El Carnero de Monaghan

Mientras el enano y el humano conversan y dan vueltas por el patio interior del castillo fuera del mismo, en la entrada las cosas más extrañas suceden siendo la recién llegada el epicentro de dichas situaciones fuera del estándar de dicha fortaleza. Zafira no entiende nada de lo que sucede ni su compañero animal tampoco, pero sin embargo decide continuar con su marcha acompañada de toda clase de criaturas e insectos que parecen atraídos a ella como las abejas a la miel. Ante la pregunta de la muchacha nadie le respondió, solo el kitsune respondió cuando le hablo a su propia persona, y respondió con la mirada, una mirada tan profunda que pudo haber hecho temblar a la chica. Luego de unos momentos el kitsune se puso de pie y al hacerlo los hombres lo imitaron de inmediato dejando el paso libre tanto para Palmorita como la chica y su canina mascota.

Ya en el patio interior del castillo notan tanto ella como Zeit que es bastante fértil, fértil y hermoso, parece más el jardín de una mansión que de un castillo en sí, en especial de uno que está en guerra y con constantes nevadas. No hay allí dentro muchos soldados, por lo visto los únicos soldados que hay por allí son los de la entrada y los de las torres, de hecho no se ve mucho por allí, no hay animales, tampoco otras gentes, esta todo bastante oscuro con pocas antorchas para iluminar el camino. Pero tanto el familiar de Zafira como ella misma saben que hay más criaturas allí, olores conocidos para Zeit que al vivir en tierras enanas junto a Zafira reconoce fácilmente a un enano cuando este está cerca, el otro aroma parece humano. La chica peliazul será ciega, pero eso no le impide de sentir vibraciones a ciertos metros del lugar, dos están reunidas y una tercera se acerca hacia ellas a paso seguro.
Tanto Milo como Helrim escucharon algo acercarse hacia ellos, lo que sea que está caminando hacia ellos no parece tener intenciones de pasar desapercibido, mucho menos de evitarlos ya que se nota que va directamente hacia ellos. Momentos después una figura se puede visualizar claramente entre las sombras yendo hacia ellos y a simple vista se trata de un humano.

Spoiler:

No hace falta ser un experto para notar que lleva una armadura brillante y dorada como el mismo sol, así como sus cabellos estos lucen de un color dorado intenso, muy cuidado y realmente impecable.  La armadura luce y reluce como si recién hubiese sido lustrada, no se le ve ni una marca, ni una abolladura o hendirá, luce completamente perfecta. Dicho hombre parece estar en sus treinta años de edad, piel bien cuidada y sin marcas, tez clara y bastante alto. Se ve que tiene buena musculatura bajo la armadura y debería tenerla para moverse con tanto acero sobre el cuerpo. Lleva una espada larga que si ellos supieran de armas jurarían que es de manufactura elfica. La armadura es de cuerpo completo y se ve impecable, una capa azul con hilos de oro le cubre la espalda y esta llega casi a tocar la nieve bajo sus pies. Así como se lo ve parece ser el clásico héroe de leyenda que pelea a favor del mundo, mata al dragón y salva a la princesa.

-Vaya invitados los de esta noche, parecéis inquietos…Y pensar que mi buen amigo Palmorita me ha pedido que os eche un ojo encima para que no hagáis nada indebido.-La voz de ese hombre demuestra gran educación, firmeza y también amabilidad, luce muy confiado ese hombre y sonriente hablando de forma calmada y ejerciendo movimientos muy corteses, siendo claramente alguien muy acostumbrado a estar con gente de alta sociedad, posiblemente hasta sea alguien lo suficientemente importante como para acceder a la corte de algún rey en algún castillo del mundo.

Por azares del destino tres criaturas muy diferentes y desconocidas entre ellas llegaron al castillo del señor del sur del Puño de Hierro, lugar que muchos indican como el lugar más maligno e impío del mundo, aunque prácticamente nadie sabe en realidad que sucede realmente allí dentro, ni los propios residentes del castillo conocen en su totalidad lo que ese rey y sus allegados hacen día a día.

