un encuentro inesperado ¿semejantes o no?

Todo iva de mal en peor, primero los enanos, despues los demonios. Todo para acabar teniendo que obedecer a un demonio prepotente y odioso. Matarlo, eso deberia hacer, pero sin espada ni armadura... poco podia hacer. Sabia que tendria pesadillas por su culpa, pero era huir y esconderme o acabar obedeciendo de nuevo a ese loco. Tenia mi alma, si. Pero no tendria mi vida. No le pertenecia y por ello no estaria con el mas tiempo. Queria empezar de cero en aquel mundo, esta vez mejor que la anterior, sin muertes ni demonios. Por ello habia huido de una casa donde Cripson estaba. Estaria entretenido mucho tiempo y en ese tiempo yo huiria, lejos, al bosque, alli entretanto arbol nadie me encontraria nunca, o eso creia.
Corria entre los arboles dejando plumas por el camino. Era oscuro, muy oscuro, lo que me daba mas tiempo aun apra alejarme. El demonio pasaria la noche posiblemente con alguna doncella o alguien con quien entretenerse, o simplemente dormiria. Yo teoricamente dormia, eso era lo que todos debian pensar. Asi que en aquella noche escape y corri velozmente, aunque algo desequilibrada por el peso de las alas hacia la espesura. Esperando que alguien me ayudase o simplemente encontrar un refugio lejos del demonio.

La Luna brillaba en el manto estrellado que era el cielo aquella noche, iluminando el bosque con sus argénteos rayos y posiblemente llamando a los hijos de la noche. Pocos animales salían de sus hogares o madrigueras, quizá lo suficiente para encontrar cena esa noche, pero sin duda, muchos de esos cazadores se convertirían en presas de otros depredadores.

Me llamo Ytse, muchos habréis escuchado mi historia, otros tantos ni sabréis de ella, pero eso ahora no importaba. Mi pasado ya no importaba, ni lo que había sido en él, lo que realmente interesaba era el rastro que seguía en esos momentos, veloz e implacable. Hacía una media hora que había visto huellas, y con ellas, unas piezas suaves como la seda, livianas como cabellos, flotantes como burbujas y, sobretodo, muy blancas. Plumas.

Al reconocerlas, mis ojos rojos como carbones incandescentes brillaron con odio y a la vez con júbilo, una mezcla de ambas que podría considerarse como un brillo de victoria y satisfacción. Es verdad, podían ser de cualquier ave normal y corriente, pero para mí, eran inconfundibles. No en vano, yo misma había poseído unas alas como esas hacía mucho tiempo. De modo que no perdí tiempo, y moviéndome rápidamente al son de las sombras del bosque, seguí el rastro de pisadas y del plumaje.

Corrisa sin parar, cuando al retirar unos arbustos encontre a una chica rubia. Estaba preparada para luchar y con una espada en la mano. No...aquello no me gustaba. pare en seco algo fatigada y mire a la chica a los ojos. Parecia querer matarme¿seria aliada de aquel demonio?... Suspire y di la vuelta sin darme cuenta que con ello mostraba mis alas a la chica rubia y segui corriendo en direccion contradia. No podia ser...no podia volver atras, y lo estaba haciendo, debia cambiar de sentido y rapido. Busque un matorral de gran tamaño y me oculte en el temblando y respirrando profundamente. Esperaria que se fuera aquella mujer rubia y pasara de largo, entonces todo iria mejor. Claro que mi escondite a pesar de ser grande, no cubria del todo mis alas, y el rastro de plumas era evidente, cosa que aun no acababa de entender en aquel mundo. Debia aprender miles de cosas o moriria en poco tiempo de nuevo.

El rastro continuaba en la misma dirección. Quien fuera el que estuviera dejándolo, debía de ser muy descuidado, o muy confiado como para que no lo siguieran. O también podría ser que tenía prisa y no le importaba ir soltando un caminito blanco de plumas. Cualquiera de las tres opciones me valía, para mi no importaba que tan distraído, fuerte o rápido fuera. Tenía que darle caza sí o sí, ese había sido mi juramento, el prólogo de mi venganza. Y lo iba a cumplir, vaya si lo haría. Miré el suelo nuevamente, y para mi regocijo me fijé en que las pisadas parecían más recientes, más profundas y más definidas, lo que significaba que estaba alcanzando al ángel.

