Viajando por tierras lejanas.

Había viajado durante dias con esperanzas de llegar lejos  y encontrar a algún medico famoso y que pudiera solucionar los problemas de mi hermana. Pero por el momento me interesaba mas informarme y ver que en aquel lugar nadie me buscara. Podia dar marcha atras y volver a casa donde estaba protegida, pero ya no era solo por mi, sino por encontrar esa cura para mi hermana que al parecer nadie en mi tierra podia encontrar. No tarde mucho en encontrarme un grupo de vendedoras que viajaban con fruta por un camino empedrado. entonces m acerque a ellas decidida.
-Mis disculpas¿podrian llevarme hasta la ciudad mas cercana? Estoy algo cansada y segun creo aun queda como poco medio día de camino.
-Si quieres viajar gratis buscate otro carro. Si quieres puedes coger algo de fruta para el paseo jajaja.
Las mofas hacia ella l amolestaron en parte, pero no tenia grandes opciones y el orgullo nunca le habia solucionado los problemas. Por ello saqué una moneda y se la extendi.
-Espero que pagando no haya problemas.
-Claro que no, preciosa. Sube.-Dijo una de ellas extendiendole la mano para cojer el dinero y ayudar a Henshury a subir.

. Tras un día de viaje vi como llegabamos a una ciudad similar a la mia, bella y de un estilo oriental. Sonrei rememorando viejos tiempos y añorando mi tierra, y despues, me impresiono su interior. Finalmente bajé en un mercado donde aquellas vendedoras se despidieron de mi  y yo segui mi camino. Quizas aqui averiguasen algo, o quizas no. Por mi cuenta observe que nadie me siguiera y avance entre los puestos del mercado viendo la comida, armas y todo lo que se vendia. Apartandome de los hombres avance paso a paso hasta un puesto de comida para coger unas frutas y despues de ello me aparte para sentarme en una piedra apartad del camino y de tanta gente

Las cosas no habían sucedido como ella esperaba, y ahora de forma inesperada regresaba a casa, lentamente y preocupada ya que regresar no estaba en sus planes, no a menos que haya cumplido con su cometido el cual fue el motivo principal de su viaje.

Tras recorrer las tierras del Coliseo y sus alrededores, visitar el Puño de Hierro y llegar hasta la Ensenada de Plata no encontró nada sobre Setsuna Shinomori. En el único lugar donde obtuvo algo de información fue en ese último pues se sabe que mantiene estrecha relación con el primo del senescal Roderick, incluso con el mismo Roderick. Al final luego de meses de andar de aquí para allá conociendo múltiples paisajes, culturas y personas le llego una carta de que debe regresar a casa, de forma urgente, eso es lo que le preocupa. No cree ella que su familia se de por vencida así como así en el tema del matrimonio, pero tampoco la harían volver tan de prisa, por lo que debe ser algo de suma importancia la razón por la que la hacen volver.

Meses después estuvo nuevamente en el puerto de la Dinastía del Dragón, lugar desde donde partió, ese mismo lugar la vio regresar. Pocas semanas más tarde ya estaba cerca de la Dinastía del Dragón en si, con sus fuertes murallas y guerreros de un lado a otro, el desierto rodeándolo a lo lejos, está en casa. Recorre el mercado en busca de frutas y algo de agua fresca, bien vestida con las ropas de su tierra, las armas a la vista con el porte de toda una samurái saludándose con todo aquel que se presta a dirigirse a ella con atención y respeto los cuales son muchos, más de uno gusta de hacer amistad con un samurai, y alguno que otro la ha reconocido como el Campeón Turquesa haciendo que sonreirá y se sonrojara más de lo que esperaba.

Al parecer alli la gente desconocía de mi existencia, cosa que me hizo feliz. No tendria que ocultarme ni pretender ser otra persona. Es mas, apenas nadie se fijaba en nadie, sobre todo con tanta gente en aquel mercado. Observaba como la gente iva y venia a la lejania, mientras seguia en aquella piedra apartada. Pero algo inesperado pasó, ya que al parecer alguien habia alertado de su situación. La gente se hacia corro para hablar de algo que no me gustaba, no por lo menos a simple vista.
-¿lo sabes?... Está ahí, es ella. La samurai...
-¿ella está aquí?.... Vamos...
Desde la lejanía apenas pude escuchar mucho mas, pero eso no me gusto. No podian haberme encontrado tan pronto, pero nunca se sabía. Por ello decidí levantarme y esconderme entre la gente del mercado y avanzar hacia la salida de aquella ciudad. Esta vez sería  mas dificil encontrar un carromato que me transportara y poco a poco iva quedandome sin oro.

