Se busca al Dr Bend

El Dr Ben era un hombre bastante apreciado en la comunidad, había salvado a gran cantidad de personas durante las épocas de peste. Su tradicional mascara que asemejaba a un pico de ave blanca, hacia contraste con sus ropajes negros. Esto es lo único que encontraron de el tras recibir un pedido de ayuda al sur de los puertos de la ciudad.

Sus discípulos y sus hijas juntaron sus pequeños ahorros para poner una recompensa a quien lo encuentre, o información que de con él. La información obtenida hasta ahora guiaba a peligrosos lugares del sur de la ciudad, guaridas de ladrones y templos oscuros hallaban en aquel lugar, si bien Seikato no era tal vez el hombre mas letrado, sus conocimientos de supervivencia y su mente alerta podría darle una buena ayuda en aquel lugar


Aun había un poco de sol, los pesqueros recogían sus lineas tiradas desde el puerto, los fuertes olores de la ciudad se unían con los olores del mar... ninguno era agradable. Algunos hombres miraban al joven extrañados, otros seguían levantando algunos peces al puerto, en el Templo del Dragon dl Mar se escuchaban algunos canticos, algunos niños pobres jugaban corriendo con un pez muerto, mientras otro compraba unas ostras picantes a un viejo que empujaba un carro con una olla hirviente que olia a especias.

Desde que había aceptado la misión de encontrar al doctor Bend, tenía muchas preguntas en mi cabeza sobre la desaparición de aquel hombre que al decir verdad era misteriosa, pero para otros alarmantes sabiendo que sin el doctor no había alguien a quien pedirle ayuda para curar a las personas y eso era un problema muy malo, es por eso que mi deber era buscarlo a toda costa y tal vez traerlo de vuelta, ya que las probabilidades de saber donde esta no eran muy altas, lo que si es que cierta información me había traído a un cierto entorno pesquero, en donde el olor a pescado podía olerse en cada parte de este sitio.

Pude darme cuenta que algunos hombres me miraban de manera extraña, pueda que le sea sospechoso ver a un hombre de tal apariencia en un lugar como este, no es porque mi ropa sea elegante sino que podía ser tal vez por mi atuendo de pelea, aunque eso era de menos y además no podía distraerme.

(Realmente no sé por dónde empezar a buscar…)

Me rascaba la nuca mientras miraba hacia todos lados en busca de alguna pista aparte de la que tenía. De la nada empecé a moverme en dirección a unos sujetos, los mismos que me habían estado viendo de manera extraña, tal vez aquellos hombres tenían alguna información del Doctor. Me acerque lo más que pude hasta detenerme a unos pocos metros.

-Discúlpenme, quisiera hacerles unas preguntas… ¿Saben si conocen a un tal Doctor Bend? – Quería saber con la pregunta que les hice si sabían algo de aquel hombre que había desaparecido o si le conocían por casualidad, cualquier información que tuvieran me sería útil para seguir con la búsqueda, claro, si es que lo conocían.

Algunos hombres se acercaron al ver al desconocido, y tras escuchar sus palabras sonrieron mostrando sus amarillentos dientes rotos.

- ¿'Si q'e busca a un tal Docto' Bend? - dijo el mas viejo con su acento de puerto y hombre mal hablado. - ¿se'ud familiar o solo un curioso? - los hombres rieron estruendosamente.

El vendedor de ostras dijo apresurado.
- ¿Podrian ser mas'mables por lo menos una vez en su vida? - tratando de ser un poco mas cortes pero dejando que su acento de puerto se escapara un poco.
- No'se quien busca, o que doctor, h'ce unos dias vino un hombre vestido de negro, ropas de tordo, me compro unas'tras, estaba con unas...  - el hombre hizo unos gestos como de buscando las palabras adecuadas - señoritas faciles, si sabe a lo que me refiero -  los marineros miraban al vendedor con gracia y sonrriendo entre dientes. - creo que fueron a la casa de Jane, una puta joven, tiene una niña pequeña, tal vez fueron para su casa, si quiere puedo llevarlo... - el vendedor movio su carro como para ponerlo en marcha, unos borrachos rieron mientras que algunos pescadores esuchaban atentamente la historia.

