Paladín y Exorcista

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-por el Master...este lugar es inmenso.- Una cleriga como ella que se había dedicado por completo al trabajo de campo no sabría encontrar su norte en semejante mar de personas, pero ahí estaba ella, con su habito de monja, su mochila con sus cosas y una carta de recomendación de papel arrugado en la mano, la verdad es que el papel estaba liso hasta el momento en que ella lo aplasto al ver la imponente catedral de mármol blanco que abría sus brazos a los pequeños e insignificantes puntitos que se supone eran feligreses.

La historia es sencilla, un par de días atrás, después de varios tramites y etcéteras, la joven exorcista finalmente ha conseguido algo que ella ha anhelado desde hace ya bastante tiempo, un chance para que el esmeralda de sus pupilas refleje las paredes inmaculadas del centro del reino, y de recibir la bendición directo de los mas iluminados en la senda de la única verdad...el Master. Una sonrisa se poso sobre su rostro cuando uno de los sacerdotes mas influyentes del reino le entrego la invitación para pasar un par de semanas en la ciudadela de la catedral como premio por la excelente disposición de su fe, algo por lo cual ella no había trabajado directamente, por lo que fue una de esas sorpresas gratas que vienen en el momento mas inesperado, pero que por supuesto no se declinan.

El aire que se alojaba en los pulmones de la rubia se siente helado, pero también estaba matizado con cierta pureza, limpieza por así decirlo, algo muy diferente de lo que se siente en las iglesias de pueblo, donde el aire esta cargado de polvo y demás olores a madera vieja. Aunque de todas formas el aroma rustico de los pueblos es a lo que ella esta acostumbrada, por lo que la magnifica arquitectura de aquel lugar parece ser incluso algo de otro mundo. Voltea la vista de un lado a otro, pero lo único que divisa son personas ataviadas con ropas de la iglesia, caminando de un lado a otro llevando a cabo labores varias, algo sorprendente para la joven que pensaba que al llegar de noche la tendría mas fácil.

El sonido de sus botas es completamente ahogado por el ruido de la multitud, cosa que la desorienta aun mas, cosa que la obliga a buscar a alguien para poder descargar sus dudas. Toda su vida ella se las ha pasado en pueblos y bosques varios, donde se le enseñado el camino de la religión y el combate marcial para su trabajo, y pues por supuesto, como es de esperarse el centro de trabajo de su orden esta lo mas alejado posible del centro eclesiástico del reino, dada su naturaleza clandestina.

Por instinto entonces ella camina hacia un lado, intentando salir de la multitud y acercándose a la entrada de una de las basílicas. Al llegar deja su mochila en el suelo y suspira con los ojos cerrado, manteniéndose así un rato y luego mirando al hermoso cielo estrellado. -"Un guía...seee, eso es lo que necesitas Florian."- Dijo en sus interiores, pero ella no sabia por donde empezar, por lo que quitándose la timidez se acerco al primer hombre que se encontrara y abrió conversación. -saludos, emmm, disculpe, puedo pedir un favor? podría decirme donde tengo que entregar esta carta?- Extendió la mano donde tenia el papel de invitación para alojarse en los cuartos para clérigos de la catedral. -No se mucho de este lugar y creo que me perdí, se supone que iban a dejar que me quede un rato por acá pero no se ni por donde empezar...podría ayudarme con esto, por favor?- Ojos cerrados, expresión de niña buena y manos juntas, su mas clásica manera de pedir un favor con cada fibra de educación que residía en su ser.

Sensaciones encontradas son las que siente alguien como Nicolas al entrar a la Santa Sede, incluso cuando el es alguien que se ha criado en la propia capital del imperio mas grande del mundo nunca alguien podría acostumbrarse al mundo de gente que se junta allí para las fechas religiosas. Allí esta el caballero bien vestido, con su armadura y espada relucientes. A diferencia de la mayoría de las veces donde esta lleno de barro y sangre en estas fechas puede estar bien limpio y presentable, despues de todo no tiene a nadie que perseguir allí, aunque bien tiene sus enemigos los cuales no dejaran de hacer surgir falsas acusaciones en su contra de su honorable persona.

