Preparando el reto

Logrando algo de tiempo aquel abanderado de su tierra dejo la Dinastía del Dragón para conocer otros lugares del mundo cercanos a su país, no iría de ese modo tan lejos.  La idea de Hijikata es mantenerse cerca del Cielo de la Libertad y el Brillo de Luna, así como cerca del Desierto del Dragón, de ese modo podría emprender su viaje de regreso a su país con cierta facilidad. Su idea es aprender durante sus viajes sobre culturas extranjeras, tal vez obtener algún aliado para su familia con el cual contar en caso de mucha necesidad y si se puede conseguir algo de comercio e información valiosa del mundo. Si bien la Dinastía del Dragón parece ser un mundo aparte no lo es tanto, sigue estando sujeta a los cambios del mundo, en especial del Continente Central donde son una potencia mundialmente reconocida en muchos sentidos de la palabra.

Recorrió un poco de cada ciudad mencionada y luego llego al límite del Puño de Hierro con el oeste del Cielo de la Libertad, un lugar que ha tenido en sus épocas varios tipos de conflicto, la razón fue el determinar los limites de cada nación, aunque incluso hoy día no se está del todo claro donde comienza una y termina la otra. En ese sitio se encuentra un lugar muy famoso en el Continente Central y en el mundo, El Coliseo, lugar de batalla para todo tipo de combatiente, todo aquel que desee probar su destreza y entregarse a su suerte es bien recibido allí sin importar raza, estatus social, lugar de nacimiento ni edad, allí solo importa vencer, eso es lo vital.  Un buen lugar para aprender y probarse a sí mismo sin duda algunas, aunque puede ser mortal el combatir allí Hijikata probara su suerte, pero no sin antes el participar como espectador, y luego sí, ya habiendo tenido algo de conocimiento en persona sobre los desafíos que allí acontecen decidirá si con valor se presenta a dar pelea o si simplemente se convence de que no está preparado para ello tendrá que resignarse y seguir mejorando, para finalmente algún día estar a la altura de dichas circunstancias.

Hace realmente un bello día en esas tierras desconocidas para la joven samurai, aunque al menos el viaje no fue nada solitario, en esta ocasión tuvo compañía desde la zona central del Puño de Hierro, por lo que viajo bien protegida y sin temores de ser atacada por bandidos de los caminos. Cruzo la frontera del sagrado imperio y llego de ese modo a las tierras del Coliseo, un territorio disputado entre el Cielo de la Libertad y el Puño de Hierro, un conflicto que se recrudece mucho con el tiempo, y no seria raro que las amenazas se conviertan en mas que palabras en el viento.

Ya dentro de la ciudad fue de un punto al otro para ir averiguando sobre el Coliseo, la Arena de batallas, las reglas y estilos, y fue interesándose cada vez mas y mas en ella, al punto de querer ver uno de los juegos y tal vez, posiblemente participar y ponerse a prueba a si misma, algo que todo buen samurai hace día a día de diferentes formas, diferentes lugares y diferentes tiempos.
Ya en el Coliseo pago su entrada para ingresar y espero a que le tocase ingresar, haciendo fila entre muchos cientos de personas logro visualizar a toda clase de personas, y en particular a alguien que se viste de modo particular, pues usa las ropas que usa Tomoe, eso lo marca como alguien oriundo de la Dinastía del Dragón, y aunque no puede verle el rostro cree la dama oriental que realmente ese hombre al igual que ella proviene de ese país. Cuando ingresan al Coliseo una vez pueden dispersarse para buscar lugares y acomodarse para disfrutar del espectáculo busca acercarse a el para hacerse notar. No sabe como es esa persona, no lo conoce de nada, pero estima que alguien de su tierra tendrá buenos modales y formas, por lo que entablar una conversación con el no debería de ser muy difícil que digamos.