Milo y Helrim que juntos deambulan por el patio interior del castillo son los que se chocan con una persona en particular, casi parece estar hecho de oro puro sino fuera que hay un humano dentro de esa armadura. Sonríe ya que escucho el cantar del enano así como también la forma inocente del pensamiento del joven humano, pensamiento inocente y accionar educado, esa es sin duda una muy buena combinación. El enano por su parte algo más listo adivino o cree pensar que ese hombre no es el rey del castillo, y mucha razón tiene esa criatura que se presente como Helrim y de paso también aprovecha de presentar al joven a su lado.

-Esa canción no se escuchaba desde hace mucho tiempo, los malos tiempos del norte parecen hacer callado las voces libres de los hijos de los titanes.–Tras ese pensamiento reverencia profundamente a sus invitados para después erguirse de nuevo.-Sean bienvenidos Helrim y Milo al castillo del señor del sur del Puño de Hierro. Tal y como vos enano errante ha supuesto mi señor está ocupado, pues ha enviado a este humilde servidor a darles la bienvenida y guía a su hogar. Respondo al nombre de Albart Andrieske, para serviros.–Habla de modo educado y llamativo, se sabe de qué los nobles de alta alcurnia practican un habla y una jerga diferente a la de los plebeyos, pero ese hombre es perfectamente entendible en su hablar y en el modo de expresarse.

Mientras las presentaciones se suceden unas primero que otras el kitsune y la joven de cabellos azules acompañadas de lo que el enano puede asegurar es un huargo se acercan y la ultima los saluda sonriente.

-Bienvenidos, observo que mi buen amigo Palmorita es muy astuto, me dejo a cargo de los hombres para ir a buscar a bellas doncellas en peligro.–Sonríe ese hombre reverenciando a los recién llegados mientras el zorro cambia su expresión de misticismo a una donde frunce el ceño y cierra los ojos, como si no le hubiera agradado lo que ese hombre acaba de decir.

-Jajaja tranquilizaos mi buen y peludo amigo, sabes vos que os estimo mucho, solo ha sido una pequeña broma para dibujar pequeñas sonrisas en el frio y nocturno manto de la noche. Alegraos, gozamos de bien y de refugio–Lo último fue en especial para los recién llegados, aunque de momento no parecen haberse puestos muy tensos que digamos, de hecho se los ve bastante distendidos en dicha escena.-Lo mejor será entremos en el refugio, podrán observar el castillo mañana durante el día, ahora yo escuchare lo que tuviesen que decir y espero ustedes prestáis oídos atentos cuando yo tome la palabra.–La idea del caballero es regresar por donde vinieron el enano y el humano y charlar en esa especia de refugio/cabaña de piedra, pero el kitsune se niega y ahora el enano es testigo de la magia de esa criatura mística, magia que Milo ha conocido con anterioridad. La neblina helada y espesa va formando palabras en el aire condensado, algo que se puede leer perfectamente bajo el manto nocturno.

-"La joven de nombre Zafira es una invitada de la Dama de las Nieves, ella residirá en el castillo del rey hasta que él diga lo contrario."-Mantiene su semblante entre lo serio y enojado, por lo visto el zorro es algo lento para las bromas. El humano sorprendido solo sonríe y anima a los hombres a volver por donde vinieron.

-No imagine que estuviéramos ante alguien de tamaña envergadura, vamos mis jóvenes y no tan jóvenes invitados, montaremos nuestra propia fiesta algo más austera en el refugio.–Lo dice de modo solemne, claramente ese hombre de cabellos rubios y lacios tiene un muy buen sentido del humor a pesar de su rango y su apariencia.

El caballero finalmente se presentó ante los recién llegados al castillo y, para sorpresa de Helrim, parecía conocer la historia de su pueblo. El enano no pudo evitar sonreír y dejarse llevar un momento por la nostalgia: hacía tiempo que no visitaba su ciudad natal. Así mismo, el enano tenía razón con sus conjeturas, Albart Andrieske no era el terrateniente de aquel olvidado lugar, aunque podría ser la mano derecha del rey, sin lugar a dudas.