Pero por causas del destino, la masa de gente me llevó hacia una zona del mercado en concreto. Una vez allí vi como unas personas hablaban con una mujer que al parecer se sonrojaba. No podia escuchar nada, pero ví como ella llevaba consigo una espada como la mia y al parecer tenia esa grandeza en la mirada que solo mi hermana habia heredado. La observe con detenimiento y comencé a comprender. Mi vida estaba a salvo. Ella era la famosa samurai de aquellas tierras, la mujer de la que habian hablado y habian recibido con orgullo y alagos. ¿me recibirían a mi asi en mi tierra algún día? ¿o mas bien a pedradas por haber huido de las responsabilidades cuando tenía 9 años y no haber vuelto nada mas que para fastidiar?.
-Perdonen... paso, no veo.

Me colé entre la gente para poder verla mejor hasta ver su espada, mucho mejor que la mia, su ropa típica y lo guapa que era. Me preguntaba si tendría los mismos problemas que yo o por si al contrario no tenia ninguno. La miro sonriente sin apenas decir nada y sin querer llamar la atención. Eran tantas las preguntas que podria hacerla... pero era mejor mantenerme al margen, o eso creia. De hecho, me encontraba sucia y llena de barro, algo quemada del viaje y con heridas por todo el cuerpo. Hasta olería fatal, un olor al que posiblemente me hubiera acostumbrado durante el viaje. ¿quien querría hablar o acercarse a mi en aquellas condiciones? Me rasqué la nariz algo rojiza y vi como aquella tal Tomoe o Campeona turquesa pasaba por alli mostrando una nobleza que nadie podría igualar.

Se hace un poco complicado el caminar como gustas cuando la gente se rodea, pero a Tomoe se le hace muy difícil el negarse a conversar y a darle el gusto a los demás, no le da el corazón para ser fría y tajante cuando debe, y por ello si caminar se ve ralentizado y casi interrumpido de a ratos por conversar y corresponder a las personas que allí se encuentran cerca suyo las cuales son más de lo que ella podría haber llegado a imaginar en un principio. Luego de un buen rato finalmente pudo continuar con su camino, topándose casi de frente con una jovencita que esta una condición que deja mucho que desea. La joven en si parece una vagabunda, una chica sin hogar mal vestida y abandonada a si misma, pero esa chica extrañamente tiene una espada, y para alguien que sabe de armas no pasa desapercibido el hecho de que parece una espada de buena calidad ¿Cómo consiguió una espada así alguien como ella? ¿Robada acaso? Espera que no, porque de ser así la pena es la pena de muerte en su país.

-Buenas tardes señorita ¿Se encuentra bien?- Así como esta no parece estar muy bien que digamos. Con el acento alegre y bonito del ruiseñor Tomoe trata de entablar una conversación con esa joven que claramente es bastante más joven que ella. –Linda espada, aunque parece estar algo maltratada y olvidada al igual que su dueña- Se lo dice sonriente, aunque también pareciera alguna especie de reprimenda, después de todo una espada es el alma del samurái, pues porta el alma y la historia de toda la familia por lo tal debe mantenerse inmaculada. Mientras esa charla se lleva a cabo una visión extraña se cruzó por su mirar, una niña con una lanza, y bueno, no es que sea tan raro ver algo así en su preciosa país, pero le parece raro que ande completamente sola ya que generalmente no se le permite el uso de armas a cualquier civil, se debe tener un permiso para ello a menos que se sea mayor de edad o se porte un título de nobleza. Por ahora haría la vista gorda a ese asunto, pero si alguien le pide intervenir no tendrá más opción que hacerlo de forma directa y sin rodeos.