Spoiler:

Paso el tiempo y al fin pudo ingresar a las gradas del Coliseo, bastante ordenados ingresan los espectadores allí. Alrededor de ellos muchos soldados y mercenarios vigilan, las historias de gente asesinada al causar disturbios dentro o en los alrededores del Coliseo con bastante conocidas, por lo que generalmente todo trascurre en calma.  Les hicieron pagar una entrada de una moneda de oro, bastante cara, pero así se mantiene ese sitio, por lo que si quieres entrar tienes que pagar.  Ya habiendo pagado la cuota de la entrada salieron al interior del Coliseo, y más abajo, a unos metros de ello pueden observar la Arena de batalla, el sitio donde gente de todo el mundo se bate a duelo, en muchos de sus casos a muerte.

Gran cantidad de soldados y de personas de congregan allí, de todo estatus social, parece que incluso la gente común logra acceder allí aunque no se entiende como ya que la entrada es realmente cara. Hombres y mujeres combaten allí abajo, parece ser un Free for all, el modo donde todos van contra todos. Dos ya han caído quedando seis mas de pie en la Arena, se miran, se estudian y se atacan una y otra vez usando toda clase de medios para sobrevivir. Allí abajo no hay mas reglas que no sean las de sobrevivir, y en lo posible no usar poderes que puedan matar a los espectadores, aunque ese último punto es más una cortesía que una obligación.

Spoiler:

Mientras la batalla prosigue van cayendo uno a uno y de a poco, subiendo las apuestas de un lado y del otro. Las apuestas son algo común en ese sitio, es otro modo de recaudar dinero para mantener ese lugar en pie. Se sabe que los ganadores tienen su paga, tanto fuera del Coliseo como dentro del mismo, y esa es la razón por la que muchos ponen su vida en juego, el todo por el todo cada vez que ingresan en la Arena de batalla.

Fue bastante emocionante para aquel samurái el ingresar al Coliseo, le salió bastante caro sí, pero él lo ve como una inversión, después de todo si obtiene información coherente de lo que sucede allí dentro en la Arena de batalla podría encontrar la forma de ganar más fácilmente un reto allí mismo, y entonces habrá recuperado esa moneda de oro con creces. Ese es el pensamiento de Hijikata una vez ha pagado e ingresado en fila ordenada al interior del Coliseo donde el clamor del público es mucho más fuerte que el que se escucha desde fuera de esa gran construcción dedicada al combate. Ya dentro le sorprende dos cosas en particular, lo primero es el modo de combate, es impresionante verlo desde lo alto, todo bien entendible, es algo grato para el ya que en el campo de batalla no tienes tiempo de apreciar casi nada, todo es matar o morir y toma de decisiones en cuestión de segundos. Lo otro que lo sorprende es ver que hay personas de diferentes clases sociales, eso le parece muy raro considerando lo caro que esta la entrada a dicho sitio. Nota además de ello la existencia de apuestas en el lugar, aunque eso ya se lo imaginaba, donde hay dinero y contiendas siempre hay apuestas, aunque parece ser que hay mas apuestas además de las oficiales del Coliseo, parece haber otra clase de apuestas más clandestinas aun.

Busca ese hombre un lugar para acomodarse y observar la batalla con el mayor lujo de detalle posible. Mientras estaba en eso nota a una dama oriunda de sus tierras, es inconfundible alguien con un porte tan noble y oriental como ese, y si bien hay allí varios de la Dinastía del Dragón ella resalta bastante ya que no parece una plebeya, tampoco un político, es claramente un mujer de casta guerrera, una bushi, posiblemente una samurái. Cree Hijikata que es apropiado mantenerse cerca de esa mujer y en lo posible trabar conversación, si es una samurái podrán charlar de más de un tema en común, y si no, al menos será mejor que cualquier otra compañía al azar que pueda llegar a obtener casualmente por allí. Se va acercando a ella con rostro calmo y le ofrece una leve reverencia, y luego se sienta frente a ella con vistas a la Arena de batalla, esperando que ella hiciera lo mismo y así iniciar una conversación amable y educada con esa mujer que puede estar a su par, ser también una samurái.