De repente, algo salió de entre los árboles, y rápidamente me escondí tras un árbol, arco en mano, por si acaso. Vi pasar de largo a lo que fuera que había surgido, sin percatarse de mí. Lo que me hizo esbozar una leve sonrisa al ver que era esa figura la que dejaba el rastro emplumado. Sin embargo, algo no encajaba. ¿Por qué corría, teniendo alas? Y lo más importante, ¿por qué había cambiado de dirección tan de repente? ¿Me habría descubierto? Me extrañaba que así fuera, sobretodo porque ni siquiera se había parado a mirarme, no parecía haberme localizado.

De cualquier forma, la seguí rápidamente por el bosque, buscando un momento en el cual pudiera fijar el blanco y dispararle una flecha. Mientras corría tras ella, coloqué una de las saetas sobre la mirilla del arma y la sujeté, esperando el momento. Pronto, el ángel disminuyó mínimamente su carrera, para meterse en un arbusto. Yo hice lo mismo, pero en otro distinto, y apunté hacia allí, en donde se veían las alas sobresalir de la maleza.

- Te tengo-susurré tras apuntar de nuevo entre los omóplatos, y lancé la flecha.

El miembro 'Ytse' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Dado Numérico Random' :

Resultados : 8

No estaba tranquila, no podia evitar respirar cansada, quizas aquella chica me veria de nuevo y me clavaria su espada. Pero lo que paso despues fue algo muy extraño. La chica rubia me vio, pero no me llamo a mi. Hablo con alguien a mis espaldas. ¿quien estaba ahi?¿cripson? No lo habia notado. No, no estaria de espandas, seguro vendria por delante, demostrando con orgullo como nadie lograba escapar de un pacto.  Oi el grito de la chica rubia, seguido de un silvido.¿una flecha?.
En aquel momento intente parar la flecha con mis alas haciendolas un escudo resistente, pero no, la flecha la presentia entre las alas, lejos de mi posible escudo, por lo menos a tal velocidad. Por ello me heche hacia un lado inentando esquivar. Encogiendome, hecha una bola en el suelo. La flecha paso rozando, dejandome una herida superficial en un borde del ala y el hombro.Pero nada grave. Cuando me gire la chica rubia me protegia, al parecer de una elfa algo rara, quizas un demonio con aspecto humano.

-Yo...gracias
Dije a la chica rubia que me intentaba proteger. No entendia nada, era la misma que me habia amenazado con la espada. Tras aquello me centre y mis ojos cambiaron de color. Esta vez mis ojos cambiaron para ver las "almas" de los demas, sus razas, sus niveles de maldad, su espiritu...Asi descubriria quien estaba tras esas dos personas. Si habia alguien que pudiese cambiar su fisico lo sabria. Por ello permaneci en el sitio sin saber muy bien que hacer

El miembro 'Aleishe' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Dado Numérico Random' :

Resultados : 4

Esperé casi con avidez a que la flecha impactara en su objetivo. Había escuchado antes una voz tras mi espalda, rogando por que no disparara, pero cuando había gritado ya había sido demasiado tarde. Aunque pronto sentí una espada apuntando mi espalda... y por si eso fuera poco, el ángel esquivó ágilmente la flecha, moviéndose a un lado.

- Tsk-sin importar que intentara la otra atacarme de nuevo, me deslicé hacia la derecha y me alejé un poco de ellas dando un par de saltos, antes de cargar de nuevo el arco y apuntarlas sin disparar todavía-. No sé lo que eres, pero no tengo nada en tu contra-le dije a la otra chica rubia, mirando sin embargo al angel a los ojos.

Era una mujer, de largos cabellos rubios también, pero parecía intranquila, independientemente de que la hubiera intentado matar. Le miré las alas blancas, las cuales estaban en una extraña posición, pero no le di importancia. Puse una expresión de desprecio y desagrado al verlas tan blancas, tan impolutas, tan perfectas... Ni un solo ángel se merecía tener unas alas como aquellas, por su egoismo, su estúpido significado del deber... No merecían volar.

- Estate quieta, acabaré con tu vida muy pronto.

