Se busca al Dr Bend

Al rato de estar Seikato en su habitación y cerciorarse de que la niña que salvo está bien decide marcharse sin mucho que llevarse a cuestas, por lo que salió de allí y dejo la niña a cargo del tabernero que no lo miro con una cara amistosa.

-No soy niñero, soy tabernero- Respondió siguiendo con lo suyo, lo que la pase a la niña o no no es problema suyo, suficiente tiene con su vida como para andar cuidando una vida ajena que ninguna relación tiene con él.


Estando fuera el dragón con forma humana nota que está lleno de gente el sitio, de aquí por allá hay toda clase de personas y de raza, aunque la mayoría no parece ser muy noble que digamos, es la plebe, y puede decirse que de la peor calaña. En su confusión no nota todo con detalle, pero ya se puede ir dando una idea de que no será nada sencilla deambular por la noche de esa ciudad con gente como esa, más de uno debe de estar viéndolo como un recién llegado, y como todo recién llegado es visto como una presa por aquellos ya radicados en el lugar.

Las calles están colmadas de gente, mercados en las calles de un lado a otro, ladrones por aquí y por allá, arrebatadores, ladrones, prostitutas, asesinos, hombres de negocio, traficantes, todos están ya sea en la calle, la posada, la taberna, el burdel, están en todos lados menos en una iglesia o templo, todos están viviendo su vida lo mejor que saben vivirla.

Ahora Seikato tiene que elegir como y por donde moverse, y más le conviene elegir bien porque cada decisión suya puede resultar en fatalidad.

En el afuera la gente no dejaba de caminar y de paso era mucha, debes en cuando pega o rozaba con algunos, no podía creer que hubiera tanta gente, pero no podía dejarme llevar por esto, tenía que concentrarme y pensar hacia donde era bueno buscar. –Creo que sería bueno ir hacia el mercado… - Dije en voz baja y viendo en dirección a un camino que me llevaría hasta ese lugar, y capaz alguien le haya visto o lo haya conocido, siempre hay alguien con quien cambias palabras, y esperaba que fuera alguien del mercado. Tras tardar unos cuantos minutos, llegue al mercado, el lugar estaba a reventar debido a las personas que compraban alimentos y otros utensilios, aunque pude notar que había una tienda algo vacía, al parecer era una mujer de cabellos rojos quien vendía según pude ver unas frutas. Me acerque como pude hasta esa tienda, y al estar cerca, decidí preguntarle mientras hacía que me interesaban las frutas. –¿Ha visto a alguien de nombre, Bend?-Le preguntaba sonando como si fuera amigo del Dr.Bend, esperaba que la joven por lo menos haya escuchado ese nombre., sino tendría que seguir dando vueltas.

La noche del cielo de la Libertad es mas movida aun que en el día, pero sigue siendo igual de oscura o más que las noches de otras ciudades.  El camino al mercado esta decentemente iluminado, pero con la cantidad de personas que hay por allí es fácil perderse, y también es fácil ser víctima de trucos, engaños y arrebatos, en muchos casos muy sutiles.

Ya en el mercado entre tantos puestos y personas allí presentes opta por acercarse a un puesto fijo y hablar con una mujer que está allí vendiendo hasta tarde sus frutas quien al ver a Seikato primero lo saluda y luego se tarda algo de tiempo en responder.

-El doctor Bend…No se lo ve últimamente por aquí, antes se lo podía ver seguido por este lugar, probablemente haya encontrado un lugar más rentable para hacer uso de su medicina- Por lo que dice esa mujer conoce al doctor Bend, probablemente alguna vez haya estado con ella o con alguna persona cercana que haya necesitado de sus atenciones medicas alguna vez en el mercado o en los alrededores.

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La mujer parecía conocer al Doctor, por lo menos un poco sabiendo la brevedad de su historia, lo bueno es que alguien le había visto y por lo que había dicho, al parecer el doctor se había mudado, pensando en que podía ser una pista o más bien un engaño.