Ingreso en aquel terreno de combatientes, aunque no como participante, solo como observadora y testigo de la valentía y de la crueldad de los que allí en el centro de la Arena de combate se baten en duelo poniendo en juego sus vidas y las de otros más. Al igual que la mayoría del público presente ella cree que la entrada al Coliseo es bastante cara, y no se imagina como es que la mayoría de los que allí se encuentran pueden pagar una entrada como esa, y mucho menos como la pagan constantemente pues ese lugar se mantiene en gran parte con el alto precio que se paga para ingresar a disfrutar de sus espectáculos.
Ella no conoce mucho de ese sitio, por lo que no sabía que en más de una ocasión ha habido disturbios en las gradas donde los civiles o al menos no participantes del espectáculo observan, se lo hubiera pensado dos veces antes de ingresar si lo hubiese sabido de antemano. Por suerte ese día todo parece estar en calma, y las energías se van en dirección donde están los combatientes, dándoles ánimos o tan solo insultándolos como es una costumbre en mucho de los espectáculos públicos o semi públicos.

A simple vista logro ver Tomoe que hay algunos caídos en la Arena de batalla, pero todavía estaba lejos de terminarse la contienda, hay muchos otros de pie y es probable que solo uno de ellos quede en pie. Giro su rostro rápidamente para ver de nuevo a ese hombre de la Dinastía del Dragón que no muy lejos de donde esta ella se encuentra, no lo quiere perder de vista, y por suerte él la vio también, saludándola de modo respetuoso a lo que ella respondió de igual manera antes de que el tomase asiento. Aprovecha esa oportunidad para tomar asiento a su lado, ya que hay asientos vacíos cercanos a él, así podría tener la chance de charlar con el ya sea del combate o de otros asuntos sean de importancia o no.

-Si no le molesta samurái-sama, tomare asiento a su lado- Con mucha cortesía y sin levantar de mas su voz toma asiento esa dama oriental al lado de ese hombre que parece un combatiente, como samurái que es tiene buen ojo para juzgar a ese tipo de personas cuando las ve de cerca. Luego guarda silencio observando el combate, queda en manos de ese hombre el hacerse escuchar ahora o si decide por otra parte guardar silencio, lo cual haría de ese momento un momento no tan grato como ella desea que fuere.

Ese encuentro no se lo esperaba para nada, pero es bien recibido. Las samurái-ko en su país abundan, pero con una belleza como esa que posee la samurái en cuestión a su lado no, eso es una rareza. El equipamiento que posee es de buena calidad, eso salta a la vista, por lo que cree que esta ante alguien de muy buena posición social. La escucha hablar y pedir permiso de una manera muy educada, su educación debe ser de élite, su voz armoniosa y el conjunto en si es exquisito. Debe tener mucho cuidado de no ofenderla, de hacerlo la puede pasar muy mal. Como portaestandarte de su región todo lo que diga y haga trae repercusiones, muy buenas o muy malas, y mientras no sepa quién es en verdad esa mujer más vale prevenirse.

-Por favor, adelante, es un honor para mí Hijikata Hoshi el compartir el espectáculo en su agradable compañía- La saludo de modo respetuoso y se presenta con palabras rebuscadas…Aunque el es medio campesino de seguro para alguien de estatus de la noble dama espera que ella lo aprecie y no se sienta ofendido por no tener una maestría en etiqueta como tienen muchos samuráis. Gira hacia ella su rostro para buscar sus ojos, no sabe bien como agraciar a una dama de alta cuna, pero al menos lo puede intentar- Espero encuentre el espectáculo tan interesante como yo, aunque claro…Al lado de su noble y honrada compañía empiezo a perder interés por este, samurái-sama- Se la jugó Hoshi, espera que sea del agrado de la dama sus palabras y que no lo tome como un presumido o don Juan por decirlo de esa forma tan directa.

