The Rabbit +18

La chica había caminado sin descanso hasta llegar a un lugar muy lleno de flores y bien cuidado, hermosos jardines adornados con flores de distintos colores y arboles con hojas de una tonalidad verde viva, se sentía bien allí aunque estaba insegura de si podría estar en ese lugar, no sabía si aquel sitio era propiedad de alguien adinerado o alguna persona con mucho poder. Veía los alrededores con admiración y alegría por aquel tan bello paisaje que la rodeaba, suspiraba dejando que el aire puro entrara a sus pulmones olfateando el aroma de la naturaleza y sonriendo al sentirse tan a gusto en aquel lugar.

Sus pasos eran lentos y pequeños queriendo hacer el menor ruido posible, sus ojos grisáceos tenían un brillo inexplicable como si estos estuvieran llenos de emoción ante aquella verde imagen, se detuvo en un lugar rodeado de arboles y arbustos en donde se sentó en el césped para descansar, acomodando un poco su cabello ya que el viento había hecho que este bailase al ritmo del aire y lo había alborotado, no dejaba de estar maravillada con todo lo que sus ojos veían, era de esperarse después de todo ella había estado en un sitió pequeño y sin mucha vegetación la mayoría de su vida y aquellos paisajes solo los podía ver en retratos que traían los viajeros que pasaban por su pueblo para descansar antes de retomar nuevamente su aventura, había escuchado historias de ellos que decían que había muchas cosas hermosas en todo el mundo y que podías descubrir algo nuevo todos los días, fantásticas historias en las que ella solo era una espectadora ahora planeaba ser la protagonista.

Quería poder explorar lugares nuevos y descubrir aun más cosas, era como una niña pequeña fascinada por todo lo que la rodeaba y no era para menos ella que solo había vivido trabajando nunca tuvo el tiempo suficiente para hacer cosas como esas, para aprender aun más cosas y poder disfrutar de aquellas vistas como la que ahora veía ante si y eso la verdad no se lo podía creer simplemente porque no pensaba que saldría de aquel lugar para ahora encontrarse en un lugar tan bello como era aquel jardín lleno de flores y con un aroma deleitable.

Suspiro tranquilamente notando como el viento chocaba contra su rostro y como esta era fresca y traía consigo aun más paz para la joven chica la cual pensaba ahora en convertirse en su forma animal para no llamar mucho la atención si alguien más venía así que cerro los ojos mientras su forma animal aparecía y entonces sus ropas caigan al suelo, no estaba muy feliz con eso de que las ropas que llevaba eran muy grandes para su cuerpo de coneja y por eso cuando se transformaba entonces quedaba desnuda, se sentía avergonzada por tener que dejar sus ropas allí. Abrió nuevamente los ojos notando como ahora todo se veía más grande que cuando estaba en su forma humana, sus patas delanteras fueron a sus orejas y las acomodaron de una manera en la que no cubriera su vista mientras daba saltos para escapar de la ropa que había caído sobre ella.

Parpadeo varias veces e hizo un gran esfuerzo por mover sus ropas ya que en esa forma era mucho más pequeña y la verdad sus vestimentas la cubrían entera, acomodo sus vestimentas cerca de un arbusto mientras pensaba en que debía recordar donde exactamente las había dejado para que cuando volviera a su forma humana no tuviera ese problema de andar desnuda hasta dar con su ropa, vio sus pequeñas patitas blancas a las cuales todavía no se acostumbraba después de todo había comenzado a utilizar esa técnica de transformación hace solo unos pocos años atrás y aquel cambio tan notorio era algo a lo que ella  no se podía acostumbrar tan fácilmente.

Comenzó a dar pequeños saltos explorando cada vez más cosas de aquel lugar tan hermoso en el que se encontraba y que ahora se veía aun más enorme por ser ella tan pequeña, sin duda si alguien la viera en su forma animal y luego como una humana normal no se lo creería por eso evitaba hablar sobre eso y guardaba eso en secreto para no parecer alguna clase de fenómeno y que las personas no se alejaran de ella.

Ya vuelta en sus tierras aquel portaestandarte del Emperador debe de ir a la capital del imperio de la Dinastía del Dragón para responder ante la máxima autoridad del país, su viaje por el extranjero no duro mucho pero sin dudas ha sido de lo más provechoso.  Así se lo informaron y así lo hizo, de esa audiencia en la ciudad capital del imperio han pasado poco más de cinco días, y ahora con sus asuntos ya parcialmente saldados ese samurái respetado y honrado deambula en paz por aquellos hermosos y ya populares jardines que van camino a ser míticos debido a su belleza y la historia de los mismos, una historia joven sí, pero que sin duda parece sacado de un cuento de leyendas.

Spoiler:

Viste una hermosa y sencilla yukata negra con grabados de un cielo nocturno en ella, su cinturón color morada resalta apenas con grabados de flores en el. En sus pies porta unos sencillos tabis, y muchos podrán decir que su vestimenta es muy sencilla para alguien que porta un titulo como el suyo, pero esas son las ropas que más gusta llevar, así que poco hace a lo que le dicen los demás respeto a su sencillez y estilo campestre. Lleva sus largos cabellos atados, aunque el viento allí corre libre y sin ataduras, por lo que sus cabellos a pesar de estar atados son llevados de un lado y para otro tras su espalda.

- Shutsu suru hitsuyō ga,
haru wa watashinoie ni kuru koto wa arimasen…-( No necesito salir, la primavera entra en mi casa)

Y así de la nada, de repente comenzó a recitar una corta poesía, los famosos haikus de su país, poesía en cortos versos, en tan solo tres versos un pensamiento tan enorme  y complejo fácil de leer y de entender.

- Sore wa, (Pasó el ayer,)
kinō okommata, ( pasó también el hoy,)
kyō okotta rīfusupuringu…( se va la primavera…)-

El segundo verso fue sin duda mucho mejor, lo cual hizo sonreír a ese apuesto hombre que no tiene ni idea de que muy cerca suyo un inocente y dulce animal es capaz de comprender todo cuanto dice.