Tras haberles dicho mi pregunta, de la nada varios hombres se acercaron hacia donde estaba parado, yo pensé en ese instante que me echarían pero solo sonrieron de manera burlona como si lo que le había dicho fuera algo graciosos. Por mi parte también les sonreí de forma alegre y mostrando todos mis dientes, claro que sin exagerar tanto, no quería ofenderlos. Al estar sonriendo escuche a uno de los hombres pronunciar el nombre del doctor, al principio pensé que todo iba por buen camino, pero luego dijo que si era un familiar o un curioso, cosa que entendí a que se refería, claro que no comprendí al instante de que se estaba burlando de mi al darme cuenta de cómo se estaban riendo. Antes de poder decir algo, un hombre que vendía ostras les llamo la atención a los viejos, solo pude sonreír tras oír lo que dijo.

Después el vendedor me empezó hablar, diciendo que no sabía realmente a quien estaba buscando, porque hace unos días atrás vino un sujeto de ropas negras a este lugar y además le había comprado unas ostras a él. Me di cuenta al estar oyendo al anciano de que podía ser el doctor Bend, aun así hubo algo que dijo que no entendí muy bien, de que andaba acompañado con unas mujeres. – Si. – Respondí rápidamente, para luego seguir oyendo, era extraño que un doctor tan famoso estuviera con ese tipo de mujeres, pero tal vez no se trataba del doctor sino de otra persona. Empezaba a sospechar que podía ser alguien que vio al doctor por última vez o pueda que no, de todas maneras el vendedor se ofreció a guiarme a la casa de una mujer joven la cual tenía a una niña, asentí moviendo mi cabeza, para después empezar a caminar al lado del señor en dirección a la casa de la aquella mujer.

(Pueda que aquella mujer sepa algo de este sujeto misterioso, el cual vino a este lugar.)

Pensaba al estar viendo por donde iba, creo que había conseguido sin darme cuenta una pista que seguir y todo gracias al viejo que estaba caminando a mi lado.

El vendedor y el aventurero se abrieron paso hacia la ciudad alejandose un poco de los puertos, el barrio no era de los mejores, alguien podria morir y a nadie le importaria.

Los callejones llenos de porqueria, de basura, y algunos borrachos tirados. Al final del mismo en una casa que apenas se veia entre las pilas de barriles viejos, redes en rotas y arpones oxidados, una tosecita desafinada se escuchaba dentro.

- Señor, Señora ...- dijo el vendedor golpeando un poco las maderas de su carro viendo si alguien respondia. Desde las profundidades de la basura que rondaba la casa una niñita con los pies desnudos, vestida con unos trapos viejos asomo el rostro sucio.

Tras alejarnos del puerto, nos fuimos adentrando a un callejón rodeado de casas maltratadas por el tiempo, podía darme cuenta que este lugar era uno de los sitios más pobres del reino, note a unos borrachos estar tirados a un lado de la calle durmiendo, por otra parte habían unas dos mujeres discutiendo sobre algo, y por el otro a unos gatos comerse un pescado con poca carne,y sin dejar de lado toda la basura que había en las calles y en otros lugares.

(Por lo menos los niños sin importar donde estén son felices…)

Pensé al estar viendo a unos niños jugar con una lata en la calle, a ellos al parecer no les importaba en qué lugar vivían o que personas veían ya que seguramente estaban acostumbrados a este tipo de vida.

Al estar distraído no me di cuenta de que habíamos llegado a nuestro destino, sino fuera por aquella tosecita que escuche no me hubiera dado cuenta y hubiera seguido de largo. Mire detenidamente la casa que teníamos enfrente, observando cada apesto de este, tan pobre lucía el hogar de aquella mujer, rodeado de basura y otros desperdicios. De repente sonó un ruido provenir desde la basura, hasta que una niña salió de este asomando su cabeza, la pequeña tenía la cara sucia al igual que su ropa.

-¡Hola! – Dije saludando a la joven a la vez que movía mi mano, para luego dejar de hacerlo y quedar a la espera de que el anciano dijera algo ya que como no conocía a la mujer y menos a la pequeña como el vendedor de ostras, mas nada podía hacer, solo podía esperar.