-Si me permite agregar más…Entonces, me presento. Mi nombre es Hijikata Hoshi samurái-Sama, para servirle- Se presenta el joven antes de que quede como un mal educada, aunque entre nobles el que suele presentarse primero es el de mayor importancia decidió hablar el primero, así muestra su interés y sus ansias hacia su compañera de forma abierta. Gira su rostro un momento para ver el espectáculo, después de todo tampoco puede inquirirla con la mirada todo el rato, eso es sin duda algo incómodo para cualquier persona sea noble o plebeyo.

Con toda la etiqueta del mundo Tomoe consiguió no solo tomar el asiento al lado de ese guerrero oriental, sino que también parece ser que llamo por completo la atención ya que las palabras de dicho hombre son alentadoras y muy respetuosas, dirigidas pura y exclusivamente a ella lo cual la hace feliz. El se presento como Hijitaka Hoshi, un nombre que ella conoce bien, y le gustaría que el reconozca el suyo aunque lo ve poco probable, su fama es de torneos y de tal vez belleza, en cambio la de Hoshi es fama de batalla, honor y lealtad.
Hizo la pausa necesaria antes de hablar, para cuando se presente el momento adecuado hacer escuchar su voz nuevamente, aprovechando la oportunidad perfecta de presentarse ante dicho hombre en cuestión.

-Es un honor conocer a Hijikata Hoshi-Sama, abanderado del Emperador. Mi nombre es Tomoe Gozen, gracias por permitirme estar a su lado Hoshi-Sama- Con mucho respeto y demostrando su alegría la joven y hermosa Tomoe termino al lado del abanderado, uno de los tantos honorables guerreros que portan ese deber y prestigio. Se puso muy feliz la dama con el cumplido de Hijikata, se ruborizo y escondió un poco el rostro para no demostrar tan abiertamente lo evidente, algo difícil considerando que la está mirando a la cara y no la puede girar, eso sería mucha falta de respeto…Aunque si lo hace lentamente y sonriendo podría quedar bien con él y no lo contrario.

-Pues si le permito…Y si, es un lindo espectáculo para presenciar en compañía tan experimentada y agradable- Respondió bajando un momento la voz Tomoe, para luego agachar la cabeza de modo respetuoso y sonreír nuevamente. –Hablando del espectáculo Hoshi-Sama, lo veo muy interesante, incluso con ganas de participar alguna vez ¿Qué piensa usted al respecto?- Cambiaron un poco el tema para centrarse de lleno en el asunto del Coliseo, para ellos dos guerreros honorables de seguro debe ser todo un reto el participar en un sitio como ese representando a su familia, su región y su país.

Los dos samurai allí presentes temen más de lo debido, algo que Hoshi comienza a notar con el paso de los minutos. La dama a su lado es sumamente amable, educada, recatada, es fácil para el mantener la conversación, y tan natural que las presiones comienzan a desaparecer rápidamente dejando lugar a sensaciones más agradables. Entre esas idas y venidas de etiqueta y de palabras le llego al joven samurái el nombre y el reconocimiento de esa dama honrada de su tierra, Tomoe Gozen, ese nombre le suena de algo pero no consigue centrar de donde, por lo que guarda silencio pensando en que decir…Ella lo conoce pero el a ella no, puede quedar como un grosero por ello y no lo quiere, por lo que tiene que pensar algo ingenioso que decirle.

-El honor es mío Tomoe Gozen-sama, su compañía me sienta muy bien-Ha respondido bien, o al menos el cree que esa es una buena forma de responderle a esa dama que por momentos lo desconcentra. Se arrepintió en parte de mirarla tan directo al rostro, fue algo descarado de su parte, pero la belleza de Tomoe es tesoro suficiente como para que valga la pena el riesgo. La joven dama sonríe y agacha un poco la mirada al responder, y además agrega un comentario y una pregunta de tal forma que a Hoshi le cuesta el ritmo el seguirle la conversación. Se nota que ella está muy acostumbrada a hablar, en cambio él es más un hombre de armas, de habla más común y menos refinada.