Sus orejas alargadas se movieron levemente al escuchar la voz masculina de una persona que se iba acercando y como todo conejo curioso ella se escondió entre los arbustos buscando con la vista a el dueño de aquella voz que antes había recitado unos versos, sus ojos se encontraron con un hombre muy apuesto el cual hizo sentir sonrojada a la joven aunque en su forma animal aquello no se pudiera ver. Parpadeo varias veces mientras lo observaba con curiosidad por saber lo que hacía allí y si solo había venido a disfrutar de aquel hermoso paisaje.

Comenzó a sentirse incomoda entre las ramas de los arbustos ya que algunas eran un tanto puntiagudas y le molestaban al hacer contacto con ellas, se removió esperando sentirse un poco más cómoda en su escondite pero aquello no resulto muy bien ya que ahora la incomodidad era peor, dio un salto saliendo de aquel lugar pero no se dio cuenta de lo cerca que estaba de el hombre así que termino por caer frente a el. Sus ojos lo observaron bien y ahora más cerca y su nerviosismo aumento considerablemente, atrapada así se sentía y tenía la mente en blanco así que no sabía que hacer.

Olfateo al hombre inconscientemente y acto seguido sin pensarlo mucho salto de vuelta a el arbusto tratando de ocultarse nuevamente, seguía siendo incomodo para ella pero no iba a salir mientras aquel hombre estuviera allí, busco al extraño con la mirada para saber si ya se había ido o continuaba estando en el mismo lugar.  No quería estar todo el tiempo escondida ya que deseaba conocer más y maravillarse con aquellos jardines.

En completa calma ese hombre que parece andar por sus veinticinco años de edad o similar disfruta de ese lugar tan especial, lugar que sin duda ayuda mucho a su inspiración. Mientras piensa en nuevos versos para su poesía algo paso, y algo completamente inesperado por cierto, pues de la nada un pequeño animal salió de entro los arbustos y las flores del lugar topándose con el justo de frente. Ambos quedaron paralizados, aunque el hombre reacciono primero sonriendo por lo que había sucedido.

-Esto es sin duda inesperado, pero grato, tan natural es este lugar que ahora hasta los animales silvestres viven aquí- Sin duda algo increíble, un hecho que refuerza y hace crecer aún más la mítica de ese lugar. El conejo lo olfateo un momento y Hoshi se agacho para acariciarlo, pero en ese momento el conejo se dio la vuelta y huyo rápidamente por donde vino saltando nuevamente hacia los arbustos y plantas cercanas a ese lugar. – Bueno…Ni que te fuera a comer- Sonrió en silencio y se acercó un poco hacia ese lugar, así con cuidado estiro los brazos tratando de tomar con las manos al pequeño animal que se haya oculto y refugiado entre las plantas de los Jardines de Plata.

No tiene ni idea ese honrado y humilde samurái que ese inocente y bello conejo en verdad es una hermosa y tímida usagi, un animal mágico con la capacidad de cambiar de forma a voluntad y que puede ella entender sus palabras a la perfección.

La joven al notar que ahora el hombre la estaba buscando entre los arbustos se escabullo aun más tratando de ocultarse lo mejor posible para que no la viera pero su pelaje la delataba obviamente, ese color blanco como la nieve no se ve todo el tiempo, nerviosa y temerosa veía como las manos del hombre trataban de tomarla mientras ella simplemente lo esquivaba como podía hasta que se decidió a saltar saliendo de entre los arbustos y cayendo justo al lado del contrario. Lo observo por un momento para luego dar pequeños saltos empezando a ocultarse en otros lugares donde las flores abundaban aun más haciendo de ese un lugar perfecto para camuflar a la pequeña coneja.

"¿por qué no se va?...es mejor que se vaya ¿no?" se dijo ella en su mente mientras rogaba por que el hombre se fuera y poder salir de aquel lugar, quizá no era tan mala idea dejar que el hombre la tomara en brazos pero no quería arriesgarse y menos quería dejar que un desconocido la viera en su forma animal aunque no la reconociera después en su forma humana aun así ella seguiría recordando y sería muy vergonzoso sin duda.

Sus orejas no dejaban de moverse inquietas buscando el sonido de alguien o algo para saber si el desconocido seguía allí, no sabía que hacer...no quería seguir oculta por mucho tiempo pero tampoco quería dejar que el otro la viera o la atrapara sería un problema si quiere quedarse con la pequeña coneja después de tomarla en brazos.

Con tranquilidad y paciencia aquel samurái ciertamente apuesto y varonil trata de tomar a ese pequeño animalito en sus manos, tal vez este aburrido o simplemente le gusten los animales, pero como dijo anteriormente no está interesado en comerse al conejo, no por ahora al menos.  No lo logro en sus primeros intentos, de hecho el animal se escabullo de tal forma que termino a su lado nuevamente, solo para después volver a meterse otra vez entre flores y arbustos del lugar.

-Bueno, aquí tenemos a alguien que sabe correr- Se ríe aquel hombre que ciertamente no tiene nada mejor que hacer que andar perdiendo el tiempo allí recitando poesía y persiguiendo animales silvestres.  Con cuidado de no destruir la belleza del lugar trata de no pisar flores ni romper ramas, ni tampoco tallos, usando más que nada sus manos para tratar de dar con ese conejo ya adulto. – Ven aquí, ni que te fuera a carnear- Como si esa criatura pudiese entenderlo le habla, aunque eso sea imposible, al menos el lo cree imposible y normalmente así seria, así seria si ese fuera un conejo común y corriente como los que hay en el resto del mundo conocido. Empezó al rato a silbar, y entre silbido y silbido se fue acercando mas y mas hasta dar con el sitio donde el conejo inmóvil y camuflado trata de evadir a ese humano curioso y molesto para el pobre conejo.

Escuchaba los silbidos del hombre haciendo que se estremeciera mientras trataba de mantenerse oculta entre los arbustos, cerro los ojos para luego notar como las manos ajenas la encontraban, nerviosa sentía que ya no tenía escapatoria y sabía que no debía transformarse en su forma humana en ese momento, la vería desnuda y eso sería aun más vergonzoso que solo la vea como conejo, abrió levemente los ojos ya sin intentar huir y dejando que el hombre la capturase.