-¿Y por casualidad no sabes en donde rento aquel lugar? –No perdía nada en preguntar, y si ella sabía de ese “lugar” sería bueno ir a investigar, capaz consigas alguna pista de él ahí. Me quede viendo algunas frutas luego de hablarle, y segundos después volví a verla, a simple vista parecía una mujer común y corriente, además era bonita, cabellos rojos, ojos verdes, y de piel clara, no estaba mal por así decirlo.

Empezaba a notar que el día se empezaba a ir de a poco, dándome cuenta que la noche llegaría pronto a este lugar, solo espero que la mujer sepa de ese sitio a donde había ido el Dr. Bend o sino tendría que seguir preguntando y tardaría mucho si la única mujer que lo conoció era la que tenia ante mí. –¿Cuál es tu nombre? -Le pregunte para por lo menos saber algo de ella por si algo sucedía.

La mujer que se encuentra charlando con Seikato sonríe ya que parece ser que ha mal entendido sus palabras.

-No es que haya alquilado un mejor lugar, quise decir que es probable que haya encontrado algún lugar donde le paguen más por sus servicios médicos…Nosotros, la mayoría somos gente común no tenemos mucho para ofrecer, y los ricos rara vez se enferman, y es peligroso…Hay mejores ciudades donde trabajar ¿Por qué el doctor se quedaría más tiempo aquí habiendo mejores sitios donde trabajar? Si yo pudiera también me iría de aquí a alguna otra ciudad donde haya al menos algo de ley, algún rey al cual seguir o algún señor feudal que tenga una idea de cómo gobernar- Claramente con sus palabras deja claro que clase de sitio es ese y donde le gustaría estar a ella en realidad, pero del paradero del doctor no dice mucho.


-Mi nombre es Alexandra, que raro me pregunten el nombre- Se ríe al responder pero no dice nada mas, claramente es una chica bonita, debe tener unos casi veintidós años no más de eso.

Spoiler:

Mientras hablan tiene suerte la mujer y consigue unos dos clientes mas, vende algo de fruta fresca muy simpática, se pone de mejor humor al ver que su trabajo a pesar de la hora que es rinde sus frutos. - ¿Te puedo ofrecer algo a ti…? ¿Cómo te llamas? Ya que preguntaste mi nombre ahora es mi turno de preguntar—Le mira exigente, clásico en una mujer decida a algo. Pone una mano en la cintura y la otra a la espera de escuchar el nombre de ese muchacho que está allí preguntando mucho pero comprando poco.

Al parecer no me había expresado muy bien ya que la joven me explico mejor, o más bien para que entendiera de una buena vez que el doctor se había ido hacia otro lugar mejor pero ella no sabía exactamente hacia donde, cosa que pensé que en parte había perdido mi tiempo aquí, aun así no había sido tan malo por lo menos ahora sabia un poco más del doctor. Y me di cuenta que ella me dio a entender de que ella quería una vida así, y estaba de acuerdo con ella, sabiendo que en este pueblo no había mucha vida.

Entre la explicación, surgió la respuesta que le había hecho segundos atrás de cuál era su nombre, respondiéndome al decirme que se llamaba Alexandra, parecía nombre de una mujer caballero o algo de la realeza. –Que buen nombre, es muy bonito. –Dije al estarla viendo atender unos clientes que llegaron para comprar unas frutas. Luego me pregunto si me podía ofrecer algo a mí, y luego pregunto por mi nombre, aquellas preguntas me tomaron por sorpresa, bueno ya venía venir que me iba a preguntar mi nombre pero lo primero no sabía que vendría. – Mi nombre es Seikato ¿Y qué me quieres ofrecer? –Pregunte ya que no sabía exactamente qué era lo que me quería ofrecer, se veía algo graciosa con la mano en su cintura, cosa que sonreí de un poco.