La mayoría de los años Nicolas ha concurrido a estas celebraciones, solo el cumplimiento de su deber podría mantenerlo lejos de su fe y sus celebraciones, las cuales espera no se vean apocadas por dispuestas y afrentas innecesarias.
Saludos de un lado y del otro, idas y venidas buscando a los amigos y evitando a los difamadores o enemigos, asi pasa las horas el paladín y caballero de renombre Nicolas Longsword. En un lugar como ese en medio de una celebración los choques, empujones y alguna que otra caída son bastante normales, nada por lo cual enojarse, por esa razón el caballero no dudo en prestar su ayuda a la joven doncella cuando choco con su persona. El choque fue mínimo, paso inadvertido, de hecho pareció como si se fueran a tomar de las manos nada mas, y eso se debe a que la joven doncella extendió sus manos hacia el mostrando la invitación que tiene en su poder.
La jovencita luce sus veinte primaveras en todo su esplendor, el verde de sus ojos y los pequeños retasos rubios la hacen parecer un girasol en las verdes praderas, algo poético sin duda, pero los caballeros a menudo suelen tener su toque gallardo a la orden del día, mas cuando se encuentran con criaturas hermosas e inocentes como esa bella doncella de tez clara.

-Buenos días Hermana, si me permite leer la carta un poco mejor- Le dice mientras observa el contenido de la carta que lleva el sello del Arzobispo. - Esta carta lleva el sello de su Eminencia, la puede entrar a cualquier sacerdote o Lord que sera bien recibida como huésped de honor. -Responde con serenidad y paciencia mientras dirige su mirada a la jovencita frente a el la cual muestra una visión de esas imposibles de resistir. -Me sentiré honrado de poder ayudar a un doncella dedicada en cuerpo y alma al Master ¿Quiere entregar la carta a una persona en especial? ¿O tan solo conque la hospede le basta?-Para poder ayudarla de la mejor manera posible ese caballero primero tiene que saber que desea la joven en cuestión, una vez lo sepa podrá darle una ayuda mas acorde a lo que ella necesita.

El hombre que decidió usar como guía tenia todas las pintas para esos caballeros de primera linea, envueltos en un reluciente metal capaz de reflejar con precisión los ojos llenos de miedo de sus rivales antes de caer ante la espada que refleja la sangre que cae al suelo. Parece que lo que se cuenta de los caballeros del Puño de Hierro es cierto, o al menos esa es la primera impresión de la exorcista al cruzar los ojos con el hombre quien la mira con amabilidad. -Tome.- Le dio la carta sin mas rodeos, aun cuando en lo mas profundo se sentía algo novata, probablemente por poder casi sentir el olor a sangre de hereje que seguro alguna vez desprendió ese sujeto, alguien que de seguro le ha prestado su espada al Master mas tiempo que la joven que ahí se para aun con algo de asombro por lo hermosa que es la santa sede.

La verdad es que ella jamas ha podido cruzar palabra con algún caballero de la iglesia de alto rango, sus oídos jamas han escuchado sus palabras, solo las historia contada por los bardos en alguna taberna de la frontera. Los únicos clérigos con lo que ella se ha cruzado han sido los envejecidos sacerdotes de los pueblos montañeros que ella visita regularmente y por supuesto, sus compañeros de las ordenes de inquisidores, pero estos distan mucho de la idea del noble caballero en armadura de plata, en cambio los inquisidores son asesinos, sombras que funcionan como un brazo izquierdo que se ocupan de la parte menos elegante del trabajo eclesiástico.