– Hola – respondió la niña tímidamente, mientras tiraba de su falda. En su rostro lleno de suciedad se veían algunas picaduras de viruela, viejas, pero presentes, no la hacían una niña “bonita” pero era una niña viva, la viruela no suele dejar muchos sobrevivientes. Probablemente esta niña había sido tratada por manos expertas.
– Buscamos a tu madre – dijo el vendedor – ¿Esta ella en casa? – la niña asintió con el rostro y se dio media vuelta y con gesto de invitación, entro en la casa
La casa de madera olía a enfermedad, podredumbre, ese olor caliente, dulce, pegajoso, que se te mete en los poros y piensas que jamás te abandonara. Pilas de cuencos vacíos, llenos de comida vieja, un perro casi muerto de pulgas se echaba a un lado debajo de una mesa, estantes de ropa vieja, bolsas de tela con “valla–a–saber–quien” adentro, todo armaba un ordenado caos que hacia de vivienda.

Un estrecho pasillo con ventanas que dejaban ver paredes llevaba a la parte trasera de la casa, una habitación no muy grande, con un edredón viejo en el suelo sobre una montaña de paja y estopa, yaciendo en ella una mujer, la habitación estaba iluminada por unas velas de cera de cerdo, que apenas permitían ver bien los detalles sino sé tenia una buena visión.
Ella olía a sudor, a vino agrio, a largas noches, a cuero viejo. Borracha como una cuba apenas se percataba de lo que estaba sucediendo, no debía tener mas de diecisiete años humanos, y humana era, pero su estilo de vida había hecho mella en su cuerpo marcado con cicatrices de castigo físico, piel reseca con manchas blancas, largas y finas.
– Quiene’son? – dijo medio ebria mientras se levantaba y apenas se cubría los pechos caídos con un vestido azul viejo.

La joven me respondió saludándome también aunque de una manera diferente, bueno era notable el porqué de su manera de actuar ya que en realidad era un extraño o más bien un desconocido para la pequeña. Me pude dar cuenta al estar viéndola que tenía rastros en su cara de una enfermedad que suele matar a las personas.

(¿Viruela?)

Pensé mientras la seguía viendo a la cara, era triste ver que esa niña paso por algo como eso, aun así, debió de haberse curado por alguien que sabia como tratar dicha enfermedad, pero no sabía quién pudo haberlo hecho debido a que no conocía muchos doctores, y dudaba de que haya sido aquel doctor que ando buscando. Me quede por unos momentos pensativos y con la mirada perdida en suelo, pensando en quien pudo haberle curado esa enfermedad a la joven. De repente oí que el vendedor le estaba preguntando en que si su mamá estaba adentro de la casa. Por mi parte me había llevado un susto cuando hablo el anciano, pero lo disimulaba al estar riendo un poco.

Sin más la niña nos llevo adentro de su hogar para guiarnos hacia donde se encontraba su madre. Al entrar pude notar inmediatamente un olor fuerte y molesto inundar mis fosas nasales, pero no al grado de taparme la nariz. Al estar caminando por la casa y un poco detrás del vendedor, observaba las condiciones en las que se encontraba la casa en donde vivía la pequeña y su madre, era algo lamentable ver tales daños y además del desorden que había, ropa tirada en el suelo o encima de la mesa, el esperma de las velas en el piso, las cortinas rotas y viejas con agujeros, las paredes con huecos haciendo ver hacia la otra parte de la casa, eran detalles que para alguien no pasarían de largo, salvo que no les interese, pero a mí me llamaba mucho la atención que este lugar estuviera tan mal.

Al estar distraído por el estar viendo la casa, sin querer choque de golpe con el anciano, cayendo sentando al suelo. – Tsk… - Me sobaba el trasero debido al golpe, luego me levante del suelo y mire a una mujer estar en una especie de cama o eso creí. La mujer pregunto entre su estado ebriedad, quienes estaban ahí.

-…- No dije nada porque me había quedado sin habla a ver a la mujer levantarse, y sin dejar de lado que estaba algo descubierta. Aun así era mejor dejar al anciano hablar sabiendo que él la conoce más que yo.

