Recio Rey, futura reina.

La comitiva bajo las órdenes del rey Beld Tartare aguardaron por la reina June sin poner presiones hacia ella, no al menos de palabra, porque todas las miradas claramente van dirigidas hacia ella. Cree el rey en las palabras la joven reina, sus hermanas no tienen para nada la madera que hace falta para ser líderes, no lo dice abiertamente, pero probablemente en algún momento de la conversación que tendrán ellos dos lo diga sin tapujos.

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Tras unos casi veinte minutos de espera June avanzo sola en su montura hasta esa columna de caballeros y otros no tanto que la rodean y la guían en camino hacia el castillo del oeste, el camino se marca hacia la izquierda de la ciudad y en cuesta arriba al ser un terreno alto. Es sabido que los castillos siempre están en tierra alta para que sea más difícil de asediar y no sea propensa a inundaciones. Se escuchan los cuernos al iniciar la lenta marcha de la comitiva real, y de a poco van dejando esa escena para acercarse más y más hacia las murallas del castillo del oeste. Al observar el castillo claramente se ve que está hecho en su casi totalidad de piedra sólida, y como la mayoría de castillos solo posee una fuerte e impresionante entrada frontal. En lo alto de las murallas ven varios arqueros y otros con buena visión que observan en dirección a la comitiva del rey, atentos por si algo pudiese suceder, no sería la primera vez que los atacan cuando la nobleza está ingresando al castillo, razón por la cual puede notar June que la formación pasa de ser una comitiva real a una formación militar de defensa, justo frente del castillo cuando se supone que más a salvo deberían de estar. Las rejas se hicieron a un lado lentamente, rejas pesadas de varios centímetros de espesor, y luego las puertas del castillo empezaron a abrirse dejando paso al rey y a toda su comitiva. De momento la atención se centró en posibles peligros, pero una vez dentro del patio interior de la fortaleza todas las miradas se dirigieron ante la recién llegada, muy rara, claramente una extranjera con color de pelo extraño, otra clase de piel, otras ropas y una rara montura. Por caminos de piedra avanzaron, muchos se separaron de la columna principal y quedaron solo unos pocos alrededor del rey y de la reina June. El rey desmonto y un soldado se llevó su corcel hacia las caballerizas del castillo para que los expertos en el tema cuiden de él. Se acercó Beld hacia June y la ayudo a desmontar como suele hacer todo caballero, demostrando así su gallardía y su hospitalidad para con ella, y una vez desmonte se llevaran su extraña montura a un lugar adecuado para cuidar de esta.

-Bienvenida al castillo del Oeste joven reina, desde aquí caminaremos a solas.- Con un tono de voz profundo que lo hace ver mas intimidante de lo que el realmente deseaba le ofreció su brazo izquierdo para que lo tome y caminen como dama y caballero.

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Luego de ello guió  al interior del castillo por pasillos secos y fríos alumbrados por antorchas, donde se puede ver a los costados algunos cuadros y armaduras vacías a cada costado de los pasillos. Así, de a poco fueron llegando al lugar donde llevaran a cabo la privada reunión.
Delante de ellos una mesa enorme de roble yace un escalón más abajo que el piso que tocan sus pies. Gruesa y resistente, al menos cinco centímetros de ancho posee la mesa. Su forma es rectangular, debe medir unos cuatro metros de largo y uno y media de ancho, lo suficiente como para recibir a varios invitados a la vez. La vasija ya está colocada en la masa, al igual que las velas sobre la misma y la araña sobre ellos proveyendo iluminación, aunque se ve antorchas a los costados encendidas, proveyendo de luz, aunque principalmente de calor. Puede sentirse un poco el olor al aceite quemándose, pero eso es mejor a estar tiritando de frió, cosa que allí en ese salón no sucede, está bien cálido.