-Solo me dijeron que entregara la carta y que pidiera hospedaje, por lo tanto supongo que basta con que se la enseñe a cualquier encargado.- Sigue sonriendo, pues si este hombre es otro fiel seguidor del Master entonces ella no tiene porque portarse cortante ni tampoco estar tan alerta. -no sera que algún Arzobispo tenga tiempo para atender el asunto? calculo que debería ser rápido...el problema es que no se donde encontrar a algún Arzobispo.- Dijo agachando la cabeza, casi como una niña que no podría valerse por si misma, aun a pesar de ser muy independiente, quizás sea que por una vez desea ser guiada y disfrutar del paseo en lugar de tomar las riendas como de costumbre.

Sir Nicolas ha dado unas pequeñas ideas a la joven monja de lo que podría hacer, o mejor dicho lo hará una vez responda esa joven a sus preguntas, de ese modo sabrá con mejor detalle que desea ella, a que ha llegado hasta allí la mismísima catedral de la capital del Puño de Hierro. Esa joven hija del Master explica al caballero que le dijeron que tan solo entregue la carta y pida hospedaje, bastante básico el asunto que envuelve a la joven al menos en un principio.
Al ver a la joven sonreír algo nerviosa y llena de dudas el sonríe palmea despacio los hombros de la joven creyente, una actitud que normalmente los caballeros no tienen, o al menos los de alto rango burgués.

-El asunto que le concierne a usted joven Hermana es básicamente muy sencillo, o al menos cualquier otro día lo seria. En esta la Gran Catedral esta lleno de arzobispos que suelen rondar a su Eminencia, pero...-Toma a la joven en brazos y la hace girar lentamente para que mire toda la inmensidad de ese gran lugar.- Debe haber aquí unas 100000 almas reunidas por las festividades, y todos los arzobispos han de estar allí- Señala a su Eminencia y a todos esos sacerdotes con los hábitos distintivos que los identifican como arzobispos. - Esa es la razón principal por lo que acceder a alguno de ellos el día de hoy es casi imposible- Expone las razones el caballero que ostenta el titulo de Sir,

A la altura del corazón ese caballero porta la insignia del Puño de Hierro, la rama principal y los mayores caballeros del imperio son generalmente las que la portan.

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Hay muchas familias prestigiosas y muchas casas de paladines y caballeros reconocidos a lo largo de todo el Puño de Hierro, pero sin duda los que portan la marca madre, la primera de todas ellas son realmente apreciados y estimados.

-De todos modos a no desesperar joven doncella, cualquier sacerdote o caballero le dará todo lo que necesite, y ya sabe, la iglesia jamas deja de lado a sus fieles, y menos nosotros que somos los elegidos del Master-

Quizás no sea tan fácil notarlo en su rostro, pero en sus interiores la exorcista se encuentra bastante aliviada por recibir respuesta positiva de parte de la persona que eligió para ayuda, quizás sea casualidad, quizás sea la mano omnipresente del Master que actúa a modo de su suerte, sea como sea este alto sujeto le inspira la confianza necesaria a una persona la cual es bastante notable por su exceso de paranoia. Lo que se la preocupa es lo que le dice el caballero, lo cual en su boca no suena a mala noticia, pero que si podría arruinarle los planes de esta noche.

Luego fue tomada en brazos y arrebatada de sus pensamientos, algo que la dejo algo sorprendida, pues los ojos le quedaron como platos y las manos las puso en su pecho, mientras el amable y por lo visto animado hombre supero la barrera del contacto físico, enseñándole lo majestuosa que se erigía la santa sede en los momentos de mejor forma del reino, un gesto que la sorprende un poco, pues esta mas acostumbrada a que la gente no tenga mucho contacto con ella por su inquieto semblante.

-Así que esta noche no podre conseguir alguien que me atienda?- Lo dice serena y sin demostrar siquiera interés por la idea. -Pero por supuesto...debí de haber pensado en eso antes de venir con las festividades- Ella no es del tipo de personas que se arrepientan de sus decisiones, mas aun así se pone la mano en la cara por lo tonta que pudo llegar a ser, pero no esta molesta, en cambio la idea de no dormir esta noche se le hace buena, después de todo hay bastante energía en el ambiente, algo interesante habría que hacer hasta el amanecer.

