Un día largo (+18)

Otro día mas comenzaba para mi, un día sin nada diferente ni que me hiciera pensar que seguir viva era bueno. Aveces pensaba en morir, sabría que iria al infierno y eso significaba una posibilidad de ver a Cripson. Pero no era tan facil. Solo el día a día me ayudaba a seguir adelante. sin pensar en problemas personales. Pero ese día había decidido hacer un cambio y la misión era ir a hablar con el rey o el príncipe y pedirles ayuda. Pedirles quizas un hogar propio o un trabajo continuo. Quizas ser soldado y matar humanos podía asemejarse a matar demonios y calmar de cierta manera mi alma perdida.  

En la iglesia se estaba bien, relajada y llena de gente que en cierto modo me quería.  Mucha gente venia a pedirme ayuda y siempre que podía les ayudaba sin dudar, ofreciendo mis servicios como enviada de dios. Aquel día sin embargo quería cambiar aquello y ver si podía hacer algo mejor y ayudar a mas gente protegiendo la ciudad. Había oido rumores sobre una guerra y tenía la necesidad de proteger a todos aquellos que rezaban día a dia pidiendo esperanza y paz. Cada vez les oia mas y esperaba poder ayudarles con mas ganas. Ese día fui a hablar con el obispo, esperando consejo y bendición. Tras escuchar sus consejos me fuí a la habitación para vestirme con ropa limpia y clara, ropa guardada en la iglesia de antiguas mujeres que vivieron alli hace años.

Spoiler:

Si quería ir mas me valía llevar ropa mas digna que  la que llevaba en esa iglesia. La que siempre acababa gastada y sucia por colaborar con trabajos duros y cansados.  Tras vestirme me até la espada al cinturon y salí de la iglesia despidiendome por momentos.

Pero al salir a la calle, el destino no quería que llegara a mi meta, mas bíen me desvió, mandandome a un niño triste y lloroso. El me pedía ayuda sin parar, diciendo que era urgente y que iban a matar a su familia. Desde luego para el niño era un asunto muy serio y conociendo a ese niño de muchas mas veces tenía la necesidad de ayudarlo.  Sin poder evitarlo le seguí y allí pude ver como un grupo de hombres salía de una casa tranquilamente.  Dentro de la misma una mujer lloraba  en el suelo agarrándose la tripa con fuerza. Las señales eran claras y sali corriendo tras los hombres para acabar pegandome con uno de ellos.
-¿que la habeis echo? ¿la habeis pegado?

No pude hablar mas cuando uno de esos hombres acercó su puño a mi cara como venganza por mi actuar. Retrocedi unos centimetros por el golpe y despues desenvaine  la espada y les ataque sin miramientos. No tardaron en darse cuenta quien era mejor en aquel sentido y por cautela se quedaron paralizados y esperando a un ultimo golpe del angel.
-Nosotros no hemos echo nada. Habla con ella antes hacer nada.Loca
Dijeron y huyeron rapidamente. No podia entenderlo pero volví a la casa de la mujer para preguntarla que tal estaba. Ella lloraba sin parar y entonces me agache para resolver mis dudas. La pobre mujer acababa de perder al marido, y con un embarazo encima no podía trabajar para sacar sola la familia adelante. La noticia de la muerte de su marido la habia dejado destrozada y aquellos hombres la habian dado la noticia, diciendo en un comienzo que deberia pagar lo que debian. Les habian amenazado y ella sin poder trabajar tenia la vida dificil. La amenazaron para un futuro, dejando claro que de no pagar podía pasar algo malo. El niño asustado habia ido a pedir ayuda, pero al final todo habia sido una amenaza. Y el peor momento había sido la noticia del marido. Yo les di una moneda de plata esperando que les valiera de algo y despues, tras el agradecimiento clasico y la ropa medio destrozada suspire viendo que mi suerte no era la mejor del mundo y me fui. Esa gente me olvidaría y luego nunca me tendrían en cuenta. Lo sabía y ya había pasado muchas veces. Solo era el angel protector que hacia su trabajo, nadie con sentimientos. Por ello estaba condenada. Si un día no ayudaba todos me miraban mal, como si no fuera un angel y mi secreto pudiera descubrirse, pero si ayudaba, simplemente agradecian. Al principio me enseñaban cosas, me ayudaban y daban algún regalo. Pero con el paso del tiempo la gente cambiaba, dando por echo que ese era mi verdadero trabajo.