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El rey se quita los tapados que trae ahora que ya no está al aire libre, allí no los necesita, se está bastante cálido. Las ropas que portaba debajo de tanto abrigo  se ven algunas por encima de la armadura, sujeta a la misma desde afuera. Ahora que June tiene al rey cara a cara lo puede apreciar mejor. Sus cabellos grises da a entender que ya está entrado en años, considerando que Lans ya tiene treinta años se puede imaginar que debe andar cerca de los cincuenta, pero con un estado físico admirable. Su rostro es severo, y más con el parche que posee sobre el ojo izquierdo, el cual perdió hace algunos años batallando contra el señor del norte de Asbru. Posee dos espadas largas que cuelga bien sujetas una a cada lado de su cintura, parece que son grandes espada, pero no las puede observar muy bien ya que para eso necesitaría que estas sea desenvainadas para poder observarlas con lujo de detalle.

-Puede ponerse cómoda jovencita, los asientos están allí para ser tomados si así lo desea su alteza.-La invita a relajarse un poco, aunque en un lugar así justo con su máximo mandatario no parece algo justamente sencillo de lograr. La observa el hombre y se mantiene cerca de ella, la tiene casi al alcance de la mano.

El rey la supuesta reina llegaron a las estancias interiores del castillo del oeste hablando solo lo necesario, Beld se mostró implacable al andar y sus palabras fueron completamente las de un caballero, las de la política y la cortesía. No hay de momento ninguna clase de amiguismo del rey hacia June, esa clase de actitud se las reserva para mujeres que conoce bien y tienen su buen visto como Risty y Chiara. Con las palabras del rey aun en el aire este se puso cómodo y ella también, un elegante vestido rojo es lo que porta debajo de la armadura, nada mal, es una joven bella aunque lejos está de sorprender a alguien como Beld Tartare que tantas damas nobles ha visto cara a cara en su vida.  Coincide completamente en el deseo de la joven en lo referente a ese encuentro, hubiera sido mucho mejor en una fiesta festiva, o en una gran gala de importancia, no en época de hambruna, guerra y desdicha.

-Estoy de acuerdo joven reina June Firegard, un evento de importancia, o una gran gala hubieran sido mejores escenarios para reunirnos, pero aquí estamos, en Asbru, en casi las ruinas de mi tierra.-Siempre que habla la mira a la cara, en ningún momento ha apartado los ojos de la joven en lo que se respecta a comunicación. Cuando alguien está al ataque, o muy seguro de sí mismo suele seguir con la mirada a todos lados a su objetivo, en la política se utiliza mucho estas formas para demostrar respecto y superioridad. Los tímidos y temerosos suelen apartar la mirada, avergonzarse o temer una mirada penetrante sobre ellos, muchas cosas se determinan solo con el mirar o cierta postura en la política.
Toma una jarra que hay sobre la mesa y coloca dos copas de cristal una al lado de la otra, gira su mirada hacia ella y habla.

-¿Gusta una copa de vino especiado? Es ideal para los climas fríos, os remiendo probar aunque sea de a pequeños tragos.-Ofrece con un gesto delicado la copa de vino a la mujer, construyendo todo un ambiente y un camino, una escena antes de comenzar a conversar ya que de momento el no saco ningún tema de conversación de real importancia, y ella tampoco. No parece tener ese hombre ninguna prisa, y en verdad no la tiene. Sus objetivos son claros, y duda de que la llegada de la joven reina le ayude en algo a conseguirlo. Estar allí es protocolar para él, una forma de dejar las cosas en claro y evitar más errores como los que se cometió al dejar a Lans tomar esas grandes decisiones de tiempos pasados, pero con repercusiones recientes.