-ahhh, ya que? es una bonita noche.- Hace un gesto de relajada resignación y se sienta en un pequeño y fino muro que rodea la acera que facilita la entrada a la basílica que tenían atrás los dos. -Dígame señor paladín...que asunto os ocupaba en el momento anterior a que nos encontráramos?- No era una pregunta con mucha importancia, pero era un buen intento por mantener platica, cosa que ella no hacia desde hace un buen rato, al menos es un buen ejercicio para que el tiempo pase mientras las festividades religiosas de la noche siguen su curso.

No es Nicolas justamente la persona mas observadora del mundo razón por la cual los pensamientos y sorpresa de la joven doncella pasaron inadvertidos para el. Calcula el caballero que ella ha de estar profundamente emocionada y conmovida por la majestuosa muestra de fe del pueblo del Puño de Hierro, no por el hecho de haber atravesado la barrera del contacto físico con tanta facilidad.
Escucha el caballero a la hermosa doncella entrega al Master y decide darle una mano amiga, despues de todo no le cuesta mucho que digamos, y ninguna ayuda es cara si se trata de ayudar a un fiel siervo del Creador. Pero tiene una pregunta de parte de la joven monja que se sienta ya sea por comodidad o cansancio mientras el decide permanecer parado como todo buen soldado del imperio.

-Ninguno en particular, solo he venido a rezar y a mostrar mis respetos, si bien rezo en cualquier hora y lugar me siento realmente bien el ver y escuchar a los fieles demostrar su amor incondicional por el Master, me fortalece y me anima mas y mas en mi obligación como caballero renombrado de nuestra sagrada tierra-Al responderle a su joven y hermosa acompañante se da cuenta de que aun no se ha presentado ante ella y viceversa, aunque entre fieles tampoco es algo que sea realmente vital a la hora de entablar una conversación o vinculo.

-Si me permite Hermana, soy Sir Nicolas Longsword, a sus ordenes- Sonríe y hace una remarcada reverencia ante la señorita que frente a el se encuentra sentada, esa acción y el mencionar su nombre llamo la atención de algunos fieles cercanos que miraron hacia allí y que ahora prestan atención poco disimulada sobre lo que hablaran o harán a continuación.

Nada en especial o fuera de lugar noto ella en aquel caballero, de sus labios solo salen palabras que suenan sinceras e inocentes, y de paso cosas de muy buen gusto, las palabras llenas de orgullo de un servidor del Master que ha dedicado su brazo derecho a blandir la espada de la verdad y en el otro brazo el escudo de la fe. Bastante difícil entender como pueden haber tanta diferencia entre las distintas ramas de la iglesia, siendo Florian bastante menos adecuada para una historia de bardos en comparación con el caballero que con solo verlo ya inspira confianza.

La exorcista simplemente arquea una ceja el escuchar la parte de "caballero de renombre", ese es un apelativo a la cual alguna vez aspiro durante su entrenamiento, pero es algo a lo que renuncio fácilmente, pues ella no es mucho para la gloria y la fama, o quizás si lo sea, pero aun no lo sabe, la verdad es que quizás algún día pueda añadir esas palabras a su propia presentación, pero seguro pasaran años antes de eso, si es que una asesina como ella tiene derecho a tal cosa. Sin embargo después de eso vino información mas importante, el nombre, un nombre que solo al oírlo  es suficiente para imaginarse alguien con armadura cargando el estandarte del reino.

En el momento en que el caballero se presento también agrego una reverencia, otra cosa que sorprendió a la joven y por que no decirlo? también se sonrojo, es la primera vez que la tratan con tal respeto, algo que jamas se le muestra a alguien que funciona como un arma de la iglesia mas que como persona. -Un gusto Sir Nicolas...yo soy la hermana Florian Vakarian de Torquemada.- Responde de manera mas insípida, pues no sabe si hacer la misma reverencia es algo que cabe en esa situación, siendo que ella esta lejos del estatus de aquel bien intencionado caballero.