Finalmente volví al camino algo perdida y de nuevo con ropa algo sucia y un leve hinchazón en la cara. El día no habia sido bueno y como siempre, cuando iba mal, solia no mejorar. Asi que me acerque a las puertas del castillo, pero al llegar alli no pude evitar pensar si entrar o no. Me movía nerviosa de un lado a otro del camino, sin importarme lo que pudieran pensar los que estaban allí. Finalmente me acerqué a la puerta y mire a uno de los guardias.
-¿puedo pasar? Debo hablar con Beld o Lans Tartare.
Pregunte sin decir mucho mas, suponia que tras tanto tiempo en aquel lugar viviendo no tuviera problemas con poder entrar. Claro que nunca se sabía.

Un nuevo día comienza en Asbru, pero el príncipe del oeste no lo vería pasada las diez de la mañana, ese día despertó tarde, pues necesitaba descanso, y no se levantó de inmediato, pues se despertó con su querida Risty en sus brazos y sus intimidades unidas, el calor de los cuerpos desnudos y unidos bajo las mantas le hizo quedarse mucho rato más en la cama abrazado a la sensual súcubo. A la hora o más se habrá levantado, casi al mediodía, tiempo de un baño y de vestirse adecuadamente para ir a ver a su padre el rey, hablar con él y empezar a tomar decisiones con la corte del oeste en lo referente al futuro cercano que aguarda por ellos.

-Vamos Risty, arriba, me voy a lavar el cuerpo, espera un rato antes de salir.-Le besa en los labios dulcemente una última vez antes de ponerse de pie y medio desnudo salir de su habitación. Al encontrarse al primer vasallo pidió agua para el baño y eso le fue llevado de inmediato, lo mismo que un orinal nuevo. Sera muy difícil no escuchar rumores después de ese día en lo referente a la vida sexual de Lans, con tanto sexo con Risty es más que seguro que las sabanas hayan quedado manchadas de su semilla, por lo cual significa que el príncipe de Asbru ahora tiene una amante aunque no sepan quien es aun.

En la puerta del castillo los soldados miraron a Aleishe extrañados, y alguno que otro se mofo de ella.

-¿Y quién se supone que eres tú para que nuestro rey o nuestro príncipe se digne a hablar contigo? Di lo buscas aquí o vete por donde viniste.- Es clara la actitud de los soldados así como su trabajo, el rey y su descendencia así como todo noble no son simples personas a las que cualquier persona pueda acceder así como así cuando le da la gana, se necesita el permiso y consentimiento de estos para mostrarse ante su presencia. Luego de ello simplemente le dieron unos momentos para responder, de otro modo la enviarían de vuelta a por donde vino.

No había vuelto a intentar entrar en un castillo desde el día de los enanos. Pero ahora las cosas eran diferentes y no esperaba tener la misma mala suerte. Por lo menos sabía de mejor manera como no suicidarme en esas circunstancias. Suspire y hablé con el guardia pidiéndole ver al rey. Él respondió como debía, dejando claro que no podía dejarme pasar sin mas. Ya sea por protocolo o por que no se fiaba de mi. Pero esta vez no me pondría seria ni levantaría mi arma, aunque alomejor con ello podría ver a Cripson otra vez. Pero...primero debía demostrarle que había mejorado, que era mejor. Solo entonces podria arriesgar mi vida para esperar encontrarme con el. Asi que finalmente respondí.

-Mi nombre es Aleishe, y soy el angel que protege la iglesia y a quienes habitan en ella. Llevo...unas semanas aquí y, tras varios días pensando he decidido poner mi espada y mis habilidades a las ordenes del rey. Supongo que podré ayudar mas en batalla, que en la iglesia dónde el sacerdote ya ofrece suficiente fe. Ademas creo que ya conozco a algún compañero vuestro.

Tras decir aquello espere sonriente que me abrieran las puertas y me dejaran pasar. Pero ya pensaba en volver a la iglesia si ninguno de ellos me permitía pasar o se seguía mofando de mi. No sabía como ganarme su respeto sin mas, pero aun así usé mi simpatía me mantuve firme y esperando una respuesta.

Los soldados del castillo al ver a esa joven tan hermosa en dicho lugar buscando al rey o al príncipe se imaginaron muchas cosas, en especial en alguna concubina o similar para pasar el rato, creyeron que ese sería el papel de dicha mujer en el castillo del oeste, pero tras escuchar las palabras de la mujer y ver su sonrisa angelical se les movió el mundo de una forma que no se pudieron explicar de ninguna manera. Lo pensaron un poco y uno de ellos, el de la derecha se hizo escuchar.