Helrim estaba a punto de abrir su boca para decir unas palabras, cuando repentinamente escucho pasos a sus espaldas. Al voltear su boca quedo abierta como había sucedido previamente: El Hombre-Zorro estaba ahí nuevamente, y su expresión era la de alguien con pocos amigos. A un lado de él caminaba una niña y un huargo, este ultimo de un pelo muy brillante y sedoso. «Definitivamente: estoy soñando. Lo único que falta es que aparezca un dragón.» Pensó y dejo escapar un pequeño gruñido mientras cerraba su boca. Había algo en aquella niña que no terminaba de cerrarle, su mirada parecía perdida en el horizonte.

Luego del espectáculo realizado por el Hombre-Zorro con la neblina del lugar, Helrim decidió callarse por un buen rato. La niña se llama Zafira y es invitada especial de la Dama de las Nieves, este último nombre no parecía llamar la atención del enano, pero ciertamente podría llegar a explicar el porqué, en aquel lejano castillo, nevaba. El enano suspiro y asintió a la ‘orden’ de volver por donde habían venido.

- Hmph… Va a ser lo mejor-. Respondió y comenzó a caminar, mientras tarareaba aquella vieja canción que lo remontaba a su niñez.

((OFF: Milo se toma minivacaciones antes de postear (????)))

Bajo el manto nocturno Milo no nota que las palabras de Palmorita cobran fuerzas de un modo tan intenso como real, la clara diferencia entre una criatura mística como él y un humano como Albart y de Milo mismo queda en evidencia. El caballero es claramente alguien más dado a la palabrería, la galantería y la batalla, el kitsune en cambio es alguien más sabio y reservado que lleva una vida de meditación y contemplación ligado claramente a la magia y al misticismo.
Tanto Milo como Helrim están de acuerdo en seguir de momento la voluntad de Albart quien conduce la situación prácticamente como si el mismo fuese el dueño del lugar, aunque claramente hay personas y poderes de mucha mayor importancia que la suya. La pequeña Zafira se presenta y el caballero no pudo evitar observar a la pequeña, sonreír y luego acercarse a ella con paso firme y decidido. Las huellas de ese hombre quedan fuertemente marcadas en la nieve y para alguien para Zafira son perfectamente audibles así como el ruido de su armadura al andar. Con la mano derecha toma la mano izquierda de la pequeña mientras lentamente inca rodilla en la tierra llevando sus cálidos labios a la piel de la joven Zafira, le besa el dorso de la mano mientras la mano izquierda del caballero permanece suspendida en el aire al abrir ese brazo hacia un costado saludando así a la chica como si fuera toda una princesa. Nota sus labios frios y su mano también al tocar la piel de la jovencita, algo extraño pero que no revela de inmediato.

-Es un todo un placer y un honor conoceros señorita Zafira, como he mencionado anteriormente soy Albart Andrieske, para serviros.-Cerrando los ojos separa apenas sus labios de la piel de la chica, de ese modo puede llevar su mano izquierda hacia la mano de la joven y frotarle sutilmente el dorso de la misma, de ese modo la mano de la joven queda entre las manos de ese galante caballero que la acaricia con mucha cortesía y claro aprecio. Un momento después ese hombre ya estaba nuevamente de pie y de camino hacia aquella casa de piedra que hace refugio, allí tendrá su conversación con el humano y el enano, la joven por su parte tendrá una reunión muy diferente a la de ellos tres.

Por su lado el kitsune se encamina lentamente hacia la entrada principal del castillo, solo ellos pareciera ser tienen esa noche carta abierta a ingresar al mismo y gozar de todos sus privilegios.  Las grandes puertas se abrieron para ellos, y así se adentraron dentro de aquella imponente fortaleza.