Mi mirada pudo ver sus almas y aquello no me gusto. Estaba ante dos impias, como cripson. Asi que inmediatamente me cubri con las alas completamente y las converti en hierro cubriendome de flechas y de mas cosas. protegiedome.
-,no...dejarme en paz, no me comais,no me mates de nuevo. No le llameis a el. no me hagais nada...porfavor...
Dije suplicando sin retirar aquella coraza de plumas

Antes siquiera de que pudiera soltar la flecha para que fuera a clavarse en el ángel, la otra chica se interpuso. No bajé el arco, pero tampoco disparé. Tenía los ojos clavados en la desconocida que pretendía salvarle la vida a esa criatura inmunda. Podría odiar con toda mi alma a esos presumidos de plumas blancas, pero ellas eran dos, y si decidían atacarme, saldría yo perdiendo. Aunque claro que, seguramente, no tendría ni idea de lo que los ángeles me habían hecho, pero tampoco iba a decírselo.

- ¿Acosando?-repetí, con calma-. Solo hago lo que tengo que hacer: Limpiar el mundo de basura como la suya.

Desvié entonces mi vista rojiza hacia la presa, conteniéndome para no lanzarme a su cuello. Aunque mi rostro continuaba siendo marmóreo, lo que delataba mi furia y odio eran mis ojos, que además iluminados por la Luna parecían de un color sanguinolento. Torcí el gesto, molesta, al oirla decir que me calmara. ¿Nerviosa? Lo dudaba bastante. Me había jurado mantener la sangre fría, para de esa forma no sentir remordimientos o piedad a la hora de enfrentarme a mis enemigos. Me había cegado durante muchos años la luz angelical, sin percatarme de lo que reapmente eran... hasta que caí.

Resoplé y bajé el arco. Me estaba hastiando su comportamiento. ¿Por qué la defendía, sin saber las circunstancias, sin saber lo que había ocurrido realmente? Había notado mi odio, puro y duro odio, pero no tenía ni idea de qué lo provocaba, así que no tenía derecho a hablarme de odio irracional.

- ¿Que me calme? Yo ya estoy muy tranquila. Créeme, mi odio está muy justificado, y sin saber qué lo provoca, te agradecería que no lo clasificaras como "irracional".

Volví a prestarle atención al ángel. La muy cobarde se había hecho una bola, envolviéndose con sus alas, por lo que no creía que mis flechas pudieran atravesarlas. Musitaba incoherencias, murmullos de miedo que no me interesaban, pero que por sus palabras supuse que había estado huyendo de algo. Me dio curiosidad por saber qué era, quizás pudiera usarlo a mi favor.

OFF: Me ha dicho Aleishe que vayamos posteando nosotras dos porque ella no posteará hasta tarde.

ON:

<< ¿Pero qué? >>fue todo lo que pude pensar, ante el descaro de la guerrera. ¿Acaso nunca le habían dicho que meterse donde no la llamaban era de mala educación? ¡Por favor! Mis asuntos no iban con ella, sólo me interesaba el ángel. Además, ¿quién era ella para decir que mis motivos eran infantiles? ¿Acaso sabía cuales eran mis motivos? Eso me molestó definitivamente. Torcí el gesto en una mueca de odio, rabia y frustración, y di un paso hacia ellas, señalando a la mujer rubia y alada con el arco de manera despectiva.

- ¿Qué sabrás tu de mis motivos? Solo te basas en lo que has visto, pero te aseguro que si estuvieras en mi lugar, tú harías lo mismo. ¿Quién no quiere vengar a los suyos, cuando esta...-miré al ángel con desprecio y asco- mugre los asesinó?

Obviamente, no me refería a ella en concreto, sino a toda su raza. Era cierto, yo había sido una de ellos, y me había sentido orgullosa de servir a la luz con honor y valentía. Pero esa sólo había sido una ilusión que me había estallado en la cara al ver asesinada a mi familia, a las personas a las que había querido con todo mi ser.

Por ello, me cansé de estar explicando mis motivos sin resultado alguno. Di un paso hacia atrás, solté el arco, y arqueé la espalda, dejando que dos enormes protuberancias salieran de entre los omóplatos. Dos alas grandes, negras... y emplumadas. La ropa negra fue sustituida instantáneamente por una especie de bikini y por una larga falda negra, al tiempo que el pelo se me oscurecía hasta tornarse de una oscura tonalidad morada.