No podía creerlo, aquella chica me estaba mirando a mi. No pude evitar sonrojarme un poco viendo como ella se acercaba sin apenas dudas para dirigirme unas palabras. ¿por que habia llamado su atención? ¿me conocia? ¿o simplemente era amable? Fui a dar un paso atras, pero viendo a un hombre cercano me quede allí plantada sin atreverme a moverme mucho.
-Ho...hola. Si, me encuentro...bien ¿y usted?...
Dije sin mas viendo hacia donde se dirigia su mirada. Mi espada¿ queria quedrse con ella? Mas le valia que no, era lo unico que me quedaba de mi hogar.  Pero pude notar en su voz dulce y bella  que solo pretendia darme confianza. Era mujer, quizas ella me entendiera. Me cayó mejor aun cuando dijo que mi espada estaba maltratada, igual que mi aspecto. Llevaba un largo viaje y por suerte no habia tenido que usar la espada. Pero no estaba mal cuidada, simplemente...olvidada. Tal como habia mencionado ella. Quizás sabia quien era y me decia que ya todos se habian olvidado de  mi, pero algo me decia que en aquellas tierras apenas conocerían mi reino.
-Llevo muchos dias viajando para llegar aquí, estoy cansada, sucia y algo quemada. Y acabo de llegar hace poco tiempo. En cuanto pueda... espero poder asearme y comer. Despues, me dedicare a dar el brillo que se merece a  mi katana. Mis disculpas si verme a mi o a mi espada  en este estado la ha resultado molesto. no pretendía molestar a nadie.
Respondi con decision y honradez en mis palabras. Estaba nerviosa, pero seguia teniendo un poco de instinto para tratar con la gente importante. Entonces vi como ella miraba a otro lado, para prestar atención a algo diferente. Apenas podia ver por mi altura, por lo que me aleje un poco del mogollon de gente para situarme a un lado de la guerrera Tomoe y logré ver un pico de una lanza sobresaliendo por entre la gente.
-Es peligroso ir así...podria lastimar a alguien.
Comenté para mi misma esperando que no fuera uno de aquellos guardias que seguian persiguiéndome para derrotar a mi padre. Por ello mire a tomoe para despedirme, simplemente le dirigí una mirada y salí corriendo para esconderme en una calle estrecha entre varias cajas de madera.

Toda amabilidad fue que Tomoe se había acercado a esa chica para entablar una conversación con ella, aunque parece bastante nerviosa en su modo de actuar, si mirar e incluso su voz. Le pareció extraño a la samurái-ko, después de todo ella no tiene una mala reputación y su aspecto dicta mucho de ser un aspecto intimidante, de hecho ella cree que se ve linda y dulce, amable, no alguien que puede intimidar a otros con su presencia o su accionar. La respuesta a su saludo llego al menos de modo tímido y amable, de hecho la jovencita le sigue la conversación con normalidad de palabras, eso animo a Tomoe a mantener su hablar con ella.

-Bueno, eso me alegra, viendo la forma de comportarte uno puede dudarlo son seguridad. Yo estoy jovencita, gracias por preguntar.- Acompaña esas últimas palabras con un dulce gesto al ladear apenas la cabeza hacia su derecha-Así que tu también acabas de llegar de un largo viaje, esa es una coincidencia nuestra ya que yo también acabo de regresar a mi país. Su espada en si no es una molestia, pero si alguna vez tuvo parientes samuráis o si esta aun emparentada con uno estaría claramente trayendo deshonor a su familia. Entre nosotras, consejo de mujer a mujer no olvide mantener su autoestima y auto respeto en lo alto- Cierra sus ojos y sonríe, para luego abrirlos de nuevo y observar a la chica a quien parece animar e instruir al mismo tiempo, después de todo siente mucha estima por los guerreros honrados y más si estas son mujeres. Extrañamente la conversación llego a su final y Tomoe quedo sorprendida con la mano a media levantar despidiéndose de manera estrepitosa de la joven que se fue de allí rápidamente. Pero esa despedida dio lugar a otro encuentro, en este caso con una chica más jovencita aun que la anterior también armada ¿Qué le pasa a todo el mundo ese día? ¿Qué será lo próximo? ¿Una menos de 10 años armada? Esa niña se acerco hacia ella sola sin nadie que la acompañara y comenzó la conversación con un simple y practico “buenos días”, algo que la dama Tomoe no tardo en responder.