No se sentía para nada segura y eso se notaba en su cuerpo que temblaba notoriamente , sus orejas se movían cada vez que escuchaba un sonido tratando de prestar mayor atención a todo lo que ocurría a su alrededor, trataba de mantenerse tranquila. Ya no trataría de huir y la verdad no quería huir más, sentía que era inútil y que ese hombre seguiría buscando la forma de atraparla.
Quizá si estuviera en su forma humana aquello no hubiera pasado pero no estaba segura de ello, poso su mirada en el sujeto inmediatamente sintiéndose  completamente avergonzada, aquel hombre era apuesto no podía negarlo y eso aumentaba aun más la necesidad de la coneja de huir.

Aunque ya era tarde para huir, el contrario ya había encontrado su escondite y ya había acercado sus manos lo suficiente a ella como para atraparla de una sola vez así que saltar no sería algo útil, se quedo lo más quieta que pudo como si eso la fuera a hacer invisible aunque su cuerpo tiritaba como si tuviera frió.

Hay un viejo refrán que dice “persevera, persevera y triunfaras” bueno, en este caso en particular Hoshi no se rindió, intento una y otra vez con paciencia hasta que finalmente logró su cometido y ahora finalmente se hizo con ese conejo en sus manos. Lo tomo con cuidado, asegurándose bien de que lo tiene bien sujeto y luego de ello lo llevo hacia el mientras se pone de pie acercándolo hasta tenerlo cara a cara y sonreír mirando a la cara del animal.

-Que animal más testarudo, me diste buena pelea pero finalmente te atrape.- Tras sonreír una vez más abrazo al animal sujetándolo a la altura de su pecho, entonces lo comenzó a acariciar siendo el contacto con ese suave animal muy grato. Al ser Hijikata oriundo de una región rural y campestre de la Dinastía del Dragón el tener un animal en brazos no es nada extraño, aunque muchos lo cataloguen de campesino o de afeminado por sostener un animal como ese en las manos a él le importa poco y nada. Beso al animal un par de besos y en brazos lo lleva a pasear con el quien se pone a cantar y a silbar como si fuera ese un excelente dia para hacerlo, y lo es, está feliz, feliz de volver a casa sin saber que es todo lo que se avecina a lo lejos de allí.

De a poco empieza a alejarse de los jardines, y por lo visto piensa tomar a ese animal como mascota o algo similar.

Se sobresalto al sentir que el hombre la abrazaba contra su pecho notando como este empezaba a caminar, se preguntaba a donde iría o más bien a donde la llevaría, el nerviosismo no abandonaba a la coneja y cada vez se sentía más insegura. Las caricias que recibía por parte del contrario eran agradables pero a la vez vergonzosas, trataba de mantenerse tranquila pero era casi imposible en esa situación

La coneja se removió levemente entre las manos del hombre queriendo saltar y escapar, no sabía a donde la llevaba pero tampoco quería averiguarlo además de que sus ropas habían quedado ocultas en uno de los arbustos del lugar así que quería ir a buscarlas para que cuando se transformase en humana no terminase desnuda frente a aquel desconocido, no quería que aquella situación pasara sería muy vergonzoso e incomodo para la joven quien ahora se encontraba inquieta "vamos! tiene que soltarme, no puede llevarme" pensó ella buscando una forma de que el hombre la soltase y así poder saltar con libertad y volver a escabullirse entre los arbustos de aquellos jardines los cuales al parecer se encontraban cada vez más lejos a medida que el hombre caminaba

"¿que esta pensando hacer conmigo?" se pregunto la coneja con temor de que fuera algo malo lo que planeaba hacer el hombre con ella

No dejo de caminar en ningún momento ese joven hombre, aquel samurái con el animal en brazos recorre los Jardines de Plata silbando y dejando atrás de a poco ese bello e inolvidable lugar.
Cuando el conejo pareció que hacia movimientos bruscos como para escaparse se aseguró de aferrarlo bien sin maltratarlo, riendo de mantenerlo en sus manos de modo seguro para que no se le escabullera por ningún método.

-Jajaja, no tan rápido amiguito, con lo difícil que fuiste de capturar no puedo dejar que te me escabullas así como así- Lo sigue acariciando y nota que algunas caricias lo tranquilizan, por lo que trata de mantener esas caricias de tal modo que no intente escaparse. Al salir de los jardines se cruza con más gente a la cual saluda con amabilidad, hacen comentarios sobre la “cena” de esa noche aludiendo que comerán conejo, luego ríen y dejan las bromas de lado para hablar más en serio.

-Sostener este animal en brazos me recuerda de dónde vengo, y hacia donde debo volver- Con seguridad y un dejo de nostalgia en su voz comento a algunas personas que se acercaron a él a saludarlo.

-Siempre tan humilde Hoshi-sama.- Respondieron algunos sabiendo que ese sujeto no busca más fama ni gloria que la de servir a su tierra y al Emperador, cualquiera quien fuera el Emperador siempre y cuando haga un bien mayor a su amado hogar. Entre tanto caricia al animal nota que el conejo no es macho, sino que es una hembra.

-Vaya sorpresa, no eres el, eres ella- Comenta mientras camina en dirección a lo que parece ser la parte de la ciudad más cercana a los jardines, de seguro por allí debe de tener su casa o el lugar donde se está alojando para pasar la noche o los días que fuese a estar por ese lugar. – No pareces estar preñada, aunque estas bastante gordita y bien alimentada- Se ríe tras revisarla un poco sin dejar de caminar, alejándose cada vez más y más de los Jardines de Plata.