-Sinceramente no creo en ángeles, pero hoy día necesitamos toda la ayuda posible ya sea de hombres, mujeres, y de preciosidades como tú. Tienes suerte Aleishe, el príncipe está en el castillo y sus propios ojos los que juzgan a aquellos que quieren servir en su ejército...Así que adelante, ve hacia la parte de los caballos y espera allí-Le señala la caballeriza-Es probable  que debas esperar un rato largo para ser atendida, no sé si el príncipe está desocupado, pero no te preocupes, iremos a hacerte compañía en un rato.-Le guiñan el ojo al terminar de hablar y la dejan pasar al patio interior del castillo. Es cierto que le darán aviso a Lans sobre la llegada de Aleishe, pero nada asegura que la vea de inmediato y eso es bueno para ellos ya que les da tiempo de intentar ligarse a la hermosa chica en las caballerizas.

Dentro del castillo Lans terminaba de bañarse, se empezó a vestir y al rato de quedar bien vestido le llego la grata noticia de un nuevo recluta, incluso corrió el rumor de una bella chica tratando de ser escudera y eso sorprendió aún más. Las mujeres guerreras son comunes en el norte de Asbru, pero no en otras regiones del país, razón por la cual tiene ganas de conocer Lans a esa mujer valiente que desea servir a la corona y al pueblo del oeste.

Al principio, los guardias estaban serios y callados esperando mi respuesta. Y tras responder, parecieron estar mas interesados en mi,  pasando de ser serios y tercos a ser amables y simpaticos. Un cambio muy radical, por el que no iba a quejarme. Aunque no pude evitar sorprenderme y sonrojarme un poco cuando me llamo preciosidad. Ya que no estaba acostumbrada a que me dijeran esas cosas. Luego me indicaron hacia donde tenia que ir y asentí entendiéndolo. Aceptando que si venían a hacerme compañía y el principe tardaba mucho en llegar no me importaría darles tema de conversación.

-Muchas gracias, a ambos.

Entonces avancé hacia las caballerizas sin saber que mas decir a esos hombres desconocidos. Asi que me quede mirando los caballos mientras esperaba, incluso  tocando alguno. Me acerque a uno y sin saber que hacer mientras esperaba, acabe acariciándole tranquilamente, notando la paz de ese animal. Eran bellos y fuertes, dignos de caballeros y reyes.

-¿tu tambien estas esperando a alguien?

No sabia si me entendía o no, pero cuando había sido ángel protector ese niño jamas me habia escuchado. Asi que no me sentía tonta. Incluso aveces me sentia mas ignorada por un humano que podía oirme que por aquel animal. Luego estire un poco las alas y los brazos y me quede esperando cerca de los caballos, perdiendome en mis pensamientos.

El ángel caído en desgracia escucho atentamente a los soldados que le indican que hacer al esperar al príncipe del oeste, tras agradecer y no entender las intenciones pervertidas de los soldados se dirige al establo donde queda sola en compañía de los caballos solo esperando a que ese hombre tan importan decida a ir a por ella. Al buen rato de estar allí sola observando el lugar uno de los soldados llego hacia ella y sonrió al verla tan dulce e inocente. A paso lento se fue acercando hacia ella hasta quedar a su lado y muy sonreírte hablarle.

-Parece que el príncipe está muy ocupado, no me extraña ya que recién ayer regreso al castillo victorioso de una batalla, probablemente no venga, aunque nosotros sus soldados y hombres de confianza podemos acceder a él si realmente lo necesitamos…Dime preciosa ¿Qué tanto deseas y necesitas verle? Si tú haces algo por mi yo haré algo por ti.-Le guiña el ojo e intenta acariciarle la mano acercándose mucho más a ella, invade su espacio personal y la acorrala contra uno de los tantos equinos del lugar.

No muy lejos de allí el príncipe del oeste se dirige a los establos, aunque no iba hacia allí para ver a un o a unos reclutas, se supone que a estos se los hace esperar en el patio interior del castillo, pero Aleishe fue llevada a un sitio solitario y apartado con otras intenciones por parte de esos soldados que ven en ella alguien demasiado hermosa e irresistible. Camina el príncipe sin saber que así como ella busca a esa mujer la propia Risty también lo hace, tarde o temprano la encontraran y posiblemente coincidirán todos en el mismo sitio. Pregunta a algunos de sus hombres por la nuevo recluta, o por los nuevos en caso de haber más de uno, estos le comentan que había una mujer pero que no saben si es recluta o no, y señalan la dirección que tomo dicha mujer. Con esa nueva información Lans se encamina  en dirección a los establos donde tal vez si tiene buena vista logre dar con Aleishe y el soldado que intenta una maniobra no muy honorable que digamos.

