El viaje continua

-Justiciera...- eso le sacó una sonrisa que mezclaba diversión y nostlagia -Me haces parecer una especie de heroína de las leyendas que cuentan los bardos-

Entonces escuchó con respetuosa atención las razones del caballero, sin duda una historia fascinante, al parecer tal era su devoción con el Máster que parecía dispuesto a seguir su voluntad, cualquiera que esta fuera, aunque aún no estaba segura si lo hacía por ferviente fe en Él o si era porque necesitaba creer que Él tenía un propósito especial para sí, de cualquier forma su respuesta le hizo reflexionar a ella respecto a su verdadera razón para seguir al Master.

-¡Es verdad! la comida debe estar casi lista- la plática había hecho que el hambre se fuera por unos minutos -Er... me temo que no tengo cubiertos ni platos con los que alimentarme...- se ruborizó ante la pena de hacerle sentir obligado a compartir sus utensilios, ya que compartiese su comida lo consideraba un abuso de su parte, sabía que lo hacia con gusto, o por deber, como sea lo hacia voluntariamente pero ella no queria sentir que se aprovechaba de él -Discúlpame Sir Nicolás, hace tanto tiempo que no cocino ni que he tenido la necesidad de llevar esta clase de herramientas para mis viajes que ya no los traigo conmigo, trato de viajar lo más ligera posible, es la ventaja del pan élfico, aunque no voy a negar que extrañaba comer de ésta manera-

Querida E. :

Durante la charla que he tenido con Sir Nicolás ésta noche me he cuestionado con seriedad el porqué de mis razones para continuar con ésta vida, la vida que comenzamos juntas por voluntad y que posteriormente seguimos por mandato... divino.

Nicolás me cree una especie de justiciera que erradica el mal, en algo tiene razón, busco con gran fervor aquello maligno para darle caza y terminar su existencia en este mundo, sin embargo no sé si lo de "justiciera" sea correcto, muchas veces, más de las que quisiera aceptar, me he tratado de convencerme a mí misma diciéndome que hago Justicia, pero no puedo evitar pensar que tal vez, y quizá sea cierto, en realidad se trate de venganza.

¿Y si sirvo al Máster sólo porque él me da el poder para erradicar lo que tanto odio? ¿Y si no es devoción lo que siento por Él si no más bien lo veo como la herramienta más eficaz en mi larga cacería? me da miedo decirlo pero... ¿Y si no creo realmente en Él? ojalá me perdone si Aquél en lo Alto puede escuchar este pensamiento, tal vez sólo sea la conmoción del momento, si, eso debe ser, no me permitiré dudar nunca más, dudar es peligroso, incluso pone en peligro la propia vida. Mi fe es fuerte, no fallare.

Tu hermana que te ama, Ethel Windwhisper

Mientras la noche trascurre lentamente así como la cocción de la comida el caballero con sus comentarios hace reír a la mujer que le acompaña, primero al tratarla como toda una dama, y luego como toda una justiciera, estereotipos demasiados nobles e inocentes como para aplicarse a ella quien se dedica a la caza de criaturas sobrenaturales por venganza. Tal y como ella menciona el modo en que Nicolás ve a su compañera es mucho más noble de lo que es realmente, aunque no va a retractarse por ello.

-No puede decir que no tengo un buen concepto de usted joven dama e inquisidora, pero seguro que es mucho más sencillo que como yo lo expreso ¿Verdad Ethel?-Las palabras de ese hombre están dirigidas mas a mantener una conversación que a buscar una verdad respecto a ella, y mientras conversan la comida fue tomando un buen color y mejor aroma, de ese modo noto Nicolás que la comida ya está casi lista. La cazadora dejo saber a su compañero que no cuenta con ningún cubierto, eso le pareció bastante imprudente a Nicolás, aunque no dijo nada, solo se digno a sacar algunos cubiertos de mas para que no solo él, sino también ella hagan uso de ellos.

