Mas alla de las fronteras

A través del mar la samurái-ko que fue bendecida con el nombre de Tomoe regresa una vez más al gran imperio del Puño de Hierro, uno de los lugares principales donde buscar pistas de aquel hombre al que se le ordeno buscar. Buscarlo pensó que sería la tarea más sencilla de las que debe llevar en su misión, pero ya ha pasado casi un año y está sin ningún resultado aun. Tras un mes en el mar al fin toca tierra firme, la última vez que piso tierra firme fue cuando el barco hizo una pequeña parada en los puertos del Cielo de la Libertad lugar que no es del agrado de dicha doncella.

Ya en tierra firme lo primero que hizo Tomoe es buscar un lugar donde hospedarse para pasar como mínimo la noche, luego depende de los resultados de sus conversaciones con los lugareños del puerto y aledaños podrá marcharse en busca de ese hombre o simplemente esperar hasta agotar todas las medidas de investigación posibles para ella en ese lugar. La parte mala de estar lejos de su tierra es que allí no tiene ningún contacto, tampoco su posición social como samurái le sirve de mucho, y el dinero no es que le sobre, por lo que sus opciones son algo limitadas y de lo más comunes. Recorre las calles alejándose del muelle ya que no faltara el que quiera hacerse el listo con ella al ser una mujer de belleza relativamente alta, en especial siendo extranjera. Con tanto viaje ya ha conocido muchos trucos, siempre algo se les ocurre para acercarse a los extranjeros y estafarlos en especial cuando son mujeres.

Tras casi media hora de andar por las calles del lugar logro encontrar un lugar medianamente decente, o al menos el más decente que el conocimiento del lugar y su bolsillo se pudieron permitir ingresando en este y siendo observada al ser la recién llegada a dicho sitio. Con un rostro tranquilo la mujer samurái estando bastante bien armada ingresa a dicho lugar. Ya ha pasado el puesto de control inicial que tiene toda persona apenas desembarca, por lo cual no la detendrán a pedirle papeles al menos por un tiempo. Se acerca al dueño del lugar o al que esté a cargo de dicho sitio y pide una habitación así como comida, incluso si cuentan con un lugar para el aseo también les hace ese pedido y les deja ver que tiene como pagarlo y que está dispuesta a hacerlo razón por la cual no le presentan ningún inconveniente a sus peticiones.

Pasan los minutos y se mantiene allí en una mesa cercana a la barra del lugar, bebe algo de vino aguado ya que el agua que allí se puede conseguir es casi toda salada no apta para beber y el agua dulce suele estar muy cara como para gastar dinero en ello siempre que uno tenga sed. Simplemente espera a por su cena y posteriormente por el lugar para asearse, supone la dama que más tarde simplemente se ira a descansar.

Las vueltas de la vida realmente son muy misteriosas, lo impensable puede ocurrir en cualquier momento y las cosas sorprendentes también. Ella no tiene a nadie conocido en esas tierras y sin embargo una vieja conocida es la que se reencontrara con ella por obra y gracia del destino. Mientras aguarda para comer una voz muy familiar se hizo presente donde Tomoe la cual no tardo nada en visualizar la chica samurái el origen de dicha voz lo cual le sorprendió mucho. Mira unos instantes los ojos de esa chica la cual es mucho más adulta de lo que aparenta realmente para tiempo después saludar con una pequeña sonrisa sobre sus labios.

-Buenas noches Kurayami-san, es toda una sorpresa este reencuentro, aunque mi persona hoy puede asegurar que no es solo coincidencia, el destino así lo ha querido.-Como es su costumbre su hablar es muy respetuoso y educado, ejerce una leve reverencia son moverse de su sitio moviendo su mano derecha lentamente, con un pequeño ademan señala el lugar frente a ella.-Siéntese por favor, y yo estoy bastante Kurayami-san, gracias por preguntar. A ti se te ve bastante…Bien.-Agrego al final algo dudosa, aun le sigue incomodando bastante la presencia de kurayami, le choca bastante esa aura sobrenatural que ella posee.
La comida llego siendo esta mucha verdura y pescado, nada fuera de lo común.

-Gracias señor, espero guste de acompañarme Kurayami-san, no es mucho pero puedo compartir mis alimentos contigo si lo deseas.-Invita amablemente a la chica junto a ella a cenar de su propio plato si lo desea, ya que si no mal recuerda Kurayami no es la más dada con el tema de la sociedad.-Me siento en la obligación de decirle que si se cruza con un caballero o sacerdote de este país tendrá muchos problemas, no creo este aquí sin saber los riesgos que ello conlleva.-Le recuerda Tomoe a Kurayami donde está, el país famoso por su caballería y sus inquisidores.

La mujer samurái se sintió feliz de que la más pequeña de las dos acepte su invitación a sentarse en la misma mesa junto con ella, aunque su siguiente invitación fue rechazada de inmediato por Kurayami quien le pidió que comiese tranquila, algo que no podría haber hecho de ninguna manera si ella luego no se hubiese pedido algo de comer y de beber.