— Maldita zorra! — se escucho el grito desde el pasillo, un hombre que parecía un pescador ebrio, sucio, con las ropas raídas y con la pequeña niña atrás, Seikato era una persona alerta pero aun así el pescador había entrado casi furtivamente sin ser percibido hasta estar en la entrada del pasillo con una ballesta en la mano.

Estaba furioso, armado, muy nervios, parecía una persona despreciable, al ver como la mujer se cubría llorando sobándose los brazos daba a entender que le temía muchísimo.
El vendedor se quedo paralizado ante la situación, su buen corazón y predisposición lo habían llevado hasta allí pero nunca había esperado que esto suceda.

Al estar esperando a que el vendedor de ostras hablara con la mujer. Repentinamente y de la nada y sin darme cuenta oí una voz venir desde el pasillo, cosa que me voltee para saber de quién se trataba y al ver a la persona que había gritado, note de que se trataba de un hombre en condiciones lamentables y de paso tenia a la niña detrás de él. No entendía porque aquel hombre había gritado y de paso aquella ballesta que tenía en su mano.

-¿Que es lo que quiere en este lugar? – No tuve más remedio que preguntarle ya que el anciano y la mujer estaban totalmente asustados por la presencia del pescador y que oloroso estaba por el alcohol que había bebido, sabiendo que apenas podía mantenerse en pie.

Aun así parecía que venía a reclamarle algo a la mujer, porque si bien recordaba el hombre había dicho “Maldita Zorra”, así que seguramente venia a por ella. Por mi parte no estaba asustado y ni siquiera intimidado por el pescador, más bien estaba sorprendido por lo que estaba pasando, pero si el pescador intentaba algo no tendría más opción que dejarlo fuera de combate ya que pude notar que estaba nervioso, su cuerpo no podía ocultar lo nervioso que estaba y eso no era muy bueno que digamos porque podría disparar por mero susto y podría ser falta. Solo esperaba que eso no ocurriera.

El hombre frunció el seño en un gesto de desaprobacion al no encontrar las respuesta que el esperaba grito en un idioma de vagabundos y borrachos, pateo el suelo en un gesto intimidador mientras se afirmaba al suelo.

Y el acero silbo en el aire...

Dados !

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El acero silbo en el aire...
El pasillo era estrecho por lo que evitar cualquier cosa era dificil, las maniobras serian dificiles y mas para alguien con poca experiencia en combate como el vendedor.

Una cuarta de madera se había incrustado en la carne cuando el virote se clavo en su pecho, el vendedor grito mientras la sangre le brotaba y el caía aterrorizado. La mujer lloro, todo era muy confuso.

— Maldita zorra! — aquel ser repugnante mientras se preparaba para cargar su ballesta nuevamente.

Aquel hombre ni siquiera me respondió a lo que le había preguntado, nada mas frunció el ceño y pateo el suelo en forma de berrinche, y de la nada algo se detono, pude escuchar que algo cortante paso por mi lado, por reflejos me aparte un poco a un lado cuando aquello paso. Y luego escuche un grito venir por detrás de mí y se trataba del anciano. Me sorprendí al verlo con aquella flecha incrustada en su cuerpo, además de la sangre que salía rápidamente de la herida. –¡Anciano! – Fue lo que dije mientras lo miraba ahí tirado quejándose por el dolor, por otra parte la mujer no podía dejar de llorar y temblar por lo que estaba pasando, era sabido que algo como esto ocurriera pero sabía que alguien saldría herido.

No tenía más remedio que quitarle el arma al hombre e impedir que algo como lo que ocurrió recién pasara de nuevo. Sin más y aprovechando que el sujeto cargaba la ballesta, realice mi movimiento, y llegue hasta donde estaba el borracho, y en un movimiento de mi mano derecha le quite la ballesta y de paso tome de la mano a la pequeña para alejarla de él, para ponerla detrás de mí. –¡Sera mejor que te retires y no vuelvas mas por aquí! – Le decía elevando mi tono de voz y a la vez que tenía el ceño fruncido. Me di la vuelta teniendo de la mano a la pequeña para ir ayudar al vendedor de ostras ya que estaba perdiendo mucha sangre. – Resiste. – Le dije mientras le retiraba la flecha, y rápidamente rompí una parte de mi ropa tapar la herida  y detener por lo menos un poco el sangrado. – ¿Sabes de algún doctor que nos pueda ayudar? – Le pregunte a la pequeña a ver si sabía de algún doctor que nos pudiera ayudar.