Sus intentos para escapar de los brazos ajenos fueron inútiles aquel hombre la había tomado muy firmemente y no dejaba que ella pudiera hacer algo para escabullirse de alguna forma, nerviosa notaba como al parecer el contrario seguía acariciándola queriendo calmarla aquello no serviría de mucho simplemente porque su nerviosismo ya era demasiado y este no podía desaparecer tan fácilmente. Se alejaban cada vez más de los jardines y aquello la hacía sentir cada vez más temerosa, pensaba que no había sido una buena idea el convertirse en coneja quizá si hubiera permanecido en su forma humana aquel hombre no la hubiera capturado pero después de todo ya no podía volver atrás y cambiar lo que ya había sucedido así que de poco servía lamentarse.

Se sobresalto al escuchar a otras personas hablar y un ligero escalofrió recorrió su cuerpo al escuchar la conversación de los desconocidos con aquel hombre "¿estarán pensando en comerme?...¡yo no soy comida!" se quejo ella en su mente mientras escuchaba con atención lo que hablaban notando como algunos llamaban a aquel hombre "Hoshi-sama", parpadeo varias veces mientras veía a el hombre ya sin intentar huir para luego sentirse aun más avergonzada al escuchar que el otro descubrió que no era un conejo macho, se acurruco en los brazos ajenos tratando de ocultar su rostro por la vergüenza "claro que no estoy embarazada...no soy una coneja tan adulta...además de que todavía no he conocido al indicado" pensó ella como si aquello pudiera escucharlo el hombre.

Solo esperaba que a donde sea que la llevara estuviera cerca de los jardines para que así no le fuera tan difícil ir a buscar sus ropas después, no quería tener que huir si algo pasaba así que solo se quedaría quiera hasta que la dejara suelta y así poder volver a aquel lugar en el que antes estaba, al parecer había frustrado su visita a aquellos bellos jardines y esperaba poder volver para así ver de nuevo aquel hermoso paisaje lleno de flores coloridas.

Al comienzo pareció que la coneja no se quedaría quieta, que seguiría en rebelde tratando de huir, pero luego se calmó y se dejó hacer en brazos de su captor por así decirlo. Pero de captor puede pasar a ser su dueño ese hombre pues parece que la tomo de mascota o que esa es su intención con ella. En su andar termino saliendo completamente de los Jardines de Plata, desde allí ya no se los ve y termino entrando en una posada donde saludo al que parece ser el dueño del lugar con quien conversó sobre un permiso para tener a ese animal que lleva consigo. Tras un rato de hablarlo se le concedió el permiso de mantener a su mascota con él por una módica suma de monedas adicionales a lo ya acordado anteriormente por su hospedaje en ese lugar.

-Bien pequeñita, me has costado dentro de todo barato- Se ríe mientras se dirige a su habitación donde tras entrar cerró la puerta. Allí libero a la coneja para que ande suelta por esas habitaciones espaciosas y cómodas. La única puerta de entrada es por la que ingresaron la cual está cerrada, y las ventanas están muy altas para alguien de su tamaño, por lo que escapar parece imposible para un animal de sus características.

Mientras la coneja es libre de ir y venir por la habitación el samurái ya descalzo de antemano se quita las ropas y las acomoda en una silla cercana muy bien dobladas, y una vez queda solo con su taparrabos se acuesta a dormir en la cama que esta sobre el suelo, clásico de esa cultura el dormir sobre el propio suelo.

-Bien, a descansar un poco, espero que el conejo no muerda los cojines…-Pensó mientras se relaja y cierra los ojos. No dudara en tomar a la coneja en brazos si esta le pasa cerca mientras él está allí acostado, podría tomarla cual peluche y dormir abrazado a ella, no es una idea muy varonil que digamos pero de seguro es sumamente cómodo y agradable.

Ahora ya quieta se dejaba llevar en brazos por el hombre y aunque no estaba muy segura de si era una buena idea el dejar que el hombre siguiera llevándola a donde sea que se dirigiese, notaba que ahora el hombre entraba a la que parecía ser una posada y hablaba con el que suponía era el encargado del lugar, parpadeo varias veces al escuchar las palabras del mayor y vio como este ahora entraba a una habitación y cerraba la puerta a su paso y acto seguido soltaba a la coneja en el suelo, vio el lugar y comenzó a dar saltos por toda la zona queriendo buscar una salida además de la puerta principal. Sus intentos por hallar alguna forma de escapar aun siendo coneja fueron inútiles.

Parpadeo al ver que el hombre empezaba a despojarse de sus ropas mientras la coneja rápidamente desviaba la mirada completamente avergonzada para luego ver de reojo como el contrario se había acostado en una cama que estaba sobre el suelo a una altura en la que ella podía alcanzar al hombre más no pensaba acercarse pero debía hacerlo, quería asegurarse de que el estuviera dormido para así poder transformarse en humana y poder salir de allí, se acerco tratando de hacer el menor movimiento brusco posible mientras veía al rostro ajeno, al parecer aquel hombre había conciliado el sueño rápidamente o eso era lo que creía la coneja, sus saltos fueron un poco más largos hasta quedar a tan solo centímetros del hombre mientras lo veía. Se alejo rápidamente dando saltos pronunciados hasta la silla donde el otro había dejado la ropa y entonces la coneja volvió a su forma humana.

Completamente desnuda la chica de cabellos negros suspiro y tomo el kimono ajeno notando como este tenía el aroma de aquel hombre, quizá no había ningún problema en que ella lo tomara por unos momentos después de todo se veía que el hombre no lo utilizaría por ahora, observaba la vestimenta que antes llevaba el otro y buscaba la forma de ponerse las ropas ajenas aunque al notarlo ya había tropezado cayendo al suelo al lado de la cama del contrario, cerro los ojos con fuerza al parecer había hecho más ruido de lo esperado, rápidamente sus manos hicieron que el kimono ajeno cubriera a la chica aunque este todavía no se lo había puesto y solamente cubría su parte delantera ya que había caído hacía atrás.

Su mirada se poso en el hombre rogando por que este no se hubiera despertado, no quería que el hombre la viese desnuda eso era algo que en serio la haría avergonzar, la joven estaba completamente nerviosa como si se hubiera infiltrado en aquel lugar aunque simplemente no era así, el hombre la había llevado por su propia voluntad. Suspiro levemente tratando de calmarse aunque se podía notar como su pecho subía y bajaba bruscamente por la respiración entrecortada y rápida que había tomado control sobre ella.  sus manos apretaron contra si misma las vestiduras que la cubrían aunque parte de su cadera quedaba visible dejando notar su piel blanquecina y aparentemente suave al tacto.