-Tengo entendido, que un miembro de su familia intento asesinar a mi hijo en un confuso episodio, han pasado varias semanas de ello. No sé su nombre, tampoco me intereso mucho el conocerlo ni reconocer de donde proviene esta mujer, pero mi hijo ha sido diferente. Lans es blando de corazón en especial con las damas, si desea ver a esa criatura puedo ponerla cara a cara ante usted, con sus propios ojos ha de vislumbrar la vida que aún no ha sido arrebatada por verdugo.-Saca el rey el tema de Efreet, seguramente uno de los temas que más importe a esa joven dragona es el saber que su hermana esta con vida, al tenerla cara a cara podrá ver con sus propios ojos que tan viva esta, si está siendo bien tratada y cruzar palabras incluso si lo necesitase.
Se mantiene cerca de la joven el rey, aprovechando que está en las raíces de su propio hogar y con todas las ventajas de por medio. Si fuera esa una verdadera batalla se diría que Beld Tartare está a la ofensiva, aunque no sea agresivo en su accionar.

La rudeza del ya entrado en años rey del oeste es un contraste fuerte en lo que se refiere a ambientes de negociación política. No suele haber mujeres siendo reinas tan jóvenes, y si las hay no están al frente de una gran comitiva en tierras extranjeras, ese trabajo es de los hombres. De momento cuanto ha dicho el rey ha sido ignorando la condición joven de Junefreet, la ve como una mujer pero como a una mujer adulta, no será blando con ella solo porque sea una novata en los temas políticos.  

Se menciona en la conversación las acciones de “buena fe” de la Nación Ardiente y él lo ve como una mera jugada política, no cree en la beneficencia, ya ha vivido muchos años, ha combatido mucho y en diferentes reinos, sus ideas tan caballerosas y elegantes se desvanecieron con el paso de duros años de conflictos.

-Se nota reina Junefreet su buena voluntad, y le aseguro que el pueblo del oeste de Asbru os agradece en verdad.-Con un tono de lo más natural el rey explaya esas palabras sabiendo que no es pura beneficencia, pero tomando el rol meramente político esas palabras fueron las más adecuadas para la ocasión. Nota el fuerte contraste que hay entre ambos, Beld parece una placa de acero que marca una clara distancia, ella es una joven bonita que pareciera quererse hacerse notar con sus sonrisas y belleza juvenil. Si supiera como hacerlo la joven podría sacarle un gran provecho a esa belleza casi juvenil, pero con alguien como Beld que ya se ha olvidado de las ideas de tener una amante y tiene en su lugar deseos de supervivencia y venganza, no le va a servir de mucho.
El ofrecimiento del vino por parte del rey para la futura reina fue tomado con elegancia y agradecimiento, y Beld sonríe al pensar que el vino de allí en realidad no es bueno, no como lo son los del Puño de Hierro o la Ensenada de Plata. El vino sirvió para sacarle un poco lo amargo al tema de confrontación entre ambos, el ataque de Efreet contra Lans es el punto más sensible y critico entre ambos presentes, dos naciones penden de un delgado hilo debido a esa acción. Así como el rey puso sobre la mesa ese tema de conversación la futura reina alargando un poco sus cuentas e historias propias saco el tema de una unión de sangres dejando de lado el tema de sus hermanas mayores, algo que había escuchado Beld sobre una hechicera pero que no se pudo confirmar. Escucho ese hombre a Junefreet atentamente sin deja de probar cada tanto su copa de vino, en cuanto esta se vacío volvió a servirse otra y a diferencia de la jovencita el no tomo asiento, permaneció de pie inamovible. Cuando la jovencita dejo de hablar Belt Tartare no dijo nada, solo continuo con su copa de vino hasta finalizarla dejando un gran vacío de silencio entre ellos. Cuando dejo la copa de vino sobre la mesa recién allí se dejó escuchar nuevamente.