-Así es Gozen-Sama, es muy llamativo, en especial porque nosotros tenemos un estilo de combate muy diferente. Nuestra cultura no se parece a ninguna, y el mundo es inmenso, tanto como para sorprender una y otra vez…Puede eso sea lo más emocionante de venir a este Coliseo, el ver cosas que posiblemente nunca llegaríamos a ver normalmente en nuestras vidas ¿Qué cree usted Gozen-Sama?- Habiendo respondido a la pregunta de la samurái-ko se gira a mirarla nuevamente, ya que le es muy difícil controlar ese impulso de mirar el rostro de quien sea con quien este conversando, y en este caso, como pocas veces es una mujer que realmente debe valer la pena cortejar.

Puede asegurar a simple vista, bueno, ahora no tan a simple vista ya que lo tiene al lado que ese samurái es bastante apuesto, y amable. Suerte para ella el encontrar alguien así que además tiene buenas referencias, su fama es una fama noble y valerosa lejos de traiciones y acciones deshonrosas. No intimida la mirada de ese hombre, pero como dama que es no puede simplemente mirarlo a los ojos, por lo que baja un poco la mirada y a veces la esquiva apenas. Como guerrera están de igual a igual, pero en esos momentos prefiere actuar más como dama que como una doncella de combate. El honor de las presentaciones ha quedado ya saldado y sujeto entre ambos, por lo que pueden sentirse en gracia el uno con el otro ya que ninguna parte ha quedado mal parada, eso da el hincapié a un encuentro entre personas honorables de un mismo país que además comparten caminos y creencias. Con tanto en común y tan buen introducción no se puede esperar más que un grato encuentro el cual tiene ahora como tema principal las glorias del imperio de la Dinastía del Dragón y la diferencia con las demás regiones del mundo. Asiente con la cabeza mientras observa como poco a poco van cayendo los combatientes hasta quedar solo dos de ellos en la Arena de batalla.

-Así es Hoshi-Sama, un espectáculo como este jamás se vería en nuestro país, bueno, eso es lógico ya que la Dinastía del Dragón jamás tuvo esclavos y no aprueba esa forma de vivir en otros.- Gira parcialmente el rostro para responderle pero le sigue esquivando un poco la mirada, de esa forma no se muestra desvergonzada ni tampoco como alguien mal educada.- Pero es la gracia de que haya diversidad, para bien o para mal el mundo está bien así ¿No lo cree así Hoshi-sama?- Se siente a gusto allí, el despegarse un poco de sus obligaciones y de objetivo le ha servido mucho, le vino de maravilla, tanto así que sonríe cada tanto, ya sea por la compañía y por el espectáculo que se vuelve mejor al verlo junto a alguien como ella.

El ruido de los espectadores se hizo mucho más notorio, ahora que la victoria se disputa solo entre dos competidores más de uno siente el pulso acelerar y se exaltan más y más.

No sabe bien a que prestarle más atención ese hombre, el combate en la Arena de batalla fue dejando de lado perdedores y algunos muertos de lado para que solo dos candidatos a la victoriosa quedasen allí de pie. El combate llega a su punto decisivo y se pone emocionante, pero la dama a su lado es alguien que le roba la atención, ya sea con palabras o con su sonrisa, así que su voluntad y su interés ahora están muy divididos. Los gustos de hombre y los gustos de guerrero se enfrentan, buscando un punto medio donde gira para escucharle unos momentos y luego vuelve a enderezar la cabeza para mirar hacia la arena de combate donde el combate mano a mano se vuelve feroz.

-Me alegra de que nuestro país no tenga esclavos Gozen-Sama, un hombre sin libertad no es un hombre, una mujer sin libertad no puede ser esposa ni madre, hay demasiadas cosas por las cuales lamentaría la esclavitud- El samurái asiente de modo afirmativo su postura contra la esclavitud, algo de lo que hay bastante en el mundo. Asiente también al tema de la diversidad, aunque es la causa mayor de las guerras del mundo- Solo espero que la diversidad no separe al mundo de un modo definitivo, que luego las alianzas heroicas como la de la batalla contra Razbel no podrán ser, o serán a medias dañándonos a todos- Da a saber sus creencias sobre la diversidad justo en el momento en que uno de los competidores de la Arena pone punto final al combate con un golpe certero en las piernas de su rival quien ya no puede ponerse de pie. Ahora es cuando muchos gritan pidiendo sangre, otros en cambios más tranquilos están satisfechos con el total de combates que acaban de presenciar.