Un extenso corredor finamente adornado los recibió como es allí una costumbre, alfombras y cortinas escarlata y dorado contrastan con los muros de obsidiana. Armaduras de distintas naciones, formatos y épocas descasan como imperecederos centinelas a los lados de corredor. Cuadros y frescos de inmensas dimensiones adornan los muros iluminados en un tenue tono de luz, un cuadro de un dragón rojo parece salirse del muro. Incluso parecía atisbar a los que pasan por el corredor de momentos. Al final del corredor una gran puerta de madera con un blasón en sobre ella concluía parte del recorrido. El blasón esta aguzado en la punta. Compuesto en los colores del corredor Oro y Gules, un fénix plasmado con sus alas abiertas y con la boca abierta mirando hacia la derecha del escudo. La sala donde se encuentran ahora es inmensa, algo sencilla impresionante como suele ser la corte de un rey. A los lados algunas gruesas columnas sostienen la estructura de la habitación, unos pocos bancos están de cada lado dejando en medio de ellos un claro camino que lleva directo al trono de piedra oscura donde un hombre sentado sobre el mismo parece vislumbrar toda la sala por completo.
Esta Zafira demasiado lejos como para sentir algo de dicho hombre, pero su compañero animal si bien no puede verlo puede olerlo y es un olor muy familiar y terrible lo que llega a su hocico, el hedor de un dragón.

Cuando creyó que ya había vivido su cuota de magia de la noche, el kitsune volvió a aparecer, pero esta vez acompañado de una jovencita de baja estatura. A Milo no le pareció especial esa niña, pero Albart estaba encantado. Por qué? No podía comprenderlo. En seguida entendió que había cuestiones mas allá de su entendimiento humano... Pero el caballero que tenia en frente era humano. Entonces por qué? Por qué no podía ser como él? Si el pudo, Minó también. Todo eso se le venía a la mente al muchacho mientras el kitsune y la niña se dirigían a la entrada del castillo. Decidió no preguntarle nada al respecto, decidió que lo descubriría solo. Lo que mas quería era escuchar las palabras de Albart, quizás el mismo revelaría el secreto. Como si estuviera en trance, siguió al caballero hasta el refugio de donde habían salido.

Tras los saludos entre Zafira y Albart el grupo se dividió en dos partes, los hombres caminan de regreso a aquella habitación de piedra guiados por el caballero mientras las criaturas más sobrenaturales se encaminan hacia el interior del castillo.  Helrim y Milo siguieron a su guía en silencio, aunque este no se mostró molesto para nada, entro en dicho refugio como si nada y busco un lugar donde acomodarse de tal modo que pueda charlar con los invitados sin sufrir por ello.

-No es este refugio una habitación de lujo, pero al menos bebida y comida no han de faltar.-Menciona el caballero sabiendo que en algún momento algún soldado llevara hacia allí comida y bebida caliente. -Ahora os pregunto caballeros ¿Qué hacéis tan lejos de casa? ¿O preferís que sea yo quien responda preguntas? No soy una persona tímida, por lo que podéis hablar con confianza que no hallaran en mí una persona difícil de palabra.-Intercambia a gusto el tono de voz ese hombre entre la sonrisa, la picardía y el respeto usando un timbre de voz diferente dependiendo de qué es lo que fuera a decir, si amerita una forma de hablar u otra, lo piensa y lo lleva a cabo con mucha naturalidad siendo de ese modo una persona bastante simpática y carismática.
Al poco tiempo de estar allí reunidos golpean la puerta dando aviso de que les llega agua, vino y comida caliente, abriéndose luego con el permiso correspondiente de Albart la misma siendo un soldado quien porta dos grandes bandejas de plata una en cada mano, una con comida y la otra con vino. Un soldado aguarda fuera de la habitación como si fuera un centinela, no interfiere en la escena que ocurre en esos instantes dentro del refugio.

-Gracias por los víveres.-Agradece el caballero al soldado antes de que este se retire de allí y vuelva a sus propios asuntos.-Adelante, coman con confianza.-Agradece el caballero por la comida realizando una leve plegaria demostrando así que es un hombre de fe, y luego si pasa a servirse algo de vino y posteriormente algo de carne asada con una masa parecida a las masas finas y alargadas que provienen desde las tierras de la Dinastía del Dragón.

Spoiler:

El grupo de Zafira y Kurita se dirigió al interior del propio castillo mismo, un lugar que se ve de momento impresionante pero solitario. Lamentablemente para Zafira es imposible apreciar el arte de los frescos y los blasones sobre las paredes, las armaduras y armas del lugar que cuentan muchos de ellos con siglos de historia. La pequeña pregunta a su acompañante y guía como es ese lugar donde están ahora. El kitsune se piensa bien lo que va a decir, como todo lo que hace y dice va con mucha meditación de por medio y una calma que puede molestar a más de uno. Se concentra el kitsune y hace llegar sus palabras a la mente de Zafira, es la única forma que él tiene para comunicarse con el mundo, la magia y lo sobrenatural.