Tras unas palabras y unas pocas explicaciones quedo claro el asunto del doctor, ahora la conversión tomo otro rumbo más personal e inmediato, revelándose así el nombre de esa joven vendedora quien con una sonrisa agradeció a Seikato su comentario.

-Gracias Seikato, y como vez lo que puedo ofrecerte son frutillas, manzanas, naranjas, limones, alguna que otra banana y ananá…Algunas son más raras de conseguir que otras así que puedes darte el gusto de probar alguna de esas frutas que no probaste nunca en tu vida-Fue señalando cada una de las frutas a medida que las fue nombrando, así no se confunden los nombres de cada una de ellas. –Las que escasean salen más caras que las demás, ese es el caso de las bananas y las ananás- Añade esa información para ayudar a elegir a Seikato en caso de que quiera obtener algo a mejor precio.

La joven me agradeció el cumplido que le había hecho saber minutos atrás, pero me sorprendió un poco que me estuviera ofreciendo una de sus frutas sabiendo que solo le había hecho muchas preguntas que comprarle algo de lo que vendía. Y me señalaba la variedad de frutas que tenia además de decirme que algunas eran más raras que las demás cosa que era difíciles de conseguir, a la final me dio rienda suelta para que probara esas frutas que jamás llegue a probar y era cierto ni siquiera sabía que existían frutas raras, habían algunas que me llamaban mucho la atención el tipo de color que tenían. Al estar viendo y pensando que elegiría la joven me dijo que las que escasean mas son las bananas y las ananás además que por eso que se vendían más caras que las demás, no venia mal una información de ese tipo y mas sabiendo que me la pasaba viajando.

A la final agarre una manzana roja común y corriente. –Con esta estoy bien –Decía al tener la manzana en la mano, para luego morderla y comerla todo de una vez, no era nada extraño que me la comiera tan rápido ya que empezaba a tener hambre y la manzana solo calmaría mi hambre por unos minutos. -¿Y cuanto tiempo llevas en este lugar? –Pregunte por preguntar y sacar una conversación, además la noche estaba por llegar y no creía que encontraría algo mas de información del doctor por este día.

Aquel hombre extranjero entre tanto hablar y pensar escogió de entro todas las frutas allí a la venta una manzana común y corriente, una fruta que se puede encontrar en la mayoría de los países ya que es bastante fácil de cultivar, muy resistente a la mayoría de las temperaturas, incluso la mas difícil con las que lidiar.

-Bueno, una fruta simple, son solo dos monedas de cobre-Aquella mujer no parece decepcionada con la elección de Seikato, aunque le hubiese gustado que eligiese algo más exótico y no solo por el precio, sino por el hecho de que ese muchacho probase delante suyo algo exquisito que nunca hubiese probado antes. No le costó mucho comerse esa manzana al muchacho, muestra claramente que tiene hambre, y aun así se nota con ganas de conversar aunque esa mujer parece que está empezando a acomodar las cosas para levantar la tienda.

-Bueno…Desde hace muchos años, prácticamente desde que nací, no recuerdo otra cosa que estas calles, jugar aquí, trabajar aquí…¿Y tú de dónde vienes?- Al parecer la chica lleva allí ya décadas, y ahora le entro la curiosidad a esa mujer de saber de dónde proviene ese claro extranjero llamado Seikato.
Otros como ella también empiezan a terminar su día de trabajo, comienzan a levantar parte de los puestos quedando otros pocos por allí.

Tras comerme la manzana la cual fue deliciosa, la mujer me dijo que le pagaran con dos monedas de cobre, cosa que busque entre mis bolsillos, primero en el izquierdo y luego en el derecho, nada, al parecer no tenía dinero algo extraño ya que tenía dinero cuando salí del chivo rojo, salvo que alguien me haya robado o capaz el pantalón tenía un agujeró y se me salieron sin darme cuenta. En eso escuchaba a la mujer decir que llevaba años en el cielo de la libertad desde que era niña, asentía ante cualquier palabra que ella decía y pensando cómo le pagaría. –No vengo de ningún lado, solo soy alguien que existe en este planeta, como tú y cualquier otro... –No es que me estuviera negando a responderle la pregunta sino que no recordaba en qué lugar nací y como era, apenas tenía recuerdos de mi padre adoptivo.