Se podría decir que tenía miedo de que ese hombre le hiciera algo malo si la descubría allí aunque en todo el trayecto las personas se le acercaban y le hablaban como si el fuera algún tipo de líder a seguir o heroe al cual admirar, ella no lo sabía con exactitud nunca había escuchado hablar de alguien similar a el ni siquiera por los viajeros los cuales conoció a lo largo de su vida así que para ella ese hombre era un completo desconocido y por eso debía tener precauciones aunque al parecer ya había llamado la atención con aquella caída que causo un sonido obviamente fuerte, se sentía torpe por ello aunque simplemente ya no había nada que hacer.

Aquel honrado samurái sintiéndose en paz y seguro, mas lo primero que lo segundo logro al poco tiempo de estar acostado conciliar el sueño. Aunque sea un honrado samurái y bastante humilde es fiel al Emperador actual y con tanta rencilla que aun hay en el imperio puede ser víctima de ataques de los rebeldes que no aceptan el nuevo orden de la Dinastía del Dragón. Cada tanto ocurren hechos aislados como ese, nobles o guerreros reconocidos son atacados de forma sorpresiva y nadie se adjudica el hecho, por lo que Hijikata al no tener un peso político ni una familia de real importancia es más vulnerable a esa clase de ataques si los enemigos así lo quisieran. Suerte para el que no tiene ningún enemigo cerca, solo una coneja, una coneja que se transforma en una hermosa joven por arte de magia y nunca mejor dicho. Sigue durmiendo, supone que está seguro pues en ningún lugar del mundo escucho de conejos que se conviertan en hermosas mujeres, y menos en mujeres asesinas. Durante ese descanso desconoce que sucedió, solo el despertar abrupto de algo al caer muy cerca suyo, demasiado cerca como para ignorarlo incluso estando dormido plácidamente.

-¡¿Uh?!-De despertó sobresaltado, aunque no por eso actuó abruptamente aunque luego de girar la vista lo que vio…No se lo olvidara nunca en su vida. Una chica joven de ojos grisáceos, cabello largo que llega hasta un poco más abajo de la cintura de color negro, con un flequillo que cubre toda su frente y a los costados de su rostro se encuentran unos mechones un poco más largos que el flequillo de la joven, dueña de una piel blanca, suave y tersa sin ningún tipo de cicatriz. Figura definida y con curvas lo cual la hace muy hermosa, podría decir que hasta sensual que se cubre parcialmente con su propia yukata.  De seguro esa chica no llega a los veinte años de edad, y se ve claramente que esta temblando.
Se sienta Hijikata, lo hace tranquilo, porque a pesar de lo extraño de la situación duda que esa jovencita de aspecto inocente y juvenil pudiera hacerle algún daño.

-Pare ser una asesina estas temblando demasiado…Dicen que las asesinas son generalmente hermosas como tú, y que nunca te esperarías algo así de ellas…Y lo creo, no pareces ser capaz de asesinar, y si desperté de mi sueño es claro que no me quieres muerto ¿Eres una prostituta acaso? No recuerdo haber pedido ninguna y no soy de los que suelen recibir regalos como esos…Con suerte solo eres una chica humilde en busca de alguien que pueda darte un buen futuro…Pero eso es algo que solo tú puedes decirme- Se coloco de costado para verle y hablarle a la cara llevando su brazo al cuerpo de la chica y traerla más hacia él. Hoshi no es un santo, tampoco un sinvergüenza, pero si esa chica esta allí para tener sexo con él y se regala así de fácil no ve porque no aceptar, y tampoco cree que necesite forzarla.
Pero las preguntas del samurái solo las puede contestar la hermosa joven desnuda frente a él, y si no lo hace pronto se encontrara en una situación donde ya no tendrá marcha atrás.

Parpadeo varias veces aun templando al ver que el hombre se sentaba y decía algunas palabras aunque todo eso fue poco comparado con la sorpresa que se llevo al sentir que el otro la atraía a el con uno de sus brazos haciendo que en su rostro el sonrojo se hiciera más visible, su respiración parecía que no se normalizaría mientras el palpitar de su corazón era fuerte y constante -l-lo siento, n-no es lo que usted cree....por favor de-déjeme ir - murmuro ella entrecortado mientras su mirada se posaba en los ojos ajenos para inmediatamente apartar la mirada avergonzada y nerviosa.

Mientras una de sus manos aun sostenía la yukata que apenas y cubría parte de su cuerpo la otra se poso en el pecho ajeno para así empujar levemente al hombre tratando de alejarse lo más que podía -y-yo solo me equivoque de habitación- comento ella tímidamente, claro que aquello era obviamente una mentira para que el hombre no supiera de su forma animal, su  mirada permanecía apartada del rostro ajeno, se sentía completamente vulnerable y pequeña ante aquel hombre mientras la mano que tomaba la yukata se empuñaba levemente tomando entre ella aun más fuerte la ropa ajena la otra mano permanecía en el pecho del hombre que al parecer tenía muy buena condición física.

Suspiro levemente mientras algunos mechones de su cabello se posaron sobre su rostro levemente desordenados, sus músculos se habían tensado mientras trataba de parecer lo más tranquila posible aunque aquella situación se lo impedía completamente, tenía miedo de que aquel hombre pudiese tener una idea equivocada de ella pero aun así lo que más le importaba era salir de allí.

Esa situación extraña se vuelve más placida cuando la mano de Hijikata toca la suave y blanquecina piel de la chica a su lado, lo pego a él al tomarla casi en un abrazo y sintió el calor del cuerpo de la joven en su totalidad, un delicia juvenil, temblorosa pero hermosa. Ella como puede tratar de dar una explicación y no tiene idea de lo que ella trata de decir, porque en verdad no tiene sentido. El que Hijikata no sepa mentir no quiere decir que no sepa reconocer una mentira, y menos si el mentiroso no sabe hacerlo apropiadamente como es el caso de esa chica que es muy mala mentirosa.