-Una jugada arriesgada de su porte Junefreet, pero no me sorprende para nada, no en estos días. He sabido de una antigua leyenda de los salvajes de Asbru, el Dragonborn o “El Elegido”. No soy muy supersticioso, respeto sus costumbres y religiones pero no creo en ellas. –Deja clara desde el comienzo su postura hacia esa tierra y su gente.- Pero comprendo el punto en lo referente a un varón en la real. Me temo que Lans seguirá mi camino, solo un hijo, y se arrepentirá pasado los años, lo se…Recién hace poco parece haber despertado de su letargo como hombre y amante, pero puede que sea tarde. Mi deseo como padre y rey es que no sea así, pero mi hijo ha demostrado mucha voluntad a la hora de que otros le impongan una orden en lo referente a sus gustos sobre mujeres. Seguramente el aceptara un casamiento con una princesa, sea cual sea esta, pero le recuerdo Junefreet que estas uniones no son  justamente las que traen felicidad, suelen ser solo políticas y a veces pueden resultar peores de lo que uno imagina.  Esa es solo una pequeña parte de los problemas que puedan surgir, pero si aun así, sabiendo y comprendiendo mis palabras quiere continuar adelante, aquí estamos.-Deja claro Beld que su hijo ya no es un niño al que solamente se le puede imponer una orden, a diferencia de esas mujeres que recién empiezan en la vida Lans ya está más cerca de la culminación de la suya que del comienzo.

Está claro que el rey Beld tiene la cabeza solo puesta en los negocios, no hay de momento ningún indicio negativo ni positivo, ni muestras de querer venganza ni muestras de querer seducir a su invitada, está completamente centrado en el futuro de Asbru y en su línea de sangre la cual, aunque no lo parezca está seriamente amenazada. Su historia y la del reino lejano visitante parecen de momento mezclarse o similares, puede que tal vez ese hecho haya ablandado un poco al rey y le haya dado una mejor perspectiva de sus visitantes, del reino que gobiernan y de las necesidades de estos.

-Penosa o no aquí estamos, degustando un buen vino cuando todo parece derrumbarse ante nosotros…Es este hecho el que nos hace reyes, el poder de solucionar problemas que asedian un reino sin titubear, con el temple de acero. –Un líder tiene que demostrar que lo es en muchos campos, y la solución de los problemas del pueblo es una de las mayores pruebas que tiene un gobernante. Observo a la cara a la joven todo el tiempo, no hizo ninguna muestra en lo referente a lo bien que se la vio cuando bebió el vino, sin duda un hombre más joven que el disfrutaría mucho de esos labios, incluso él lo haría sino recordara no solo a su difunta esposa, sino a su nieta, a su pequeña Shurelya. No se habló de las virtudes de las mujeres que de seguro son todas hermosas y jóvenes, no se habló al menos por parte del rey, en cambio Junefreet realizo una oferta que ve Beld Tartare como imposible de rechazar. Sonríe ese hombre, una débil sonrisa, pero su mirada es confiada y satisfactoria.

-Veo que está dispuesta a mucho joven reina, espero que mi hijo también lo esté puesto que oferta es casi perfecta. Tres mujeres jóvenes y fértiles deberían de poder engendrar junto a un hombre fuerte hijos fuertes, entre ellos varones, con suerte varios varones…Soy un hombre ya grande, no sirvo mucho para ese plan que tan bien ha elaborado, pero si puedo aportar ideas, influencias y valor en batalla si se necesitase además de claro, educar al niño si hiciese falta.-Con un tono de voz fuerte pero a su vez amable el rey Tartare da su punto bueno a la idea de Junefreet y está dispuesto a aportar lo suyo a la causa. Vuelve a servirse algo de vino y le ofrece a la joven Junefreet nuevamente el recargar la copa.

-Me gustaría informar a mi hijo sobre estas ideas nuestras lo más rápido posible. Si le parece correcto puedo invocarlo a que forme parte activa de esta reunión ya que es el actor principal de nuestros planes, sin él, nada de esto tendría sentido y el futuro sería bastante opaco.–Si esperaba una respuesta por parte de Beld esa chica ahí la tuvo, y una positiva, razón por la cual puede alegrarse.
Se sirve a la mano unas pocas nueces ese hombre y tras un breve y fuerte apretón rompe las mismas y comienza a comer su contenido dejando la cascara sobre la mesa.

-Si gusta reina Junefreet puedo romper algunas para usted, y si le apetece tiene miel para endulzar.-Ofrece el rey algo que abunda en Asbru, nueces y miel.