Aquel hombre que de buena fe actuó cayó de espaldas casi contra la pared, el virote de una ballesta directo al pecho sin ninguna clase de protección que oponga resistencia es mortal, le rompió la carne y parte de los huesos con su fuerza de impacto. Con la sangre brotando a borbotones de su pecho y de su boca maldijo a su suerte mientras no podía ver ya que ocurría más delante de él donde Seikato y la joven prostituta intentan buscar como zafarse de la situación.

Quitarle la ballesta a aquel hombre no muy difícil que digamos, proteger a la niña ya era otra historia muy diferente. Cuando se paró a ayudar al vendedor y le quito el virote término por matar Seikato a ese inocente al no saber cómo retirar un arma como esa, ni mucho menos como cerrarla, por lo que la muerte de ese hombre fue inevitable, muriendo así en manos del dragón con forma humana. Un grito ahogado se escucho tras Seikato, y la niña grito de inmediato- ¡MAMI!- Con su infantil voz sería la última vez que su madre la escuchara en su vida. Los ojos de la niña se aguaron de inmediato al ver como su madre cayo donde estaba parada con la garganta abierta producto de un tajo que ese violento hombre le produjo con una navaja de mano. Seikato le saco la ballesta pero no lo inmovilizo ni nada por el estilo, por lo que tuvo ese hombre libertad de acción mientras el dragón se dispuso a ayudar al anciano y a la niña. Fue corta la vida de la joven prostituta, y su final fue muy violento ¿Sera el destino de su joven hija el mismo que el de la joven madre? Todo parece indicar que así será, en especial cuando ese hombre se volteo hacia la niña y Seikato con el cuchillo en la diestra ensangrentado en busca de dañar lo más que pueda en su afán de saciar su ira.

Todo por los momentos iba bien, le había quitado el arma aquel sujeto que pensé se iría, pero al parecer debido a su estado apenas podía moverse, por otro lado la pequeña no me había respondido a mi pregunta sobre si conocía a un doctor ya que el anciano vendedor no resistiría mucho tiempo con la herida que tenía en el pecho. Hasta que algo inesperado paso, el viejo dejo de respirar y quedo con los ojos abiertos, dándome cuenta al verlo que había fallecido, y lo peor es que no pude hacer mucho para ayudarlo. –Gracias… -Dije al estarlo viendo, sino fuera por él tal vez no hubiera llegado a este lugar y eso se lo agradecía mucho. Y sin darme cuenta otro inconveniente paso, escuchando un grito ahogado por parte de la niña que grito llamando a su madre, la cual fue degollada por aquel cuchillo que vi estando en la mano de aquel sujeto, dejando de esa manera sin vida a la mamá de la joven. No podía creer lo que estaba viendo ante mis ojos, primero el vendedor y ahora la madre de la niña.

-Es mejor que busques ayuda… -Le decía a la pequeña mientras me levantaba para estar de nuevo erguido, no podía perdonar al hombre que tenía enfrente y menos cuando ha quitado dos vidas de este mundo, eso era imperdonable y más si ocurrió en mi presencia.

-Te dije que te fueras y no me escuchaste… -Hablaba aguantando mi ira al estar diciendo aquellas palabras. -¡Ahora lo pagaras!! –Estalle en un grito fuerte descargando mi odio en él, y para después cerrar mi puño, y en un movimiento ir a golpear con todas mis fuerzas aquel hombre para dejarlo de combate.