-Ohaiyo Mimi-chan, bienvenida a la Dinastía del Dragón. Aquí hay varios sitios, dependiendo del dinero que puedas pagar serán más completos o no. Otra forma de obtener un buen servicio es teniendo una buena reputación o un allegado con buena reputación.- Explica con amabilidad a la niña mientras observa su clase de parada, alguien entrenada como ella reconoce claramente cuando alguien está a la defensiva, mas si también usa lanza como esa niña. –No quiero ser grosera Mimi-chan, pero no soy una amenaza como para que estés a la defensiva…Además, ten cuidado como te comportas ante otro samurái pues puede que se tome tu postura como una ofensa o invitación al combate, es solo un consejo de alguien que solo quiere ayudar-Se lo explica con una sonrisa dulce y usando un tono de voz acorde a sus intenciones, pues hay toda clase de samuráis y nunca falta el que gusta del combate y de la sangre sin importarle de donde provenga esta última.

El tiempo que estuve con aquella guerrera me dejo con ganas de conocerla, de preguntarla si podria enseñarme a luchar. Pero debia huir ya que mis enemigos podian estar alli y aquella lanza podia ser el arma de uno de ellos. Fue estraño, pero debia asegurarme. Mas tarde me encargaria de buscar a aquella guerrera, era famosa y de aquel pais, no seria dificil encontrarla y preguntarla por un buen medico. Fue realmente bueno que se dirigiera a mi con aquello como consejos, tenia mucha razon en aquello. Pero apenas tuve tiempo de responder ya que sali corriendo.

Una vez en el callejon saque mi katana y la mire con orgullo a pesar de saber que en su momento la habia robado del gran salon, por lo menos aquella segunda vez. Y gracias a ella logre huir aquella segunda vez, bendita espada. La comence a limpiar y afilar dejandola como nueva.
-nosotras no llevaremos deshonor a casa. Simplemente encontraremos la cura y volveremos a casa. Entonces seremos bien recibidas y papa nos vera dignas de gobernar. No tendra problemas y no nos intentaran matar.
Dije a la espada decidida y viendo mi reflejo en su hoja.
-Necesito un buen baño...
Dijeami misma mientras ojeaba para ver si pasaba la guerrera tomoe. En poco tiempo la buscaria y pediria consejo. Me caia bien y me fiaba de ella. Era mujer y honorable,seguro podria contarla mis problemas y alomejor recibiria algo de ayuda.

Se alegro mucho Tomoe de que la pequeña Mimi allí junto a ella no se tomara sus consejos con mala actitud, después de todo su única intenciones es la de ayudarla a pasar bien el rato que ella permanezca allí en la Dinastía del Dragón. Sus consejos espera ella la ayuden a crecer, ve rasgos orientales en ella, y ve algo mas, no sabe que exactamente pero a pesar de sonreír y en la inocencia de ambas algo le hace mal, no lo comprende, pero que no lo comprenda no significa que no lo sepa. Se le olvido un poco todo eso al ver a la niña sonrojada, como mujer que es su instinto maternal es fuerte y verla así pues la anonadada.

-No te preocupes por ello Mimi-chan, no son necesarias las disculpas ya que no hiciste queriendo- Ella sonríe y mueve las manos despacio hacia el frente en negación, no es necesario que la niña se martirice por un simple error que cometió a causa de su desconocimiento actual. –Vaya, creo que si bien te han enseñado bien eso ha sido un poco exagerado de su parte…Si vives tan al límite siempre podrías terminar paranoica, y cometer errores que de otro modo jamás hubieras cometido-A ella le enseñaron muy difícil, el camina del samurái es el del honor, de la cortesía, de la compasión y el valor, la lealtad y la sinceridad, por esa razón si bien un samurái está preparado para afrontar la batalla en cualquier momento no deja de ser cortes y sumamente amable. –Jejeje que niña más amable y considerada ¿Crees tú que ha sido mi día de suerte?- Pregunta Tomoe muy divertida ante la invitación que la pequeña Mimi le acaba de ofrecer. Luego la mira unos momentos sorprendida, y tras un leve sonrojo bajo la cabeza a modo de disculpas. –Y esto demuestra que no importa cuánto tiempo pase ni cuanta experiencia se tenga, los errores más básicos se pueden seguir cometiendo como si fueran del primer día. Mi nombre es Tomoe gozen y me disculpo, debí haberme presentado inmediatamente luego de haberme dicho tu nombre, y en mi prisa por aconsejarte se me paso por alto el presentarme…-Vuelve a sonreír luego de su presentación y su disculpa mirando por encima de Mimi.- Con mucho gusto y honradez acepto tu invitación Mimi-chan, pero no te preocupes, soy una samurái y una mujer adulta, yo puedo hacerme cargo de ti si quieres por un tiempo, hasta que aprendas a manejarte mejor aquí en la Dinastía del Dragón ¿Te parece bien esa idea pequeña Bushi?-Ahora es ella quien entre sonrisas  le ofrece algo más que consejos, le ofrece guía y protección como guerrera y como mujer, como combatiente y con calidez humana, que si bien ella es guerrera de lo ultimo tiene mucho y de sobra.