-Si solo se alimenta de pan elfico su cuerpo no lo podrá soportar, no he escuchado nunca de criatura alguna que viva solo de ese pan.-Para Nicolás ese pan elfico es una fuente de energía opcional, no vital, sin carne ni verduras que alimenten su cuerpo de seguro en pocos meses ira sintiendo y notando los cambios sobre su cuerpo al no tener un buen alimento día a día. Toma un plato hondo de madera con una mano y con la otra un cucharon también de madera, y con este llena por completo el plato de comida caliente el cual ofrece de inmediato a Ethel.- Esto es comida de verdad.-No se iba a guardar ese comentario, para un humano como el no hay nada mejor que una comida como esa bien cargada, que llene mucho y durante mucho tiempo. Una vez ella tome el plato de comida que le corresponde hara lo mismo para él, tomara un plato hondo de modera y lo llenara hasta el borde, y si quedara un poco más para cuando termine ese plato si Ethel no desea mas alimento entonces será él quien se de el gusto de terminarlo. –Luce bien, y estoy seguro de que sabe mejor.- Muchas veces la comida sabe mejor de cómo luce, y en el caso de Nicolas es lo mas probable, en especial porque no ha tenido una cocina ni todos los elementos suficientes como para organizar algo mejor, ha sido todo bastante improvisado con los pocos elementos que tiene encima al alcance de la mano.

-En efecto, tienes un buen concepto de mi- replicó ella con una sincera sonrisa en su rostro.

aunque estaba un poco melancólica disfrutaba de la compañia del Sir, había pasado muchas décadas sola, no habia tratado con nadie más que lo necesario y solo cruzaba palabras con otra persona para obtener información y solo hablaba lo justo y no más, pero ahora también estaba a gusto de poder estar acompañada con alguien que no sólo parecía interesante si no que también compartia ideas con ella.

Vio con gran vergüenza el gesto de desaprobación de Nicolás al comentarle que solo viajaba con lo necesario y por ende no llevaba utensilios para comer.

-Lo siento- dijo ella mirando al suelo -seré más precavida en mis próximos viajes- Se sentía como una niña pequeña regañada por un mayor, lo gracioso, pensó, es que ella era la mayor.

Luego escuchó con un una sonrisa divertida el sermón impetuoso del caballero al declarar que así era como se comia de verdad y eso era lo que realmente nutría bien, no pudo reprimir exitosamente una dulce risa.

-No lo dudo, en verdad se ve delicioso- tomó el plato que se le sirvió y comenzó a comerlo, en verdad tenia buen sabor, hacía mucho tiempo que no comía así, era un platillo sencillo pero muy exquisito.

-¡Esto de verdad está bien! después de probarlo estoy segura de que tu argumento me ha convencido-

Ambos estuvieron de acuerdo en lo piensa Nicolás de su ahora compañera, tiene un buen concepto en general de los que persiguen en bien, puede que tal vez no tanto por aquellos que no son humanos u oriundos del Puño de Hierro, pero cuando lo piensa más cálidamente, compartiendo anécdotas y situaciones de vida que no siempre son las más sencillas, entonces suele descubrir que a veces es mejor ver más con una mente sabia y abierta que solo aferrándose a sus creencias religiosas. Ethel es más fácil de creer y de apreciarle gracias a su trabajo y de donde proviene, lo cual hace que la complementación entre ambos sea rápida y armoniosa.

Mientras conversan no noto Nicolás lo extraño que sonó la respuesta de su compañera que lejos está de ser una niña, pero que respondió como si fuera una cuando le advirtió claramente de que no debería de arriesgarse a andar siempre con lo justo, tal vez más adelante al estar más en confianza con ella podría notar algo así y utilizarlo para bromear sobre ello, pero de momento es algo de lo que no logra percatarse.

-Más vale hombre precavido que hombre sorprendido y muerto, claro que esto se aplica a ambos géneros sin excepción.-Es una verdad básica, suelen enseñarlo a los soldados las mejores naciones que frecuentan campañas militares. El hablar no impidió que Nicolás comenzara a comer, aunque sin prisas, no tiene ningún apuro en comer, no ira a ninguna lado esa noche y no han llegado siquiera a la madrugada de esa noche que puede ponerse fresca, pero que no debería preocupar en nada a esos dos, ya que están bien provistos, organizados y abrigados.
Sonrió satisfecho ese hombre cuando escucho la aprobación de la mujer y el como la convence de sus argumentos en lo referente a la buena comida, esa que llena el estómago y provee muchas energías.