-Entonces es usted un caballero? perdón, pero la verdad no se mucho sobre ustedes, solo he escuchado las grandes historias de parte de bardos y trovadores, seguro que ha vivido grandes aventuras, verdad?- Con 21 años ella aun no puede quitarse esa emoción de conocer a una de las figuras de las cuales nacen las leyendas, pero esa emoción poco se nota en un rostro endurecido por las tribulaciones de una de las vidas mas difíciles a las que pueden optar los miembros de la Santa Iglesia del Master. -Ustedes son con lo que sueñan los niños de nuestro reino, e incluso yo misma pensé alguna vez en aplicar para paladín, aunque...ciertas circunstancias se interpusieron en mi camino.- No es que le moleste pertenecer a los inquisidores, pero le es algo triste recordar el incidente que por poco causa su expulsión de las santas filas.

El miembro 'Florian Vakarian' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Dado Numérico Random' :

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Para alguien como Nicolas es algo normal el formalismo, la etiqueta, la integridad, la vida de un caballero esta llena de valores y virtudes que el resto de las personas difícilmente puedan llevar, mas no imposible. Muchos portan algunas virtudes, otros algunos valores, pero el conjunto de los valores y virtudes es lo que hace a un verdadero caballero del Puño de Hierro. La Hermana a su lado, esa joven de apariencia hermosa y dulce que puede ser si lo desea el castigo divino para los seres impíos se presento luego de que el se presentara con nombre y reverencia incluida, revelándose como Florian Vakarian de Torquemada.

-Es un gusto Hermana Florian, y sobre esa pregunta si, lo soy, solo un caballero puede ostentar el titulo de Sir, usarlo sin ser un caballero equivale a la pena de muerte. Sobre el otro asunto del cual desea saber debo decir que si, llevo varios años al servicio de la sagrada fe, en mi caso mi aporte es religioso, militar y económico.-Tras una breve explicación sobre su estatus y sobre su vida misma el caballero guarda un momento silencio para escuchar a la joven Florian la cual lo hace sonreír. -Que interesante, ustedes sueñan con nosotros los caballeros, ser como nosotros o ser salvados con nuestro honor, y nosotros como caballeros soñamos con salvarlos a ustedes, ver la vida de un infante ser salvada y protegida es una sensación inigualable, y rescatar hermosas doncellas como usted Hermana Florian es algo que hace soñar despierto a mas de un caballero-Lo que dice ese caballero no es mas que la verdad, la dos caras de la moneda, aunque lo ha dicho con un sentido del humor tal que hasta ha tenido oportunidad de piropear a la monja que de seguro quedara muy sorprendida al escuchar a un caballero renombrado hablar de esa forma y en parte con mucha sensilles, la forma en la que habla es fácil de entender incluso marcando la linea de caballero y plebeyo no se le escucha para nada descortés.

Con aquel conjunto de zalameras actitudes y acarameladas palabras seria bastante obvio que algo en la joven y delicada apariencia de Florian ha captado la atención del caballero, o al menos eso seria de parte de una persona normal, pero en para la monja, quien en realidad es bastante manca en esta clase de asuntos, es bastante mas difícil asimilar tal hecho, lo cual simplemente resulta en un leve sonrojo cada vez que le llaman hermosa.

Aun así hubo un cierto algo en la ultima flecha verbal que sencillamente le dio en la fibra sensible, por lo que se sonrojo aun mas y aparto rápidamente la mirada, a modo de disimulo aunque el que la viera a la cara sabría que estaba hecha un desastre con esos ojos de sorpresa que tenia. El como contestar a ello era una directriz social fuera de su conocimiento, lo cual la dejo con cierta incomodidad, pero no era mentira, ella encontraba cierto gozo en que le dijeran esas palabras, como toda buena chica haría.