Empecé ayudar a la joven con su tienda para que empacar de prisa. –Debo decir que no tengo dinero…-Le dije a la joven mientras le miraba, y luego reía con algo de nerviosismo.-Pero si llego a encontrar al Dr.Bend, te pagare el doble, claro si quieres ayudarme a encontrarlo.-Le comentaba al estarla viendo a decir verdad era buena idea que se uniera a mí, además ella conocía este lugar mejor que yo o cualquiera, o eso pensaba, nada mas quedaba que ella aceptara, y esperaba que así fuera.

Logro llevar una conversación amena con esa mujer Seikato mientras ellos trabajan cada uno en lo suyo, ella vendiendo frutas y el buscando al Dr. Bend. Se percato el combatiente de que le falta el dinero, y posiblemente se percate también que su respuesta no fue del agrado de la mujer delante de él.

-Ah, ya veo…-Respondió con cara de pocos amigos, claramente le desagrado esa respuesta. Siguió guardando las cosas de la tienda mientras el ríe nervioso y le dice que no tiene dinero, pero que le pagara el doble cuando encuentre al doctor Bend que está desaparecido.

-No me interesa estar con mentirosos, y menos con estafadores, vete de aquí antes que te arroje con una caja llena de basura, es lo unico que te mereces-Definitivamente arruino el momento Seikato, y ahora es echado de allí como un vil ladrón. Gente cercana al lugar observa y presta atención a lo que está pasando, pareciese que fuese a haber una fuerte discusión en breve.
Al rato tuvo todo guardado esa mujer, pero no se mueve de allí, como si esperara a algo o a alguien antes para poder finalmente marcharse a su casa a descansar.

Entendí porque la joven se comporto de esa manera, pero no entendí porque no acepto mi propuesta, capaz este lugar le había robado demasiado sueños y esperanzas a la joven que ahora veía. –¿Por qué crees que soy un mentiroso y un estafador?-Le preguntaba a la joven con tranquilidad quería saber el porqué de sus acusaciones y de paso amenazarme con tirarme una caja llena de basura. –Te estoy diciendo la verdad, no sacaría nada con mentirte. –Le decía con las misma tranquilidad que seguía manteniendo, lo malo es que las personas en el lugar empezaban a mirarnos, además ella como que esperaba a alguien. –Necesito de tu ayuda para encontrar al Doctor. Tú que llevas tanto tiempo en este lugar, debes conocer muy bien este pueblo, es por eso que te pagare el doble por tu ayuda. –Dije con algo de seriedad, el doctor Bend seguramente podría estar en peligro y tenía que encontrarlo lo antes posible.

Me quede parado a la espera de que la joven me dirigiera la palabra, no podía irme sabiendo que alguien me ha acusado y de paso amenazado, no es que fuera su intención hacerlo pero capaz es porque le dije que no tenía dinero que se puso de esa manera, aun así le había dicho que le pagaría el doble por encontrar al Doctor pero creo que eso no le gusto mucho, o eso creí.

Esa comerciante lo sigue mirando con cara de pocos amigos, y cuando él hizo esa pregunta haciéndose el desentendido le arrojo la caja de basura encima muy enojada.

-Tomas algo que no puedes pagar, eso es claramente una estafa, y quieres que te acompañe a buscar a un hombre para pagarme luego, soy comerciante no estúpida, no tienes palabra- La mujer levanto un poco la voz, en su enojo no se pudo contener y eso la avergonzó un poco, perder  los estribos, gritar así no es propio de una mujer. Dos hombres se acercaron a ella, estaban parados cerca y ya habían levantado su tienda, y más a lo lejos otro hombre algo más mayor que ellos se viene acercando hacia esa posición.