Habia pasado un tiempo desde que habia visto a aquella guerrera y ya era momento de comenzar de nuevo. De salir de mi escondite. Me coloque mi capa subiendo mi capucha y ocultando mi cara. Despues sali de aquel callejon para buscar a la guerrera. Esta vez, con tomoe habia una niña posiblemente mas pequeña que yo y sin miedo me acerque, dandome cuenta de que ella era la portadora de la lanza. Me acerque y una vez cerca mire a tomoe con culpabilidad.
-Yo...mis disculpas por haber salido corriendo de aquella manera.Es que... tengo problemas y..hay gente que me sigue.
Dije por lo bajito y mirando a la chica pequeña.
-Hola...es un placer conocerte.
Dije sin querer revelar mi nombre y cruzandome de brazos. Luego mire a Tomoe de nuevo.
-Podrias...¿ayudarme a ser como tu?...

Tras un tiempo de haber entablado conversación con la pequeña Mimi parece que todo está mas que bien entre ellas dos, por lo visto la niña es sumamente simpática y agradable, y Tomoe siempre trata de agradar a los demás con buena educación y una hermosa sonrisa, eso suele facilitarle mucho las cosas en cualquier circunstancia. La pequeña niña sonríe y acepta su invitación, toda ella, ir al baño a asearse y quedar a su cuidado, por lo que Tomoe ya se apresuraba a tomar a la pequeña de la mano cuando la joven que había huido de allí de prisa regreso tan rápido como lo hizo durante su partida.

-Me alegro mucho Mimi-Chan…Y hola de nuevo, me alegra saber que regresas a conversar con nosotras…Y si tienes problemas de ese tipo puedes hablarlo conmigo, veré que puedo hacer por ti samurái-san- No sabe exactamente si es una samurái como ella o no, pero ante la duda prefiere hablarle con respeto. Ellas se saludan y Mimi tiene una gran idea, Tomoe acompaña la misma con un gesto afirmativo de la cabeza aunque se sorprende ante el pedido de la chica.

-¿Ser como yo? Eso es algo inesperado…Hay mejores samuráis que yo para tomar de ejemplo a seguir…Aunque creo que soy la única que está al alcance de tu mano en estos momentos…Así que si gustas ven con nosotras, te sentirás mejor luego de un buen baño en buena compañía, ya luego me explicaras mejor que es exactamente lo que esperas de mi samurái sin nombre-Acepta el llevarla con ella, pero resalta el hecho de que a pesar de haber hablado ya bastante y de incluso pedirle ayuda ella nunca ha revelado su nombre, algo que puede dejar pasar en las personas comunes, pero si ella es un samurái tiene que presentarse en algún momento o sus palabras perderán creatividad dejando muy mal parada a su etiqueta.

-Bien valientes y hermosas guerreras, si ningún tiene nada negativo para decir de esta reunión ni de nuestro destino allí vamos- Señala hacia un lugar donde hay varias casas, seguramente alguna de todas ella sea alguna posada donde tendrán un sitio donde asearse a gusto.

Mire a Mimi hacer una reverencia y correspondi a ella haciendo otra sin darme cuenta que mostraba algo mas de soltura de lo que deberia para una persona de la calle.
-Sera un placer ir con vosotras Mimi Houllier y Tomoe-san.
Dije con una sonrisa y haciendo otra reverencia hacia tomoe. La que parecio sorprenderse por mi peticion. No era el lugar para hablar de mi pasado, po rlo que ignore el tema en un principio viendo como acababa hablando para hablar del tema en otro lugar. entonces con su ultimo comentario me di cuenta que no habia dado mi nombre, pero alli...quizas era peligroso.
-Aceptare con gusto vuestra invitación, de hecho..necesito un buen baño. Y Tomoe-san...por el momento eres la mejor samurai que he visto con mis ojos.
Dije sonriente y feliz. Luego mire buscando espias o asesinos, pero yo no sabia como buscarlos, por lo que acababa mirando a Tomoe de nuevo sin saber si decirle o no mi nombre.
-Podeis llamarme Yuko.
Dije sin dar mas explicaciones, en un lugar mas solitario hablaria con ellas sin problemas. Tras lo que dijo Tomoe mire sonriente a mimi y avance hacia donde Tomoe habia señalado.

