Gata curiosa en la ciudad

Después de mucho buscar encontró el "Cielo de la Libertad" una gran ciudad de la que muchos decían ser el mejor lugar para estar, pero eso tendría que comprobarlo ella misma.

Cuando llegó no tuvo que andar mucho tiempo en las calles antes de verlas repletas de gente aquí y allá, recipientes llenos de sangre por todos lados, era perfeto, ya se había cansado de alimentarse de los animales en el bosque como debía hacer cada vez que viajaba de un poblado a otro, lo mejor de las ciudades, pensaba ella, era que siempre estaban llenas de alimento y además el ganado se renovaba constantemente., las ciudades siempre proveían alimento para todo el tiempo que uno quisiera estar en una... o hasta que las sospechas hagan tener que viajar de nuevo.

Numerosas tabernas y posadas se podían encontrar en las calles así como numerosos puestos que ofrecían diversos productos en las calles, las urbes siempre tenían buenas cosas que ver de modo que nadie se aburriera en ellas.

Se dirigiría a una taberna, era el tipo de lugares donde le gustaba prospectar su comida, comúnmente se agarraba a los mas ebrios que ofrecían poca resistencia y un efecto embriagante al beber de ellos, producto del alcochol en su sangre. Sin embargo, algunas tabernas eran llevadas por vampiros que se hacían pasar por humanos para no levantar sospechas de que sus tabernas eran realmente un comedor para vampiros que se alimentaban de los inocentes humanos que iban a echar uns tragos, algunas de éstas tabernas servían sangre en la barra a quien supiera preguntar adecuadamente al tabernero en la barra obviamente disfrazando la pregunta para no levantar sospechas a los mortales presentes así que antes de pensar en victimizar a un pobre ebrio decidió preguntar al tabernero discretamente para saber si ésta era una de "esas" tabernas.

Entró al locar y bullicio de la gente hablando en cada mesa y el continuo sonido de tarros y copas por doquier deleitaron su oído, sentía que entraba a un bufet, entonces se dirigió al extremo más apartado de la barra donde enontró al tabernero.

-Buenas noches, soy alcochólica- dijo Juliette mirando fijamente al tabernero para saber su reacción, quien al escuchar las palabras de la dama sonrió con complicidad, la rescción que esperaba.

-Al igual que su servidor- dijo el fornido tabernero desde el otro lado de la barra y sonrió mostrando discretamente sus colmillos

-¡Bien!- dijo con emoción la vampira -entonces dame una copa de tu mejor cosecha.-

-En seguida- dijo el tabernero sonriente y se fue tras una puerta que había en su lado de la barra, nadie en el local sabía que de ese lado habría algún desafortunado que guardaban para clientes como Juliette, un nuevo corte en la muñeca sería suficiente para llenar una copa, luego le harían un torniquete en la misma para que no se vertiera el valioso líquido en el suelo, esto era un negocio y no había que desperdiciar ni una gota de sangre. Con el ruido de las muchísimas pláticas que habían en cada mesa del bar y con la música que algún bardo ofrecía nadie se percataba nunca de las voces que exclamaba por auxilio en aquél sotano...

Mientras tanto Juliette esperaba su orden sentada en un banco en la barra y mirando el local, que suerte la suya de haberse encontrado ésta taberna regida por hermanos de sangre, miraba con diversión a los humanos que esncontraban en todo el local bebiendo sus tarros de cerveza sin saber que ellos eran realmente el menú que se ofrecía en el lugar.

Tras unos minutos de espera su bebida llegó, le tabernero le trajo una copa con el delicioso y fresco elixir rojizo que tanto necesitaba, tomó la copa copa y la movió bajo su nariz con movimientos circulares como si estuviese a punto de catar un vino, el olor era delicioso, entonces se puso la copa en los labios y sólo se mojó los mismos con el líquido para después limpiarlos con la punta de su lengua saboreando su bebida, el sabor era tan único como su aroma. La clienta sonrió satisfecha.

-Buena cosecha la quie tienes- le dijo al tabernero con esa sonrisa tan caracteríastica de ella.

