caderas, quería sentirlo aún más dentro de ella, mientras seguía bebiendo del joven y entre más se alimentaba de él el placer seguía creciendo, la había vuelto loca, sentía que su cuerpo se fundiría, sintió un fuego ardiente recorrer todo su cuerpo, su corazón latía al mismo ritmo que el de Anton, bailaba con él, se estremecía con él, cuando ya no pudo más, cuando el orgasmo fue más fuerte que ella, separó su boca del cuello del chico para proferir un gemido alto, a los cuatro vientos, de esos que ni los vecinos se salvan de escuchar y lo agarró fuertemente de la espalda, no pudo contenerlas, sus garras retráctiles que parecían las de un gato emergieron y rasguñando a su amante, superficialmente pues no quería matarle, dejandole así la marca que todo hombre reconoce como la de un campeón en la cama, la marca de una mujer que se volvió loca de placer con él, la marca de que había hecho un buen trabajo.

Tras ésto, lamió la herida en el cuello de Anton para cerrarla y no dejar huella y se dejó desplomar sobre él, jadeante y exhausta, no sabía que un vampiro podía cansarse.

Inmortal o no al muchacho no le importaba nada más que llegar al momento cumbre, ese momento tantas veces soñado. Se aferra a los suaves y cálidos pechos de su amante ya habiendo avisado que no puede más, es demasiado mujer para él, pero aprenderá a ser buen amante, eso es algo seguro.

-Hare lo que quieras Marie, todo lo que quieras…-Muchos hombres pueden ser completamente sumisos y dominados en el acto sexual, en especial cuando la mujer es la que manda allí. Anton empezó a gemir más fuerte al ponerse Juliette mas frenética y dominante, saliendo de sus lamidas y los besos al cuello del chico que le marcaran la joven y blanquecina piel el hecho de mover más rápidas las caderas y apretar más los músculos de su intimidad hacen que básicamente exprima el pene de su hombre de un modo todo mortal querría sentir al menos una vez en su vida.
Un pinchazo fuera de lo común se convirtió en un gran calor, comenzó en el cuello y se extendió por todo el cuerpo del muchacho quien perdió la capacidad de reaccionar por voluntad propia. Se aferró al cuerpo de su mujer como pudo sintiendo de alguna forma un éxtasis lejano y cercano a la vez. El corazón de la vampira lo guió por donde él quiere ir, por lo que su propio corazón siguió los latidos de la vampira a donde quisiera llevarlo sin entender que su sangre cálida y juvenil está siendo bebida por esa criatura tan hermosa.  Empezó a ahogarse en su propio gemido, no pudo hablar ni moverse más, quedo paralizado, lo único que se mueve en el además de su corazón son los músculos que se encargan de llevar a cabo la eyaculación, los que más trabajaron allí y más esfuerzo hicieron para expandirse lo más que se puede manteniendo al chico erecto y duro durante el acto sexual, ahora hacen que el éxtasis de ambos llegue al máximo al permitir que ese líquido caliente y viscoso que da la vida salga con fuerza y se aloje en la intimidad deseosa de la mujer que logra esa noche al parecer todo lo que quiere y como ella quiere.
No sintió los cortes leves en su espalda, ni los sentiría hasta el día siguiente, si escucho el grito de su amante pero no se pudo mover al estar ahogado y abrumado, si no fuese por el latido de su corazón y la erección de su cuerpo podría decirse que el muchacho murió mientras tenia sexo. Cuando la mujer cayo rendida sobre él no se movió para nada, pero al fin pudo volver a respirar, lo hizo profundamente y de golpe, como si fuese un ahogado que vuelve a respirar, de esa forma su cuerpo empezó a vivir de nuevo, de a poco, lo cual hace que se abrace tiernamente a Juliette y que busque la protección y calidez de ese cuerpo inmortal a los años mezclando la necesidad de amor con su necesidad de lujuria propia.

-Ven aquí mi amor- dijo Juliette al chico, correspondiendo a su abrazo y acercándolo contra su cuerpo de una forma tan tierna y genuinamente amorosa que Juliette se sorprendió de sí en su adentros pero no le importó, en otro momento se cuestionaría sus emociones, en este instante sólo quería permitirse sentir esa cálida y bonita sensación que llenaba su ser. Besó la frente de su hombre y acarició sus cabellos.

Entonces su mirada buscó la suya y sus ojos amarillos se clavaron en los suyos color almendra y con la voz más dulce pero a la vez firme que pudo ser capaz de hacer le dirigió unas palabras -Ahora eres mío, y yo soy tuya, y así será hasta que la luz de tus ojos te abandone o hasta que mi cuerpo se convierta en polvo, y te protegeré hasta que cualquiera de las dos pase primero. Te prometo, esposo mío, que a mi lado nada te pasará.- entonces acarició su piel amorosamente mientras duraba el abrazo, pero sabía que el amanecer estaba cerca y debía regresar a su refugio antes de que las guardias volviesen a pasar por este rumbo.

Se puso de pie y con ella levanto a Anton, lo besó en sus labios y lo ayudó a vestirse antes de hacerlo ella.

-Debo partir, pero regresaré mañana cuando la Luna esté en todo lo alto y planearemos nuestro proceder- Terminó de vestirse y entonces se detuvo en la puerta para mirarlo a él con sus ojos ámbar llenos de cariño y genuina preocupación.

Ni lo dudo el muchacho, busco el amor de su compañera de inmediato cuando tuvo el primer orgasmo de su vida, se abrazó a ella tiernamente y se dejó estar allí, apoyando su mandíbula sobre uno de los hombros de Julliete reposando así su cabeza que tiene un rostro de la felicidad absoluta. Ella le respondió del mismo modo y lo arrobo de forma muy sentimental para alguien de su especie, con mucha calidez y amor en su accionar, y se quedaron así un rato siendo la mujer la que reaccionaria primero de otro modo más por necesidad que por gusto. Encontraron las miradas una vez más y la mujer hablo tratándolo como su esposo y protegido, haciendo un juramento mientras el observa y se pone colorado, como si hubieran intercambiado roles el chico se sonroja más que la chica cuando se encuentran a solas.

-Yo te prometo lo mismo Marie…Estarás orgullosa de mi, te lo prometo.-Esas son palabras que solía ese chico decirle a su madre cuando ella estaba viva, ahora la única persona a la que quiere enorgullecer es a la vampira que a su lado se encuentra. Mientras se abrazan y se acarician vuelven a besarse, pero la mujer sabiendo que el amanecer se acerca siendo este mortal para ella no tiene muchas opciones, debe partir a su refugio. El hogar de Anton no está preparado para serle un refugio útil en esas circunstancias, los soldados del Puño de Hierro podrían inquirir allí y de ser así ambos correrían grave peligro. Ella ayuda a vestirse a un Anton que tardo en separar sus labios de los de la vampira, pero ante la insistencia de la mujer lo hizo y comenzó a vestirse, observando después como ella se pone sus ropas escondiendo su natural belleza detrás de esas ropas de mujer. Sonrie el chico al escuchar que mañana regresara por la noche, de otro modo se hubiera sentido triste si no regresará.

-Te estaré esperando Marie, para entonces ya habrán nuevas noticias.-Le sonríe y le despide con la mano derecha amablemente, observando su hermosa silueta envuelta en las sombras de la noche, iluminada tenuemente por lo poco que queda de la luz de la luna y las estrellas.

Tema finalizado, Julliete y Anton obtienen 3 puntos de experiencia.