-Creo que no, no es lo que yo pienso, pero, tampoco es lo que me dices, eres tan buena mentirosa como yo chica y te diré algo, soy mal mentiroso- La tomo más fuerte y la pego más a el para quedar pecho con pecho y cara a cara.- La puerta esta con traba, no puedes abrirla de afuera a menos que sea de modo violento, y no creo tengas la fuerza ni las herramientas para ello, y menos para hacerlo de forma sigilosa. Segundo, suponiendo que te hayas equivocado de habitación yo no estoy oculto y no es de noche, vas a decirme que no me viste, te desnudas, te acostaste a mi lado con mis ropas, y todo eso sin darte cuenta ¿Es así lo que intentas decirme? ¿No te parece un poco bastante increíble?- Esta claro que el objetivo de la chica es el, bien podría haber entrado por la ventana con algo de esfuerzo, y eso la convertiría en una ladrona o similar.
Se habían mirado a los ojos pero ella bajo la mirada, Hijikata no quiere ser un hombre violento pero tampoco puede dejar que le mientan en la cara tan descaradamente, así que ahora no le queda mas que llegar al asunto de todo ello por las buenas o por las no tan buenas.

-Vamos, quiero la verdad-Insiste ese hombre de buena musculatura, bueno, no tan buena solo mejor que la media. Le besa la frente para tranquilizarla, la verdad que es una situación difícil. No es el una mala persona, eso de andar intimidando mujeres no es lo suyo, lo de torturar menos, pero tiene que ponerse firma y conseguir la verdad. Trata de ser amable y cariñoso con la chica, a ver si ese modo de ser con ella funciona mejor que intimidarla, porque la verdad no quiere denunciarla ni nada de eso, si puede quedar todo entre ellos dos mejor así.

Mordió su labio inferior al sentir que el hombre hacía más fuerte el agarre haciendo que sus cuerpos estuvieran más juntos y sus pechos se pegaran a el ajeno -l-lo siento- dijo ella completamente nerviosa -n-no debí mentir- murmura, se sentía presionada y acorralada, no tenía ninguna salida además de decirle a aquel hombre que la había traído en su forma de coneja y eso seguramente no se lo creería y puede que la tomaría por loca. Sus ojos se abrieron completamente al sentir el beso que fue depositado en su frente, el sonrojo en sus mejillas se hizo más intenso haciendo que ardieran en un tono completamente rojo.

-l-la verdad.....no creo que sea necesario, so-solo fue un malentendido....di-disculpeme por tomar su ropa sin preguntar- dijo ella tartamudeando mientras su mirada permanecía baja tratando de evitar el contacto visual con el hombre, su mano continuaba intentando alejarlo de ella pero su fuerza no era nada comparada con la de aquel hombre, suspiro y en un intento de escapar del abrazo empujo al hombre haciendo que ambos cayeran y ella cayera encima de el, parpadeo varias veces al encontrarse en aquella situación aun más vergonzosa que la anterior.

-l-lo siento, ¿se...se lastimo? n-no fue mi intensión- las palabras salieron de su boca rápidamente, tal vez aquel hombre no entendió muy bien lo que la chica dijo pero en ese momento el nerviosismo había tomado control de ella y no podía normalizar su manera apresurada de hablar y aun así seguía tartamudeando, pensaba que aquello no había salido como ella esperaba y que ahora era aun peor trataba de tranquilizarse pero era algo casi imposible -lo si-siento mucho- seguía disculpándose como si aquello fuera lo único que sabía hacer.

No se había dado cuenta pero al caer la yukata solo cubrió de la cintura para abajo dejando que sus pechos desnudos quedaran sobre el pecho ajeno, al notar aquello su vergüenza aumento mucho, sin duda aquello se estaba saliendo del control de la coneja pero ya no sabía que hacer y mucho menos como actuar ante aquella situación.

Tal como lo supuso Hoshi la chica junto a él miente, se le nota a lo lejos que miente, y ahora se disculpa…Clásico de un mentiroso, y a un samurái, a un hombre honrado que le mientan es una grave ofensa. Aun así no se arrepiente de abrazarla y darle un beso, se siente demasiado bien, además está arriesgando a ser bueno para llegar a la verdad, cambiar brusco a ser duro y severo no cree le de buenos resultados ahora. Ella sigue hablando y no entiende lo que dice, esta murmurando y temblando más que antes, además no le encuentra sentido a lo poco que dice.

-Tranquila hermosa jovencita, mi nombre es Hijikata Hoshi, un samurái al servicio del imperio, no te haré daño, pero para eso necesito que seas sincera conmigo-Sigue con su plan, y más que nada…Con lo que pide su corazón, y su entrepierna que se pone más dura, esa chica es muy hermosa, demasiado para ser una campesina, o puede que sea eso lo que más le atrae, que sea una chica común y corriente. La mano de la joven le acaricia el pecho, bueno eso parece aunque en realidad se quiera separar de él no tiene la fuerza suficiente como para hacerlo, eso permite que Hoshi la pueda seguir besando en la frente y las mejillas, incluso rozándole los labios mientras se asegura que su agarre sea seguro para que no se le escape de las manos. En su intento de escaparse terminaron ahora sobre el suelo, estando el abajo y ella arriba de él, ahora sí que realmente se excito Hijikata, en esa posición están listos para tener sexo, en especial porque su taparrabos se le desato en el giro que dieron los y ahora la entrepierna de ambos se toca sin ninguna prenda que se interponga de por medio.