El comportamiento de la joven samurái allí presente es muy raro, no le gusta mucho esa situación, pero de momento será tolerante y comprensiva Tiene clara educación aunque no la aplique mucho, pero por lo visto Mimi se lo toma bastante bien y sin problemas. Claro que al ser una niña pequeña tal vez no entienda mucho y pueda ser engañada fácilmente, es su obligación protegerla de engaños al estar ella a su cuidado. Un leve sonrojo se hizo presente en las claras mejillas de Tomoe ante el cumplido de la chica, aunque no cree que sea así, los samurái suelen ser respetuosos, tal vez no tan cálidos pero la mayoría son un muy buen ejemplo para los demás.

-Gracias por el cumplido Yuko, pero está claro que me estas mintiendo…Y espero que cuando estemos a solas me digas la verdad, de otra forma tendrás que alejarte de nosotros ya que como samurái que soy no ejerzo la mentira ni tampoco apoyo a los mentirosos ¿Queda claro señorita?- Para decirle algo tan serio es extraño que se mantenga sonriente, pero ese modo algo tan serio no pasa a ser doloroso ni tan autoritario.
Avanzan con paso tranquilo por las calles de la ciudad y en dirección hacia donde Tomoe ya ha señalado anteriormente llegando en pocos minutos a la posada que ella ha elegido para pasar el día juntas las tres.

Spoiler:

El lugar es claramente bonito, el frente es amplio y limpio, se puede ver dentro que está todo muy ordenado y que hay gente bebiendo o pasando el rato sin preocupaciones.

Spoiler:

Dentro del mismo notan que pueden comer bajo techo o en el patio para mayor frescura, estando incluso el patio bien iluminado y cuidado.

-Este lugar es muy bonito, debe salir sus buenas monedas pero estoy segura de que vale la pena el gasto-Mientras comenta sobre ese lugar va buscando lugares donde puedan sentarse todas juntas, aunque la prioridad allí de seguro será primero el baño y después la comida o simplemente tomar algún refresco y descansar todas en compañía.

Sonrei ante la rapida aceptacion de ambas y la idea de irnos aun lugar mas tranquilo a hablar. A lo que mire a Tomoe algo triste. Queria contarselo, pero aquel no era el lugar. La mire algo tocada, esperaba que no fuera como los demas. que tuviera algo de paciencia y supiera escuchar.
-Yo.. no estoy engañando a nadie...Digo la verdad.  Pero para contar mas... quiero hacerlo en privado.
Dije sincerandome mas con ella y mirando al suelo avergonzada. No queria ser menos que nadie pero tampoco podia decir en un principio que habia dejado mi reino abandonado por muchas cosas. Necesitaba primero pensar en ello por mi misma y despues contarlo sin romper a llorar. Habian pasado años y ni siquiera sabia si mi hermana seguia viva o muerta. Mire a un lado escuchando la bronca de tomoe por pentir con ganas de gritarla y repetirla que no era mentirosa, pero simplemente me mantuve callada y con algo de recelo la respondi.
-Si, quedo claro Tomoe
Respondi molesta. Me caia bien, pero odiaba que me controlaran. A pesar de todo lo malo que habia aprendido por ser rebelde, aun seguia siendolo. entonces al andar vimos varios sitios sin saber cual era mejor aunque todos eran bonitos y las segui buscando mas sitios. A mi parecer el mas bonito era el primero, dinero tenia aun para aquello, o eso esperaba.
-A mi me sigue gustando mas la primera posada que vimos, eso si...tengo dinero, lo que no se cuanto se necesita para poder entrar ahi dentro.
Dije a Tomoe ya que era la mayor y mas debia de entender de todo aquellos.