-"Es un lugar muy antiguo Zafira, y posiblemente oscuro…Para muchos la nieve es señal de invierno y nostalgia, pero para muchos otros es una bendición."-Lentamente llegan las palabras a la conciencia de Zafira, aunque puede que crea que le llegan desde los oídos ya que naturalmente el cuerpo así lo siente.-"No lo había notado antes Zafira, pero no he visto que abrieses tus ojos… ¿Caminas sin necesidad de ver? ¿O acaso tus ojos ya no muestran nada más que oscuridad?"-Indaga el kitsune un poco en la vida personal de la joven híbrida que lo acompaña, de ese modo podrá ser aún más considerado con ella. Al final del corredor una gran puerta de madera con un blasón en sobre ella concluía parte del recorrido. El blasón estaba aguzado en la punta. Compuesto en los colores del corredor Oro y Gules, un fénix plasmado con sus alas abiertas y con la boca abierta mirando hacia la derecha del escudo.
Una divisa o mote de tres palabras se situaba en la parte inferior del blasón, ''Liberté, égalité, fraternité'' eran las palabras que en él se encontraban. Las puertas interiores se habían abierto y una gran sala se abría allí, sintieron la fresca sensación de atravesar una cascada, por lo que Kurita tomo una de las manos de Zafira para guiarla mejor en ese sendero de lo más misterioso. Del otro lado ya estando ambos en el salón del trono sentado en el trono un hombre vestido en unas finas prendas de la nobleza parece estar allí a la espera. Sus ojos oscuros parecen orbes de lava fundida, de cabellos negros tirados hacia atrás. Salen un par de cuernos en un tono rojo liso apagado de detrás de su nuca, sus manos parecen terminar en garras cubiertas de escamas rojas intensas y lustrosas. El hombre del trono los mira y el kitsune se arrodilla ante el unos momentos antes de ponerse de pie nuevamente y usar su magia para comunicarse con aquel que es rey del castillo del sur del Puño de Hierro. El rey hizo una señal con su mano para que puedan retirarse y así lo hizo el kitsune, se llevó a la chica hacia el extremo izquierdo del salón donde hay una puerta que los conduce hacia otros corredores del castillo. Tanto Zafira como Zeit pudieron sentir múltiples presencias en ese sitio, pero el lobo no vio nada con sus ojos, solo fue una sensación extraña. Zafira en cambio siendo tan sensible tiene la certeza de que el salón está lleno de presencias poderosas, pero sus ojos no ven así que nada mas puede saber al respecto.

-"El rey está ocupado en una reunión, pero ha dado su consentimiento, eres ahora su invitada y estas bajo su protección."-El kitsune le informa a la jovencita de que es bien recibida allí, ahora es un huésped de lujo de ese castillo y de su rey.

El andar siempre en la oscuridad transforma de algún modo la vida en solitaria, incluso cuando se está acompañado de una mascota o de un amigo nunca se estará del todo completo. Así lo imagina el kitsune que goza del don de la visión que le permite disfrutar del mundo ya sea de un bello paisaje o de una triste puesta en escena.

El pensamiento de Zafira sobre la nieve es algo incomprensible para el kitsune, pero no dice nada al respeto, respeta sus ideas y su forma de ver la vida, no todos pueden tener la visión que alguien como él tiene del mundo tan espiritual…Tan avanzada. Ella habla con seguridad, le da crédito por ser tan valiente aunque eso también lo pone en cierto sentido algo triste y despierta su lado más compasivo. Al momento de pasar por la entrada del salón del trono ella lo hizo en silencio, se dejó guiar por Palmorita y siguió de ese modo en silencio incluso luego de dejar ese salón para caminar por otros pasillos del castillo donde sí se hizo escucha la jovencita, primero para informar a su compañero y guía que no es la primera vez que esta al cuidado de alguien, eso es algo bueno según el kitsune, y lo otro es para preguntar si la gran presencia en el trono es la de un dragón, algo que en un comienzo el kitsune no quiso responder, pero es seguro que el lobo lo debe saber con seguridad.