-Gracias, es de ésta mañana- dijo el tabernero sonriendo orgulloso, entonces el tabernero se volvió hacia la entrada e hizo seña a su clienta de que debía atender otros clientes.

Marie entonces volteó a donde el tabernero se dirigía con gran curiosidad mientras disfrutaba la vitae en su copa.

Vió entrar a una chica que se acercó a la barra, era de baja estatura y rubia, con un vestido negro que le gustó a Juliette, la observaba con interés al tiempo que bebía, pero sus tragos eran cortos, no quería acabarse tan pronto lo que le acababan de servir.

Cuando terminó de pedir la chica se fue a sentar a una mesa, la más alejada del bar... ésto le hizo sospechar. Es bien sabido por todo el mundo versado en tabernas que las personas que quieren tener un bajo perfil son las que suelen sentarse en esos lugares en una taberna, comúnmente mafiosos, matones o gente involucrada con los bajos fondos y negocios turbios, pero en un bar especial como éste seguramente también se sentarían seres sobrenaturales que no quieren levantar sospechas ante los mortales presentes, Marie esperó que así fuera pues en una existencia como la suya era difícil encontrarse con otro sobrenatural, ya no digamos vampiro, las únicas vampiras que conocía eran su sire y su mentora y ahora al tabernero, en sus viajes oía rumores sobre otros como ella y otras criaturas demoníacas que vivían entre los humanos pero nunca llegó a comprobarlas.

Su sospecha se hizo más grande cuando el aroma de la muerte mostraba su camino dirigiéndose a la chica.

-¿Quién es esa?- dijo con evidente interés al tabernero.

-Ella... es una clienta frecuente que a veces viene con su hermana...- en ese instante el tabernero hizo mueca como de haber cometido un error -Mira, no puedo contarte mucho sobre ella, entiendeme, es una buena clienta de éste lugar- Dijo con una sonrisa de disculpa.

-Está bien, no hay problema- dijo sonriendo -Al menos puedo estar segura de que mi secreto estará a salvo contigo, aunque sea por finer comerciales- Terminó su copa y se la extendió al hombre -Llévame otra a su mesa en unos momentos por favor- Y sin voltearlo a ver, pues su mirada estaba fija en la muchacha, se dirigió a la mesa de la misteriosa joven.

De cerca se veía más común de lo que creyó, si no fuera por ese hedor a muerte que hacía que los demás alejaran sus sillas lo más posible de la mesa de la chica creería que se trataba de un mortal común y corriente.

-¡Tranquila! sólo estoy buscando nuevos amigos- dijo sonriente, entonces tomó una de las sillas de la mesa y sin pedir permiso se sentó en ella, miró hacia atrás hacindo una seña el hombre de la barra indicando que quería la siguiente copa.

Ella no era muy refinada, y se notó mientras se ponía cómoda en la silla de una mesa que no era la suya.

-Además, cómo no querer acercarse ante una dama tan linda, se ve que conoces el territorio muy bien y yo que soy nueva en la ciudad necesito de alguien que me haga compañía y me enseñe donde puedo refugiarme- Eso no era del todo cierto pues acostumbraba a buscar hogares abandonados o si era necesario a meterse en alguna casa cenandose a los habitantes de ella y adueñandose de la misma hasta el siguiente viaje y si ésta chica reaccionaba negativamente podía preguntar al tabernero por un buen refugio para una vampira como ella.

Entonces por si sus modales fueran poco elegantes un mesero llevó a la mesa la copa de sangre que había pedido, si ella resultaba ser una mortal aburrida y corriente para ella entonces podría decir que su bebida era un vino muy especial, aunque no le importaba mucho esconder su naturaleza vampírica realmente, sólo era cautelosa si sabía de cazadores en la zona.

-Espero no haber sido inoportuna- decía alegremente con un poco de burla en su sonrisa y luego bebió de su copa.

¡Directo al grano! como le gustaba, el decir lo del tabernero y saberla una vampira hacía que todo fuese más sencillo, si Hannabi no era alguna criatura inhumana entonces debía ser una mortal con buenas nociones del mundo oculto, es más, por la forma en la que ni si quiera se inmutó diría que incluso tenía conexiones con ese mundo, Marie sonrió complacida.

