Clanes de la Dinastia del Dragon

Mon: Campo blanco con una flor roja en el centro parecida y un dragón dorado en el centro doblado sobre si.

Los hombres ilustres del imperio, sus legiones a pie, armadas con poco pero con la fuerza de muchos, son la infantería pesada del imperio, sus armas de asedio, torres y templos los trasforma en una provincia bastante completa pero pequeña al sud oeste del imperio.

Choson se había divido en tres reinos enfrentados desde el comienzo de su historia: Korkuryo en el norte, Paikche en el sudoeste y Silla en el sudeste. Con la ayuda de Shang, Silla conquistó los otros dos reinos en el al comienzo de la Era Heroica. No obstante, la autoridad central de Silla se desintegró en los siglos venideros a causa de la presión de los nobles locales. Choson volvió a unificarse como Koryo en el siglo tres siglos después del gobierno de Silla y, tras la unificación, recuperó los territorios que llegaban hasta el río Amnok, fronterizo con Shang.

La reforma de las tierras, la aparición de una nueva burocracia, la decadencia del de las religiones alrededor del fin del la Era Heroica contribuyeron a la creación de un nuevo reino, Choson, que gobernó todo el territorio Oeste de la Dinastía Del Dragón. La influencia política y económica de Shan sobre Choson fue muy fuerte. Choson se convirtió en un centro importante de aprendizaje, respaldado por la invención de los tipos de letra móviles y la técnica de planchas de madera para la imprenta, sus torres e ingenios fueron fundamentales para la defensa del imperio, la inventiva de sus hombres de letras permitió que sus legiones se las arreglaran frente a grandes problemas con muy pocos, y sus descubrimientos en metales fueron de gran utilidad para todo el imperio, incluso se dicen que sus logros arquitectónicos y metalúrgicos compiten con los de los Enanos del continente Central.
Choson también se destaca por sus templos y su profunda orden religiosa, si bien en todo El Impero se venera a la Dama Sol, muchas corrientes filosóficas y teológicas confluyeron en esta provincia haciendo una religión única.

La prueba más importante a la que se sometió la dinastía Choson fue La Invasión, al estar al Oeste y divididos fueron tomados por sorpresa cuando las fuerzas de Razbel tomaron por asalto el imperio por primera vez.




Mon: Campo blanco una flor negra que simula ser tres lanzas en el centro

La provincia ermitaña, cuna de los guerreros del honor que arreglan sus disputas en duelos rituales, generales legendarios y una extraña pero poderosa cultura.

Situada en montañas 100 millas de la capital en su punto más cercano, Yamato era una tierra de misterio en los confines de la civilización. Aislados primero geográficamente y más tarde por elección propia, Yamato desarrollaron una cultura única que absorbió pocas influencias del mundo exterior. En los inicios de la Era Heroica, su cultura más desarrollada se hallaba en el extremo norte estaba Kanto, llanura aluvial y única gran área de las montañas para la plantación de arroz. Al norte y este de Kanto se situaba la frontera, más allá de la cual vivían los bárbaros y extrañas criaturas, que habían ocupado las montañas desde el comienzo de las Eras.

Algunos creen que, hacia el final de Era Heroica, la corte Yamato se había convertido en gran parte en ceremonial. Una serie de clanes independientes, conocidos como Uji, eran los que detentaban el poder real por debajo del monarca. Los líderes de estos clanes formaban una especie de aristocracia que rivalizaba por el control del país y del trono.

El clan de los Soga estableció su predominio, surgiendo de éste el primer gran hombre de estado de la historia, el Príncipe Shotoku, quien realizó reformas que sentaron las bases de la cultura durante las siguientes generaciones. Que emprendieron medidas encaminadas a la redistribución de los arrozales, estableció un impuesto sobre la producción agrícola y dividió el territorio en provincias casi autonomas. Sin embargo, gran parte del territorio permanecía fuera de la influencia y del control imperial. El poder real pasó a familias importantes que habían alcanzado un lugar prominente en las tierras de cultivo del arroz. Los conflictos entre estas familias condujeron a la guerra civil y a la ascendencia de la clase guerrera.

La vida de los guerreros se regía por el código del guerrero, parecido al código de honor de los caballeros. La lealtad a su señor constituía la base de ese código. A cambio de la protección dada al guerrero, éste obedecía las órdenes de su señor sin cuestionarlas y estaba dispuesto a morir en su nombre. El Guerrero daba gran importancia a sus ancestros y cultivaba religiosamente la tradición familiar para ganar méritos. Su conducta debía ser firme y no dar muestras de cobardía. Los guerreros iban al campo de batalla esperando y deseando la muerte, ya que se pensaba que un guerrero animado por la esperanza de sobrevivir no lucharía bien. Maestros de la lanza y el arco estos guerreros se lanzaban a la guerra contra las huestes de demonios a luchar sin miedo pero con una maestría táctica pocas veces vista. La disciplina y el camino del guerrero formaba grandes soldados hechos para brillar en el campo de batalla.