-"Así es niña, el señor del castillo es una gran dragón, pero no tienes nada que temer."-Responde con su poder mentar el kitsune quien la lleva a salvo por el lugar evitando cualquier lugar turbio que pudiese romper la paz del corazón de su ahora protegida. Lleva a Zafira a una habitación bien equipada, la puerta estaba abierta así que solo tuvo que entrar en la misma y dejar que ella ingrese allí por si sola. Miro al lobo ya que un lugar así no es para que ingrese un animal doméstico ni salvaje, podría arruinar la habitación.

-"Esta será tu habitación Zafira, pero el lobo tendrá que quedar afuera, en el pasillo."-El que hayan dejado ingresar al lobo hasta allí ya fue bastante cortesía, pero ahora deberá de descansar en el pasillo fuera de la habitación, es lo más cercano a Zafira que podrá estar mientras ella este en su habitación de residencia temporal. En esa habitación hay dos camas grandes, mesa, sillas, mesa de luz, el suelo está cubierto por alfombra y es bastante cálida. Cuenta con orinal propio limpio a un lado de la habitación y una bandeja de frutas sobre la mesa. Tiene allí un pequeño mueble para guardar ropa si lo desea y velas si quisiera luminosidad, algo que en ella no es necesario. -"Espero la habitación sea de su agrado, posiblemente cuenta con todo lo que necesita."-Eso supone el kitsune, aunque nunca se puede estar ciento por ciento seguro de ello.

El grupo de guerreros, casualmente todos hombres se encuentra ahora cómodos en ese refugio que les han ofrecido amablemente sin pedir nada más a cambio que silencio, eso fue todo cuanto se les pidió. El más entusiasmado allí es el joven Milo, tal y como dijo el kitsune los humanos tienen una flama innata que los hace vivir plenamente y el joven de Arcadia es la clara muestra de ello. No pudo evitar reírse el caballero y héroe del sur del Puño de Hierro al escuchar la petición de Milo, su risa se vio clara y sonó alto, una risa alegre que no busca denostar ni insultar a nadie.

-“Petición aceptada”-Respondió sonriendo sin querer interrumpir demasiado el relato del joven que hecha flores y colores a la persona que les da un refugio donde estar. Ya luego de los elogios y halagos vino una pequeña parte de la historia de Milo en forma de relato sencillo, un ex soldado de una tierra que se encuentra según el ahora en paz sin necesidad de sus servicios, algo que Albart no comparte en lo absoluto pues el deber de un caballero es desde que nace como uno hasta que muere. Mientras eso pasaba el enano ya se prendía la pipa y al poco tiempo ya estaban comiendo, Albart aprovecho un momento de paz para hablar y agregar lo suyo a las palabras de Milo.

-Desde mi punto de vista joven Milo no estoy tan de acuerdo con su visión, no es incorrecta, pero para mí un caballero nace y muere por su nación. Podréis ayudar a muchos más, pero uno debe regresar a sus comienzos, reencontrarse y renacer nuevamente… Si buscas paz has de prepararte para la guerra, un reino pacifico puede ser mucha tentación para otras naciones y poderes violentos, allí deberías estar tú, y de no estar puede ser demasiado tarde.-Comparte su filosofía y otras creencias con el joven para poder enriquecer la experiencia de Milo.-Por supuesto que un viaje puede dar muchas respuestas, incluso podrías obtener nuevas vidas.-Tras esas palabras bebió algo de vino sonriendo por dentro ante las palabras del enano que puede estar en lo cierto. La falta de respeto del enano molesta al caballero hasta cierto punto, es bastante tolerante Albart, después de todo cuando come con otros soldados antes o después de la batalla no hay mucha etiqueta que digamos, y la raza de los enanos no es justamente la más fina de todas.