-La comida no solo debería dejar un dejo de satisfacción, debe proveer energía y también otorgar un buen momento, como este, cenar entre cámaras, sentir el calor de los alimentos arraigarse al cuerpo…Eso no es algo que pueda sentir con un leve pedazo de pan.-Luego sigue comiendo y se toma un momento para sacar el vino que antes habían intercambiado ellos dos.

-Bueno, al final de todas maneras el vino volverá de algún modo a su antigua dueña.-Menciona sonriente bebiendo primero él un trago para pasarle luego la bota de vino a la mujer. Un poco se viento hizo mover las ramas de los arboles generando por un momento una leve brisa fría, el sonido del viento al pasar es muy claro al haber tantas ramas llenas de hojas, aunque Nicolás no mostró ningún cambio de actitud, lo ve como algo normal, una persona acostumbrada a acampar en terreno salvaje lo entiende bien y no se asusta a la primera. Respira de momento algo profundo Nicolás, el aire fresco nocturno le provee de una extraña pero natural satisfacción, una paz que solo puede hallar lejos de las batallas y de las ciudades.

Es una muy absoluta verdad- Dice ella referente al refrán, no en vano llevaba ya poco más de cinco décadas de vida con el estilo de vida que llevaba.

Luego siguió escuchando el sermón a cerca de la buena comida y cómo un pan no era suficiente, no lo escuchaba con aburrimiento si no que realmente le daba su debida atención -Es verdad que lo que dices a cerca de alimentarse bien, pero también debo decir que éste no es cualquier pedazo de pan, el pan élfico tiene numerosos beneficios nutricionales, lo hacen realmente una buena opción alimenticia y saludable aunque obviamente no puede competir con el sabor de ésta sazón- y terminó con una risilla que mezclaba un poco de humor y de sinceridad.

Cuantas veces había reído y sonreído éste día, sin duda eran más de las que estaba acostumbrada, tener un compañero, después de todo, parecía estar bien.

La comida era grandiosa, su sabor único y hasta nostalgico, le gustó tanto que no se dio cuenta cuando se lo hubo terminado hasta que se llevó una cucharada vacía a la boca.

-Realmente hubiera deseado que no terminara- comentó con una sonrisa avergonzada -Sin embargo comer de más no trae cosas buenas, sobre todo si hay que actuar debido a una inesperada sorpresa debemos discutir sobre quién hará primero la guardia durante la primera mitad de la noche y quién después, debemos estar preparados por cualquier cosa.-

Tanto la inquisidora como el caballero estuvieron de acuerdo en el tema de los refranes, no tan así en el tema de la comida, aunque puede que el humano tenga un poco más las de ganar que la mujer en ese aspecto, en especial siendo alguien dado con la cocina.

-Al igual que los elfos tienen sus panes, nosotros los caballeros tenemos nuestras plegarias, y si bien estas pueden alejar por mucho tiempo el hambre y la fatiga jamás será igual al verdadero descanso.-Habla tranquilo el caballero, espera hacer entender fácilmente su punto de vista, porque a pesar de ser un acérrimo creyente sigue creyendo en que para los mortales, las soluciones siguen siendo los métodos mortales, para enfrentar otros retos, ahí si se debe de recurrir a la fuerza celestial del Master. La mujer sonríe y el devuelve el gesto.

-Jajaja, pues lo lamento, pero habrá más en días venideros, el Master siempre provee buenos alimentos de alguna u otra forma.- Tiene la idea el caballero de que realmente ella disfruto de la comida, dejo el plato limpio, rasgo el final del mismo con la cuchara inclusive. Ahora deben centrarse como a dicho ella en los turnos de vigilia, al ser solo dos serán rondas largas.

-Puedes descansar si gustas, yo hare la primer guardia, de todos modos estaré un buen rato más despierto, debo de limpiar los bártulos y luego acomodarlos, de otro modo serán difíciles de trasportar y la siguiente vez que quiera utilizarlos no estarán en condiciones para ello.- Se ofrece Nicolás a ser el primero en ejercer guardia esa noche, inclusive da buenos motivos para hacerlo. No tiene idea de si ella se lo tomara con agrado o tiene algo que refutar, pero lo dicho, dicho esta y ahora no tiene más que esperar por una respuesta por parte de esa mujer de ojos extraños.
Se pone en su tarea Nicolás, comienza primero a juntar platos y cubiertos, ya luego juntara, limpiara y acomodara el resto. Lo hace sin saber cuántas veces más podrá estar así con esa mujer, si el Master así lo quiere todo irá bien y podrían tener una buena relación amistosa, lo cual le vendría al humano de lujo.