-Si es así es porque ustedes han hecho bien su trabajo, de no ser así el reino no estaría tan bien parado y no escucharía tantas historias sobre ustedes en las posadas de todos los reinos.- Quizás sea que lo bardos tengan fetiches por las historias de caballeros y paladines, pero no es nada raro que ellos tengan un atributo de protagonista mayor que el resto de trabajos disponibles.

-Yo por mi cuenta también he aportado lo mio a defender nuestra sagrada fe, pero claro, no de forma tan llamativa como ustedes, yo soy una inquisidora.- Se queda por un momento quieta reflexionando el hecho que no debería nadar diciendo eso por ahí de manera tan fácil, pero el nerviosismo por su poco entrenada capacidad social hace que la lengua se le sienta suelta ante ese amable caballero de tan buen porte. -vale, no tenemos tan buena fama como ustedes, pero no es un camino del cual me arrepienta haber tomado, lastima que no nos dan cosas tan bonitas como esa espada.- añade ella de manera tranquila, señalando la gallarda arma de Sir Nicolas con un sencillo gesto de la cabeza.

Si alguien le preguntara a Nicolas si encuentra gozo en decir cosas hermosas a las damas el respondería que si, siempre y cuando sean palabras inofensivas que puedan hacer sentir bien a una dama. No es de los que gustan de las groserías ni de los dobles sentidos, prefiere una gallardía y caballerosidad pura de la cual propios y ajenos puedan sentirse orgullosos. Pareció por un momento que la doncella frente a el le hubieran comido la lengua a los ratones, solo miro avergonzada a un costado sin decir palabra por un buen rato hasta que por fin reacciono. y al hacerlo la dama pareció bastante complacida, incluso sin que ella sonriera se le podía notar en el rostro.
Las palabras que dijo la joven son la pura verdad, el prestigio acompaña a los caballeros y paladines donde quiera que van, si alguien rompe esos valores entonces sera despreciado y seguramente ejecutado, incluso caballeros de otros reinos ajenos al Puño de Hierro comparten valores e ideales parecidos castigando la deshonra con la muerte o destierro de los cobardes en cuestión.

-Doy fe mi joven Hermana de que los caballeros han hecho un buen trabajo a lo largo de los siglos, con sus altos y bajos han dado lo mejor de ellos hasta el final. Es esta la razón por la que se cuentan tantas historias sobre nosotros, no cualquiera puede seguir los códigos y calores de los caballeros, eso es lo que nos hace especiales joven doncella-Ya sabrá el de méritos y valores, despues de todo fue seleccionado hace años para ser parte de la Orden de los Hermanos de Hierro, una de las Ordenes mas antiguas y prestigiosas del imperio. Por otro lado la revelación de Florian como miembro de los inquisidores fue toda una sorpresa, apenas si se cree que una doncella tan hermosa haya optado por seguir ese camino. Se vio la sorpresa en el, un poco de preocupación y algo de orgulloso bien escondido sobre el final de esas pesadas sensaciones.

-Como has dicho doncella Florian los inquisidores no tienen buena fama, ademas de que el camino que toman es básicamente el de la muerte especializándose en la quema de criaturas impías...Pero como solemos decir en los Hermanos de Hierro "Situaciones extremas requieres medidas extremas" ¿No le parece asi Hermana?- Los Hermanos de Hierro suelen decir eso sobre los Inquisidores, aunque ellos no tengan en tan buen ojo a los Hermanos de Hierro nadie puede negar su gran aporte y sus grandes logros a lo largo de los siglos.- Sobre mi arma Hermana, solo las entregan cuando sabes utilizarla, de otro modo solo es un desperdicio de recursos y una ofensa para los reales caballeros del Imperio- Agrega sonriendo al ultimo comentario de Florian.

Teme cerrado por abandono. Nicolas obtiene 1 punto de experiencia.