-No te preocupes…Estoy perfecto ahora, solo…Solo algo acelerado…Algo mucho linda chica-Le responde sintiendo el cuerpo caliente sobre el suyo, los senos de la chica que no son pequeños, son bastante grandes, no a la exageración pero algo más grande que el de la media, esa suavidad y pulposidad de esos pechos junto al suyo lo termino convenciendo, esa chica es suya, eso lo decidió no en frio, lo ha decidido en la calentura del momento.
Mueve la pierna de tal modo de abrir de piernas a la chica, tal vez el miedo la paralice y se deje hacer por él, o puede que se oponga e intente más que antes zafarse de su agarre. Lo que sea, el esta excitado, es culpa de la chica y la chica tendrá que hacerse cargo de su deshago ahora mismo, por lo que mueve la cintura de tal modo que su glande no solo le toque el sexo a la chica, sino que busca hundir su glande dentro de la vagina ajena, busca presionar y abrirle el sexo mientras el suyo propio se abre paso hacia su interior para llegarle lo más profundo que pueda.

Se sorprendió y no pudo evitar que un quejido escapara de sus labios al sentir que el miembro del contrario empujaba para entrar en su intimidad, sus ojos se cerraron fuertemente mientras mordía su labio inferior. Se sentía confundida se preguntaba si esta sería la forma de castigar a alguien por entrar a su habitación pero no quería ser castigada y al parecer aquel hombre se estaba aprovechando de la situación -¡¿q-que hace?!...Su-suélteme- dijo ella con un tono un poco más alto mientras sus manos ya no importándole cubrirse se posaron en el pecho ajeno para alejarse, quería alejarse de aquel hombre quizá fue una mala idea volver a su forma humana pero si no lo hacía no tendría la oportunidad de escapar -l-le diré la verdad pe-pero deténgase- dijo casi como si estuviera rogando piedad ya que aquella penetración le dolía y mucho.

Aun queriendo alejarse su fuerza no era suficiente, abrió los ojos para posar su mirada en los orbes ajenos sintiéndose completamente nerviosa -de-deténgase por favor- dijo de nuevo en un pequeño murmullo mientras suspiraba, sus mejillas enrojecidas parecían no querer cambiar de color mientras su respiración se tornaba agitada. Podía sentir la calidez del cuerpo ajeno junto al suyo haciendo que se estremeciera ante el tacto de la piel ajena con la propia, en sus ojos se podía notar que tenía miedo, miedo de que aquel dolor siguiera y que aquello fuera su primera vez la hacía sentir completamente triste....de que aquello fuera con alguien que apenas y conocía.

El trato de aquel hombre al parecer había cambiado a uno cariñoso y amable pero aun así la coneja no confiaba en ello y menos cuando había sido penetrada por el de una manera repentina para ella, sus manos aun posadas sobre el pecho ajeno se empuñaron con fuerza, quizá aquel hombre se saciaría sexualmente con ella para luego dejarla ir pero no quería dejar que eso pasara, ella tenía la idea de que la primera vez que tuviera sexo sería con alguien de quien ella estuviera completamente enamorada y el de ella, no quería ser solo un juguete sexual. Trago saliva mientras su mirada permanecía sobre los ojos ajenos esperando a que el hombre detuviera lo que estaba haciendo

No pasa por la mente de Hijikata el dar marcha atrás, el sexo siempre es gustoso y más con una chica tan linda, no se está dando cuenta debido a ello de que está haciendo mal, la situación se le va de las manos y su emoción lo domina por completo alejándolo de su principal objetivo. Su accionar más que un método parece un castigo, justo como lo piensa la chica que se queja del dolor al ser penetrada, y con lo que costo hacerlo de seguro es virgen, abrirle la vagina e ingresar en su interior fue costoso, costoso pero sumamente hermoso y placentero. Ella le pide que la suelte pero no lo hace, de hecho continua penetrándola y no solo eso, se acomoda de tal modo que pueda subir y bajar su cintura para entrar y salir de ella lentamente, literalmente follándosela y disfrutando de ello, se le ve en el rostro la satisfacción, mientras ella se muerde el labio inferior con miedo y dolor Hijikata está disfrutando, no por maldad, simplemente porque es hermoso tener relaciones sexuales.

-Sabes lo que hago…-Responde respirando de modo pesado, ella por su parte trata de separarse de el sin éxito hasta que decide hablar y pide que pare de nuevo que le dirá la verdad. Eso es lo que el buscaba, increíblemente su plan funciono, porque no uso la violencia más que para abrazarla fuerte pero sin lastimarla, entre besos, caricias y ahora sexo explícito consiguió lo que quiere. Básicamente ella está rogando que pared, que le dirá todo, y posiblemente ahora este a merced total de Hijikata, si ya no lo estaba de antes.

-Habla…Te escucho- El respondió de ese modo ya que ella también esta agitada y sonrojada, posiblemente le guste aunque no lo quiera admitir, y pueden hablar mientras tienen sexo nada se los impide. Mientras ella habla el seguirá haciéndole el amor, cada vez mas profundo y posiblemente más rápido por la emoción que conlleva el follarse a alguien tan hermosa y cálida como ella.

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Cerro los ojos con fuerza al sentir que el hombre comenzaba a moverse, moviendo su cintura para salir y entrar en ella, la dolía y podía verse claramente en su rostro. Aquello le sorprendió, quizá porque pensaba que el hombre se detendría al ya obtener lo que quería pero al parecer quería más que eso, abrió los ojos y poso su mirada en el rostro del contrario notando aquella expresión de placer y la respiración pesada que ahora tomaba control en el mayor -m-me duele....por fa-favor deténgase- dijo ella mientras notaba como las lagrimas se acumulaban en sus ojos.

No quería llorar pero se le estaba haciendo difícil contener las lagrimas, oculto su rostro en el cuello ajeno queriendo esconder sus lagrimas, se sentía débil pero de algún modo eso comenzaba a ser agradable incluso sin que ella lo quisiera, le agradaba el sentir a aquel hombre cerca de ella, el calor del cuerpo ajeno y el tacto de la piel del mayor con la suya eran extrañamente agradables aunque no quisiera admitirlo -u-usted tiene la culpa- susurro ella notando como su voz comenzaba a temblar -m-me trajo a este lugar sin y-yo quererlo- añadió con un hilo de voz.