Ethel apenas puede reprimir una risilla cuando el hombre se aferra a su teoría de la comida, ya no sabía ella si decía estas cosas para seguirlo provocando un poco en broma o si realmente ella creía en su postura del pan élfico, aunque no tenía de qué quejarse, el hombre era buen cocinero.

Ante su duda a cerca de las guardias el caballero se ofrece a hacer la primera, más que nada porque tenía que lavar los utencilios que acababan de usar.

-Me parece bien, puedo ayudar a preparar las cosas para dormir- dice al tiempo que, al igual que el, se pone manos a la obra. -Si lo deseas puedes dejarme unos cuantos por lavar para ayudarte- lo dice mientras sonrie amable y tiene las mantas en el suelo para dejarlas listas para su uso.

Sentía un poco extraño eso de dormir en el suelo, comúnmente cuando cazaba en un bosque o tenía que atravesar el campo se montaba un campamento elevado entre los árboles pero ésta vez se encontraba en compañía y se sentía un poco más segura.

Debió terminar casi al tiempo que Nicolás los trastes, se acomodó en su lecho, sin desarmarse pues nunca se sabe qué tan rápido uno debe actuar si surgiera una eventualidad

-Que sea una noche tranquila Nicolás, que el Master nos cuide.- y con esto se despidió antes de cerrar los ojos y caminar el tunel que camina el mundo real con el mundo onírico.

Mientras las noche avanza y se vuelve algo más fría y húmeda debido al roció que de a poco de manera invisible cae sobre todos los que viven en la tierra hombre y mujer tienen sus diferencias en lo referente a la comida y supervivencia. La mujer parece estar más ligada a lo sobrenatural y a los elfos, el hombre en cambio es algo más racional y busca lo que está arraigado a su propia cultura, como es normal en casi el ciento por ciento de la población del Puño de Hierro.
Dejando esas discusiones de lado se ponen de acuerdo en lo que se refiere al turno de las rondas de vigilancia, y mientras el caballero ordena todo lo que tiene que ver con los instrumentos de cocina la cazadora se ofrece a preparar las cosas para dormir.

-Me parece bien, puedes encargarte de ese trabajo, pero dejo todo lo demás en mis manos, sin ofender, es solo costumbre.-Responde ese hombre que si bien es bastante amable y respetuoso es bastante rígido en algunas otras cosas. No es nada raro su accionar, ya sabrá Ethel al trabajar para la iglesia como son de orgullos los caballeros de la nación, es casi imposible cambiarlos, algo bueno pero en la mayoría malo de la cultura de esa sociedad.

Tiempo después cada cual tuvo todo listo, el campamento luce en orden, hay fuego y buena visibilidad alrededor, al caballero no le gusta estar a ciegas por lo que siempre suele hacer campamento en claros o terrenos montañosos.

-Descansa tranquila Ethel, te despertare en unas horas para luego ser yo quien se ponga a dormir.-Responde Nicolás mientras observa a la mujer acostarse en su lecho. Tras unos momentos de observar a la mujer su mirada busco otros sitios, pensando en que la mujer duerme totalmente equipada, algo bueno en parte, pero no para un real y apacible descanso.

Tras varias horas de vigilia el caballero se acercó a la mujer y le toco un hombro, moviendo con apenas fuerza a la mujer buscando que despierte.

-Ethel, creo que es tiempo de cambiar roles.-No le habla en voz baja, no se tiene que ocultar por lo que le habla en un tono normal. El fuego de la fogata céntrica del campamento sigue ardiendo, Nicolás se aseguró de que este bien provista de madera mientras estuvo de guardia. No parece que vaya a aclarar todavía, pero ese hombre hizo más horas de guardia de las que realmente hubiese permitido Ethel de haberlo sabido de antemano.