-Hey chico, déjala en paz, sea lo que sea que le hayas hecho no nos gustan los problemas-uno de ellos ya dejo claro lo que quiere de Seikato, lo está echando de ese lugar.

-Si no te vas le avisaremos al viejo Malcon-Y el otro lo amenaza con avisarle a un tal Malcon.

-No hace falta que peleemos, vete de aquí Seikato, y no vuelvas-La mujer puso o quiere poner un punto final a esa situación antes de que todo termine muy, pero muy mal, algo que se ve seguido en un sitio como ese sin ley ni orden.

El hombre mayor que ellos llego al lugar y los demás lo saludaron de modo amistoso, claramente es un conocido del lugar.

Sin darme cuenta había recibido la caja llena de basura la cual me mojo completamente y me ensucio la ropa además de tener algunos desperdicios. –Entonces…el que no te paga…¿es un estafador? No te culpo que pienses así pero no puedes decirlo a la ligera…-Decía al verla con seriedad. No podía creer que la joven fuera así. –Yo no estoy buscando problemas…-Decía viendo al sujeto que estaba enfrente de mí y que claramente quería que me fuera. Luego de es la joven dijo que no era necesario llegar a una pelea, que era mejor que me fuera. –No tengo intenciones de llegar a pelear, pero si eso es lo que quieres…entonces me iré. –Dije volteándome pero en eso mire a un señor el cual saludaban todos. Y el cual venia hacia donde estábamos. -¿Quién eres?-Le pregunte aquel hombre, al parecer la joven tenía muchos amigos y era que todos se protegían entre ellos. –Bueno, eso no importa de todas maneras no te recordare…-Dije para comenzar a caminar pero algo me decía que ese señor me diría algo que haría me detuviese.

Con ese hombre todo sucio las cosas no están bien allí, el se queja de lo que recibe cosa que enoja mas a los que están allí presentes.

-Tomar algo sin pagar es una estafa, también puede ser un robo ¿En qué mundo vives donde las cosas son gratis?-Responde uno de los hombres allí presentes muy enfurecido, si tuviese un arma o algo para arrojar a mano es seguro que lo hubiese hecho. No hicieron mucho más cuando Seikato dijo que se marcharía, solo lo dejaron ir, siendo el hombre que llegaba quien saludo a todos inclusive a Seikato, pero no le dijo mucho mas, solo se acerco al resto para calmarlos y escuchar lo que ellos tengan para decir ya que al ser un recién llegado no está enterado de nada de lo que sucedió. Nadie persiguió a Seikato que es libre de irse allí, aunque en la noche en ese lugar ya no se ven muchos puestos como los que normalmente se ve, ahora son las armas, las drogas y las mujeres los que se adueñan del sitio estando desperdigados por todo ese lugar.
La ciudad del Cielo de la Libertad está lejos de ser una ciudad pura y limpia, y es peor cuando esa clase d personas que andan en la noche se adueñan de todo. Muchos dirían que es un real desastre, pero los que viven allí se han acostumbrado a ello y lo viven como algo completamente normal.