- ¿Entiendes ahora?-gruñí, aún algo dolorida por el surgimiento de las alas, al tiempo que las miraba por entre los mechones del largo flequillo violáceo.

Tenia miedo, estaba aterrorizada, primero el demonio,luego aquelloas dos demonios o ...impios. Tenian algo similar. No era igual que cripson, no como los demonios que habia visto en el infierno. Tenian algo bueno en ellas. PEro aun asi mi panico no me permitia verlas. Entonces ojee entre las alas y vi como aquella demonio con arco se habia transformado en algo increible. Era unangel, como yo, pero sus alas eran de color negras. ¿acaso era una traidora? Un angel aliado con los demonios para corromper a la gente pura y digna de ir al cielo? Lo mismo me daba, ya no estaba en aquella guerra, no queria peleas, solo huir de alguien. Y por mucho miedo que me diesen ellas dos mas miedo me daba tener que encontrarme con aquel demonio de nuevo. Asi que aprobechando el despiste destransforme las alas y sali corriendo de nuevo hacia un lugar aleatorio, lejos del demonio, pero sin saber adonde. No tenia buena orientacion, pero me alejaria de alli.
-¡¡¡No pienso volver con el!!!
Les grite a los demonios llena de furia y corri de nuevo sin parar. A decir verdad era soldado, tenia buena resistencia, pero aun asi... me pregunto si alguna de ellas dos harian algo. Aunque...por alguna razon que aun no entendia sentia algo de pena por la mujer alada. Si era como yo...¿alguna vez...en el pasado...habia sido exactamente como yo? Y tambien...por que me criticaba a mi o a mi raza calificandonos de asesinos, cuando los verdaderos asesinos eran los demonios. De hecho... quizas...podria volver con un arma, algo que pudiese usar como tal y defenderme.

Podía sentir la ira de la muchacha, una ira familiar pero a la ves débil pero aun así no baje la guardia, a pesar de lo que ella hablaba no le quitaba la mirada en cierta forma me sentía emocionada ya que es la primera ves que llego a estar en esa posición y tan solo por defender a alguien aparte de mi hermana, de repente la mujer delante de mi comienza a tener una especie de transformación una transformación oscura donde ella muestra unas alas negras como la noche – impresionas un poco – dije con voz firme la otra muchacha alada se reincorporo y comenzó a correr hablado de alguien el cual no quería volver con el eso le daba miedo ya que podía sentirlo de ella, la verdad no la culpaba por tener miedo y de salir corriendo.

Respire calmadamente – eres increíble pero no das miedo te falta algo pero no sé que es – dije con voz calmada mientras me mantenía en espera para cualquier movimiento que ella ejecutara – tu no me asustas en lo más mínimo – eso es verdad desde que fui a ese reino con el todo cambio para mi, mi forma de ver las cosas y de estudiarlas me izo reflexionar la naturaleza mi naturaleza y por mi lado aun me falta por aprender cosas relacionada a los míos, veamos que puede hacer ella lo mas lojico es esperar su movimiento.

Me erguí de nuevo, moviendo los hombros y las alas un poco para desentumecerlas un poco. Hacía días que no adoptaba esa forma, normalmente prefería mostrarme con mi forma "humana", en la cual no solían hacerme preguntas, ni tampoco me tachaban de ser corrupta. A mí me daba igual lo que me dijera, pero era más cómodo moverse con una apariencia más o menos normal que tener que ir contestando preguntar y soportando a idiotas.

Cuando miré a mis acompañantes de nuevo, descubrí que la guerrera seguía en sus trece, decidida a proteger al ángel, mientras que esta, cobardemente, había decidido emprender la huida, gritando algo sobre volver con alguien. Sin perder ni un solo segundo, di un salto, me agarré a una de las ramas de los árboles y salteé a la insistente guerrera. Aterricé en el suelo terroso de manera limpia y grácil, antes de emprender de nuevo una carrera impulsada por las alas negras para no dejar escapar a la lumínica.