Demuestra tener mucha paciencia la bella samurái, le dará la chance a Yuko de que se explique en privado y espera de verdad. La chica demuestra tristeza en la mirada, y lamentablemente Tomoe es muy débil a esos sentimientos…Tristeza, dolor, angustia, el llanto, esos sentimientos afectan fuerte y fácilmente el corazón de la samurái siendo fácil de engañar si se lo proponen…Y si no, y sino de todas formas ella se ablandara de sobremanera ante las personas que se muestren así frente a su persona. Le rozo una mano con la suya a Yuko quien había bajado la mirada, le sonríe amablemente y se lleva a la niña Mimi tomada con la otra mano demostrando así ser ella una persona muy afectuosa a pesar de ser una chica mayor y de estatus social guerrero y noble discrepando mucho del resto de los de su clase.

-Jejeje, Mimi-chan tiene razón, no deben preocuparse mucho por el dinero, hay que disfrutar de lo bello de la vida mientras sea posible, en este caso yo puedo hacerme cargo del gran parte del gasto así que no se preocupen demasiado y relájense ¿Si?- Visto de esa manera parece una hermana mayor que saca de paseo a sus hermanas más pequeñas, algo muy gracioso si lo piensan de ese modo. – Nuevamente la más pequeña tiene razón, solo síganme y no se preocupen- Toma asiento en un lugar para cuatro mientras señala las sillas a sus acompañantes para que no la dejen sola y esperar asi a que se acerquen a atenderles, algo que no tarda mucho en suceder, después de todo los atuendos y el porte de Tomoe son los de alguien de alta clase y a esa gente no se las hace esperar para nada en ningún lugar. El joven que se acercó a atenderlos miro sorprendido a Henshury que tiene un aspecto algo zaparrastroso como para andar con gente como esa, pero de todos modos sonrió y saludo con respeto a los allí presentes.

-Buenas tardes samurái-Sama, buenas tardes señoritas ¿En qué les puedo servir?- De ese modo les atienden de una forma realmente muy educada.

-Gracias señor, me gustaría…Te frio para las tres y unos onigiris para acompañar si no es mucha molestia- Tomo las riendas de la situación Tomoe haciendo uso de su educación y estatus de samurái, un estatus muy privilegiado en ese país. El joven se retiró tras saludarlas y quedaron las tres solas en esa mesa para conversar a gusto a menos por un tiempo.

-Espero mi decisión les parezca acertada, pues el té y el arroz es muy rico ¿No?- Ella cree que su pedido fue un buen pedido, pero eso es algo que solo las allí presentes pueden asegurar.

Estaba trise, muy triste y ella, la gran guerrera samurai no podia confiar en mi. Cuando aspire aire con fuerza para evitar que unas lagrimas y algun moco cayera por mi carasenti que ella rozaba mi mano para llamar mi atencion. al mirarla ellasonrio como si nada y no pude evitar sonreir y unirme a ellas en la caminata. al llegar al lugar saque una pequeña bolsa con unas monedas de oro de otra region y se las di a tomoe.
-coge las que necesites...espero que sirvan.
dije sin saber si valdrian o no en aquellas tierras ya que aun no habia probado a pagar enserio nada. Simplemente cambiaba lo que queria por "oro". ahora el tema de "oro" quizas no serviria para comprar, aqui al parecer lo que mas importaba era el tipo de moneda de oro. aunque sin conocer nada alrespecto debia esperar y callar. esperando que Tomoe cogiera lo que necesitaba.
-,tienes razon Mimi, por un dia especial no pasara nada.
Al final nos sentamos en una mesa y todo fue como a seda, de hecho solo recibi una mala mirada y nada mas.Tomoe pidio nos onigiris y un te, lo que me hizo darme cuenta de que su cultura no era diferente a la mia. no pude evitar pensar en ello con hambre y como consecuencia de ello mi tripa rugio. Mire a mis dos compañeras algo sonrojada y sonrei.
-Hace mucho tiempo que no lo probe. Me encantaban los onigiris de pequeña, eran mi plato preferido.Pero hace años que no lo pruebo. Me encanta tu eleccion.
dije sin pega ninguna¿que pega podia poner a algo asi?

Por lo visto ninguna de las allí presentes tiene nada que objetar sobre las decisiones de la honrada samurai que esta allí en calidad de guía y protector, papel que le encanta llevar a cabo, en especial cuando se trata de gente menor que ella pues se siente súper bien haciendo el bien a los demás, a los que más necesitan. Yuko ofreció varias monedas de oro para colaborar con los gastos que se generen ese día y Tomoe con respeto tomo dos de esas monedas de oro.