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#1 Resultados : 1

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#3 Resultados : 5, 6

Grave error el del dragon, pero lo hecho hecho esta, y ahora tras agradecer y despedirse de ese buen hombre que entre sus brazos dejo el mundo tiene que recomponerse, de otro modo el y la niña tras suyo también morirán a manos de ese hombre violento y desconocido para ellos. Seikato esta dispuesto a pelear y así se lo hace saber a su ahora enemigo que no se espera a nada y lo ataca con el cuchillo, tras dar apenas unos pasos la puntada viene sin mucha estrategia que digamos, con velocidad y fuerza con la punta del cuchillo hacia el planea clavárselo a fondo y así arrebatarle la vida como hizo con aquel hombre y también como lo hizo con la mujer. Su puntada en esta ocasión llego al ser mas rápido de acción que Seikato, ademas al estar armado mantiene una leve ventaja sobre el dragón que recibe el corte en el pecho, no tan mortal como para matarlo pero si como para herirlo y hacerlo sangrar.

-Todo esto es mio ahora, cuando te mate nadie podrá decir que no lo es-Así afirma ese hombre que no solo a matado a dos personas, sino que ademas planea quedarse con los objetos y propiedades de sus victimas.
Luego de ello el dragón reacciono con un puñetazo que apenas rozo la cara de su adversario que con buenos reflejos y algo de suerte logro esquivar lo suficiente del golpe como para que no le diera de lleno, recibiendo apenas un rasguño sobre el mentón, ya pensando el enemigo el como terminar con ese tipo que es lo único que se interpone en su camino.

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#3 Resultados : 4, 9, 8

Sin darme cuenta aquel hombre el cual pensé no daría nada de pelea debido en el estado en que se encontraba por el alcohol que había consumido, me corto con aquel cuchillo en el pecho haciendo que la sangre empezara a brotar de la herida y manchara un poco el suelo al igual que mi ropa. Aquel dolor intenso vino después haciendo que tuviera que poner mi mano en mi pecho para aguantarlo y además de ponerme de rodillas en suelo, estaba impresionado y adolorido, saber que tal sujeto lograría herirme no tan fatalmente pero me había cortado y eso le daba mucha ventaja, pero de todas maneras no podía darme el lujo de que una cortada como esta me frene en estos momentos, si falla era claro que ese hombre mataría a la niña la cual por mero susto no pudo acatar mis órdenes y solo se había escondido debajo de una mesa. Era extraño pero al verla un recuerdo del pasado apareció en mi mente, aquel lamentable noche que cambio mi vida, una en la cual seguía apareciendo aunque yo no lo quisiera, aquella en donde mi “padre” había asesinado por una criatura sedienta de sangre y la cual me arrebato lo más preciado para mi, y solo pude oír la voz de mía padre diciéndome que corriera. Tenía cerrada mi mano por la impotencia que tenía en estos momentos, seguramente la pequeña no volvería a ver con vida a su madre, y claramente entendía ese sentimiento, y por eso no podía dejar que la mataran, por lo menos debía honrar la memoria del anciano y la mujer, proteger a la niña a toda costa pero lo haría solamente con mi puño y no con mi poder.

Claramente podía ganarle aquel hombre pero mi orgullo me impedía hacerlo de esa manera, si tenía que ganar debía hacerlo limpiamente, era claro que el sujeto tenía un cuchillo pero eso no era nada contra mí. Rasgue la parte de debajo de mi pantalón justamente en donde se une con el zapato, uno lo bastante largo para amarrármelo en el pecho y así detener un poco el sangrado, realizado aquello, me levante del suelo para estar erguido de nuevo y listo para pelear.  –Una vez más –Le dije al hombre para hacerlo enojar, pero aun así di el primer paso moviéndome velozmente y hacia delante, y antes de dar un golpe, me agache un poco estando corriendo y lance un golpe con mi mano cerrada a la cara del sujeto, si lograba darle lo mandaría a volar por los aires de tal manera que caería a unos cuantos metros hacia atrás y capaz dejándolo fuera de combate o muerto por tal impacto.

El miembro 'Seikato' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

#1 'Dado Numérico Random' :

#1 Resultados : 2

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#3 'Dado Numérico Random' :

#3 Resultados : 5, 2, 3

Aquel borracho violento incluso en esa condición en la que se encuentra pudo sorprender a Seikato que en un grave descuido subestimo lo que puede hacer un enemigo si no se le presta la debida atención. Esos fallos ya le costaron dos vidas que perecieron allí frente a sus ojos ¿Sera él el siguiente? Si sigue de esa manera tan descuida e inexperta es más que seguro que sí.  La vida del dragón con forma humana vuelve en forma de flashback al recordar traumas del pasado, muertes que no se pudieron evitar por múltiples razón, y ahora en tiempo presente todo parece que continuara con el mismo curso con el que lo hiciese hace muchos años atrás.