Estaba tranquila, esperando a que apareciera, si estaba dispuesto a verme, alguien importante de aquel castillo. Pero el tiempo pasaba y parecía no venir nadie. Fue entonces cuando un hombre empezó a acercarse, uno de aquellos que habian estado guardando la puerta y tal como habian dicho parecía que venia a hacerme compañía. Era toda una alegría que vinieran a acompañarme, algo que me hacia ilusión ya que nadíe solia preocuparse de que un ángel se encontrara solo o no. Cuando se coloco a mi lado todo en un principio parecía normal, dejando claro que iba a tardar. Era comprensible, incluso que me explicaran sus razones, por ello sonrei agradeciendo la información. Sin embargo, según seguia hablando el mismo soldado parecía buscar algo por dar aquella información. Como era costumbre en mi, no era muy espabilada en algunos sentidos y me costaba entender las cosas. Pero en apenas unos momentos, viendo como aquel hombre se acercaba mas a mi conseguí entenderlo, y mi reaccion, acertada o no fue apartar mi mano hacia atras y mirarle seriamente. Seguramente ese hombre iria al infierno simplemente por pensar tales cosas.

-Me temo que se está confundiendo. Yo vengo a luchar por Asbru.

Dije calmada aunque en el fondo estaba bastante nerviosa. Sabía como había sido Cripson o los demonios en un principio, quien sabe si un humano podía ser igual y actuar de la misma forma, y si era asi no quería sufrirlo. Y menos con un guardia en el castillo, donde seguramente acabarian echandome, no solo de alli, si no de toda Asbru. De todas formas, las intenciones de ese hombre estaban claras y el lugar no era el mejor del mundo para pedir ayuda. Asi que le mire seriamente a los ojos mostrando mucha decisión y fuerza.

-Por favor...no quiero problemas. Márchese, no me importa esperar sola.

Respondí claramente a los intentos de aquel hombre por hacer algo conmigo esperando que me hiciera caso y se marchase. No quería ni causar ni tener problemas, pero como siempre, al haber puesto pie en el mundo de los vivos, el destino seguia queriendo jugarme malas pasadas. Y ahora que por lo menos tenía una especie de hogar no quería desperdiciarlo.

Estuvo feliz el ángel de que alguien la acompañase creyendo que se preocupaban por ella, pero muy lejos esta de entender la realidad de la situación. Con el paso de los minutos las verdaderas intenciones de ese hombre fueron claras y Aleishe reacción retrocediendo y hablando con seriedad, aunque ese hombre no retrocedió así como así, con una belleza como esa se puede arriesgar, valdrá la pena la victoria si se logra.

-No seas tímida, tenemos un buen rato para divertirnos antes de que alguien venga por aquí, no te cuesta nada, puedo hacer que entres al ejercito de inmediato si lo quiero, y hacerte otros favores también, pero para eso tu también tienes que dar algo de tu parte, que no eres la única que defiende Asbru.-Le ofrece a la mujer una especie de trato, el hacerla ingresar al ejercito de inmediato y algo mas a cambio de sexo. Ni el ni Aleishe se han dado cuenta de que Risty los esta observando, Lans aun no arriba al sitio pero lo hará en los minutos subsiguientes. Al oír a la hermosa mujer decirle que se marche sonrió y le tomo de la mano con firmeza.

-Si me voy lo haremos juntos, y volverás por donde viniste, y quien sabe, hasta podría suceder que nunca mas pudieras ingresar en el ejercito.- Se lo deja claro y se lo pone difícil a la hermosa y joven híbrida de ángel e impío, al parecer si se negase a tener sexo con ese hombre sus chances de ingresar al ejercito del oeste nunca podrán ser. Con esa afirmación aquel hombre intentar invadir el espacio personal de Aleishe para poder tocarle la cintura y la espalda, busca acelerar las cosas el soldado para disfrutar en lo posible del mejor "banquete" sexual de su vida.