Trataba de ignorar el dolor que ahora se hacía un poco menos intenso al ya estar acostumbrándose a algo ajeno a ella y que empezaba a cambiar a medida que el hombre se movía haciendo que se estremeciera notando como ahora se sentía bien ¿así se sentía tener sexo? no lo sabía, aquello era completamente nuevo para ella pero aun así no quería admitir que ahora se sentía mejor aun seguía pensando que era un castigo lo que el otro estaba haciendo con ella

La joven que está dejando de ser doncella muestra los signos de ello, pero si hace bien las cosas Hoshi podría lograr satisfacerla y dejarla bien feliz al hacerle el amor. Ella se queja entre gemidos y le pidió nuevamente que parara con lagrimas en los ojos, el lo vio bien pero no se detuvo, continuo meneándose lentamente dentro de la mujer abriendo bien la vagina y rompiendo su himen haciéndola sangrar, un proceso tan común como natural entre macho y hembra. Ella oculto su rostro en el cuello de ese hombre y él le beso en la cabeza, le acaricia la espalda y la cintura mientras sigue fallándosela lenta y dulcemente haciendo que el vaivén entre los dos sea bastante tierno y amoroso, demasiado para ser algo forzado por el mayor de ellos dos. Y sorpresivamente la chica dijo algo inesperado, que él tiene la culpa, pero no dijo de que hasta unos momentos después.

-¿La culpa? ¿De qué hablas…?- Pregunta el excitado sin dejar de moverse para nada, la mantiene abrazada a él y mimándola mucho, bastante cálido ese hombre que por momentos puede parecer un tirano.– Yo te encontré aquí, no te traje preciosa…- Agrega muy excitado, su cuerpo está caliente, es fuerte y cálido, esa diferencia de rudeza y suavidad que tienen ambos es justamente un excelente complemento para ellos dos.

Lo que siente Megumi es lo que siente Hoshi, para ser sexo casual es demasiado bello, demasiado caluroso, lo está disfrutando demasiado, no sabe porque pero ella lo está incitando sin siquiera hacer nada a que él le haga el amor sin parar. Por esa razón además de la cabeza empieza a buscar besarle los hombros y el cuello, darle pequeñas lamidas y chupones su la llega a alcanzar, parecen realmente una pareja de amantes, o al menos por parte suya así lo parecen. Al hacerlo se percata que la chica esta buenísima tanto por dentro como por fuera, y que tal vez este cayendo presa de su belleza e inocencia innata aunque eso sea algo difícil de creer.

El hombre no se detenía y eso hacía que sus gemidos fueran cada vez más frecuentes notando como su sangre se deslizaba por entre sus piernas, ya estaba segura de que el no se detendría y sentía como cuando ella oculto su rostro en el cuello ajeno este comenzó a darle besos en la cabeza, hombros y cuello lo cual la hizo estremecer se sentía extrañamente agradable mientras el dolor de las penetraciones se volvían leves choques de placer que recorrían su cuerpo, mordió su labio inferior con algo de fuerza mientras sus manos seguían empuñadas sobre el pecho ajeno.

-s-si me trajo, y-yo soy el conejo que usted trajo a e-este lugar- respondió nerviosamente mientras cerraba los ojos y arqueaba levemente la espalda, cada movimiento del hombre representaba un gemido y jadeo por parte de la coneja, se sentía avergonzada al estar en esa situación y aun más estar con un completo desconocido del cual solo sabía su nombre y su ocupación  y eso porque el se lo dijo mientras trataba de tranquilizarla.

Las lagrimas se deslizaban por sus mejillas sin ella poder evitarlo mientras sus ojos permanecían cerrados, sentía como el hombre con cada acción que el efectuaba lo hacía mimoso y cariñoso como si se conocieran de hace mucho tiempo y fueran una pareja de enamorados aquello hacía que un pequeño cosquilleo recorriera su cuerpo y suspirara levemente mientras su respiración seguían agitada y entre cortada, trataba de hacer que su cabello cubriera también parte de su rostro para que aquel hombre no tratase de verla, no quería que la vieran así.
Sin duda el mayor podría hacer que con tan solo una mirada la coneja se sintiera temerosa y pequeña al igual que con tan solo una caricia mimosa como las que recibía en ese momento hiciera que su cuerpo se estremeciera y removiera por lo agradable que se sentía, no pensaba que podía ser cierto el que se sintiera así por alguien que acababa de conocer pero así era.

Con el paso de los minutos Hijikata se volvió claramente más cálido con ella, sus besos además de besos se convirtieron en lamidas y el suaves chupones sobre la blanquecina y suave piel de la joven en sus brazos. Los hombros y el cuello es lo que más alcanza, y parte de su cabeza, y si pudiera la besaría en los labios, pero ella esconde su rostro en el cuello de su amante por lo que no llega hasta allí, además, los cabellos oscuros de la joven también se interponen en su cometido. Entre jadeos y lágrimas la chica llega a decirle por qué fue el quien la llevo hasta allí, que ella es la coneja que recogió en los Jardines de Plata, lo cual es sencillamente imposible.

-Eso es imposible…Eres una humana, una hermosa humana-Dice agitado mientras gira con ella para quedar ahora el encima y ella abajo suyo, al hacerlo así quedan en la posición tradicional donde empieza no solo a entrarle más profundo, sino también mucho más rápido claramente emocionado, y eso es claramente hermoso y excitante. Sigue besándole el cuello y también ahora tiene mejor acceso a sus carnosos senos que si bien no son tan pulposos son hermosos a la vista, y sabrosos a la lengua cuando empieza a lamerle los pechos depositando además pequeños y fugaces besos allí que cada vez se vuelven más y más calientes. El abrazo con el que la posee es cada vez más cálido, es fuerte pero no hostil y el cuerpo de ambos se mueve al unísono, cada embestida profunda mueve a la chica que no tiene escapatoria, cada vez que recula en ese vaivén se encuentra con el entrepierna dura y grande de ese hombre que la vuelve a embestir una y otra vez sin detenerse.
Puede que sea la primera vez de la coneja pero realmente a pesar de ser con un extrañado la están tratando como a toda una doncella mimada.