-Gracias Yuko-san, con esto será suficiente de momento, si tenemos suerte nos hacen descuento por ser lindas y amables jejeje-Se pone colorada al decirlo pero es bien cierto que a las chicas como ellas les suele ir mejor cuando se trata de favores o ciertos mimos. -Aunque de seguro tenemos más posibilidades una vez que ustedes mis lindas protegidas estén debidamente bañadas y vestidas acorde a este lugar-Un cliente con prestigio lleva más prestigio aun al sitio que elige para pasar su tiempo, por esa razón esa clase de lugares trata realmente bien a los clientes de alto perfil siendo Tomoe claramente esa clase de persona, la cual al estar acompañada de dos respetables señoritas sin dudas le ira mucho mejor no solo allí sino también en toda la ciudad. Se sorprende de que Yuko no haya probado onigiri desde su niñees, y más aun de escuchar que Mimi no los había probado nunca en su vida.

-Chicas...Es solo arroz con sémola...No es algo muy difícil de conseguir por aquí, incluso fuera del país es fácil de conseguir-Menciona ella muy tranquila mientras come con ellas y sirve algo de zumo de frutas bien fresco recién exprimido. -Luce delicioso-Comenta antes de comenzar a beber de la rica fruta exprimida.

-Ustedes no deberían viajar solas, es peligroso para una mujer incluso si esta armada-No puede evitar decírselo, pero es muy extraño que los padres dejen ir a sus hijas por el mundo así como así.

No pude evitar reirme con el comentario de Tomoe de como por ser lindas nos harian un descuento. Pero eso lo odiaba. Reglas tontas inventadas por hombres. Esa parte del mundo que tanto evitaba. Todos eran mezquinos y mentirosos. Se dejaban engañar facilmente, y buscaban crear leyendas sin apenas hacer nada. Sin embargo los temia. Eran fuertes y solian estar bien entrenados para la batalla. Mientras a las mujeres solo se las enseñaba a comportarse bien delante suyo. Cuando vi al hombre que vino con la comida tarde unos segundos a que se marchara y alejara, siempre alerta, y entonces empece a comer con ansias.
-Gracias a ti por invitarnos a venir.
Dije viendo como incluso ella hablaba de lo mismo. Como mi madre hablaba de vestirse y ponerse lianda por el lugar conde estabamos. Y eso no me hacia mucha gracia. Sin embargo por una vez estaba de acuerdo. Echaba de menos ponerme esas ropas que siempre guardaba en la mochila, suaves, ligeras y coloridas. Y poder porfin quitarme todo ese barro y suciedad a la ropa que vestia durante semanas. Entonces escuche lo que dijo Mimi y la mire intrigada.
-¿de otro mundo? ¿a que te refieres con eso?¿hay mas mundos?
Dije con cara de inocencia y las manos llenas de arroz. Luego mire a Tomoe cuando hablo y suspire, debia empezar a contarlo en algun momento. Y posiblemente aquel era el mejor.
-Yo...hui de casa... Mmm...me llamo Henshury, y en otro lugar lejos de aqui soy...digamos que... ¿importante?...
Dije mirandome las manos nerviosa. Y a la vez mirando a ambos lados alerta, no queria que nadie apareciera ahora para matarme. No me atrevia todabia a decir que era una princesa, ni que me seguian cazarecompensas para destruir un reino.
-Era pequeña cuando mi padre quiso casarme y por miedo hui...Un dia volvi y...mi hermana estaba muy enferma. No sabia nadie como curarla y todos pensaban que alli estaba la cura. Sin embargo... yo decidi marcharme de nuevo a tierras lejanas. Y estoy buscando un buen doctor que pueda curarla. Pero en realidad en mi viaje todos son unos mentirosos. Nadie en verdad saben como curarla y me dan remedios que en mis tierras ya se probaron y no funcionaron. Espero que...no me culpeis por...haber abandonado mi casa.
Dije tristemente bebiendo algo de te y esperando que a ninguna de ellas le sonara mi nombre. Aunque estaba lejos, siempre podrian haber escuchado algo.
-Ni por haberos dicho un nombre aparte. No suelo fiarme de la gente...luego me engañan.
Respondi algo triste y mirando los posos del te con la mirada perdida. ¿seguiria bien mi hermana?...deseaba que asi fuese.