Me había alejado de aquella gente, los cuales me llamaron estafador, al parecer la ciudad les habían consumido la amabilidad, ese era el problema de este lugar ya que al ser todos ilusionados y luego engañados, creen que otros le harán lo mismo, eso me ponía de malas pero no podía hacer nada, eso ya eran sus problemas, además no era culpa mía no tener dinero, aun así era extraño que no tuviera, capaz se me habían caído por el bolsillo o se me cayeron cuando ocurrió aquel accidente. Pude darme cuenta de que ya era de noche, podía escuchar las risas y los gritos de las personas al estar en las calles divirtiéndose, al igual que unos discutiendo por cualquier cosa, al igual que los bares estaban a reventar por la gente que iba a beber. –Demonios…- Decía alborotándome un poco el cabello con mi mano derecha al estar algo molesto ya que no tenía una pista lo bastante solida para buscar a Doctor y eso me molestaba. –Debe haber alguien quien sepa algo del doctor… ¿Pero quién? –Ignoraba si alguien lo que conocía más que aquella joven, capaz alguien muy cercano a él que haya sido su amigo por un corto tiempo pero tal vez sea difícil de encontrar porque esta ciudad estaba tan jodida que capaz ya se había largado para irse a otro lugar. –Es algo imposible que el doctor haya tenido un “amigo” –En realidad era imposible sabiendo las condiciones en que la gente viva en este lugar. Lo único que podía hacer era seguir caminando hasta que algo llamase mi atención o me diría una pista que seguir.

La noche se vuelve cada vez más cerrada, y no por la oscuridad sino por ámbitos que se manejan en esa ciudad por la noche. Seikato sabe cuál es el problema de la ciudad aunque no sepa cuál es su propio problema al deambular por allí, los cuales son varios. Si se para a observar por un minuto a su alrededor vera que todo allí se maneja con dinero. Si observa dos minutos más notara que muchos saben hablar bastante bien, o al menos de modo convincente para conseguir lo que quieren. Y si tiene un buen ojo observador podría notar que hay gente que solo observa y escucha todo el rato sin hacer más que eso, como si recopilara información, espiara al resto o los investigara. Uniendo todos los clavos sueltos, podría encontrar al Dr. Bend con dinero, con un buen habla convincente o con buenas dotes de investigación, y de los tres caminos el dragón con forma humana no posee ninguno de ellos así que continuara dando vueltas y vueltas por horas, tal vez días meses y años sin poder conseguir nunca lo que busca.

La noche continua su ritmo y queda en el dragón el replantearse la forma en que esta haciendo las cosas si no quiere volverse viejo buscando a un hombre que sabe Dios si aun esta en esa ciudad o si todavía sigue este con vida.

No ni idea hacia donde ir o a quienes preguntar, todo era tan extraño y desconocido para mi, un dragón que solo está en una forma humana en busca de un hombre que pueda que ya este hecho huesos al llevar seguramente varios años muerto. Pueda que esta misión al principio siempre tuvo cabos sueltos ya que nunca supe en realidad en donde podría estar el doctor, solo sé que horriblemente esta misión se había llevado dos vidas inocentes o eso creía, pero a la final por lo menos pude salvar a una, aunque tal vez me odie por salvarla en el futuro capaz me lo agradecería o pueda que no, sabiendo que esta ciudad lo único que hace es consumirte hasta dejarte arruinado, y más por lo quépase con aquella mujer la cual me llamo estafador, al parecer los sueños de las personas de este lugar ya habían sido arrebatado hace mucho tiempo, este lugar debía cambiar pero lamentablemente no estaba en mis manos lograr tal cambio y menos tenía el poder para hacerlo además era alguien que estaba solo de paso por estas tierras, y parece que este viaje había llegado a su final, seguir seria una terquedad de mi parte, debía reconocer que ya nada podía hacer, no tenia pistas o algo que seguir, tal parecer que el hombre del chivo rojo tenía razón, fracase en la misión ya nada podía hacer, seguramente mi orgullo me cegó e hizo que continuara y me encontrar ahora con una pared, una pared que era tan fuerte que no podía romper nada mas tenia la opción de volver por donde vine para salir de aquí. Y así fue que me abandone aquel lugar, dejando a una pequeña sola y abandonada, pero pueda que aquel hombre la cuide no creía que fuera tan malo como para dejarla.

Sin más abandone aquel pueblo dejando un caso sin resolver y una tragedia en lugar, solo dios sabe que pude haberle pasado al Dr.Bend pero eso era un misterio para mí, uno que no descubriría nunca.

Tema finalizado, Seikato obtiene 4 de experiencia.