Mon: Campo rojo con un dragón dorado en el centro.

La mas extensa e influyente provincia de la dinastía, vapuleada en los últimos tiempos por las Huestes, las inclemencias climáticas y revueltas internas, de su corazón vienen la gran mayoría de guerreros que combaten al oeste, y los granjeros que cosechan los pocos frutos que una tierra exhausta produce.

Los emperadores, considerados hijos del Cielo, detentaban por lo general un poder supremo. Sin embargo, los desastres naturales y otras calamidades se tomaban como pruebas divinas de su inhabilitación como gobernantes, lo que podía justificar revueltas. Los Mandarines eran funcionarios conservadores que tenían competencia en el gobierno en las áreas local, provincial e imperial. Los Mandarines opositaban a sus cargos tras aprobar una serie de detalladas pruebas públicas basadas principalmente en la obra de religiosas.

La dinastía T'ang gobernó el Imperio durante toda la Era Heroica. Bajo su mandato, el Imperio fue grande, rico y poderoso. Había un próspero comercio exterior y existía interés por las artes entre las clases superiores. Sin embargo, los últimos 100 años de la dinastía T'ang fueron testigos de agitadas revueltas campesinas e interminables guerras entre caudillos locales a las que la corte imperial no podía poner fin. Un general del ejército de uno de estos estados, llamado Chao Kuang-yin, se hizo con el poder y unificó los estados del sur, fundando la dinastía Song. En los siguientes 20 años, sus descendientes reunificaron el Imperio lo suficiente para defenderse de los ataques de las Huestes.

La dinastía Song gobernó hasta poco después de la Era Heroica. Este fue otro periodo de apogeo cultural y pero mantener las defensas del Oeste requería grandes cantidades de recursos.

Los desastres naturales y la subida de impuestos durante el comienzo de estos conflictos provocaron rebeliones rurales. Un monje se convirtió en uno de los líderes de los Turbantes Rojos, una sociedad secreta opuesta al emperador. Los rebeldes tomaron la Capital y 12 años más tarde expulsaron a los demonios que se ocultaban en la corte. Sin embargo, tras estos acontecimientos se impuso un aislamiento y conservadurismo estrictos casi paranoicos, oponiéndose al cambio y a la innovación, prohibiendo los viajes al exterior, y cerrando la Ruta de la Seda. Esta decisión y cerrazón duraron un par de siglos hasta que el gobierno de Shang fue insostenible, y los nobles de Yamato tomaron el poder del Imperio.

Los guerreros de Shang son el grueso del ejército del imperio, soldados de pie, guardias y ballesteros. Guerreros de ardoroso corazón no tienen el entrenamiento especializado como los surgidos de Yamato o Choson pero su versatilidad, movilidad y numero los hace una fuerza sorprendente.



Mon: Campo púrpura, lanza blanca de tres puntas con nueve tiras colgando.

Guerreros, nómadas, bárbaros, así eran llamados, servían al imperio viviendo del otro lado de la gran muralla, eran guardias, vigías, exploradores de las tierras yermas, el imperio nunca les dio una gran importancia y los desestimaba, pero mas allá de las apariencias guardaban una gran cultura, poderosos secretos y una gran tradición oral.

En un principio trataba de fieros guerreros que luchaban entre sí por las tierras de pasto y atacaban ferozmente a las civilizaciones al este y al sur de su territorio. A principios de la Era Heroica, los clanes se unieron emprendiendo una campaña de expansión territorial. Las grandes familias se consolidaron y luego se dispersaron a lo largo del territorio imperial.

Así fueron las cosas por una gran cantidad de tiempo, estos clanes sin territorio fijo luchaban y guardaban la tierra de las Huestes sin el reconocimiento adecuado, montados sobre fieros caballos (que algunos dirían que por su fiereza llevan sangre de demonio corriendo por sus venas) deambulando si rumbo hasta hace pocos años, cuando un gran líder surgió de entre ellos, perteneciendo a una de las familias nobles pobres de entre los nómadas, en menos de un año re organizo a las grandes familia haciendo un gran clan y en dos meses a lomo de sus poderosas monturas se declaro Emperador de la Dinastía del Dragón sin mucho esfuerzo, derrocando así una nobleza decadente.

Su gobierno comenzó de gran manera, solucionando grandes revueltas agricultoras, retomando montañas perdidas ante otras razas, incluso abriendo ríos, canales y expandiendo el imperio hasta recobrar su salida al mar. Sus Hordas de guerreros montados conquistaron el norte de los habitantes de las sombras, expulsó a los minotauros de las minas. Fundaron grandes hospitales, escuelas, levantaron templos y repararon grandes cantidades de caminos.