Sus intenciones quedaron claras y no me gustaban lo más mínimo. Le deje claro yo tambien mis ideas, aunque el parecía no estar muy de acuerdo y me ofreció todo por sexo. Estaba molesta y nerviosa. No quería tener problemas, pero tampoco tener que hacer nada como aquello. Una mi mis manos fue a mi espada, la que saqué un poco de la funda pero nada mas.
-No quiero problemas... de verdad. Déjeme sola, no lo repetiré.
Dije ya nerviosa y sin saber si atacarle o no. Pero las cosas no podían mejorar. Menos aun si ese hombre estaba decidido a ello y primero, cuando le dije que se marchase me agarró sin mas, para después pasar los buenos modales a una especie de amenaza. No quería que me echaran de alli por su culpa. Podía atacarle para librame o aceptar su trato, pero en ambas cosas salía perdiendo. Estaba nerviosa y miraba a mi alrededor mientras intentaba liberar mi mano para despues moverme mas hacia atras, chocando con mi espalda sin poder avanzar mas. Pero esquivando sus intentos de agarrarme. ¿que podía hacer alguien como yo en aquel momento?
-Por favor..cambie de idea. yo...yo no quiero hacer nada de esto.

Si las cosas seguían así posiblemente renunciar a mi misma y evitar que me echaran de ese lugar. Entonces, como enviada por el cielo llegó una joven maga que hablaba de conocer al principe y haberle salvado la vida. Al parecer ella mandaba mucho mas que aquel guardia que tenía delante. No pude evitar sonreir aliviada y mirarla. Para después esperar sin decir nada a que el guardia se marchase.

No la tiene fácil Aleishe tratando con el soldado, pero hasta la fecha nada ha sido fácil para ella. Llego a desenfundar parte de la espada al sentirse tan presionada, pero ese hombre la miro serio y hablo de nuevo.

-Atacar a un soldado del rey se castiga con la muerte seas quien seas, ángel o demonio eso da igual, y claro, yo también tengo mis armas, si te mato daré unas pocas explicaciones y ya-Esa es una verdad que los plebeyos conocen muy bien. Se hizo presente alguien más en escena, una hermosa y sensual elfa oscura la cual intercede en favor de Aleishe rebajando al soldado el cual de momento le mira sin prestarle mucha atención, aunque cuando Risty conjuro una bola de fuego en su mano y lo amenazo este reacciono empuñando su mazo y su escudo caminando hacia ella desafiante.

-Lo que tú seas me tiene sin cuidado bruja, vas a terminar en la hoguera, eso si no te mato yo primero, así que elige, y elige bien porque por lo que se ve llevas la de perder-Ahora es el soldado el que amenaza a la mujer que demuestra ser una hechicera, grave error en un lugar donde la mayoría sigue la creencia del Master donde solo los hombres de fe poseen magia la cual es sagrada. La maza que posee el soldado es una maza de una mano, especial para romper armaduras medias y ligeras. El escudo que porta es un escudo redondo de metal, su armadura es también de metal y parece una armadura media. Lleva un equipo clásico de soldado, con botas de cuero duro y una capa para protegerse del frio. Al parecer habrá un enfrentamiento allí mismo en las caballerizas del castillo si ninguna de las dos partes cede, eso puede terminar en un desastre.

Mis esperanzas acababan ahi. Estaba mas que claro con ese hombre. No podia hacer nada contra el y por ello guarde la espada aceptando mi destino. el mundo me habia elegido para sufrir y tener que obedecer sin mas ordenes horribles y con las que nunca habia estado de acuerdo. En el cielo me mandaban proteger a un niño de demonios, algo con lo que no estaba de acuerdo y le habia protegido de todo el mundo. En la tierra tenia que obedecer a enanos y humanos  incluso a un demonio sin quererlo. Estaba creada para seguir ordenes pero nunca habia estado de acuerdo con ellas.suspire aceptando mi maldicion cuando una mujer aparecio en escena. A partir de ahi todo ocurrio rapido y yo no lograba entenderlo. no sabia quien era mas importante ni a quien hacer caso, pero por alguna razon sentia mas ganas de ayudar a la mujer. En un momento en aquel lugar parecia que iban a rodar cabezas, y como siempre me encontraba sin saber muy bien que hacer. Iba a acabar mal seguro y hiciese lo que hiciese estaba condenada a perder.

Maldije momentos despues la idea que tuve y que realice, quedando entremedias de los dos luchadores con las alas semiplegadas y totalmente tranformadas en metal.  Me encontraba con las alas transformadas y los brazos extendidos, una posicion tranquila pero aun asi con las alas de coraza por si alguno decidia atacarme, esperando que si lo hacian mis alas resistiesen los golpes o el fuego. Nunca lo habia probado. Pero si me crearon contra demonios seria de logica hacerme unas alas antifuego.
-Por favor...parad los dos. Ambos sois de este castillo y eso significa que luchais por una misma causa. ¿Que pensaria el rey o el princpe? Debeis dar ejemplo. Dejar de luchar. Dejemos esto como esta y sin derramamiento de sangre.
Dije esperando que frenaran en seco y dejaran de luchar. Un angel del master protegiendo a una bruja suponia que seria suficiente prueba de fe para todos. De no ser asi, simplemente intentaria evitar que se atacaran. y esa era la maneramas facil de frustrar un enfrentamiento, impidiendo que los contrincantes lleguen siquiera a tocarse.