-Me pregunto qué harán a continuación- Miro a su compañera de esa tarde al preguntarse esa cuestión, lo más probable es que maten al perdedor, esos sitios suelen ser así de rastreros y salvajes.

A diferencia del samurái la samurái-ko le presta más atención a su compañero que a la pelea, primero por educación y segundo porque prefiere no mirar si finalmente termina alguno de los guerreros allí ejecutados. Entiende que al entrar a la Arena de batalla ya está claro que estas dispuesto a matar y a morir, pero no por eso disfruta de la carnicería sin control. Saliendo del tema del combate que esta pronto a finalizar Tomoe piensa igual que Hoshi en lo que respecta a la esclavitud, por más ventajas que le dé al que tiene nobleza y dinero como persona el esclavo no es nada, y en conjunto si hay demasiados esclavos la vida carece de sentido pareciendo mas a los tiranos que el dios oscuro Razbel, dios que parecen haber olvidado con el paso de los siglos.

-De momento no podemos hacer nada para cambiarlo, aunque en una época los héroes podían lograr cambios como esos, cambiar el mundo con sus propias manos-Suspiro Tomoe recordando viejas historias de siglos pasados, en esas épocas realmente los héroes escribieron la historia, y eso ahora parece demasiado alejado de la realidad presente que vive el mundo y sus sociedades. –Seria terrible que nos atacase algo despiadado y poderoso nuevamente y nos encuentre tan divididos…Ruego a Los Cielos que jamás nos vuelva a suceder-No quiere pensar en esas cosas Tomoe pero es inevitable, de donde ella viene todos están marcados por la Batalla del Silencio. Iba a cerrar los ojos cuando se escucho el clamor de la multitud más fuerte que antes, entonces miro a la Arena de batalla y vio como solo uno de los guerreros quedaba en pie, de esa forma la contienda tuvo un único vencedor.

-Bueno…Ha terminado, y como lo creyó usted Hoshi-Sama termino con uno de los hombres muertos- Aplaude Tomoe el valor y al destreza de los que allí combatieron, en especial del que logro alzarse por sobre todos los demás rivales.-Ahora si no se qué ocurrirá ¿El espectáculo sigue o llego a su fin?-Le pregunta al samurái a su lado girando para verlo, ahora que ya no hay combate inmediato toda la atención se vuelve a centrar en ellos dos.

Hizo reflexionar a ese hombre Tomoe, pues el recordar que alguna vez los héroes fueron los cambiaron la historia, aquellos que la escribieron le hizo pensar ¿Qué hacen ahora los héroes? ¿Dónde están? En estos últimos tiempos, desde hace al menos un siglo que los héroes de verdad parecen haber desaparecido del mundo entero. Se escucha mucho de héroes locales que pueden haber tenido mucho impacto en su región, pero no se escuchan verdaderas leyendas heroicas como las del Maestro Gensatsu o Lord Siegfried que yacen ahora desaparecidos.

-Alguna vez fueron importantes…Ya no se oyen historias y cuentos de ellos, no hay nuevas canciones y las que hay se van olvidando, algo muy triste en verdad- Parece que esa verdad afecta mucho al samurái, y en verdad que el al ser del tipo que se considera como “romántico” siente mucha nostalgia al verse perder la cultura de los héroes de forma tan abrupta y casi definitiva.
Sobre lo terrible que sería el que los atacase algo poderoso de repente no hizo comentario alguno, ella ya se ha expresado bien sobre el asunto y comparten ese pensamiento de principio a fin. Pero si pasa a comentar sobre el final de la contienda, algo que el supuso muy bien.