- Grilletes del Alma-un susurro recorrió la noche, y como resultado, dos cadenas surgieron del suelo, agrietándolo, y se lanzaron, raudas, hacia las muñecas del ángel para aprisionarlo y evitar que siguiera corriendo. Con satisfacción observé, mientras llegaba junto a ella, como caía en mi trampa y cómo los grilletes le quemaban un poco las muñecas. Me coloqué frente a ella, y por si acaso la guerrera nos seguía, hice aparecer otra cadena que acercó su extremo a la garganta de mi querida amiguita, el ángel-. No quiero parecer demasiado violenta, así que el aviso queda en el aire: haz cualquier movimiento extraño, y ella muere.

Me volví hacia el ángel otra vez, y traté de mirarlo de manera tranquila, sin demostrar el odio que le tenía a su raza. Reparé entonces en sus alas, las cuales al principio me habían parecido que estaban en una extraña postura. Por ello, me acerqué a mirar las raíces con más detenimiento.

OFF:

Grilletes del Alma: Ytse maneja, ya sea física o mentalmente, con pericia unas cadenas de 20 metros de que invoca, y que si rozan al enemigo producen quemaduras que ejercen 2k2 de daño de fuego al impactar/apresar. Puede hacerlas salir de cualquier zona no viva (con esto me refiero a que no puede hacerlas surgir de una persona). Cuesta 5 de energía el activarse y duran tantos turnos como la Fe del personaje.

Corria sin mirar atras, sientiendo como aquellos dos seres se peleaban y se quedaban atras. En poco tiempo estaria lejos y a salvo. a salvo de todo. Lejos de demonios locos y de asesinos. Hace tiempo yo habia sido una gran guerrera llena de un valor inquebrantable. Pero el tiempo habia jugado en mi contra, unido con la suerte y mi orgullo. Quizas por ello fuese por lo que cai del cielo. Ahora, despues de mucho tiempo en el infierno solo deseaba volver a casa, o simplemente...desaparecer del mundo. Pero no podria morir, pues acabaria en el infierno de nuevo, ni podia dejar de correr o aquel demonio me encontraria. Debia huir lejos y estar a salvo,oculta y sin miradas curiosas por mis alas.
Entonces todo se truco cuando mis muñecas acabaron aprisionadas por unos grilletes que habian aparecido de la nada. Tire fuerte de ellos para romperlos, podria intentarlo, pero al quemar apenas podia usar mi fuerza. Me dolian demasiado como para hacer fuerza.
-¿Que haces? Sueltame o veras lo que es bueno.
Dije a la mujer alada mientras aguantaba aquel dolor, tan similar al del infierno. No me gustaba, odiaba el fuego. Entonces puso algo mas en mi cuello amenazando a l aotra chica con matarme y decidi no oponerme. No podia morir, otra vez no. ¿que narices le pasaba a aquel mundo? Todos odiaban a los angeles¿que habian hecho ellos alli? aun asi, al notarla acercarse a mis alas no pude evitar moverme con ganas para evitar que las mirase. Me sentia mal que alguien descubriese que me pasaba. Por que eso era una clara debilidad,un angel que no vuela. -Dejalas, no las mires, no las manches.
Dije nerviosa y girando tontamente. Cuando me di cuanta de que tarde o temprano tenia que ceder suspire y me pare, dejando que mirase lo que queria. Hasta que no acabase conmigo no iva a parar, por ello me quede parada y esperando.
-No las cortes porfavor...
Dije con un tono de voz triste y notando falta de esperanza en el. No queria perder lo unico que me unia a mis hermanos de alguna manera. Asi que suspire esperando que me soltara cuando se cansara de mi. Habia visto que en el infierno resistirse era aveces peor.
Ella miro las alas con curiosidad, sin hacer nada. Por ello podria ver, con mucho detenimiento como un hilo brillante y plateado unia las raices de las dos alas, ahi empezaba, con una especie de estrella en la espalda, casi invisible.Luego se enredaban en ambas alas para un poco mas adelante volver a cruzarse. Luego continuaban enredandose de una manera ordenada entre las plumas, dejando movilidad a esa parte de las alas, pero impidiendo el vuelo o movimientos veloces. Finalmente el hilo se perdia entre las plumas blancas. Pero si rebuscaba entre las plumas podria ver como ese hilo a lo largo del musculo volvia a unirse a la estrella de la espalda. Generalmente solo se verian pequeños hilos dispuestos aleatorios, pero en realidad tenian un orden especifico, para que nadie normal pudiese romper o sacar aquel material.
Aquello eran mis alas, una maraña de plumas con hilos entre medias impidiendo cualquier vuelo.