-Entonces sí, ahora que veo que no estará sin alimentarse puedo iniciar la cena, Itadakimasu- Tal y como se ve en la expresión de Tomoe antes de tomar sus alimentos, sus palabras reflejan claramente el sentimiento de esa mujer al “recibir humildemente” sus alimentos. También es una forma común de animar a los participantes a comer por lo que espera que Kurayami una vez reciba lo que ha pedido le acompañe en el sagrado acto y necesidad de comer. Kurayami es la que cuenta sobre su viaje y sus problemas con cierto caballero del cual no se menciona el nombre, pero por lo visto le ha ido dentro de todo bastante bien.

-Me alegro de que este sana y salva, pues creo que es el destino el que de alguna forma me ha puesto en su camino.- Muchos dicen que es al revés, que la otra persona es la que se encuentra en el camino de uno pero en el caso de Tomoe parece ser lo contrario, el que se haya encontrado con madre e hija es la prueba de ello.

Se sorprende Tomoe al escuchar el lenguaje de Kurayami, pero el contenido da a entender por qué no es algo que deba ser escuchado por otros debido al antiguo odio entre elfos y los humanos del Puño de Hierro.

-Sore wa utsukushī basho, anata wa yume to heiwa o mitsukeru koto ga dekimasu bashodesu (Es un lugar hermoso, un lugar que puede hacerle soñar y encontrar la paz) –Responde muy tranquila Tomoe dando su rápida impresión sobre la Ensenada de Plata. Iba a mencionar algo más pero sobre otra cosa, otro asunto de importancia pero uno de los hombres que atiende ese sitio se acercó a ellos algo de agua para ellas sin costo alguno ya que señala a la barra diciendo que esa joven mujer es quien les invita dicho líquido tan importante puro y fresco. Trata de ubicar bien con la mirada a dicha mujer para saludarle con la mano izquierda para después rechazar cortésmente dicho regalo.

-Lo lamento mucho señor, pero no puedo aceptar dicho regalo o invitación, espero se lo pueda comunicar a dicha señorita, de corazón se lo agradezco.- Sonríe y habla tranquila sumamente educada pues en su cultura los regalos no pueden aceptarse simplemente a la primera, espera no ofender pero duda de que alguien del Puño de Hierro conozca las protocolas y formas de seguir cuando se trata de educación y formalidad.

Se muestra bastante feliz Tomoe, no es que sea muy difícil hacerle sonreír, casi siempre sus palabras conllevan un tono sereno y un leve movimiento de labios que demuestra que tan bien se siente día a día al estar viva. Parece que de algún modo su respuesta en lo que respecta a la tierra de los elfos trajo tranquilidad a Kurayami quien parece estar muy interesada en encaminarse hacia dicho país, aunque según ella tiene que ir primero hacia otro sitio. Le pica la curiosidad a Tomoe pero no quiere ser metida, mucho menos chusma, pero si se ira de allí es indispensable que le cuenta a la joven delante suyo que sabe sobre el paradero de su hija.

-Se lo recomiendo Kurayami-san, pero antes de que vaya a ningún sitio es necesario que hablemos de un tema muy importante, uno de vida y muerte. Lamento que suenen así de oscuras mi palabras pero prometo que son buenas noticias.-Acompaña sus palabras con una sonrisa de seguridad esa mujer samurái ya que se imagina cuanta sorpresa y alivio puede llevar al alma de esa mujer que con tanto anhelo añora a su pequeña. Habla de un tema importante ya habiéndose ido el hombre con el agua, por alguna razón Kurayami también declino dicho obsequio y si bien Tomoe no tiene idea del porque luego la más pequeña de ellas en apariencia revela por qué no acepta un regalo de dicha persona que según ella es alguien sospechoso.
Come lentamente la samurái-ko de modo educado pensando en lo que ha dicho Kurayami, no tiene nada contra la mujer extrajera pero cada quien ha de tener sus motivos de hacer lo que hace.

-En mi caso no tengo nada en contra de esa mujer, simplemente lo rechace porque así son las costumbres de mi país, aunque dudo mucho que esa mujer lo pueda comprender, espero que no se enfade ni se ponga triste por ello.-Explica el porqué de sus acciones Tomoe y tal y como pensó sucedió lo que ella creyó que sucedería, el hombre regreso insistiendo ya que esa mujer no acepto el no como respuesta. Suspira Tomoe manteniendo tranquila y amable antes de tomar nuevamente la palabra.

-Deje el regalo aquí buen hombre, me encargare yo misma de este asunto ¿Si? Gracias por sus esfuerzos.-De ese modo espera que al menos la intervención de ese hombre en ese asunto llegue a su fin, ahora le toca a ella misma hacerse cargo de ello. Deja su comida de lado y se limpia la boca antes de tomar las jarras de agua que fueron dejadas en la mesa, mira a Kurayami un momento antes de dirigirse con las mismas en las manos hacia el lugar donde está sentada la joven mujer que les ha enviado dicho obsequio, se posiciona a su lado y con su tono voz más amable y una mirada serena dirigirle la palabra.