Cuando escucho a Risty decir que no es una bruja sino una elfa oscuro ese hombre escupió mostrando cara de asco, lo único que consiguió con eso es que ese soldado sintiera aun mas desprecio y repulsión hacia su persona.

-No solo bruja, sino que ademas elfa y negra, todas las basuras juntas. No puedo creer que el príncipe te deje estar aquí a conciencia, eso demuestra claramente lo muy embrujado que esta.- Levanta la voz ese hombre sin llegar a gritar aunque es de seguro que alguna que otra persona cercana con buen oído lo hubiese llegado a escuchar.-Si estuviésemos aun en el Puño de Hierro ya estarías muerta y con tu piel hubiéramos hecho botas para calzar.-Esa es una clásica leyenda entre las gentes del Puño de Hierro, dice la leyenda que el fundador del Puño de Hierro mataba elfos que se oponían a su derecho por conquista del territorio y luego los desollaba para hacer botas con su piel. Dicen que hoy día las facciones mas extremistas del imperio aun mantienen esa macabra practica. SI ese desprecio no fuera poco Risty insiste con despreciar al guardia de la entrada principal del castillo y tal y como piensa Aleishe eso va a terminar en sangre.

-Una puta no tiene nada que decirme, y si hablamos de desventajas te darás cuenta cuando mi maza te rompa los huesos en pedazos.-No tiene mucho mas que decir ese hombre, se lanzo a la carga contra esa mujer siendo detenido por la rubia que intercede entre ambos buscando poner fin a una disputa innecesaria.

-Fuera del medio mujer, o seras la primera en caer.-Ya fue advertida desde el comienzo Aleishe, queda en ella ahora hacer caso al soldado o mantener su posición que busca poner sin a ese conflicto que acaba de iniciarse en parte por su culpa.

No muy lejos de allí Lans y otro hombres creyeron escuchar ruidos provenientes desde la caballeriza y apresuran la marcha para llegar en lo posible rápidamente a dicho lugar y asegurarse de que nada raro este sucediendo en el castillo.

Las voces se oian de un lado a otro amenazantes y groseras, incluso hirientes. Por ambos lados no podía mas que oir cosas horribles y malas. En momentos como aquel sabía que el mundo no estaba echo para ella. Y tambien entendia mejor por que los angeles permanecian al margen. Sin entrometerse en nada nunca tenian problemas con nadie nada mas que con los impios. Mientras que yo al estar alli, el simple echo de haber visto a gente y haber visto lo que ellos veian ya me habia echo cambiar. Había pensado con libertad y valorado lo que habia visto, incluso habia visto quizas demasiado y eso, simplemente eso corrompia. Ya no pensaba con pureza que los seres de la tierra fueran ovejas descarriadas en peligro de los demonios. Ya no. Ahora todo era mucho mas complicado y a la vez cruel. Por ello sabía a quien defender. Si bien ambos estaban enfrentados, las palabras de la mujer solo insultaban aquello que podia ver, incluso hablandome para que viera que clase de hombre era. Por el otro lado él solo amenazaba con atacarme si no me quitaba de en medio. Pero de todas formas mi destino alli seria malo tras aquel comienzo. Un grupo u otro dentro del castillo me odiaria. Entonces suspiré aceptando que que pudiera llegar y extendi las alas a lo largo de los brazos como coraza sin moverme ni un milimetro.

-Me dan igual vuestras disputas. Yo he venido para ayudar a Asbru y a la gente que me pidio ayuda. No quiero problemas ni peleas dentro de Asbru.

Si bien no tenia grandes dotes para la comunicación o la lucha en la iglesia habia logrado parar peleas absurdas entre humanos. Pero claramente mire mas al humano quien parecia tener mas rabia dentro.
-Asi que bajar las armas y calmaros por que yo no me voy a mover.
Dije dejando claro mi posicion alli. Esperaba que la pelea parara pero si tal como habia dicho aquel humano yo seria la primera en caer, esperaba que mis alas de acero resistiesen bien el golpe de la maza. Despues de todo habia aguantado la fuerza de los enanos, aquel humano no debería ser rival.