OFF: Ale no tiene el cuello aprisionado, la cadena solo apunta con su extremo la garganta.

ON:

Alargué una mano para tocar las alas del ángel y ver mejor qué sucedía con las raíces, pero entonces sentí una vibración en el aire, y al girar la cabeza descrubrí a la guerrera cambiar de armadura. También cambió parcialmente su apariencia, pero eso no me intimidó. Con una expresión de molestia moví un brazo, ordenando a la última cadena que había invocado ir hacia ella, pero no para apresarla o dañarla, sino para cortarle el paso. Los eslabones se enredaron en un arbol primero, y después en otro, repetidas veces, creando un obstáculo entre la extraña guerrera y yo.

- No molestes-me volví hacia el ángel, y me incliné hacia ella, mirando su espalda, y apartando algunas plumas para poder ver mejor.

Al principio no entendí que le pasaba en las extremidades emplumadas, pero entonces un rayo de luna iluminó por esa zona e hizo brillar algo delgado que nacía de la raíz y se iba enredando entre las plumas de manera ordenada como redes aprisionadoras, imposibilitándole el volar. Sorprendida, abrí los ojos al máximo y miré al ángel, y, entre incrédula y divertida, comencé a acariciarle la punta de las plumas.

- Vaya, vaya...-murmuré, rompiéndo el silencio incrédulo que había sobrevenido tras descubrir su "secreto"-. Un ángel expulsado del cielo a escobazos...

Sonreí, burlona, y comencé a caminar a su alrededor, examinándola en sus trescientos cincuenta grados. Como antiguo ángel puro, conocía los métodos que estos usaban para castigar a los suyos, y uno de ellos, era aprisionar las alas. Un cruel destino para cualquiera de la raza, aunque sin duda que le arrancaran las alas era mucho peor.

- ¿Cuál es tu pecado, desterrada?-exigí saber, con curiosidad.

No podia mirar a mi espalda, no pensaba girarme. Pero sentia algo que no me gustaba. Algo iva mal. No por aquella que me aprisionaba, sino por aquella guerrera con armadura. Olia a muerte y ese ambiente me ponia la piel de gallina. Suspire sin saber que pasaba viendo como la demonio alada tocaba mis alas con insistencia. Quizas buscando algo, quizas simplemente por arrancarlas. Aguante viendo como no me tiraba ni hacia daño, cosa que me sorprendio. Y luego toco las puntas haciando un comentario claro y conciso. Lo habia descubierto. Quizas no importase, quizas si, pero para mi, supongo que para cualquier angel aquello era un simbolo de fracaso, algo por lo que se debia morir. aunque en mi estado no lo tenia tan claro. Simplemente era un angel sin alas, sin orgullo ni valor. Y las alas atadas era lo peor que en un principio me podia haber pasado. Con suerte ya controlaba el equilibrio y no caia hacia atras, ni me enredaba con las plantas. Aunque aun me faltaba bastante para poder con vivir con ello. Gire la cabeza y mire al demonio decidiendo responder a su pregunta¿que mas daba ya? Quizas Cripson ya estuviese dandose cuenta de su desaparicion. Luego ella giro a mi alrededor con tranquilidad y burla.
-Si...me expulsaron...
Dije aun sin poder tolerarlo ni aceptarlo. Aunque la esperanza de que todo aquello era una prueba habia desaparecido cuando acabe en el infierno.
-Yo...no lo se...hice todo bien...Pero mi protegido se corrompió. Y por su culpa...mate a otros angeles. Hice lo correcto, mi mision. Pero...me castigaron, todas las culpas cayeron en mi. Ninguno de aquellos angeles sabia hacer bien nada...solo yo..pero...yo acabe aqui. Culpada por lo que un niño arrogante deseaba y al que no podia dejar morir. ¿y como un demonio sabe que significa eso?
Pregunte despues de haberle respondido lo que me imaginaba que podia ser el origen del castigo.