-No se podía esperar menos, aquí es muy diferente, no se prioriza el honor, se prioriza el juego, el contentar a la plebe y el dinero, solo eso-No lo dijo con aprecio, no le gustó mucho como termino esa contienda.- Por lo visto es hora de retirarse, hasta mañana al parecer no habrá más combates- Responde de ese modo a la pregunta de Tomoe y luego lentamente se pone de pie, esperando a por ella. –Sé que no vinimos juntos Gonzen-Sama, pero espero nos vayamos uno en compañía del otro- Así ofrece amablemente y con respeto a la samurái a su lado el retirarse juntos de ese lugar.

Se vio algo afectada Tomoe cuando Hijikata comenzó a hablar sobre héroes ya olvidados, sobre la perdida de las historias heroicas y toda esa cultura que muchos pueden tomar de soñadores, pero que sin duda son capaces de dar vuelta al mundo y de escribir la historia cuando suceden, esas historias que parecen inmortales como los propios dioses. Para aumentar su sorpresa Hoshi parece claramente disgustado con el final de la contienda, claro que a ella tampoco le gusto pero hizo la vista gorda por así decirlo. Es extraño que un samurái muestre un desprecio tan abiertamente, posiblemente ese hombre no sea muy bueno escondiendo las emociones y manteniendo la etiqueta como se debe hacer en esos casos.

-Es completamente diferente a nuestra cultura, lo comprendo, pero a eso vinimos, a ver algo diferente a nosotros ¿No?-Pregunta curiosa y mostrando una sonrisa, una sonrisa que tuvo que mantener en su lugar sin exagerar ante la propuesta de aquel apuesto y amable samurái que la invita a salir de allí juntos los dos.–Sera todo un honor el caminar junto a usted Hoshi-Sama- Con mucho respeto responde a esa invitación y poniéndose a su lado comienza a caminar con el hacia la salida de ese Coliseo. Van lento ya que hay mucha gente allí, pero por eso es muy fácil guiarse, solo debes seguir la dirección en que va la mayoría y listo.

-Bueno, al menos salen de forma ordenada- Comento complacida de ello mientras salen de aquel sitio completamente. Atrás quedo la batalla y la sangre, y de seguro ya estaban limpiando la Arena de batalla de cuerpos y sangre para que pueda ser utilizada nuevamente al otro día en una nueva contienda.

-Si no es mucho atrevimiento Hoshi-Sama me gustaría saber ¿A dónde se dirige ahora? ¿Cuál es su próximo destino?- Le gustaría en verdad saberlo, y con suerte van en la misma dirección, de ser así será un gusto poder compartir el viaje en compañía de tan honrado samurái.

Es casi sorprendente como esa mujer se mantiene allí sumamente cálida, amable y sonriente, Hoshi está seguro que su malestar fue notorio y sin embargo ella no parece afectarse por nada, ni por el combate, su final, lo de los héroes,  el comportamiento de él como acompañante, nada de nada…Es simplemente magnifico su porte y su educación. El samurái se sereno usando de ejemplo a su honrada y ejemplar acompañante, de ese modo volvió a estar en actitud neutra y cordial como debe de serlo un hombre como su talla.

-Así es Gozen-Sama, no tiene caso criticar tanto cuando he venido por propia voluntad, gracias por dejármelo en claro.- Hasta una leve reverencia le ofrece a la dama a su lado, con su amabilidad y sentido común le ha hecho darse cuenta a Hoshi de su error y ha podido con facilidad corregirlo, eso es algo muy grato en verdad.  Ella acepto su invitación a caminar juntos hacia la salida de ese lugar y siguieron conversando yendo ordenados y comentando sobre lo bien organizado que esta el lugar en cuestión, tanto como para mantener en orden a tanta plebe con suma facilidad.

-Ciertamente es extraordinario la manera en que estamos dejando este lugar, en completo orden y calma, admirable- No se ahorro elogios Hoshi, así como sabe criticar también sabe reconocer los aciertos en los demás y darlo a saber.  Manteniendo esa marcha llegaron afuera del Coliseo y allí separándose un poco de tanta multitud vino la curiosa pregunta de Tomoe, una que no tardara en encontrar respuesta.