Con sus razones por delante no se enfrenta al hombre haciendo uso de sus poderes especiales ni nada por el estilo, decide hacerlo a puño limpio, su orgullo puede causarle la muerte y la de muchos más, pero cada quien es dueño de su destino, o al menos eso es lo que a muchos les gusta creer. Con su orgullo por delante el dragón corre hacia su enemigo para darle un puñetazo en la cara que lo ponga en su lugar, sin duda sabe como golpear, pero nunca se sabe que tan bien sabe el enemigo esquivar. Fue ese sujeto sumamente rápido, más que el dragón en su mejor momento. Un paso corto hacia el frente cuando Seikato estuvo casi sobre él le basto para encontrar el espacio necesario para hacerle otro corte sobre uno de los hombros, apenas un roce, pero está claro que es bastante rápido para estar en esa condición tan deplorable. Pero el dragón pudo encontrar el hueco para golpear arriesgándose mucho, tanto así que casi se comió otra puñalada al hacerlo pero salió indemne de ese segundo ataque de ese sujeto y logro darle otro puñetazo en la cara, no de lleno, pero suficiente como para hacerle sangrar los labios al romperle parte de ellos.

-¡Te matare mal nacido!- Le grita furioso al notar la sangre que le sale de la boca, y con la sangre caliente nublándole la mente trata de cortar nuevamente a Seikato con su cuchillo en múltiples ocasiones.

El miembro 'NPC' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

#1 'Dado Numérico Random' :

#1 Resultados : 8

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#2 'Dado Numérico Random' :

#2 Resultados : 6, 6, 9

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#3 'Dado Numérico Random' :

#3 Resultados : 4, 9, 9

A decir verdad mi oponente parecía estar en buenas condiciones, sabiendo que había logrado cortarme en mi hombro derecho, no era una cortada mortal como para matarme pero para que ese estuviera ebrio era muy rápido como para estarlo, capaz estaba enfrente de alguien experto en combate cercano, o tal vez mi ira me había cegado como para saber que no podía darme el lujo de fallar y atacar por mero impulso. Por lo menos le había dado el golpe, aun así no fue lo suficiente como para derrotarlo, además la herida que tenía en el pecho empezaba a molestarme cada vez más y no sabía exactamente cuánta sangre había perdido durante estos minutos que parecían ser eternos.

Por una parte la niña aun seguía escondida y a salvo, y debía seguir así hasta que pudiera derrotar al hombre que tenía ante mí. Fue por eso que me di cuenta que debía acabar esto ahora, no podía perder más tiempo luchando con él y menos cuando hay una vida que aun puedo salvar de las garras de la muerte. –Acabemos con esto de una vez –Dije seriamente y viéndole fijamente al hombre que tenía el cuchillo en su mano, si fallaba este ataque capaz podría salir muy lastimado, solo podía contar con que la suerte estuviera de mi lado ahora y más que antes. Me puse en guardia, teniendo levantada mi mano a la altura de mi cara y la otra hacia abajo al lado de mi cintura. Había claramente unos dos metros de distancia entre ambos, solo tenía que dar unos pasos rápidos y agiles para embestirlo sin que pueda reaccionar.  Así fue que de la nada, lo volví atacar moviéndome rápidamente hacia delante, cada segundo contaba, y al estar corriendo varias gotas de sangre caían al suelo, era claro que al estar haciendo este esfuerzo me perjudicaba a mi por la herida que tenia. Sin más y antes de llegar a donde estaba aquel sujeto, salte y por el impulso que llevaba le lance una patada que iba hacia su cara de manera rápida y fuerte. Si le daba era claro que lo mandaría a volar hasta que pegarlo contra la pared que seguramente se agrietaría por el impacto, pero capaz podría esquivar mi ataque y esta vez acabar conmigo.