Ya no tiene más nada que decir ese hombre, lo que diga será una vez mate o lo hayan matado. Fuera del insulto hacia su persona está el insulto a su religión y a su origen y eso es algo que va más allá de la gloria personal y el honor propio, es algo de estado y de su país. Aleishe tampoco quiso hacerse a un lado así que no hizo más que elevar su mazo y dirigir su golpe de lleno en bruto hacia las alas de Aleishe que están metalizadas, grave error considerando que la maza se usa justamente para romper cosas, en especial armaduras. Así como el combate comenzó en nada dos virotes atravesaron las piernas de Risty en la zona del muslo, más lejos dos soldados y otros llegando portan en sus manos ballestas que apuntan en dirección a la desconocida y a la conocida por igual.

-¡De rodillas o se mueren!-Ordena uno de los soldados, mas detrás de ellos va llegando Lans quien observa una situación de lo más confusa.

-¡Silencio todos! Quietos en el nombre de mi padre, el rey.-Con su completa autoridad y liderazgo Lans hace que los soldados bajen las armas y se coloquen firmes mirando en su dirección ignorando todo lo demás.-En nombre del Master, que alguien explique que está aconteciendo aquí en mi propio hogar.-Ordena el príncipe del oeste que se le explique qué rayos está pasando allí, por qué se atacan entre ellos y por qué hay una bella desconocida en su castillo. El soldado armado con la maza guarda silencio, y también guarda el arma, si ellas quieren hablar que hablen, ya dirá lo suyo luego allí mismo o en privado. Lans no parece estar para nada de humor, está claramente enfurecido y quien hable va a tener que elegir muy bien sus palabras sino quiere comerse de frente y de lleno su furia. Los soldados allí presentes no dicen nada, pero está claro el deseo latente que tienen por llenar de virotes a las mujeres que por alguna razón han tomado de inmediato como a enemigas.

Estaba claro, si las cosas podian irme a peor, iban a hacerlo. Esperaba que mis palabras calmaran a aquel hombre, pero no funcionaron en absoluto y con ello solo consegui un buen golpe en un ala. Un golpe bastante fuerte como para hacerme inclinarme a un lado y sufrir en silencio el daño producido. Menos mal que habia pensado en usar las alas, de otra manera un golpe como aquel podria haberme roto algun hueso, siempre y cuando no me hubiera roto alguna parte del ala, la que en aquellos momentos solo dolia y costaba mover. En poco tiempo varios hombres aparte dispararon a la mujer que me habia defendido. al oir aquellas palabras fui a agacharme pero otro hombre aparecio. Podía recordarlo de mi llegada a Asbru, el principe Lans Tartare. Esperaba que entonces todo fuese mejor. Desgraciadamente su manera de comportarse solo demostraba que estaba realmente cabreado. ¿acaso podia irme peor aquel día?

Los guardias se pusieron firmes y la mujer con algo de magia se curo la herida dejada por el virote. Me asombro la facilidad de curacion de la elfa oscura, algo fuera de lo comun. Pero me calmo el que los guardias con una buena disciplina se calmaran y bajaran las armas para escuchar al principe. Tenia miedo de hablar, pero sentia que la mujer necesitaba mi ayuda para tener otro punto a favor y ya que lo tenia delante hablarle de mis razones de estar alli.

-Ella tiene razon. Yo vine para unirme por si se necesitaban reclutas en el castillo. Venia a ofrecer mis servicios a la ciudad y...ese hombre se aprobecho de ello, insinuando que si.. que si quería hablar con alguien debía pagar un precio...entonces me intento acorralar y aparecio ella para ayudarme. Luego el la amenazo y me meti en medio para que nadie saliera herido.

Explique aun desconfiada del guardia que tenia a un lado, sin devolver las alas a su normalidad. Puede que omitiera algunos datos como las llamas de la mujer o aquella batalla de insultos entre un bando y otro. Pero alli tenia muy claro a quien debia apoyar para salir bien parada. Entonces incline la cabeza como saludo y me presente.

-Mi nombre es Aleishe, soy el angel que protegía la iglesia. Perdonarme si he causado problemas,no... no pretendia...

Dije sin mas mirando a los guardias desconfiada y luego a Lans. Parecía un hombre noble pero por su cabreo podía temerme lo peor, despues de todo aun seguia siendo en cierto modo extranjera y nunca habia entrado al castillo. Asi que aprete mis manos una contra otra entrecerrando los dedos esperando lo peor. Acababa de llegar y por mi culpa habia habido una pelea, seguramente su bienvenida no fuese nada bonita.