-He estado hace unos meses por allí…Sin ánimos de ofender a su pueblo Helrim, pero han caído en una gran desgracia que no creí jamás presenciar.-Lo dice asombrado y dolido, el conoció esas tierras en mejores tiempos, las ha camino bastante hace décadas y nunca estuvieron tan golpeadas como en la actualidad.-Nunca ha sido fácil la vida para vuestra raza, pero siempre han sabido mantener la gloria y la entereza ante todo…Hoy día han perdido el orgullo, los han denostado…Y esa humillación está trayendo desesperación y odio, y con ellos poderes olvidados que encuentran su fuerza en la decadencia y necesidad del pueblo.-No menciona el caballero nombres, pero si habla de algo siniestro que el parece de alguna forma conocer.-Para empeorar la situación nosotros no podemos movernos demasiado con Dantew al poder, nuestra lucha civil ocupa demasiado de nuestro tiempo y de nuestros recursos…Nuestro mejor grupo de hombres está desaparecido, más razón aun que nos atan a esta tierra.-Bebe más vino Albart, parece que rápidamente cambio de humor o al menos el timbre de su voz, y si bien sus ojos y su rostro se ve amable y amigable está bastante preocupado por lo que ocurre en Korolevstvo, La Ensenada de Plata, Asbru y el Búho Invernal.

Helrim bebió y comió hasta saciar su alma, durante varias semanas de viaje no había probado comida caliente. Una vez su copa de vino reposaba vacía se desperezo y se reacomodo en el sillón.

Las palabras de Albart no podrían haberle importado menos, para Helrim, un trotamundos sin rumbo definido, ser un caballero no significaba nada… menos aun vivir y morir por una nación o reino. Para él, cuya familia lucho para sobrevivir en Korolevstvo, lo único importante era no volver a pisar aquel suelo, donde muchos enanos terminaban trabajando en minas abandonadas tratando de ganarse el pan de cada día, mientras que los reyes engordaban.

- Claro… ¡Tu sal y pelea por alguien que se mantiene encerrado en un castillo, comiendo de lo lindo mientras tu sangras y te ensucias con barro! - Exclamó sin darse cuenta que había elevado su tono. -Hmph… Yo solo peleo y muero por un líder que pelee al lado de su pueblo, que se ensucie con el mismo barro y que manche su armadura con la misma sangre que sus guerreros…- Agregó bajando el volumen de su voz. Claramente no conocía la costumbre del Señor de las tierras.

Luego saco su pipa y fumo de ella, escucho el relato de Albart sobre su pueblo, pero no parecía molestarle lo que estaba ocurriendo allí. Sus ojos se posaron en la pared y su mente se perdió en sus recuerdos…

- Quizá hice bien en irme de allí... Hmmm...- Al cabo de unos minutos se quedo dormido.

(OFF: No podrían haberle puesto un nombre menos complicado a la ciudad de los enanos, no???)

Come y bebe el caballero de reluciente armadura y abundante melena rubia, por lo visto espera escuchar y termina su cena en ese ínterin.  El primero en responder a sus palabras como de costumbre fue Milo quien expresa sus ideas sobre el camino del guerrero lo cual es uno de acción mantenida y constante.

-Vuelvo a deciros Milo, no esta tan ese modo de ver tu camino, yo sigo otro diferente al tuyo, pero es perfectamente comprensible y aceptable.-La gracia está en la diversidad de creencias y costumbres, y si bien eso llevara siempre al conflicto es mejor así que a una utopía falsa. Lentamente giro su rostro hacia el enano al escuchar como levanta la voz sin necesidad y de forma imprudente. Lo que escucho después lo tomo como las palabras de alguien ignorante que nunca tuvo un rey que tuviese la pena, y el que sabe bastante de linajes e historia sabe muy bien que desde hace siglos no tienen un verdadero líder que les haga de guía y protector.