-Mucho gusto Hannabi- pensó que lo de la mención de su familia y que pertenecía a ésta debía ser por algo importante, mas nunca escuchó hablar de dicha familia, tal vez por ser una recién llegada, seguramente mientras estuviese en la ciudad se enteraría.

-Soy Juliette Marie Laulvite- dijo ella alzando su copa a manera de saludo para después dar un nuevo trago.

Luego bajó la copa y se inclinó un poco hacia el frente para decir -Espero que no sea muy incómoda mi pregunta pero... ¿A qué se dedica tu familia?-

Entonces una voz que no era la de Hannabi, habló desde atrás suyo respondiendo a su pregunta. Marie se volteó, y observó a la chica, era bajita también, como de la estatura de Hannabi, también era rubia y aunque se veía más joven que la otra chica sus ojos rozijos tenían la mirada más madura, su rostro tenía la juventud en su piel pero sus ojos tenían al menos más de una vida de experiencia, había visto el mismo contraste de piel joven y mirada anciana en vampiros que habían vivido lo suficiente, podría ser que ésta niña...

La voz de Hannabi la sacó de sus cabilaciones devolviéndola al presente, las estaba presentando.

Juliette se levantó de su silla, miró a la recién llegada y le tendió la mano con la palma hacia arriba como si fuera un caballero que pide la mano a una dama para besarla.

-Mucho gusto Srita Natzume-

Las palabras de Hannabi confirmaron sus sospechas, la niña era la mayor. Marie sonrió aún más, esto era más interesante de lo que creyó.

OFF:

Marie besó la mano que se posó sobre la suya imitando a un noble caballero, un gesto raro pero cómico a la vez, exageraba sus modales a propósito aunque sin ánimo de ofensa.

-No, no, el placer es mío- dijo como respuesta a Natzume para disponerse luego a contestar la pregunta pero Hannabi interrumpió con una propuesta que parecía ser la más cómoda: primero había que sentarse, le parecía que el futuro de ésta conversación sería prometedor y que aguardaban momentos interesantes, sería cansado llevar esa plática de pie así que asintió.

No soltó la mano de Natzume, en lugar eso la guiaría al asiento más cercano emulando a un caballero y acto seguido le prepararía la silla en una escena que parecía previamente ensayada para una obra de teatro clasificada como comedia.

Cuando Natzume se sentara entonces ella se dirigiría a su silla, lo que dijo Hannabi le hacía sentir en ambiente de compañerismo con lo de "haber conocido una nueva compañera" y lo de "brindar por nuevos encuentros", le hacían sentir que estaba incluída en un pequeño círculo social. Se sintió de maravilla y muy alagada pero su conducta bravucona y fanfarrona no lo iba a mostrar mucho, sólo sonrió con gusto y alzó su copa, aún con algo de vitae dentro, y brindó.

-¡Salud!- dijo con entusiasmo, después de beber su trago hasta el fondo y hacerle señas al tabernero para que le traiga el "refill" finalmente respondió a Natzume no sin antes disculparse con ambas pues no podría disfrutar de la exquisita botella que pidieron.

-Discúlpenme por no brindar con lo mismo que ustedes pero es que yo no bebo... vino- una corta risa divertida pero extraña terminó la frase, la cual fue una cita de una novela de vampiros que había leído hace tiempo la cual protagonizaba un tal Vlad de una tal Orden del Dragón ¿Qué clase de nombre era ese?, sin embargo la circuntancia era muy ad hoc a la frase.

-Bueno, respecto a lo que me preguntabas, estoy aquí porque tras mucho buscar un buen poblado donde asentarme creo que éste es el lugar ideal, es una ciudad grande y lo mejor es que en las ciudades grandes la comida abunda, no hay peligro de que se acabe por que la poblacion se recicla, a diferencia con los pequeños pueblos que sólo pueden alimentar mi Hambre por cortas temporadas y luego hay que volver a buscar. A demás ya me había hartado de estar sola, era más probable encontrarme a gente "interesante" en una ciudad.- dijo sonriendo.