Con el arribo del príncipe del oeste se hizo el orden en ese lugar, pero no por eso se hizo la calma. La situación es tensa y tras haber hecho caso a lo que piden los soldados y el príncipe las mujeres explican su versión de los hechos. Luego todas las miradas se inclinaron hacia el soldado que firme y recto como todo hombre de armas espero a que le dieran una orden.

-Miken, habla.-Da la orden el príncipe a su soldado de que se explique y haga su descargo, no es Lana alguien tan iluso como para actuar de modo apresurado solo porque ha escuchado una cosa o la otra.

-La mujer rubia dice la verdad a medias, la otra bruja alfa oscura-Escupe- No tiene idea de lo que dice. Si intente algo con la rubia pero no una violación, revisen la y vean si tiene signos de violencia o sobre sus ropas, obviando el golpe con mi maza.-Los soldados miraron a Risty con desprecio y a Aleishe con cara de pocos amigos. Los soldados fueron hacia la rubia y otros quedaron observando a la alfa oscura a quien acusan de brujería, algo que pueden probar con facilidad si se lo proponen.

-No es necesario revisarla, a simple vista se nota que no hay signo absoluto de nada, y llamar bruja a Risty es un poco exagerado Miken, piensa lo bien, probablemente sea solo producto de tu enojo.-interviene Lans de inmediato antes que todo se vaya a peor, pero ese soldado no dejara pasar los agravios así como así.

-Lo siento mi buen príncipe, pero se bien lo que vi, fuego brotando de su manos, además su condición de alfa es evidente, y por más que estemos en el mismísimo infierno somos devotos al Máster, y ya saben lo que hacemos en estos casos.-Ni termino de hablar que la mayoría de los presentes ya tenía las armas empuñadas. En el caso de Aleishe se ignora su magia debido a su condición angelical la cual es aprobada por el obispo, pero Risty es otro caso, y sería peor si descubren que es una impía. Piensa rápido Lana antes de que se salga todo de control, si dice una palabra de más, una palabra errónea quedara tan mal parado que hasta podría perder el respeto de todo su pueblo allí mismo en un instante.

-Por supuesto, nuestra fe es tan importante como nuestro honor, por ello OS prometo que a pesar de ser una alfa no es una bruja, ella sirve a mi familia y a Asbru, de otro modo no se le permitiría estar aquí.-No pareció en principio que el príncipe consiguiese su objetivo, pero con su labia y carisma logra convencer a sus hombres de que esa mujer no es un enemigo.-Dejemos las rencillas de lado, que hemos vencido al norte en nuestra primera escaramuza, pero aún falta mucho más para vencer en la guerra.-Todos estuvieron de acuerdo con ello, y si bien no estuvieron de acuerdo en dejar a Risty sin un castigo por levantar sus armas e injuriar a un soldado muchos se retiraron en silencio, otros prometiendo venganza y hasta justicia por lo bajo.

Podía ver como los hombres se marchaban con malas caras, dejando claro con aquello que mi manera de entrar en aquel castillo no habia sido buena. Pero ese hombre y yo sabiamos que habiamos visto y esa mujer habia creado fuego con su mano. Algo increible que por unas palabras de un principe no podía olvidarse facilmente. Estaba por hablar al respecto, defendiendo la verdad, pero el ver al principe defender a la chica me hizo pensar que era mucho mejor que todo se quedara en secreto.

Fue raro cuando la chica me cogio de la mano. No me gustaban aquellos gestos ni que la gente se acercara sin mas, pero con el tiempo entre humanos había aprendido a aceptarlo y a aceptar que eran en su mayoria maneras de dar afecto y ofrecer ayuda. La mire algo extrañada y sonrei a sus palabras, aunque sin entender por que ella se disculpaba por parte del que casi la habia matado. Deje las alas relajarse, volviendo a formarlas de plumas y decidi hablarla.

-No te disculpes, ademas gracias a que apareciste no llego a hacerme nada. Muchas gracias Risty Keikodi.

Dije para ver como hablaba mientras miraba a ese hombre presentandole. Desde luego si parecia un hombre de honor y justo, pero aun asi habia mentido para sacar a esa chica de problemas. Me acerque un poco a él notando como el ala dolia un poco tras aquellos golpes, pero sin mostrar dolor en absoluto.

-Si, eso parece. Un hombre justo y de honor. Sera un placer entrar en su guardia.

dije sin mas. Desconociendo la mejor manera de dirigirme a un noble. Aunque ahora que lo pensaba, trabajar entre esos hombres me daba algo de miedo. Hombres locos como demonios, ansiosos por hacer daño al otro y en cierto modo me daba pavor, sobre todo si no podía defenderme por respeto. Solo esperaba cambiar eso algún día.