Continué observando aquella filigrana de hilos en torno a las plumas del angelito… o no tan angelito. Ella misma confirmó mis sospechas, la habían expulsado y desterrado para siempre del cielo. En mi estancia allí no había conocido a muchos traidores, quizá podrían contarse con los dedos de una mano, y el hecho de encontrarme a uno de ellos después de tanto tiempo, me provocaba una mezcla de diversión e intriga. ¿Qué habría hecho para que sus superiores decidieran arrebatarle el derecho a volar?

Ignoré completamente a la guerrera rubia, no me extrañó tampoco que hubiese rodeado las cadenas para acercarse a nosotras, pero sin duda me agradó que guardara su espada. Estaba ocupada y no tenía ganas de tener que lidiar con ella de nuevo. Di un suspiro después, y pasé alrededor del ángel dando un rodeo, hasta colocarme frente a ella, cara cara.

- Quién lo diría…-musité-. Yo encontrándome con otro ángel desterrado…

Después me centré en escucharla. Y por cierto, dijo algo muy gracioso, algo que me hizo esbozar una sonrisa. Había sido una guardiana, una de las elegidas para llevar por el buen sendero a humanos especiales… Y había fallado. Había traicionado a los de su raza para defender a su protegido. Se había equivocado con los ángeles, y se había equivocado con el muchacho.

- No cumpliste tu misión. Fallaste-repetí-. ¿Mataste a los de tu propia raza? ¿A tus propios hermanos? Solo porque un triste humano te lo pidió… Decepcionante.

Me separé de ella y le di la espalda unos segundos en los que extendí mis negras alas en toda su envergadura, abriéndolas al máximo, para demostrar que yo era más de lo que aparentaba. Se me escapó una breve risa después, y giré un poco la cabeza para mirarla entre las alas.

- ¿Por qué sé todo eso?-repetí, con los ojos muy abiertos y una sonrisa un tanto inquietante-. Porque una vez fui uno de los tuyos. Una vez fui un ángel puro… Luego caí.

Me volví de nuevo, sonriendo, pero no intenté matarla. A fin de cuentas, ella ya estaba corrupta, no me interesaba. Yo solo perseguía ángeles puros, con ese porte orgulloso que tenían por poder volar, y por creerse los mejores, y los más puros. Y aquella muchacha parecía tener el orgullo por los suelos, no tenía pinta de ángel pedante para nada. Me acerqué a sus alas de nuevo, y otra vez las rocé, divertida, con dos dedos, provocando que algunas se encresparan.

- Creo que... ya no me interesas-murmuré-. De echo, si pudiera, te liberaría las alas, solo para joder a esos lumínicos orgullosos...

Escuche lo que alli pasaba. Estaba realmente cansada de huir y de todo. Pero al parecer aquel demonio buscaba algo diferente. Y lo encontro. Aquello quizas me salvase la vida en aquel momento pero tambien significaba algo peor. De hecho habia dicho demasiadas cosas. Y parecio hacerla gracia, recordandomelo mientras lo repetia con un tono de voz orgulloso. Habia matado a mi mejor amigo... todo por un caprichoso deseoso de matar a un rey. Un rey protegido por un angel narcisista y vago. Ojala el si que se pudriera en el infierno. Mi puesto...seguro se habrian equivocado y el me convenia a mi mas que aquel humano inutil y creido.Sobre todo corrompido. Luego la mire cuando dijo su origen. Pero que mas me daba? ¿como yo? ella estaba mas corrupta que nadie, era un ser impio y lo habia visto con mis ojos. Habia caido demasiado.
-Caiste demasiado. Pero yo no caere mas.
Dije mirando al horizonte con la mente algo dispersa. Ya se estaria despertando, se daria cuenta y de nada habria servido escapar. Cuando escuche a la chica angel hablar de nuevo la mire sorprendida.
-Deja de tocarlas¿quiereS? Es molesto...¿sabes como romper las cadenas?
Luego escuche a la otra chica rubia. Ya me daba todo igual. ¿que mas me daba contar la verdad si acabaria en el infierno o en algun lugar peor en pocas horas.
-Yo..huia de un demonio. Un demonio horrible al que no puedo hacer absolutamente nada. Quiero alejarme y que me deje en paz desaparecer.Es...malvado, malo, loco...es el peor demonio del mundo. Me engaño y ahora estoy atrapada... por eso soy asi, por eso soy parte demonio, por su culpa.
Dije a ambas esperando que de una vez me soltaran y por lo menos me dejasen algo de libertad