-Regreso a la Dinastía del Dragón, mi viaje solo fue para ver este espectáculo, para conocerlo y saber de él, para tener una experiencia, no más que eso ¿Y usted Gozen-Sama? ¿Cuál es su próximo destino?-No cree Hijikata tener tanta suerte como para que el camino de ambos continuase unido, pero además de su interés personal por Tomoe también pregunta por cortesía ya quedaría realmente grosero y luego de que ella preguntase hacia donde se dirige el no hiciese lo mismo con ella.

Casi se sonroja Tomoe cuando Hijikata le dio las gracias, no se esperaba una respuesta como esa, mucho menos que la reverencie por sus comentarios. Se siente muy feliz por ese pequeño reconocimiento y piensa rápidamente en que decirle para que el silencio no se adueñe de la situación que tan buena se presenta para ellos dos.

-No necesita agradecerme nada Hoshi-sama, solo con escucharlo me siente feliz, eso es suficiente para mí ya que este es un encuentro de honorables samuráis- Un grato y afortunado encuentro, no agrego esas palabras porque no quiere quedar como demasiado aduladora, esas cosas son mas para las cortes que para gente del campo de batalla como lo es Hoshi. Mientras conversan salen de ese lugar muy ordenadamente y ya fuera del lugar no se fijo bien pero, no es de extrañarse que entre la multitud haya gente intentando robar o robando ya en sí, para ella esas cosas son inimaginables pero bien que suceden y a menudo. Allí le llego la respuesta a su pregunta, una respuesta que no quería escuchar pero nada puede hacer para cambiarse.

-Comprendo, de seguro debe tener mucho para hacer, yo extraño la Dinastía del Dragón pero mi cometido es otro, no puedo volver aun debo seguir viajando Hoshi-Sama…Entonces, este será el adiós para nosotros. Es algo lamentable, pero estas cosas suceden, en especial cuando tienes objetivos que cumplir- Sonríe ladeando la cabeza de tal modo se mostrarse hermosa y simpática, y a veces se pregunta si esas acciones de verdad las hace sin pensar o realmente las está haciendo de modo inconsciente. Giro hacia él para así ofrecer una profunda reverencia a ese gran hombre y luego de ello erguirse de nuevo seria y decidida- Espero que el destino en algún momento una de nuevo nuestros caminos Hoshi-Sama- Ahora no hay lugar para la mujer en ella, solo el guerrero puede aflorar cuando se habla cara a cara con otro guerrero, cuando se le habla por igual y cuando es retribuido del mismo modo.

Sin duda ese encuentro con la dama Tomoe quedara registrado en su memoria por mucho tiempo, y no dudara en relatarse a su madre y a su anciano amigo Garasu sobre la gran mujer que conoció durante su viaje. A diferencia suya su madre de seguro reconocerá de inmediato el apellido de Tomoe, su familia y sus logros a diferencia de él que los ignora, y al escucharlo hará que se sienta más orgullo de haberla conocido.

-Es comprensible, espero que consiga realizar su viaje con seguridad y que consiga todos sus objetivos Gozen-Sama-Une sus manos chocando su puño derecho con la palma de su mano izquierda, casi como un rezo, pero claramente un saludo clásico de monje o de campesino, pero no por eso menos saludo que cualquier otro.- Entonces, esta es nuestra despedida, y ruego Las Fortunas que no sea una despedida sin un reencuentro. Adiós Tomoe Gozen, gracias por otorgarme el placer de conocerle-Sonriendo y con mucho respeto le dice esas últimas palabras se da vuelta y empieza a marchar en una dirección diferente a la de esa mujer, con todo ya dicho no hay marcha atrás, nada por lo que voltear la mirada, solo queda seguir el camino hasta alcanzar el destino que le depara sea cual fuese el mismo.

Lo que no sabe ninguno de los dos es que sus rezos fueron escuchados, y se encontrarían de nuevo sin siquiera haberlo esperado.

Tema finalizado, obtienen 2 puntos de experiencia.