-Buenas noches señorita, mi amiga y yo le agradecemos el agua que nos ha obsequiado pero no la necesitamos, además, por educación y religión no puedo simplemente tomar algo que me dan asi como así, tanto por cortesía como por humildad, de todos modos gracias.-Deja lentamente las jarras sobre la barra explicando el motivo de su rechazo a dicho obsequio, este viene a su educación y a su religión, y ya dejando en claro el porqué de su accionar espera que la mujer reaccione de algún modo antes de retirarse y volver a sentarse en la misma mesa donde dejo su cena a la mitad.

Con las mejores intenciones del mundo la chica samurái se encamino hacia la barra donde esa desconocida mujer que amablemente les ofreció agua fresca, algo que suele ser muy caro la mayoría de las veces. No sabe Tomoe cuáles son las intenciones de esa mujer, pero sin duda alguna ha sido muy amable y ello se lo quiso reconocer en persona. Extrañamente no obtiene ninguna respuesta de esa mujer joven y bonita, una pena, se sintió un poco mal Tomoe cuando el silencio fue lo único que obtuvo de esa mujer, y sin mas muy respetuosamente con una leve referencia paso a retirarse de la barra, no sin antes decir unas últimas palabras.

-Disculpe las molestias.- Y luego de ello volvió con Kurayami, se siente en su sitio y le sonríe a su pequeña conocida que por la visto está bastante animada con la comida y la cerveza.

-Aquí estoy de regreso Kurayami-san, lamentablemente no quiso hablar conmigo, así que volvemos a ser solo nosotras dos aquí.-Lo dice bromeando, aunque si estuviera a solas en una habitación con Kurayami o perdida en el bosque como la vez anterior de seguro que no bromearía de ese modo como lo acaba de hacer. –Siento curiosidad pero no quiero ser descortés Kurayami-san, ya me contara luego si gusta el que ha estado haciendo y que está haciendo actualmente en Puño de Hierro.- Como siempre es muy educada y recatada la chica samurái, la deja comer tranquila y no se mete en su vida personal así como así.

La samurái-ko se encontró de nuevo frente a Kurayami quien le dijo que se relajara y que no se preocupara, así que hace caso del consejo de la chica que en apariencia es mucho más joven que ella, se relaja y simplemente pasa el rato con la joven que parece perderse un poco por el alcohol. Le cuenta un poco Kurayami como han sido sus viajes hasta el momento, por lo que ella cuenta no ha tenido problemas para nada y hasta tuvo tiempo y oportunidad de participar en el Coliseo, algo que comparten ya que Tomoe también ha participado. No comprendió bien eso de que de alguna forma empato el encuentro, pero no lo pregunta para no andar tanto de metiche.

-Vaya, me alegro por usted Kurayami-san, ha estado explorando bastante según lo que me cuenta…Y lo que tengo que contarle es referente a la pequeña Mimi, si…Así como lo he dicho, he conocido a su hija en uno de mis tantos viajes.-Revela la chica samurái porque es tan importante lo que tiene para decirle, no se lo podía guardar y espera no demorar en dar detalles sobre dicho encuentro.- Podemos hablarlo aquí o en un sitio más privado, tal vez no sea tan peligroso el hablar de ello a vistas de todos o piense lo contrario y quiera mantenerlo en secreto.-No sabe bien los detalles de la separación madre e hija, pero por las dudas es muy cuidadosa al respeto.

Traban una conversación ahora de lo más delicada Kurayami y la samurái-ko, probablemente la haya sorprendido demasiado con esa revelación que involucra a la hija de la más pequeña en tamaño de las dos, o puede que ella haya bebido mucha cerveza y ya no razone tan lucida como lo haría en cualquier momento donde no hubiera bebido.

-Lo que ha escuchado Kurayami-san, he conocido a Mimi-chan, su hija, y espero me perdones pero he ejercido un poco el rol de madre…No, de hermana mayor durante su ausencia.-Sonríe al revelar que ha cuidado a la pequeña Mimi como si fuera la hermana menor que siempre quiso tener. –No se preocupe por ella, está bien, sana y salva en un reino lejano del este cercano a la Dinastía del Dragón. La cultura de dicho país es muy parecida a la mía, Mimi-chan no tendrá ningún problema para vivir allí con comodidad.-Se emocionó Kurayami al escuchar noticias sobre su hija, pero luego hace caso a las recomendaciones de Tomoe y decide hablar en privado con ella. – Esta bien Kurayami-san, vayamos a su habitación y hablemos en privado ¿Si?- Ladea el rostro muy tierna y sonríe amablemente a su ahora dos veces compañera de viaje, es la segunda noche que le tocara pasar en compañía de la pequeña joven de costumbres y lugares extraños.
No sabe que de no muy lejos la observan, no es paranoica ni desconfiada por lo que de momento solo disfruta de la escena con tranquilidad.