Luego de hablar de vinos y brindis prestó atención a las palabras de Natzume, se le hizo algo un poco difícil de entender ¿Cómo podía un vampiro convivir armoniosamente con la humanidad? la única forma que se le ocurría era el anonimato, mientras los mortales no supieran que habían muertos chupasangres caminando por ahí entre ellos era mejor, su Sire y su mentora le enseñaron eso, pues a pesar de ser los vampiros el depredador los humanos sabían defenderse y hay cazadores... Por otro lado está lo del respeto entre vampiros y humanos que Marie no terminó de entender, a ella le enseñaron a ver a los mortales como poco más que ganado, por eso había pasado de pueblo en pueblo hasta que la sangre escaseaba para ella o hasta que su presencia se había hecho lo suficientemente evidente como para tener que huir, por eso ésta vez había escogido quedarse en una ciudad, hay más ganado y a la vez más gente con la qué encubrirse si alguien sospechase.

Aunque tal vez lo del respeto mutuo no estuviese tan descabellado, había estado pasando la inmortalidad sola areglándoselas ella misma para encubrirse, pero tal vez ésta vez un poco de contactos sobrenaturales y humanos infiltrados en la sociedad humana sean útiles, a demás si se ganase la "amistad" de un grupo de éstos mortales podría formar un "rebaño" y alimentarse sería menos complicado... Natzume era un genio.

De pronto una charla a cerca de "alguien especial" la sacó de sus cabilaciones, Juliette no supo bien qué decir respecto a ésta plática así que sólo quedó callada pensando en lo que había refexionado de lo que Natzume dijo al tiempo que bebía de su copa especial.

¡Vaya! así que se había topado con alguien de influencia en éste lugar, ésta misma taberna parecía operar gracias a sus influencias y la forma en la que el "producto" se obtenía era menos lúgubre de lo que pensó, eso quería decir que había un grupo de mortales que fungían como su rebaño sin tener problemas con ello y no sólo éso si no que era un trabajo que ellos voluntariamente hacían para ganar algo de dinero y sostener a sus familias, le sorprendió mucho pero a la vez se preguntó cuánto tiempo haría falta para que esa convivencia utópica se viniese abajo, porque Marie sabe que hace tiempo que dejó de ser humana, sabe que hoy ya no lo es y desde que lo aprendió ha dejado de comportarse como una para abrir paso al vampiro que es y sabe que que los de su sangre son depredadores de la humanidad, a pesar de éso seguía siendo muy interesante.

-Me sorprende lo que dices, la verdad es que nunca había pensado que eso sería posible ¿Cómo lo conseg....?- su pregunta fue interrumpida por la petición de Hannabi, al parecer le incomodaba el tema lo cual se le hizo extraño ya que para ser una sobrenatural tenía demasiada... humanidad y Juliette hacía mucho que había abandonado la suya, hacía tiempo que había dejado de tener sentido para ella aparentar ser humana cuando ya no lo era, sentía que engancharse a ello carecía de sentido pues cada vez que un mortal caía en sus manos para ser su alimento estaba más claro que no pertenecía más a los hijos de Seth.

Luego le sirvieron un platillo con pescado y con educación comenzó a comer, tal vez lo único que extrañaba de su vida mortal eran los sabores de la comida, ahora el platillo más exquisito sabía horriblemente mal y le hacía vomitar sangre, la observó con algo de envidia pues ella sí podía disfrutarlo.

-Vale, cambiemos de tema, me gustaría conocerlas pero primero creo que debería hablar de mí para que me conozcan mejor- sentada como estaba separó un poco la silla de la mesa para estirar sus piernas cuan largas eran por debajo de la mesa, luego comenzó a hablar.

-Como dije hace un rato he viajado mucho buscando un lugar dónde asentarme de forma más definitiva, yo soy de Ashbru y por mis pocas décadas de vivir en la noche se puede decir fácilmente que soy... nueva en ésto, pero es muy difícil encontrar a otros de mi sangre, incluso a otros seres no mortales y la idea de la soledad inmortal ha comenzado a fastidiarme, por eso, además de comida- miró sonriente a Hannabi quien comía su pescado -También vine en busca de compañía, no saben la suerte que tengo de haberlas encontrado en mi primera noche en ésta ciudad.-