-Debéis cuidaros temerario Helrim, en otros sitios pueden mandaros a matar por menos que esto.-Una lección básica de etiqueta para el enano que carece por completo de la misma.-Sus palabras son las de alguien que jamás ha tenido un verdadero rey, alguien que os inspire y os incentive a ser mejores. El rey Logan no necesita manchar su armadura con lodo, esas épocas ya terminaron para él, esas fueron sus épocas como Sir al servicio del anterior rey del Puño de Hierro, ahora es rey, ha conquistado y ese es su derecho por conquista ¿Comprendéis eso Helrim? Mi rey gano estas tierras a la fuerza, y gano batallas en defensa de aquellos que hoy lo tratan de traidor, entonces ¿Por qué combatir sin obtener recompensas? ¿Tiene el rey que seguir sangrando toda su vida? Creo que aquí no encontrareis esos lujos que estáis acostumbrados a ver en otros reinos, lamento si eso os decepciona caballeros.-Ahí van un par de lecciones para el enano puesto que no saben nada de la gente de ese castillo ni de la gente de los alrededores. No hay mucha riqueza allí, no hay vajilla de plata ni tampoco se ven cosas de oro, todo está en madera y piedra bastante lúgubre, probablemente hayan visto más riqueza en una iglesia o en alguna casa de un noble incluso en otros castillos. Coloco su mano sobre la mesa algo fuerte, la palma abierta la cual hizo un ruido muy fuerte al chocar contra la madera, eso y su voz bastara para despertar al enano que ya está dormitando.

-Un rey es el as de todo reino-Lo dijo bastante fuerte pero no llego a gritar.- Si un rey está peleando con sus guerreros en el barro entonces no puede estar con el pueblo, no podrá estar al pendiente de la cosecha, de los impuestos y su administración, menos podrá a estar para asegurarse que se construyan puentes, que os exploréis adecuadamente el territorio ni para fabricar tratados políticos y comerciales con otros reinos que os beneficien a ambos reinos, a miles de personas. Un rey que no está en su trono asegurando de que todo funcione no sirve como rey.-Observa a Milo con una mirada intensa y luego se gira de nuevo hacia el enano.-Cuando el reino sufra una crisis el rey es quien debe dar la mejor respuesta, es su deber elegiros buenos ministros y asegurar de que cumpla con su rol en el reino, ejercer piedad y justicia por igual dejando ciertos trabajos y responsabilidades a sus vasallos, pues no es un dios y no puede estar el rey en todas las partes, a mi pensar un rey es el nexo que se encuentra entre la gente y un dios, es más que un nombre pero no llega a ser una figura divina… En nuestro caso particular es preferible que el rey Logan este ocupándose de todos los problemas del pueblo, el resto nos ocupamos de las armas, algo fácil de hacer, y que él se encuentre siempre listo para apoyarnos en aquellos momentos críticos donde nosotros sus vasallos no podamos vencer con nuestra propia fuerza, ese es un verdadero rey Helrim, algo que lamentablemente en tu región no habéis  visto en mucho tiempo, el duque Eldor Raidor V es lo más cercano a un rey  que han tenido en más de un siglo.-Sin duda a ese caballero le hace fácil hablar y hablar, pero no habla tonterías, está bastante bien informado y no es un atacante con las palabras, simplemente muestra su visión y creencias tratando de hacerle comprender las mismas al resto de los presentes.

No puede entender el kitsune los sentimientos de la joven hibrida, no tiene idea de lo que es tener un hermano y mascota como ese huargo y menos los otros sentimientos que alberga ella en lo referente a su agradecimiento por estar allí en tan buenas manos, pero cree poder darle al menos una mínima respuesta a sus interrogantes.

-"Me alegro de que sientas bien entre nosotros Zafira, pero no me corresponde a mí el decirte cómo has de retribuir por lo que se te ofrece en este lugar, solo el rey del castillo y la Dama del invierno pueden dar una justa respuesta a tu pregunta."-Eso es todo lo que puede responder Kurita en lo que respeta a las dudas de Zafira, el como ella es solo un invitado allí en ese castillo, un invitado permanente en deuda con el rey Logan y muy respetuoso de la deidad que resguarda esa región del Puño de Hierro. -"Relájate Zafira, deja que el tiempo fluya, el tiempo traerá paz y respuesta a tus preguntas"-Palabras sabias de una criatura sabía que comprende que tan importante es el tiempo y la forma que tiene este de obrar en el universo. Dicho eso ultimo guardo silencio, tampoco se movió de su sitio, en si tampoco observa a Zafira sino que parece estar mirando hacia algún sitio lejano al lugar donde se encuentran ellos dos físicamente en esos momentos.

No muy lejos de allí en el salón del trono la supuesta sección en la corte del rey continua su curso lejos de los ojos de los mortales.